♡ → Capítulo vigésimo segundo
Ingeniero de peluche para servirles. Esta noche les traigo un capítulo tan refrescante como el anterior, con una pizca de drama pero hecho con mucho amor. No tengo mucho que decir, creo que todos sabemos lo que pasará aquí, así que...
¡Arriba el Showki!
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No pensó que fuese a costarle tanto escribir un mensaje.
Y sin embargo allí estaba, la inseguridad anteponiéndose a la determinación, haciéndole borrar al menos unas quince veces lo que había escrito en la última hora. Pensaba que lo que ponía quizá se sentía vacío, demasiado tosco, que quizá Hyunwoo podía malinterpretarle al leerle si escribía mucho o muy poco. Era importante para un primer nuevo acercamiento no transmitirle una idea errada al moreno. Tan sólo quería escoger las palabras adecuadas para que el mayor entendiera su nivel de compromiso en el asunto, que realmente notase que le importaba arreglar las cosas con él; por ello (y más) las llamadas no eran opción viable en esa oportunidad, necesitaba sentir control de lo que diría y los mensajes eran la mejor alternativa.
Lo cierto era que una vez estuvo satisfecho con la simplicidad y neutralidad de lo que había escrito a Hyunwoo, no tuvo el valor de enviarlo, teniendo que acudir a un fastidiado Sanghyuk que solo rodó los ojos antes de presionar en la pantalla la opción de 'enviar'.
Se dijo a sí mismo que esa había sido su mejor decisión tan pronto no hubo marcha atrás. Se forzó una incómoda sonrisa en el rostro y prosiguió a distraerse preparando la cena. Los lunes era su noche de cocinero designado debido al turno que Minji debía cubrir en el trabajo, y aunque la cocina no fuese un problema para él, mucho menos si se trataba de alimentar a su familia (entiéndase: Hyeongjun, Minji, Sanghyuk y Minhee), esa noche con tantas cosas atiborradas en su cabeza estaban sacando lo peor de su torpeza.
Igualmente, prefería la labor doméstica antes de estar pendiente del teléfono. Y todavía, era estúpido fingir cuando era evidente su desespero a los ojos de Sanghyuk.
-¿Te puedes calmar? Sabes que te va a responder que sí.
-Cómo puedes estar seguro de eso si le negué todo tan pronto le vi hoy en el café.
Protestó mientras terminaba de cortar algunos vegetales sobre el mesón, su vista danzando entre lo que hacía y el celular al otro lado de la habitación.
-Ay por favor, Kihyun. No le negaste nada, le dijiste que hablarían en otro momento. Además... el hombre no se dio por vencido contigo la primera vez, qué te hace pensar que lo hará ahora.
Murmuró el otro, restándole importancia.
El suspiró que largó tras escuchar a su mejor amigo careció de gracia. Estaba nervioso y un tanto obstinado de estar en medio de esa situación. Por supuesto que la lógica de Sanghyuk tenía sentido para él, pero seguía inseguro. Dejaba que la incertidumbre le comiera por dentro sin razón de ser.
Continuó en su labor ahora un poco más enfocado, terminando de cortar los vegetales antes de añadirlos a la olla junto al resto de los ingredientes.
Había algo de suma importancia que todavía no hablaba con Sanghyuk y que estaba seguro de que si lo mencionaba, el otro sólo armaría un escándalo por ello.
El porcentaje más alto de su vacilación con respecto a Hyunwoo tenía que ver con lo de dar ese gran paso, y todo lo que pudiera significar para su hijo. Seguía aterrado de sólo pensar que tener una relación pudiese afectar a su pequeño, pero tras haber presenciado tan conmovedora escena en el café hacía tan sólo unas horas, no podía pensar en otra cosa que no fuese lo mucho que se le antojaba el seguir criando a Hyeongjun junto a Hyunwoo.
Contarle algo de tal magnitud a Sanghyuk desequilibraría muchas de las decisiones que estaba tratando de tomar por su cuenta. No quería influencias externas, quería que ese minúsculo momento que había tenido el agrado de presenciar le ayudase a terminar de decidir, de comprender, de aceptar.
