♡ → Capítulo vigésimo tercero (primera parte)

Buenas, buenas. No quiero hablar mucho respecto a éste capítulo, tan sólo me limitaré a decir que es lo más romántico que he escrito en toda mi vida. Ya les hacía falta a estos dos un poquito de amor, ¿no les parece? y... sé que me falta algo. Cómo es que se dice... ¡Ah, sí!

¡Arriba el Showki!

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Luego de haberse expuesto frente a Kihyun. Tras esa noche de verdades incómodas, revelaciones y desahogos emocionales podía decir finalmente que había retomado su vida como la quería.

En ese presente que ahora disfrutaba con demasía, se encontraba con que el mayor de sus problemas era escoger el regalo perfecto para el cumpleaños del barista. Verán que Kihyun era una persona de gustos centrados y para nada excéntricos, y no es que fuese algo complicado obsequiar a una persona con preferencias similares, era francamente la restricción que el joven le había dado lo que convertía algo espontáneo en una obra compleja.

"... Hyung por favor, no quiero que planee hacer algo inmenso y mucho menos que me de obsequios costosos."

Recordó de nuevo las palabras del pelirrojo, largando un suspiro de resignación. Ya eran pasadas las tres y seguía en la oficina, podía ir a casa si así lo quería pero allí entre esas cuatro paredes le parecía que sus ideas fluían mejor. De modo que no se iría hasta tener claro lo que haría o compraría para regalar al Kihyun.

Y qué si llegaba el viernes a la entrada del café con un auto lujoso nuevo, repleto de rosas para el joven, ¿sería Kihyun capaz de rechazar algo así?

La respuesta (sí) no era obvia, pero la parte racional de su cabeza le indicaba que no hiciera semejante cosa, que se mantuviese al margen de lo que el otro le había pedido, y que él a regañadientes había prometido.

Era frustrante de cierto modo, porque deseaba poder halagar al otro. Conmemorar su cumpleaños a la escala de una fiesta nacional, porque al fin y al cabo consideraba a Kihyun su país, su continente, su mundo.

Fastidiado de rebuscar sin encontrar, se esparramó en su gran silla dejando que esta le meciera mientras su mirada paseaba de un lugar a otro por las calles concurridas que se vislumbraban a través de la ventana.

-Quizá si lo llevo a cenar... hm, no. Eso para otro día.

-¿Qué para otro día?

Dio un brinco en su lugar al escuchar la tan conocida voz a sus espaldas. Se dio la vuelta rápidamente y allí frente a él se mostró un Changkyun sonriente. En el pasado la intromisión del joven le hubiese causado molestia, pero ahora con la reformada relación que compartían no podía hacer más sino disfrutar hasta de lo exasperante y retador que podía ser convivir con alguien como Changkyun.

-No es... bueno, la verdad es que estoy tratando de pensar en un regalo para Kihyun.

Decidió sincerarse, anticipando que eso soltase un poco el peso sobre sus hombros.

-¿Oh?, un regalo como para... ¿disculparte?

-No, no. Su cumpleaños es el viernes, aunque ahora que lo mencionas... sí debería ser un regalo de cumpleaños y disculpas, ¿verdad?

Razonó en las palabras de Changkyun y no le costó llegar a tal conclusión, pero por la mirada de su adverso éste no parecía conforme con su pensamiento.

-Nunu, dije eso a modo de juego. No veas ese obsequio como una disculpa porque ya las disculpas se las diste. Tienes que alejarte de esa idea de que le sigues 'debiendo algo', así te saldrá del corazón lo que sea que quieras obsequiarle.

Sonrió tan pronto el menor terminó de hablarle. Anteriormente le hubiese afligido de alguna manera que Changkyun tuviese siempre la razón, pero ya no más, ahora el chico era su salvador, la neurona que faltaba dentro de su cabeza para que las demás hicieran la sinapsis correcta.

Se levantó de su silla en un ágil movimiento y sin mediar palabra alguna rodeó a su opuesto en un reconfortante abrazo.

-Qué haría yo sin ti, Changkyun.

-Probablemente llorar todas las noches, pero no hay que hablar de eso.

Soltó una risilla ante la respuesta a lo que el otro terminó también por unirse a su risa.

