♡ → Capítulo vigésimo tercero (segunda parte)

Que no cunda el pánico (déjenle eso a Kihyun) Volví con el smut que tanto ansiaban, o algo así. Se suponía que esto no debía ser tan largo, pero mis ideas escalan a niveles insospechados y bueno, al menos agradeceré que tengo mucha creatividad para escribir cosas así. Estoy satisfecho con el resultado, no obstante, esto terminó siendo tan extenso que tuve que optar por dividirlo en dos partes, la cual espero estar subiendo más tardar mañana cuando mi beta reader termine de revisarla. Espero de verdad disfruten el leer esto tanto como yo disfruté escribiéndolo, sin más que decir... 

¡Arriba el Showki!

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En ese momento mientras era arrullado por la música que provenía de sus cuerpos, en ese momento que creyó adherirse físicamente a Kihyun... en ese preciso lapso de tiempo su alma la consideró completa. Porque si bien no habían hecho más que besarse para avivar el ambiente, el joven sentado a horcajadas en su regazo era todo cuanto pudiera haber anhelado en su existir. La presencia de Kihyun como ninguna otra en el mundo, le hacía sentir vivo, feliz.

A sus labios entumecidos de tanto roce los acariciaba la corta y presurosa brisa que eran los jadeos de Kihyun. Llevaban rato diluyéndose en el otro entre mimos que sus manos guiaban, recordando así cuanto hubiesen explorado en el otro la primera vez, y es que a pesar de la ropa que todavía vestían y de las ganas que se traían, no parecía existir la prisa.

Tendrían el merecido tiempo para redescubrirse, además de mucho amor que darse por largo rato. De quererlo (y vaya que lo querían), podrían pasar la noche en vela afianzado lazos a la fuerza que rindieran sus cuerpos que parecían nunca quedar satisfechos.

-Kihyun...

Jadeó justo después de echar la cabeza hacia atrás, reposando cómodamente sobre el respaldar del sofá. El pelirrojo había descendido desde hacía rato a su cuello entre toquecillos que con la lengua y los labios plantaba sobre su piel, aquello por sí solo no era suficiente para desarmarle pero era una muy buena iniciativa que sin dudas le facilitaba mucho placer.

Pero entonces, cual relámpago a su mente llegó una particular reflexión. La situación se le antojaba como un 'deja vu'. Habían sido él y Changkyun en un pasado remotamente cercano, ellos en una situación demasiado similar; sin embargo, existía una significativa diferencia entre ambos sucesos, y era que eso, lo que ahora hacía y con quién lo hacía era irrefutablemente, lo correcto. Kihyun era certero en su vida, lo que necesitaba, el presente y el futuro que anhelaba para completarse. Kihyun estaba bien, se sentía bien.

Podía finalmente coexistir con tranquilidad en el limbo de una relación sentimental, ardiendo a su vez en la flama de su sexualidad.

Además, esta vez sí había dicho el nombre correcto.

-Extrañé esto... te extrañé a ti.

Escuchó decir al menor, quien ésta vez encajaba sus dientes al costado de su cuello a modo de una caricia juguetona. Sentía el deje de lascivia subrayando las palabras del otro, lo traviesa que comenzaba a tornarse su actitud conforme pasaban los segundos, y éste se adentraba en el compromiso silencioso que llevaba para consigo hacerle estremecer.

O más bien enloquecer, porque Kihyun podía hacer lo que quisiera y él se estremecería igual. Ya de por sí la confesión ajena (aquel irremediable 'innuendo sexual'), había logrado dar un vuelco a su corazón y, por reflejo sus manos que antes acariciaban los muslos ajenos pasaron posesivamente por toda la silueta del otro hasta posarse la diestra en el cuello y la zurda en la cintura del protagonista de sus sueños. Teniéndole bien sujeto no tuvo siquiera que llamar a su adverso para obtener su atención.

-También extrañe esto, también te extrañé a ti.