Ya era tarde para negar la aparición de tantos escenarios idílicos en su mente donde aquellos dos se veían como auténticos padre e hijo. Todo lo que su de su imaginación brotaba le calentaba el corazón, pero a su parte risueña le fastidiaba la implacable realidad. El que todo fuese sólo una ilusión y que más temprano que tarde todo acabase en desastre.
No podía darse el lujo de semejante atrocidad.
A lo largo de la vida de su hijo había sido estricto con su protección. Se había encargado de olvidarse del mundo para centrarse únicamente en el pequeño. Estando seguro en aquel entonces, que una adición en su vida sería sólo un dolor de cabeza, una pérdida de su tiempo y una espina en el corazón del niño. Claro que igual había accedido a citas arregladas que no pasaron de ser solo situaciones incómodas, relaciones tan insignificantes que no era capaz de recordar los nombres de aquellas personas. Ninguno si quiera cerca de conocer a Hyeongjun, porque era verdad que para personas celosas y sobreprotectoras existía él y nadie más. Hyeongjun era la luz de su vida y no sería capaz de exponerle a algo o alguien que pudiese causarle algún mal.
"¿Estaré pensando de más?"
Distraído, ahora se encontraba apoyado de manos sobre el mesón recapacitando en su situación.
Hyeongjun ya estaba grande para entender ciertas cosas, sabía que su hijo era más astuto de lo que aparentaba con esa tierna carita. También era cierto que Hyeongjun de una forma u otra estaba al tanto de su soledad, porque de vez en cuando le saldría con una inocente pregunta: "Papi, ¿alguna vez estuviste enamorado?", "Papi... ¿por qué no tienes a alguien como tío Hyuk tiene a tía Minji?", "Papi, ¿por qué nunca sales con alguien como lo hacen las personas en la tele?" El que su hijo le pusiera entre la espada y la pared era el vivo recordatorio de que no dejaba de crecer, y por más que la sola idea le lastimase (porque ningún padre primerizo es capaz de aceptar que su bebé en algún momento dejará el nido) tenía que seguir adelante, tenía que explicarle a Hyeongjun de la mejor manera su decisión a una soltería imperecedera. De todas formas, era mucho más fácil explicarle algo como eso a un niño de diez años que presentarle a un extraño y, de alguna manera, inducirle a su consentimiento y agrado.
No, definitivamente no. Él no servía para manipular a su hijo. La felicidad y seguridad de Hyeongjun siempre estaría por sobre la suya, no podía permitirse semejante egoísmo.
Sin embargo... Hyunwoo existía.
Y es que no le quedaba más sino culpar al destino porque cuando creyó tener su vida bajo perfecto control, la misma había empujado convenientemente a su hijo al encuentro con el moreno. Recordar ese día todavía le evocaba sentimientos encontrados, incluso escalofríos.
Pero daba igual, su determinación se reducía a escombros porque al final siempre se encontraba sonriendo ante la estúpida idea de que Hyunwoo fuese parte del retrato familiar perfecto que nunca antes se hubiese propuesto.
"¿Por qué?... ¿Por qué él?"
Pensó casi lamentándose por la situación, apoyando la cabeza sobre el mesón mientras ignoraba su alrededor.
Fácil. Porque Hyeongjun nunca se había acercado por su cuenta a hablar con un extraño.
Estaba al corriente de ello y no acababa de aceptarlo. Había sido un golpe muy bajo reconocer que si su hijo le había hablado con tanta confianza al moreno era porque algo había contemplado en él.
Hyeongjun era tímido hasta con su sombra, en los cortos años de vida de su hijo éste nunca había abierto la boca para hablar con alguien más si no tenía a su lado alguien de confianza para servirle de apoyo; y todavía, habiendo tenido la opción de buscarle esa tarde en el café, de negarse a la decisión de Jooheon... todavía permaneció allí a la mesa con Hyunwoo, hablando como si no tuviese enfrente a un desconocido.