Una vez se hubo calmado con la calidez del momento, se recostó del escritorio viendo como Changkyun recogía algunos papeles desordenados para revisarlos.

Sabía que dentro de todo no era prudente seguir pidiendo consejos al menor que tuvieran que ver con Kihyun, sin embargo, las palabras salieron solas de su boca, porque aunque el otro le hubiese dado la pista él quería saltarse a inmediato a la respuesta.

-Conociendo a Kihyun... es decir, sé que esta no es la mejor pregunta de todas pero, ¿qué le regalarías tú?

-¿Yo?... pues, creo que simplemente me iría a lo seguro, Nunu. Algo que le guste a todo el mundo pero le agregaría un detalle adicional que sólo fuese importante para él. Es lo habitual, supongo.

Vio al menor encogerse de hombros y tan pronto terminó de hablar acomodó los papeles entre sus manos, sonriendo despreocupado.

-Deja de estresarte por eso, Nunu. Ya se te ocurrirá algo, aún te quedan dos días para pensarlo.

Recibió un par de palmadas en el hombro y posteriormente una despedida por parte del menor quien devolvía sus pasos hacia a la puerta.

-¡Gracias, Changkyun!

Alcanzó a decir antes que éste cerrase la puerta.

La breve charla con el menor le había despejado de dudas que desconocía, solo faltaba el empujón, la chispa que diera vida a una idea.

-Algo que sea importante para él...

Murmuró al tiempo que aflojaba su corbata, deteniéndose en el acto al sentir una descarga, una corriente y posteriormente ser testigo del nacimiento de su tan ansiada respuesta. Sonrió con amplitud hasta quedar sus ojos como dos simpáticas líneas en su rostro.

Debía actuar enseguida. Hacer lo que tenía en mente le llevaría tiempo y quizá un par de sacrificios. Si quería conseguir la pieza más importante de ese obsequio tenía que correr, así que tomando sus pertenencias a paso veloz salió de la oficina en busca de la única persona que sabía le ayudaría en esa labor.

-¡Changkyun!

Finalmente el viernes había llegado y con él las ansias de ver a Kihyun. Ya tenía casi todo listo para la noche, incluso si las cosas no salían de acuerdo a lo planeado tenía otras alternativas, pero algo sí era seguro... el regalo de Kihyun estaba sano e intacto aguardando por su dueño.

Debió admitir que el detalle le costó más trabajo de lo que hubiese anticipado, no obstante, la ayuda de Changkyun (por la cual tuvo que rogar un rato) había sido todo lo que necesitaba. Ahora solo le restaba esperar a que la hora llegara para ir a buscar a Kihyun.

Claro que, en un principio pensó que quizá el pelirrojo le pediría su compañía durante el día antes de poder escaparse ambos y celebrar solos, sin embargo, éste había optado por hacer festejos por separado, por decirlo de algún modo.

"-¿Tienes algún plan para mañana?

-La verdad sí, Hyung. Sanghyuk y su esposa quieren hacer una 'fiesta' para mí al regresar del trabajo. Y según Hyeongjun no puedo faltar porque no hay fiesta si el cumpleañero no está.

-Creo que mejor le haces caso, mira que a mí ya me amenazaron con tragar agujas.

Obtuvo una risa como respuesta al otro lado de la línea, lo que le arrancó una sonrisa.

-Y con respecto a... ¿nosotros?

Cuestionó con curiosidad. Intrigado por la falta de participación que estaba teniendo hasta el momento.

-Ah, pues... había pensado que quizá pudiese buscarme al terminar eso, si no le molesta. No creo que dure tanto tampoco. Ellos saben que las fiestas de cumpleaños no son lo mío, pero igual les doy el gusto.

-Oh. Está bien, entonces me dirás mañana a qué hora paso por ti, ¿no?

Intentó hacer que su voz no reflejase la decepción que sentía en esos momentos al no haber sido invitado.

-Por supuesto, Hyung. Ah, y recuerde que no quiero nada de sorpresas y regalos costosos.

Soltó una corta risa al oír al joven. La desilusión seguía latente, pero nada para echarse a morir.

-Te di mi palabra, así será.

-Perfecto. Entonces... nos vemos mañana, Hyung. Buenas noches, que descanse.