Prolongó el juego entre ambos, poniendo énfasis en los mismos lugares que el pelirrojo. Su mirada la sospechaba intensa, pues tan pronto el joven hubo descubierto su vigilancia sintió el temblor que se propagó por el cuerpo ajeno. Kihyun ahora le sostenía empuñando la tela de su vestimenta, pegándole inconscientemente a su deseoso ser.

-Si tanto me extrañaste... entonces tócame. Hazlo, Hyung.

La mezcolanza de autoridad con el titubeo de necesidad, hacía una vez más que la voz del barista fuese única. Por nada del mundo le iba a penar doblegarse a la voluntad de ese canto.

Se inclinó para besarle en los labios, húmedo y con intención. Luego con el mismo vigor se fue trazando preciosa y bien definida mandíbula ajena con la lengua, hasta en una inhalación embriagarse con el vestigio de perfume que emanaba de la piel del menor.

-No sueles usar perfume... ¿te lo pusiste por mí?

Quizá había sido arrogante al hablar así, pero muy a sus adentros esperaba que la respuesta fuese un 'sí'.

-Mmm... sí. Y-yo... quería que esta noche fuese especial.

"Bingo."

Se detuvo por lo que a su parecer pudo haber sido un minuto o una fracción de segundo al oír a su opuesto. Claramente, le abrumaba (de buena manera) el cómo ambos parecían actuar en sintonía. Porque él también había puesto lo mejor de sí para que esa velada fuese especial.

-Cualquier momento que me permitas compartir a tu lado es especial, Kihyun.

Murmuró con honestidad aunque fuese palpable el desespero en su voz. No quería enmascarar su propia necesidad cuando el barista le aventaba sus emociones con tanto descaro. Sus labios imprimían cada vez más seguridad en las caricias que dejaba sobre la piel a su alcance, la lengua tan importante, humedecía, y todo en conjunto hacía una danza erótica sobre el cuello de Kihyun, quien pareciendo inconforme le rogaba por más.

-H-hyung... eso es demasiado cursi.

-Ya hablamos de lo mucho que te gustan mis cursilerías, ¿o no?

Dijo en medio de una corta risa, más bien una entrecortada exhalación.

-S-sí, sí... pero... joder, Hyunwoo. Te necesito.

Estaba seguro de que con cada latido que su corazón daba el aire se volvía más denso, casi insoportable de respirar, por eso ahora solo respiraba de Kihyun y de su insaciable necesidad.

Dejándose de rodeos, atendió con fiereza a las exigencias de su amante. Le buscó para besarse una vez más, despiadado, al chuparle la lengua y los labios hasta dejárselos imposiblemente hinchados, mientras sus manos hacían el trabajo de soltar el cinturón y el broche de los pantalones ajenos. No había querido tocarle antes porque a la minúscula parte masoquista de su persona le encantaba apilar su paciencia y la del menor hasta hacerla añicos y reventar, justo como ahora que sus manos impávidas se colaban entre prendas buscando calor, buscando piel, carne que pudiera palpar hasta detonarle.

Sin embargo, algo no estaba bien o más bien, algo no estaba en su... ¿lugar? Sin miramientos, culminó el beso recibiendo un sonido de inconformidad por parte del menor al instante, quiso reír pero tenía primero que ver con sus propios ojos lo que sus manos estaban sintiendo.

-Kihyun, bebé. Acaso... ¿te depilaste?

Preguntó intrigado, aunque la respuesta ya fuese bastante obvia. No es como si en esa posición pudiera hacer mucho por quitar de su camino los pantalones y la ropa interior del pelirrojo, pero desde su perspectiva ya no se asomaba la cúspide de los vellos que antes le habían parecido sensuales. Sus manos seguían repasando el lugar sintiendo la piel tersa, los escalofríos que a pesar de todo erizaban la piel del menor.

-Y-yo... sí. La otra vez... me dio algo de pena porque tú. Ahg... Hyung no me hagas hablar de esto, ahora me siento tonto.

Alzó las cejas y rápidamente movió su cabeza para negar, retirando sus manos de aquel lugar para así envolver a Kihyun en un agarre que pretendía transmitirle seguridad.