No quería admitirlo, pero tampoco podía estar equivocándose. Hyunwoo era el indicado... o al menos eso le decía su corazón y el tumulto de señales (cada vez más evidentes) que recibía del exterior.
"Definitivamente estoy pensando de más..."
Se confesó derrotado para sus adentros, haciendo caso omiso al desastre que ocurría a sus espaldas.
-¡Kihyun! ¡Kihyun, la comida!
Dio un respingo al oír aquel grito con su nombre. Siendo arrancado de su estupor rápidamente notó el humo que inundaba la cocina, proveniente de la olla sobre la estufa. Alarmado apagó la llama para luego empezar a intentar disipar el humo abanicando con sus manos el lugar, esperando que la alarma contra incendios no se activase por algo como eso.
-Maldición, Kihyun... ¿en qué demonios pensabas tanto? Primera vez en años que se te quema lo que estás cocinando.
Escuchó a Sanghyuk quien entre risas, le acompañaba mientras tosía.
-L-lo siento... me distraje y... ¡agh!, demonios. Tendré que comenzar de nuevo.
-O podríamos pedir comida a domicilio.
Sugirió su mejor amigo apreciando el estado tan deplorable que había adquirido la olla preferida de su esposa.
-Odio admitirlo pero a veces eres un genio.
-Así es, Kiki. Agradece también que Minji no esté aquí. Ya nos hubiese matado a los dos.
Lanzó una alegre (y avergonzada) carcajada ante el comentario y, estando más despreocupado se puso a limpiar el resultado de su percance, ya después resolvería el regaño que le esperaba por parte de Minji; de todas formas, cotidianidades como esa le recordaban lo bien que se sentía estar vivo.
Allí desde la cocina podía escuchar el eco de la voz de Sanghyuk hablando por teléfono para ordenar la comida, y aunque no hubiese razón aparente para hacerlo igual sonrió por ese detalle y por el simple hecho de que Sanghyuk no hubiese comentado nada más respecto a lo sucedido. Reconocía que nunca en su vida sería capaz de encontrarse un amigo más leal y comprensivo que Sanghyuk.
Teniendo eso en la mente siguió sonriendo, con el pensamiento firme de que mañana sería un nuevo día. Un buen día.
-¡Kiki, la comida ya viene en camino! Ah, mira nada más... ¡Hyunwoo te dijo que sí!
Sí. Definitivamente sería un buen día.
♥
Eran pasadas las cinco de la tarde cuando finalmente llegó a la casa de Hyunwoo. Al inicio de su jornada le había costado trabajo enfocarse pero ya para la mitad de su turno se había distraído lo suficiente. Daba gracias por el tan ajetreado día, porque tras salir del trabajo la anticipación al momento de su encuentro con Hyunwoo le cayó con fiereza, resolviendo que de haber estado libre hubiese tenido una crisis.
Indistinto a eso, todavía no se sentía libre de riesgos. Seguía reprochándose el haber citado al moreno en su propia casa, pues ya no le parecía su movida más inteligente aunque conociéndose y sin saber las profundidades que podía adquirir la conversación que les esperaba, parecía ser mejor optar por aquel tipo de privacidad.
Tomó aire y contó hasta diez despacio antes de presionar el timbre, recién entonces advirtió el ligero temblor en sus manos y se obligó inmediatamente a aquietarse. Ya le había avisado a Hyunwoo que estaría por llegar así que no le asombró en lo absoluto cuando apenas segundos después de llamar a la puerta el otro le hubo abierto vistiendo una sonrisa retraída.
-Kihyun, buenas tardes. Llegaste rápido.
-S-sí. Creo que sí, ¿está bien que llegase a esta hora? Si estás ocupado puedo volver después.
-¡No! Q-quiero decir... está bien, llegaste en el mejor momento. No te preocupes. Por favor pasa.
Si hubiese sido otra la ocasión se habría reído. Era indiscutible que los nervios les estaban traicionando en aquel momento a ambos, y aunque no pudiese reír, igual le había enternecido el recibiendo del moreno. Si bien tuviese miedo de lo que fuese a pasar a partir de esa bienvenida no podía aplacar sus ansias de poner un fin a todo lo que les aquejaba.