-Nos vemos mañana, Kihyun. Tú igual, descansa."

Recordar esa conversación por teléfono que había tenido la noche anterior con Kihyun le dejaba un gusto extraño al paladar. Se le antojaba agridulce la situación porque quizá era demasiado pronto para sentirse una parte importante en la vida del otro, quizá aún no era tiempo para pensar que Kihyun estuviese interesado en introducirle de lleno al resto de su familia. No le molestaba del todo pero de algún modo le afligía.

Tampoco quería pensar mucho en el asunto, no dejaría que un pensamiento negativo echara a perder su estado de ánimo, porque aunque Kihyun no mostrara señales de tomar pasos significativos, de todas formas había aceptado pasar la noche con él.

Ya después vendría lo demás, confiaba en ello.

Contra viento y marea antes de caer la noche había podido terminar uno de los regalos para Kihyun.

Él no era un mal cocinero, Changkyun admitía incluso que su comida estaba por encima de lo aceptable, pero la repostería... ese mundo de exactitudes no era para nada algo en lo que le gustase meter sus manos, y sin embargo allí estaba con un delantal embarrado, a la orilla del mesón un desastre, y por último pero no menos importante: su creación.

Admiró el pastel que aunque estéticamente no fuera el más perfecto, cumplía con la promesa de tener un buen sabor. Lo sabía porque era el tercero que hacía y por ensayo y error, la tercera siempre era la vencida. Había perdido la cuenta de todos los años que tenía sin hornear, quizá el último pastel que hizo fue para un cumpleaños de Changkyun pero después de eso simplemente no había sentido el ímpetu de hornear para alguien, eso hasta que llegó Kihyun.

Y había llegado hasta allí solo porque tras pensarlo mucho el día anterior, no le pareció suficiente con comprar algo para el barista. Si quería redimirse completamente ante el joven, si quería demostrarle que le quería a su lado, que le apreciaba, que le...

Debía hacer algo con sus manos y qué mejor que la comida para llegar al corazón de alguien.

Echó un vistazo al reloj de la cocina. Todavía tenía tiempo de sobra para limpiar y asearse antes de buscar a Kihyun.

Puso manos a la obra y tras guardar el pastel en el refrigerador, recogió los utensilios para luego lavarlos. La limpieza no era otra actividad que le encantase, un ama de llaves vendría dos veces a la semana para dejar su casa impecable, pero ese día no quería a nadie más sino a Kihyun en su hogar.

"Tenerle entre mis brazos y no soltarle."

Pensó y sonrió, mientras terminaba con los trastes y proseguía a limpiar la cocina.

No le llevó mucho tiempo completar las tareas de limpieza, y para cuando se vino a dar cuenta ya se encontraba saliendo de la ducha. Se revisó en el espejo pero resolvió que no necesitaba afeitarse, tan solo optó por aplicarse algo de loción y después se vistió. Incluso la ropa que usaría la escogió el día anterior: un suéter gris y unos pantalones negros de corte estilizado que hacían juego con sus zapatos. Podía ser simple, pero le hacía ver elegante y él siempre quería dar su mejor impresión.

Ya mientras arreglaba su cabello frente al espejo escuchó el timbre específico que había colocado para los mensajes de Kihyun. Sin perder el tiempo tomó el aparato y leyó rápidamente el mensaje que el pelirrojo le había enviado.

De Kihyun ♡ - Hyung, buenas noches. Si ya está listo puede venir por mí. Le estaré esperando, avise cuando venga.

Para Kihyun - Buenas noches, Kihyun. Justo estoy terminando de arreglarme, estaré allí en unos veinte minutos.

De Kihyun - Le espero entonces *emoji*

Sonriendo, guardó el teléfono en su bolsillo y tras una última mirada al espejo salió de la habitación. Buscó sus llaves y su cartera, se cercioró que el resto de las cosas estuvieran en perfecto orden para cuando volviera y finalmente salió de la casa hasta el auto.

En todo el trayecto a casa de Kihyun no hizo más que removerse con inquietud, sentía tantas ansias de verle, tantas ganas de besarle y felicitarle. Era casi como un niño anticipando la navidad, y ni siquiera era su día sino el del pelirrojo, pero qué más daba... estaba enamorado y le gustaban las emociones que generaba el estarlo.