-No, no. Kihyun, espera. No me molesta en lo absoluto, es decir, con o sin vello te encuentro igual de atractivo, sensual incluso. No tienes que apenarte por algo como eso.

Quiso reír por la tan graciosa mueca de pena en la que se había deformado el rostro ajeno, pero logró mantener la calma y en vez de ello sólo sonrió, llenándole las mejillas y los labios al otro con besos cortos. Era gracioso como Kihyun parecía perder su adultez entre sus brazos, era un cambio tan natural que lo colmaba de admiración, porque jamás en su vida había visto semejante suceso.

-Pero, Hyung. Tú siempre estás tan... prolijo. Dios, la primera vez no tenías nada y tu piel y...

-Es una costumbre que adopté desde la adolescencia, no tiene que ver nada con mis gustos hacia otras personas, Kihyun.

Sintió al menor relajarse notoriamente entre sus brazos, y sólo entonces volvió a aventurar su mano en el lugar que había dejado olvidado, sonriendo a sus adentros cuando a pesar de toda la vergüenza que pudo haber sentido el barista, su excitación seguía allí esperando a ser atendida. Le masturbó despacio a penas presionando la palma de su mano, incitando al otro a moverse contra esta mientras volvía a amansarle el cuello en lamidas y succiones.

-S-sólo quería verme bien p-para, ah... ti... mh...

-Siempre te ves bien, aunque no te fuerces, bebé.

-A-ah... Hyung.

Observó desde su lugar los pómulos ardientes de su opuesto, sus ojos entre-cerrados y como sus labios se apretaban al intentar acallar sus jadeos en vano. Kihyun ya estaba hecho un desastre y aún no hacían nada relevante.

Las caderas del menor se empujaban marcando un ritmo más consistente que el de su mano, y por su parte sólo se dejaba mientras Kihyun se deshacía sobre sí acariciándole y brindándole de su calor, pero nuevamente el relámpago que a la penumbra de su mente acechaba, hizo su aparición con una realización.

-¿Bebé?...

-¿S-sí, Hyung?

Hizo una pausa para aclarar su voz, porque de sólo pensar en lo que le iba a preguntar al pelirrojo, ante la sola idea de lo que eso conllevaría sentía su excitación ir en ascenso.

-Aparte de depilarte... te 'limpiaste' antes de venir aquí, ¿no?

Hubo una pausa entre ellos que se le antojó ansiosa. Kihyun ahora apoyaba la cabeza en su hombro y sin dejar de moverse, pudiendo sentir el agite de su respiración, le escuchó.

-S-sí...

Perfecto. Esa temblorosa y apenada declaración era todo lo que necesitaba saber, era su luz verde.

Buscó sacar al menor de su escondite y sin darle tiempo a reproches unió sus bocas una vez más. Con más ardor, con más pasión, más protagonismo del enredo que eran sus lenguas dentro y fuera, batallando por dominancia. Soltó un gruñido de satisfacción cuando la rodilla del menor presionó contra su erección, codiciaba las atenciones del otro, pero su momento tendría que esperar. No se olvidaba que Kihyun era el cumpleañero después de todo.

-De pie. Ponte de pie, bebé.

Ordenó en un tono grave de voz. El menor aunque confundido y sin querer despegarse de sus labios, acató al comando y con las piernas temblorosas se colocó de pie frente a él.

Se arrimó hacia la orilla del sofá cuando tuvo a Kihyun entre sus piernas y sin previo aviso hundió su rostro en el vientre ajeno. Olisqueó la ternura a la cual se presionaba, besó y lamió para después morder hacia la pelvis y de regreso a donde ahora solo se vislumbra una piel perfectamente depilada. Con la lengua trazó un camino tibio hasta la base del falo y, a sabiendas de la inestabilidad del menor por sus atenciones, le sostuvo con más fuerza de las caderas para mantenerle en su lugar antes de llevar la boca a la punta hinchada de aquella hombría.

-H-hyunwoo, Hyung... n-no...