Con el permiso del mayor se coló dentro de la casa, reparando prontamente el ambiente tan cálido que había en la misma, muy al contrario del frío castigador de afuera. Se retiró el abrigo y lo colgó donde el moreno le indicó para luego retirar sus zapatos, cambiándolos por unas pantuflas que estaban a disposición de las visitas a la entrada, consecutivamente trazó el camino que había seguido su adverso hasta la sala.
Con cada paso el corazón le daba un vuelco en el pecho y para cuando estuvo de pie nuevamente frente al moreno, su mirada desfiló por todos lados hasta encontrar valor para verle otra vez. Sin reparar en ningún punto específico de su adverso, se permitió por un segundo descansar en la expectativa del otro antes de encontrar su voz.
-H-hyung... yo... lo siento. Lamento haberme ido sin decir nada el otro día, no estuvo bien de mi parte y...
-No tienes que disculparte.
Aunque le pareció grosera la interrupción, dejó pasar aquel detalle.
-¿Eh?... N-no, no. Hyung, sí tengo que hacerlo. No estuvo bien que me fuera sin decir nada, mucho menos después de que tú y yo... eso.
Se paseó una mano por el cabello, dejando ir un pesado suspiro. Seguía nervioso pero al menos ya había dado el primer paso. Su disculpa le había arrancado un sonrojo y ahora si era verdaderamente incapaz de mirar al otro a los ojos.
-Bueno... creo que yo también te debo una disculpa.
Miró de reojo al mayor cuando éste hubo dicho aquello. Era absurda la distancia que guardaba el uno con el otro, quería que eso se acabara pero no tenía la voluntad para correr a los brazos opuestos, tampoco si era el momento para ello.
-¿Por qué deberías disculparte, Hyung?
...
-Me di cuenta... de un par de cosas que hice mal. Quizá no te afectaron mucho ahora, pero de no haber arreglado nada de eso todo la historia, inevitablemente, hubiese sido diferente.
-¿A qué te refieres, Hyung?...
♥
Le costó trabajo guardar silencio todo el rato que el moreno se dio a la tarea de explicarse. Dentro de sí la sensación escabrosa que dejaban sus emociones encontradas, le apretaban el estómago, le estrujaban el corazón. No estaba del todo seguro de por qué afectaba tanto lo que salía de la boca del mayor, ya que todas eran anécdotas y confesiones anteriores a su llegada; su mente podía racionar, pero al resto de su cuerpo parecía serle indiferente tal consideración. Incómodo se removía de un lado a otro en el lugar donde ahora permanecía sentado al otro lado de la sala donde se encontraba Hyunwoo.
...
-Kihyun... estoy al tanto de los errores que cometí antes de conocerte e incluso después de haberte conocido. Lamento no haber sido honesto contigo ni conmigo, pero no creo que sea tarde para admitir esto y que podamos seguir adelante.
Pasó saliva forzosamente por su garganta seca. Quería responder pero las palabras se le estancaban. Hyunwoo le miraba preocupado, más nervioso que antes. Él por su parte quería llorar pero sin razón aparente, era cierto que el otro había hecho mal pero ese era su pasado, y lo importante no era tanto el hecho ni la confesión sino estar al tanto de que el moreno en efecto había cambiado.
Desde la última vez que estuvo en esa casa, desde esa vez que habló con aquel Hyunwoo se le hacía imposible evadir el cambio tan notorio que ahora encontraba en la actitud del mayor. Eran sus palabras, el cómo las decía, su manera de expresarse y la sinceridad que sus ojos transmitían, como si quisiera mostrarse desnudo ante su presencia.
Ahora todo lo que había dicho Changkyun cobraba sentido.
"Ve y habla con Hyunwoo. Lo que sea que quieras escuchar, él te lo dirá. No pienses tanto... no busques lo que sabes que no vas a encontrar."