Por ello sonrió amplio al ver a Kihyun, quien con una bufanda enrollada descuidadamente en su cuello y vistiendo un abrigo negro se acercó al auto, abriendo rápidamente la puerta para entrar, dejando ir un pesado suspiro tras cerrar y así recostarse en el asiento.

-A-ah... no tiene idea del frío que hace allá afuera, Hyung.

Embelesado por el simple hecho de tener a Kihyun a su lado, le costó algo de trabajo pero finalmente salió de su estupor y contestó al sentir la mirada confundida del menor sobre él.

-Lo siento. Eh, sí... la verdad me hago una idea porque al final tuve que regresar a casa por otro suéter.

Dijo al señalar las dos prendas que llevaba.

-Es horri...

Y lo que fuese que el joven estuviese a punto de decir ya no tuvo más importancia, porque tan pronto estampó sus labios a los del barista ya nada más importaba. Le acarició el rostro con suavidad, calentando aquellas frías mejillas con sus palmas y una vez estuvo medianamente satisfecho se separó con lentitud reposando su frente en la adversa.

-Feliz cumpleaños, Kihyun.

-H-hyung...

Le volvió a callar con un par de besos más y aunque el ángulo fuese incómodo y la posición de ambos peor, seguía esbozando sonrisa tras sonrisa entre cada beso hasta que un reproche del pelirrojo le hizo apartarse riendo.

-Hyung, Hyung. Me encantan tus besos pero creo... creo que deberíamos ir a tu casa, ¿no?

-Tienes razón. Tus regalos te esperan.

-¿M-mis regalos? Hyung, te dije...

-Sé lo que dijiste y sé lo que te prometí.

Hizo un guiño al joven antes de besar una de sus mejillas y posteriormente acomodarse para poner el auto en marcha.

-¿Qué tal estuvo la fiesta?

Preguntó con interés, queriendo que el otro volviese a entrar en ambiente y dejase de preocuparse por el tema de los obsequios.

-¡Oh! Estuvo muy bien, Minji hizo una cena increíble y también un pastel. Bueno, según Hyeongjun... él y Minhee hicieron el pastel, pero a juzgar por el aspecto sé que fue obra de Sanghyuk. Mi hijo es bueno para muchas cosas pero la cocina no es una de ellas, de todas formas no me hace falta un niño súper dotado en artes culinarias como los que salen en 'Master Chef'.

Entretenido con el relato del joven no pudo evitar soltar una risa que ocultaba cierto recelo. Definitivamente hubiese querido vivir todo eso junto a Kihyun, pero sabía que la paciencia era una virtud y que en el futuro cercano viviría situaciones similares junto al barista.

-Yo siento que esos niños que entran a concursos así pierden parte importante de su infancia.

-¡Qué bueno que usted lo piense así también! Sentí que era el único ni siquiera Sanghyuk está de acuerdo conmigo. Estoy en contra de hacer que los niños vivan como adultos a tan temprana edad.

-Completamente de acuerdo contigo.

Vio por el rabillo del ojo como Kihyun sonreía complacido ante sus respuestas y se mostraba relajado en su lugar. La charla entre ellos continuó igual de amena hasta llegar a la casa y una vez dentro de ésta, siendo recibidos por la calidez del hogar se despojaron agradecidos de los abrigos y el calzado.

-Bien... no te cubriré los ojos, sólo... ven conmigo, siéntete en casa.

Ante la mirada interrogativa del menor con respecto a sus palabras le vio caminar un tanto curioso siguiendo sus pasos por el lugar hasta quedar a un salto de la sala.

-H-hyunwoo qué...

-Feliz cumpleaños, bebé.

Susurró a espaldas de Kihyun quien parecía asombrado ante la decoración tan romántica que se había gastado para él.

-Lamento no haber tenido las velas encendidas, pero no quería correr el riesgo de quemar nada. Tampoco me pareció buena idea dejarte esperando afuera en el frío así que...

Se apartó del joven y tomando un encendedor empezó a recorrer el lugar encendiendo las distintas velas que decoraban las mesas, alguna aromáticas otras convencionales, pero todas daban un aspecto que al contraste de las flores esparcidas por el lugar lo hacía parecer íntimo, pasional.

-Y... todo listo.