Le puso fin a las palabras del pelirrojo tan pronto su lengua le dio al falo la misma atención que primeramente le había dado a la boca o al cuello del menor. Chupó con ahínco, saboreando más de Kihyun, el gusto tan grato, el sabor de su amante. Hundiendo la lengua en cada hendidura, jugando a dibujar círculos para desesperar al otro.

-¡Hyunwoo! ¡A-ah... ahmmh!

Le era imposible ignorar el cantico del joven y los sonidos que su propia boca hacia al moverse con calma de arriba hacia abajo, tomando cada vez más de esa longitud dentro de su cavidad. A él le gustaba dar y recibir sexo oral, pero con Kihyun todo parecía intensificarse, lo que era un gusto ahora se tornaba una necesidad. Aunque fuese demasiado lascivo, demasiado sucio igual continuaba, volvía a enredar la lengua, presionaba con ella y volvía a chupar.

Todo cuanto pudiera hacer para dar incentivo al pelirrojo, quien finalmente se decidía a tirar de sus cabellos e impulsivamente arremeter contra su boca en tímidas embestidas mientras jadeaba y se retorcía entre sus manos. Finalmente y desde que había comenzado su labor, abrió los ojos y echó una mirada al placer que inmortalizaban las facciones del joven, su cabeza echada a un lado, su boca entreabierta mientras gemía y repetía cualquier incoherencia... Kihyun era su perdición.

Pero no podía quedarse nada más con eso, no. Así como la primera vez, sabiendo que el menor le lanzaría algún reproche o maldición, tan pronto sintió los espasmos en el vientre del otro fue dejando el ritmo consistente que venía construyendo hasta dejar aquel miembro salir de su boca en un sonido audible, algo similar a un 'pop'.

-¿P-por qué siempre tienes que ser así?

Lloriqueó el menor, a quien consideró mental y físicamente agotado. Se lamentó por hacerle pasar por tanto 'sufrimiento', pero dentro de sí sabía que lo que haría a continuación le resultaría mucho mejor al barista.

-Valdrá la pena, lo prometo.

Respondió con una sonrisa y un guiño que hizo al menor gruñir irritado.

Soltó una pequeña risilla y antes de que el otro siguiera protestando, dejó más besos cortos sobre su vientre mientras le ayudaba a despojarse por completo de sus ajustados pantalones y de su ropa interior. Una vez le tuvo desnudo de la cintura para abajo se incorporó, colocando sus brazos en torno a la cintura ajena, dejando un pico en sus labios.

Ahora sí sería su momento de brillar, lo anterior había sido sólo el preámbulo. Le daría otro regalo no previsto al menor, algo que jamás sería capaz de olvidar.

-¿Confías en mí?

-Yo... claro, sí. P-pero...

-No hay peros ni preguntas.

Le respondió coqueto, tomándole de la mano para llevarle a un costado del sofá. Robó un último beso de los labios ajenos, y luego le dio la vuelta dejándole de cara al mueble. Con sutileza sus manos acariciaron la cintura del menor ya al pegarse a su espalda. Alzando la única prenda que ahora guardaba cierto erotismo al ser lo único que le cubría, continuó repartiendo mismos para así aflojar la tensión en los músculos del menor. Era obvio que su adverso sentía desconfianza por la falta de información acerca de lo que haría, pero una vez logró disipar sus dudas, llevó la diestra a la espalda del menor y de a poco le obligó a inclinarse sin hacer fuerza, tan solo como una indicación (más bien una sugerencia) que fue recibida de forma dubitativa.

-H-hyung, ¿qué...?

-Apóyate en el descanso del sofá y abre las piernas para mí, ¿sí?

Le vio asentir con lentitud y sonrió. Sabía que el menor se hacía quizá una idea muy vaga de lo que pasaría y que por eso ahora no era capaz de voltear para mirarle. Imaginarse lo mortificado que pudiese estar el otro era suficiente para estimularle la parte más morbosa de su ser, pero vaya que la visión que le recibió al acomodar al pelirrojo fue mil veces mejor. Su falo dando un doloroso vuelco de interés dentro de sus apretados pantalones.