"Kihyun... no te diré que eres afortunado por tener a Hyunwoo comiendo de la palma de tu mano, por decirlo de cierto modo. Sin embargo... créeme cuando te digo que sí hay otros que igual quisieran estar en tu lugar. Habla con él, dale una oportunidad. Date a ti mismo esa oportunidad."
Changkyun, literalmente, había ido a entregarle a Hyunwoo. A ese nuevo Hyunwoo.
Y quizá era eso lo que le dolía, reparar en el hecho de que alguien más se hubiese tenido que hacer a un lado dejando a la persona que amaba para que ésta fuese feliz con otro, y que él fuese ese otro. Quizá no era tanto lo que el Hyunwoo del pasado hubiese hecho a Changkyun, sino la realización de todo lo que el joven había tenido que enfrentar para llegar hasta allí, para después de luchar y estar en cada momento al lado de quien amaba, y simplemente irse sin nada. Ahora era capaz de comprender la cantidad relevante de información que Changkyun le había escondido entre sus silencios.
Claro que, él no era quien para recriminar los actos de nadie, porque esos eran asunto ajenos. No estaba allí realmente para vociferar la valentía y el compromiso de Changkyun con Hyunwoo, reconocía que todo lo que ahora sabía era un secreto entre él y el asistente del moreno. Mantendría el anonimato de la participación de Changkyun, pero de alguna forma encontraría redimir su respeto como agradecimiento por lo que éste había hecho para él.
No era fanático de estar en la posición donde había ido a parar con esos dos. Por eso se iba a permitir ese momento para sentir en carne propia el sacrificio que Changkyun había hecho por él.
Sin decir palabra alguna se colocó de pie y caminó hasta el mayor, tomando asiento en la mesa frente a éste para luego, con audacia, estrellar la palma de su mano contra la mejilla ajena. Ni cuenta se había dado de las lágrimas que corrían por su rostro y de los sollozos que reprimía al morderse los labios. No era así como había imaginado que saldría esa plática entre él y Hyunwoo; suponía que a algún lado estarían llegando con eso y lo cierto era que... a pesar de la sensación que incómodamente le hacía picar bajo la piel, quería seguir junto a ese hombre.
-Eso es departe de Changkyun y mía. No debiste hacerle eso a él, esas cosas no se le hacen a nadie, Hyunwoo.
Le reprochó de la forma más calmada que pudo tras haber encontrado su voz nuevamente aunque esta fuese inestable. Había cesado su llanto, finalmente se libraba de la presión acumulada en su interior.
-Te sorprendería. Changkyun también me obsequió una, de todas formas acepto ésta.
Le miró incrédulo por la confesión, comenzando a sentir cierto remordimiento por sus actos, viendo como el rojo en el pómulo del moreno empezaba a ser cada vez más evidente.
-L-lo sien...
-No. No te disculpes más, por favor. Lo que sea que tengas que dejar ir hazlo. Sólo hazlo.
...
-Hyung... tú y él. Tú y Changkyun...
-Nosotros estamos bien, Kihyun. Después de todo lo que hablamos, todo lo que te acabo de contar... ahora estamos bien. Te lo juro, de verdad. No sé si aún me perdono del todo a mí mismo por haber actuado de esa manera con él porque... ese chico significa muchísimo para mí, pero estamos extraordinariamente mejor que nunca.
Le seguía resultando aparatoso no mostrarse incómodo ante las confesiones del otro, más aun cuando se había salido de control. Un tanto cohibido guardó silencio mientras escuchaba al moreno, no perdiendo detalle de sus expresiones mientras éste hablaba.
-Kihyun... para mí nunca ha sido fácil hablar de mis sentimientos con nadie. Esa conversación que tuve con Changkyun me hizo darme cuenta de ello, y de que no podré ser capaz de tener ningún tipo de relación estable con nadie si no pongo de mi parte... por eso... quiero que lo que sea que quieras preguntarme lo hagas ahora, que comencemos de nuevo, mejor que antes.
...
-Por favor.