Volvió al lugar donde el pelirrojo parecía haberse quedado petrificado y por un momento pensó que quizá había sido desatinada su sorpresa, que el joven probablemente veía esa decoración como algo "excesivo", pero las dudas se disiparon rápido cuando éste aunque pasmado buscó de su rostro y poniéndose sobre las puntas de sus pies le besó corto y dulce en los labios.

-Sé que dije que no quería nada exagerado y esto... esto no es menos, pero igual es perfecto. Gracias, Hyunwoo.

Se tomó su tiempo para apreciar las palabras y la mirada cargada de emociones del otro. El corazón lo sentía en la garganta de lo fuerte que Kihyun le agitaba, sin embargo resolvió poder hablar.

-No me agradezcas. Te mereces esto y más... y por eso, es tiempo de que celebremos.

Le tomó en brazos y aunque escuchó al barista protestar, hizo caso omiso y le llevó consigo al sofá donde le hubo dejado sentado. Posteriormente tomó la botella de champaña sobre la mesa frente a ellos y la destapó sin dificultad para así llenar las copas y entregarle una al menor.

-Por tu cumpleaños, por todos los que vengan, por ser lo más hermoso del planeta, porque se cumplan tus deseos, tus sueños, tus metas... todo lo que quieras.

-Qué cursi eres, Hyung.

-¿Y no te gusto así?

Soltó una corta risa al notar el rubor en las mejillas del pelirrojo, quien sin decir nada apartó la mirada.

-Tomaré eso como un sí.

Dijo antes de chocar sus copas con suavidad.

-Bueno, te dije en un principio que tus regalos esperaban por ti. Así que iré por el otro.

Dejó al menor con las palabras en la boca cuando se hubo incorporado, dejando la copa en sobre la mesa antes de ir a la cocina por el pastel.

Ya llevaban un rato conversando y esperaba que el menor aceptase el postre aunque ya hubiese comido antes. Secretamente seguía cruzando los dedos para que de verdad supiera bien.

Suspiró y colocó una vela sobre el pastel, encendiendo la misma, para luego tomar el postre y dejarlo sobre una bandeja junto a los cubiertos. El pastel no era muy grande no veía por qué usar platos fuese una necesidad, así que ya cuando tuvo todo listo se dispuso a llevarlo hasta la sala; no obstante, a su mente le invadió un recuerdo: el último y más importante obsequio de la noche.

Buscó el dichoso regalo en el escondite seleccionado, no tardó en encontrarlo y sonriendo resolvió guardar la pequeña caja en el bolsillo de sus pantalones, tenerlo a mano sería la mejor opción. De esa manera, ya listo se adentró en la sala nuevamente con la bandeja en manos.

Y junto a su aparición, cantó un poco para el joven, sonriendo al notar la mueca de incredibilidad que se le dibujó al otro en el rostro al escucharle entonar las notas simples pero bien ejecutadas del 'cumpleaños feliz'.

-Ya vez que no eres el único con buena voz.

Agregó esbozando una sonrisa que reflejaba la misma seguridad de su canto.

-Estoy gratamente sorprendido por eso, y mucho más por esto... ¿lo hiciste tú, Hyung?

Preguntó el pelirrojo viendo el pastel delante suyo. De cierta forma comenzaba a temer que de seguir sorprendiéndose así Kihyun tendría un ataque al final de la noche.

-Así es. Espera... ¿se nota demasiado? Intenté que se viera de decente.

Comentó apenado, pero sabiéndose atrapado. De igual forma se relajó al ver que la sonrisa y el brillo de en los ojos del menor continuaban intactos.

-No, no. Es... hermoso. Todo es hermoso, Hyunwoo. Gracias, de verdad.

Se acercó a dejar un beso en la comisura de los labios del joven antes de arrimarle a su lado.

-Nada que agradecer. Pide un deseo, anda.

Vio al pelirrojo asentir y luego de que éste cerrase los ojos por unos segundos se inclinó para soplar suave, apagando la pequeña llama.

-Quisiera saber cuál fue tu deseo, pero quiero que se cumpla así que no insistiré.

-Tan considerado como siempre.

Un par de besos le fueron robados de sus belfos tras esas palabras.

A continuación, lo único que supo es que los labios que le besaban tenían un agradable sabor a chocolate.