Sin siquiera meditarlo su mano actuó por su cuenta al estrellarse con ganas sobre una de las nalgas desnudas del menor, arrancándole al otro un alarido que le supo más a placer que a dolor. Se sentía enérgico en aquel momento, teniendo a Kihyun tan expuesto de esa forma sólo para él. Volvió a impactar otra vez la carne que ante sus abusos se teñía de rosado suculento, y así fue como finalmente decidió ponerse manos a la obra, o más bien... poner su boca a la obra.

Arrodillado frente al menor, sus manos acariciaron la piel desnuda de esos glúteos y muslos, posteriormente sus labios plantaron besos y caricias con el único objetivo de ablandar para lo que vendría.

-H-hyung... ¿P-puedo saber qué harás?...

-Hm, no. Para qué arruinar la sorpresa que estás por descubrir.

Comentó con un deje de malicia en su voz que a su parecer no pasó desapercibido por el menor, quien bajo sus toques volvió a estremecerse.

Sonriendo y teniendo delante suyo lo que deseaba probar, sostuvo con sus grandes manos al menor, abriéndose paso hasta dejar a la vista el orificio entre moreno y rosado que al ser descubierto pareció apretarse. No entendía (¿o sí lo hacía?) cómo la boca se le hacía agua por algo semejante, pero más que reparar en sus fetiches solo quiso actuar.

Así que con su lengua se atrevió a acariciar el área inexplorada, gruñendo inmediato al sentir nuevamente el sabor que parecía adormecer sus papilas gustativas. Era simplemente que Kihyun se le hacía un manjar y una vez que comenzaba no podía parar.

Se sintió un hombre famélico cuando con sus labios y su lengua empezó a besar y a chupar todo a su paso, estimulando y humedeciendo aquel anilló que se contraía y relajaba como los demás músculos del cuerpo de su dueño.

-¡A-ahmmm... Hyunwoo! A-ah, ah... n-no... Dios, Hyung... e-eso es...

-¿Sucio? Pero si lo estás disfrutando, no me digas que no es así.

Respondió de inmediato, manteniendo su boca cerca de la cavidad, dejando que su aliento le hiciera cosquillas sobre la piel empapada.

-A-ah... e-eres imposible...

-¿Quieres que me detenga?

...

-N-no...

La sonrisa que esbozó acarició la piel ajena. Resolvió no perder el tiempo, pero sí fue más considerado con sus movimientos. Repasó los lugares que antes había abusado y le besó con más cuidado, aumentando paulatinamente su velocidad entre succiones y demás caricias que con su boca pudiera dejar. Bajó hasta el perineo donde puso especial esmero y posteriormente ascendió en un brillante recorrido hasta llegar al ablandado orificio.

Los lloriqueos del menor eran como música para sus oídos. Sin embargo, sabía (por experiencia propia) lo abrumador que eso podía llegar a ser la primera vez, pero no por ello era menos placentero. Teniendo eso en mente y sin desaprobación de Kihyun, se arriesgó a introducir su lengua de a poco en la cavidad anal del menor, como si de un colibrí picoteando el néctar de una flor se tratase. Tanteaba dentro y fuera simulando la penetración, buscando dilatar el orificio que con el pasar de los minutos cedía al compromiso.

-Ahmm... j-joderhmm, Hyungh...woo...

Sentía saliva escurrirse hasta acumularse en su mentón y como su mandíbula empezaba a doler por el constante juego que hacía su boca sobre aquel lugar al chupar y moverse.

Hubo un instante en el que ya no escuchó más la voz del menor y sin querer perder rastro de esa melodiosa voz, volvió a azotarle con la palma de su mano tres veces consecutivas, arrancándole al otro un grito, haciendo que pegase un brinco y casi perdiera el equilibrio.

-¡Hyung! ¡A-ah... Hyunwoo, ah! N-no puedo, no... p-puedo, ¡ah!

Se permitió un momento para separarse del menor y descansar, pero sin darle tregua al otro porque ahora era su índice el que ocupaba el lugar donde su lengua anteriormente se había enterrado con brutalidad.