Si anteriormente las emociones venían impávidas a acumularse quejosamente en sus entrañas, ahora bien podía sentir que se desmayaría. No es que fuese malo, es que era excesivo. Hacía tan sólo segundos le había volteado el rostro al que consideraba (con toda seguridad) el amor de su vida, por razones ajenas a ellos y ahora se moría de ganas por llorar, porque no era justo que Hyunwoo fuese así, no concebía el caer tan rápido con semejante petición. Veía a los ojos del moreno y solo encontraba arrepentimiento, esperanza y él no era nadie para negarle algo que él también codiciaba.
Si Changkyun le había entregado a Hyunwoo con tanta seguridad, con tanto... amor. Él tomaría a Hyunwoo no sólo por hacer feliz a esos dos, sino también por hacerse feliz a él mismo. Le daría la oportunidad al moreno, se la daría a sí mismo.
-S-sólo... quiero saber más sobre ti. Sé que en el pasado no mentiste, pero tampoco me hablaste de quién eras. Hyunwoo, no sé nada sobre ti... tú sabes todo lo que es importante de mí, pero yo... yo no sé quiénes son esas personas en tus fotos, no sé a qué edad tuviste tus primeras veces, no sé si tus padres siguen vivos y espero que lo estén porque me gustaría conocerlos. Hay tanto que quiero saber y necesito escucharlo de ti, no de alguien más.
Hizo una pausa al pensar que quizá habría ido muy lejos al manifestar sus sentimientos, pero al ver la claridad en la mirada adversa dejó de tener miedo.
-Ese día me fui porque estaba asustado, dolido y también molesto de que yo si hubiese tenido la intención de abrirme hacia ti, y no fuese recíproca la condición. Fue muy inmaduro de mi parte, lo sé... también me tomó tiempo darme cuenta de ello y después sólo tuve vergüenza de hablarte...
Hubiese seguido su monólogo de no ser por los fuertes brazos que le envolvieron con tanta seguridad. Se quedó estático por unos segundos ante el asombro, pero bien hubo reconocido la calidez que el cuerpo ajeno le transmitía se apoderó de ésta al abrazarle, más bien aferrarse. Había echado de menos aquel embrace reconfortante.
-Todo... absolutamente todo lo que quieras saber de mí te lo diré, hasta lo que no sepan otros. Puedes confiar en mí, Kihyun.
♥
Tras media hora de estar abrazados en una incómoda posición habían logrado despegarse del otro para ponerse más cómodos y seguir conversando. Ahora con copas de vino en mano y todas las fotografías que anteriormente le habían hecho lamentarse colocadas sobre la mesa, Hyunwoo le hablaba tranquilo sobre cada una de esas personas que de a poco empezaba a conocer.
-Entonces, estuviste casado y ella... ¿ella fue tu esposa?
-Así es... estuvimos casados por unos cinco años. Admito que quizá estuve enamorado de ella, fue mi amor en la universidad después de todo. Le pedí matrimonio sin siquiera tener un anillo y ella igual dijo que sí, cosas que sólo hacen los jóvenes, ¿no? ... pero luego de un tiempo nos dimos cuenta que nos habíamos precipitado, es decir, hay una diferencia entre estar enamorado y querer pasar el resto de tu vida con esa persona a tu lado.
Hyunwoo hablaba y el reparaba en la veracidad de sus palabras, pero más que nada en lo avergonzado que se sentía por haber dudado siquiera un segundo de la lealtad de ese hombre.
-Bueno, esa historia no es tan... ¿mala?
Escuchó una risa suave emerger del moreno, una risa que no le había escuchado antes. Se le antojó tan dulce que no pudo evitar contagiarse. Se acomodó en su lugar, alzando la mirada mientras aun reposaba sobre el pecho ajeno.
-No, para nada. Nuestro matrimonio no funcionó, pero por suerte no fueron discusiones lo que nos hizo separarnos, fue más la realidad de que nunca nos tratamos como una pareja, parecíamos más bien compañeros de piso.
Fue su turno de reír cuando el mayor hizo aquel comentario. Ahora que conocía la verdad, imaginarse escenas como esa le transmitía tranquilidad.