-Mh... eres increíble en los negocios y en la cocina, ¿habrá algo que no sepas hacer bien?

Comentó el menor quien coqueto le miraba desde su lugar, retirando lentamente la cuchara de sus labios para luego pasear la punta de su lengua sobre estos, limpiando así los remanentes del dulce.

-Puedes... podemos averiguar en qué otras cosas también soy bueno.

Respondió, suspendido en el delirio que le causaba Kihyun.

Recién reparaba en el haber caído en un hechizo. Sus ojos siempre siguiendo las acciones del otro, quien parecía hacer todo más lento y provocativo ahora que el ambiente les invitaba y les consumía en esa aura pasional. Saliendo de su estupor de a ratos se dejaba alimentar con pequeños trozos del pastel recibiendo luego otro beso en la boca, en las comisuras de los labios, en el mentón, en el cuello.

Qué le hacía Kihyun a sus sentidos que con tan poco ya se doblegaba a su voluntad. No sabía ya si comía del dulce o simplemente se comía la boca del joven, ambos sabían igual, sabía a gloria.

-Hyung...

-Dime, bebé.

Habló en un susurro que sonó más áspero y grave de lo que hubiese deseado, el anticipo que ardía en sus entrañas empezando a hacer estragos. No sabía en qué momento Kihyun se había trepado a mitad de camino en su regazo y mucho menos cuando el resto del pastel se había pasado a mejor plano. Los labios del joven todavía manchados con el glaseado, detalle que le incitó, y sin poner resistencia a sus anhelos se concedió el limpiar los labios adversos con su lengua en caricias tersas.

Sintió una de las manos del pelirrojo acariciarle el rostro mientras, y en ese momento buscó su mirada, encontrándose unas hermosas pupilas dilatadas.

-¿Tú también eres uno de mis regalos, Hyung?

Se echaba la culpa a sí mismo por darle tanto poder a Kihyun en esos momentos, a la escasa luz de las velas, envuelto en el aroma acanelado de las mismas el joven se le antojaba de lo más apetecible. No había manera en la tierra de que declinase alguna propuesta o petición de un Kihyun que sin esfuerzo le robaba el aliento.

-Podría serlo si así lo quieres.

A esas alturas del partido sabía que ambos jugaban con la mortal seducción, aguardando a la sumisión del otro. Y no es que no hubiese anticipado tener algo 'acción' esa noche, por el contrario, la promesa le hacía cosquillas bajo la piel, pero no pensó que el desenlace les llevase tan rápido a ello. Habría de ser las ganas que el recuerdo de la vez pasada les molestaba.

Kihyun le miraba y le cortejaba de esa manera tan suya. Le hipnotizaba con sus ojos cafés y él víctima de tal encantamiento se ahogaba en las profundidades de tal seducción.

-Si lo quiero. Quiero que seas mi regalo, Hyunwoo.

Respondió casi pareciendo desinteresado, queriendo mantener su vigorosa postura en escena. Pero por el lenguaje corporal que interpretaba de su adverso y a juzgar por el martilleo del corazón ajeno contra su pecho, el restriego inconsciente de sus cuerpos... aunque ninguno lo dijera en voz alta, Kihyun estaba cediendo tanto o más que él. Pero Kihyun era el cumpleañero y lo dejaría ganar, así que en vez de vociferar una respuesta, le tomó con firmeza por la cintura y la espalda acabando con los pocos centímetros de distancia... y moldeó entonces sus labios a los adverso en el beso quizá más hambriento, más sensual y decadente que hubiese dado jamás. 


.

.

.

Alce la mano quién se quedó con las ganas. -voluntariamente alza su mano.- 

¿Se hacen una idea de lo que pueda haber en la caja que tiene Nunu en el bolsillo?

Pues, lo que sigue creo que es bastante obvio, ¿no? Pero la historia tendrá un giro importante a raíz del último regalo que tiene Hyunwoo para Kihyun. Debo acotar que de verdad disfruté escribir algo como esto, espero me resulte igual de fácil escribir la otra parte. Trabajaré duro para que sea del agrado de ustedes.

Como siempre, gracias por todo el apoyo. Cuídense, nos leemos después ┗(•̀へ •́ ╮ )


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