-¿Qué pasa bebé? ¿Ya no te está gustando?

...

Ante la falta de respuesta, arremetió contra el menor dentro de éste sin mucha fuerza sólo buscando el ángulo que quería al tiempo que otra nalgada hacía a su opuesto aferrarse con fuerza al sofá donde reposaba la mitad de su cuerpo.

-¡N-no...! S-sí... y-yo... s-se siente demasiado bien...

-Así está mejor, ¿quieres más?

-S-sí, sí... por favor... duele, Hyung. Me quiero... me quiero correr, por favor.

Sonrió entre besos que fue dejando en la espalda baja del menor y que posteriormente llegaron hasta las nalgas abusadas y rojas de éste, las cuales besó también con sutileza.

-Está bien, 'mi ángel'. Te daré lo que quieres.

Donde inicialmente reposaba sólo un dígito ahora había dos que se alternaban en movimientos circulares para ensanchar la entrada ajena, estimulando también la próstata cada vez que levemente después de entrar y salir se arqueaban dando con ese mullido lugar.

A su boca insaciable no le había puesto un fin, por lo que al igual que sus dedos estimulaba con cuidado la zona tan sólo con la lengua. Entraba y salía, chupaba e incluso acariciaba superficialmente con los dientes para sacar de la garganta del pelirrojo los sonidos más libidinosos (naturales) que nunca antes le había escuchado.

Pero él no era tonto, sabía que Kihyun en una primera vez no sería capaz de correrse nada más con eso. Por ello, escupió en su mano una generosa cantidad de saliva y con ella tomó el miembro ajeno para empezar a masturbarle al mismo vaivén que sus dedos llevaban en la entrada del barista.

-¿Te vas a correr para mí, bebé?

-S-sí... ¡A-ah! Sí, no me... no m-me falta mucho, ah, ¡Hyung!

-Si pudieras ver la hermosa vista que tengo de ti desde aquí.

-H-hyung, no... n-no digas esas cosas.

-¿Te da pena?

-Y-yo... ¡Ah! ¡Hyunwoo, más! Ah, ah, ahmmm...

Se rió por lo incoherente que se volvían de a rato las palabras del menor. Estaba de algún modo enternecido e igualmente excitado por la escena que tenía delante de él y para la cual también era protagonista.

La espalda del Kihyun cada vez se curvaba de forma más provocativa y a juzgar por el temblor en sus piernas sabía lo cerca que estaba el otro de llegar al orgasmo. Entonces, no quiso hacer esperar más al otro y adquiriendo más fuerza, movió su mano en el falo ajeno al tiempo que su lengua reemplazaba sus dedos. Ahora incluso él gruñía de satisfacción mientras se comía al menor y antes de poder siquiera reparar en lo que seguía haciendo o lo que haría después, sintió las pulsaciones y la tibia espesura derramarse en su mano, acompañadas de un gemido lacio que llevaba su nombre bordado.

Cansado pero satisfecho como si ese orgasmo hubiese sido propio, dejó al menor estremecerse aferrado al descanso del sofá, mientras iba cabalgando gentilmente entre los prados del placer.

No queriendo que el otro se desplomase y tras limpiar con la manga de su suéter el exceso de fluidos en su mentón, le tomó con delicadeza de la cintura y le sentó sobre sus piernas, dándole un momento para recobrar el aliento. Le peinó los cabellos empapados con sudor (usando su mano limpia) y le besó los labios hinchados, gozando del poderoso resplandor pos-orgásmico que Kihyun se gastó.

-V-vas a matarme... tengo un hijo sabes. N-no me puedo morir aún.

Soltó una corta risa que el menor acompañó.

-No creo que mueras solo por tener un orgasmo, Kihyun.

-¿No? P-pues tú no fuiste quien llegó tan duro y de esa manera.

Por un momento sintió algo de vergüenza al oír al menor hacer referencia a sus actos, pero el orgullo producido por la misma sentencia, rápidamente logró eclipsar las penas. Si Kihyun estaba feliz, él también lo estaría.

-Puedo repetirlo cuando gustes.