-Ella es una gran persona, una buena amiga. Por eso aún conservo esta foto de nosotros. Hace unos años volvió a casarse de nuevo.
-Qué bueno por ella, Hyung.
-Así es... bueno por ella que encontrara la persona indicada. Pero no es la única afortunada.
Tras oír al mayor no pudo evitar buscar su mirada, disfrutando de la inmensidad que esos orbes le mostraban. Sin reparo cedió y de manera sutil se movió hasta posar cómodamente sus labios en los opuestos. Un roce a penas, nada de pasión, sólo ternura. La misma que evocaba si pensaba en la tarde que habían tenido en su segunda cita en el parque.
-No, ella no es la única afortunada.
Coincidió con el moreno quien sonriendo le volvió a plantar otro beso.
♥
Era tan fácil caer de vuelta en la comodidad una vez los problemas eran resueltos.
"Cómo pude haber sido tan necio."
Pensó mientras reía de cualquier tontería que el moreno hubiese dicho en el momento, ambos disfrutando de poder regocijarse en la compañía del otro después de tantos días inmersos en incertidumbre. Ahora ambos respiraban el aire fresco de ese renacimiento.
-Yah... Hyung, no te hagas el tonto. Dime qué te dijo Hyeongjun en el café.
-Lo siento, Kihyun. Ya te lo dije, soy un hombre de palabra y Hyeongjun dijo que si rompía mis promesas me tragaría mil agujas, parecía muy serio con su sentencia, ¿acaso quieres sufra?
-Ah, por favor. Hyung... dime, no le diré nada. Es mi hijo después de todo, tengo que saber lo que conversa con otros.
Reclamó, pretendiendo sonar autoritario fallando miserablemente en el intento al jugar aquella carta de padre sobreprotector, que terminó por sacarle una vergonzosa risa.
-Increíble cómo abusas de tu autoridad, Kihyun. Por eso te quedarás con la duda.
Le mostró la lengua en otro gesto infantil para luego reír ambos. Intentaba no hacer evidente el sonrojo que ahora se había instalado en sus mejillas; sin embargo, aquello no pasó desapercibido por el moreno quien terminó besando sus mejillas haciéndole ruborizar hasta las orejas.
-Aigo... qué adorable te ves así, Kihyun.
-No soy adorable, Hyung.
-Lo eres. De algún lado Hyeongjun salió así de lindo, ¿no?
-Yah, ese niño ya verá. Por andar guardando secretos contigo le castigaré antes de su cumpleaños.
Fingió molestia con aquella mentirilla blanca, sabiendo que realmente no sería capaz de castigar a su hijo por algo como eso.
-¿Oh?, ¿Su cumpleaños es pronto?
-Así es, es el 30 de éste mes. Unos días después del mío.
Comentó restándole importancia, llamándole la atención lo escandalizado que parecía el moreno después de darle esa información.
-¿Cómo es que no sé qué estás por cumplir años?
-Pues... no es tan importante tampoco, Hyung. No le doy mucha relevancia a mi cumpleaños teniendo igual de cerca el de Hyeongjun.
-¿Me dirás igual qué día es?
-Mh, quizá... si me das un beso sí.
Ante su coqueta petición no pudo evitar sonreír achicando sus rasgados ojos en el proceso. No tardó nada en sentir los labios ajenos besar su sonrisa un par de veces y antes de si quiera poder corresponderle le sintió alejarse..
-Dime entonces el día que debo homenajearte.
-¿Eh? B-bueno, es el 22.
-¿Qué? Kihyun... eso es el viernes.
Se encogió de hombros ante la confirmación.
-Lo sé. Ya le dije que no armo mucho escándalo al respecto, Hyung.
-¿Te importa si yo lo hago?
-¿El qué?
-Armar un escándalo por tu cumpleaños.
-Y-yo... ¿quizá? Hyung por favor, no quiero que planee hacer algo inmenso y mucho menos que me de obsequios costosos. No hace falta, de verdad.
Observó al moreno meditar lo que acaba de decir y aunque no le pareciera que éste estuviese convencido con el asunto, igual le vio asentir.
-De acuerdo, tienes mi palabra.
Contento con la respuesta que esperaba volvió a acurrucarse contra el moreno, saboreando la serenidad instalada entre ambos.
♥
Más temprano que tarde la realidad les hubo terminado la fantasía y debieron poner fin a su maravilloso festejo de reconciliación. Al día siguiente ambos tenían que trabajar, además de las otras obvias responsabilidades.
No era demasiado tarde cuando ya el mayor le llevaba de vuelta a su casa y mientras seguían conversando de trivialidades se dio cuenta de algo importante. Fue más bien un tironcito en su corazón que le advirtió nuevamente la existencia de su temor.
Es decir, ahora que estaba por llegar a casa se percataba de que no había sido del todo honesto con el mayor. Claro que habían aclarado mil y un dudas, claro que ahora estaba más que dispuesto a seguir adelante pero seguía, de algún modo, teniendo miedo.
Su estúpido miedo irracional al compromiso que había olvidado hablar con Hyunwoo.
Cuando el mayor hubo detenido el vehículo a las afueras de su residencia, se sintió nervioso. Nuevamente, y ahora más que nunca se sentía real lo que había entre ellos. No sabía cómo era capaz de disfrutar y sufrir en silencio por algo al mismo tiempo, pero allí estaba.
No obstante, ya no era el momento para abordar un tema tan significante. Tendría que guardar la compostura, callarse una vez más su malestar porque de todas formas había sido su culpa el no hablar.
-Gracias por traerme de regreso, Hyung.
-Sabes que no es ningún problema. Encantado podría ser tu chofer todos los días si me lo pidieras.
-Hyung, eso fue muy cursi.
Reclamó aunque en el fondo eso le hubiese derrito el corazón.
-Y puede ser peor, no me retes.
Perplejo por tan extraña amenaza, se limitó a soltar una carcajada que logró contagiar al mayor. Una vez más calmados, sintió al moreno tomar una de sus manos antes de hablar.
-Nos vemos el viernes, ¿sí? No acepto un 'no' por respuesta.
Ante la intrepidez del mayor sólo se limitó a asentir y sin esperarlo un par de labios asaltaron los suyos en un beso similar a los otros que habían compartido esa noche. Suspirando, correspondió a la íntima caricia que no duró más de unos segundos pero les dejó unas bonitas sonrisas.
-Buenas noches, Kihyun y... gracias por todo.
-Buenas noches, Hyung... gracias a usted también y, escríbame cuando llegue a casa, ¿sí?
-Lo haré. Mándale mis saludos a Sanghyuk y a Hyeongjun.
Se bajó del vehículo y despidió a su mayor en la entrada al mover su mano. Tan pronto perdió el auto de vista fue que dejó ir la pesada exhalación que venía aguantando.
...
"¿Por qué si ya lo tengo todo sigo dudando?"
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.
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Ay, Kiki... hasta cuándo con lo mismo, Kiki.
Bien, es un buen momento para anunciar que éste fic ya superó las 65.000 palabras, lo que lo convierte en el fanfic más largo que he hecho. Si sigo haciendo capítulos así de largos terminará siendo incluso más largo que mi tesis de grado.
He pensado mucho en los giros finales que tendrá la historia y que me encuentro un tanto nervioso por el resultado. Espero éste capítulo haya sido del agrado de ustedes y que los siguientes capítulos también lo sean.
Se vienen momentos felices, no sólo para el Showki de éste fic sino también para nosotros como humanos, no perdamos la esperanza y tengamos paciencia. Sigan cuidándose, por favor.
También quiero aprovechar éste momento para publicitarme a mí mismo. Hace unos días publiqué otro trabajo que hice años atrás, no es un fanfic pero lo considero uno de mis mejores escritos, está basado de alguna manera en dos de los integrantes del grupo Wanna one. Si gustan leerlo no duden en entrar en mi perfil para buscarlo.
Gracias por el apoyo. Después nos leemos (。・艸-。)-☆ wiйκ
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