-Mh... suena tentador, pero se me ocurren otras cosas que podemos hacer.

-¿Todavía tienes energía?

Cuestionó gratamente sorprendido a lo que el pelirrojo se llevó una mano al pecho tratando de actuar resentido. Kihyun todavía estaba notablemente bajo los efectos del éxtasis, pero lograba de a poco volver a sus andadas.

-Me ofende que pienses de mí de esa manera. Además, el único viejo aquí eres tú.

Soltó una carcajada, sabiendo que aquello sólo había sido el menor siguiéndole el juego y no pretendía ofenderle realmente, y todavía, intentó hacerse el ofendido para darle gusto.

-Auch. Sabes, a los treinta mi rendimiento sexual sigue estando en óptimas condiciones.

Esbozó una sonrisa igual a la que el menor llevaba en sus labios (una sonrisa llena de picardía) y mientras éste se incorporaba para besarle, ya teniendo sus brazos en torno a su cuello le frenó por completo.

-Pero primero irás a la habitación y me esperarás allí mientras yo acomodo un poco todo esto.

-¿Qué? E-espera...

Ante la mirada incrédula del menor, tomó ese momento de despiste para alzarle en brazos y dejarle luego de pie.

-Hyung, ¿enserio?

-Por qué no lo sería, aquí en la sala todavía no tengo condones ni lubricante. Además no quiero que te duela la espalda.

Sonrió nuevamente ante el sonrojo que adquirieron las mejilla del menor, quien de un momento a otro se percató de su semi-desnudes e intentó cubrirse en vano con el frente de su suéter.

-No te tapes, ya te vi y te probé en todos lados, Kihyun.

-¡Hyunwoo!

-Solo digo la verdad. Ahora, anda. Te alcanzo en un momento.

Notó el amago que hizo el pelirrojo al querer buscar su ropa y volvió a frenarle en el acto.

-No. Ninguna prenda va a volver a tu cuerpo por lo que queda de noche.

Los labios del menor se torcieron en una mueca divertida a su parecer. Pensó que éste intentaría negociar con él pero sólo recibió un bufido de indignación antes de ver como el otro se daba la vuelta aun cubriéndose como podía. Finalmente el otro empezaba su camino escaleras arriba y...

-¡No te me quedes mirando!

Escuchó al otro reprocharle a lo cual apartó la mirada de inmediato de la silueta del menor. Sorprendido por ser pillado de esa forma, se limitó a reír para después ponerse en acción.

Mientras apagaba las velas no pudo evitar agradecer esa brillante idea y lo magnifico que había resultado el ambiente. Resolvió guardar el resto del pastel en la heladera y tras verificar que todo estuviese en orden, recogió la ropa del menor y la llevó consigo hasta su última parada. En el baño de visitas se dio un momento para lavarse las manos, refrescarse un poco y enjuagar su boca (porque para tener buen sexo necesitas más que sólo dos cuerpos, el ser responsable y considerado también debe ser tomado en cuenta).

Y así, luego de terminar y apagar las luces subió las escaleras con rapidez, sin reparar en que algo importante se le estaba olvidando. Ansioso e igual de excitado, se adentró con una sonrisa en la habitación, confundiéndose inmediatamente al ver la manera como el otro le recibió.

-Ya está todo... ¿Kihyun?

.

.

.


Increíble, ¿no? Hasta yo me quedé sin palabras y eso que todavía no leen el resto.

Les cuento que éste fanfic está por llegar a las ochenta mil palabras. Aún no me lo creo, y es que nada más éste smut en sus dos partes sobrepasó las nueve mil palabras, es una locura.

Nunca pensé que esta OTP me iba a calar tan profundo en el alma, pero he descubierto que estoy considerando seguir escribiendo fics de ellos en un futuro cercano. Ya veremos.

Adoro leer sus comentarios, así que por favor no me los escondan. 

Como siempre, estoy agradecido por todo el apoyo de mis lectores. No olviden cuidarse y quedarse en casa. Nos leemos ໒( ͡ᵔ ▾ ͡ᵔ )७

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