♡ → Capítulo vigésimo primero

Buenas, buenas. Volví antes de lo que tenía planeado porque me vi en la dicha de tener muy claro lo que quería escribir. Ésta capítulo se me hace similar a los primeros, quise escribirlo lo más dulce posible porque estamos hablando de un nuevo comienzo. Aquí también tendremos la participación de un personaje secundario importante, ¿adivinan quién es? Bueno, no hace falta, sólo pónganse a leer.

¡Arriba el Showki!

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Catalogaría esos días como unos de los más agotadores de su vida, emocionalmente hablando estaba exhausto y para su desdicha sabía que allí no terminaba todo. Le faltaba camino por recorrer en aquel sendero pedregoso y, por más agobiante que fuera tenía que llegar al final porque allí estaría Kihyun, no podía rendirse, no podía perder a Kihyun.

Luego de la disputa y posterior reconciliación con Changkyun su vida de la noche a la mañana habría dado un vuelco de 180 grados. Parado a la mitad de un plano contrario era capaz de vislumbrar todo con más claridad desde su nueva perspectiva. La tormenta se disipaba dejando a su paso escombros que todavía le serían útiles para reconstruir el futuro próximo; era así, no tenía por qué echarse a morir cuando gracias a Changkyun todo había vuelto a sus andadas.

Una vez más reafirmaba su punto de estar en lo cierto cuando decía que el humano no era capaz de trabajar solo. A lo largo de su vida había resuelto llegar a esa conclusión, pero después de que Changkyun le hubiese quitado la venda de los ojos no podía hacer más sino aceptar otra vez que sin aquel chico su vida estaría perdida. No era únicamente por lo de Kihyun, era todo cuanto el menor habría hecho en el pasado por él sin esperar nada a cambio; definitivamente, no se había equivocado.

En el dichoso día que su camino se cruzó al de Changkyun, desde el primerísimo instante que su mirada se posó en el adolescente supo de alguna manera que estarían destinados, y estaba feliz al no saberse errado. Claro que, y todavía con el perdón de Changkyun, seguía recriminándose sus conductas inapropiadas en el pasado, tampoco iba a castigarse pero sí pondría más atención, se esforzaría por finalmente darle al menor todo lo que debió concederle antes. Todo el amor sincero y no los impulsivos actos obsesivos que le había ofrecido.

Sin dudas amaba a Changkyun como aquel que ama sin restricciones lo que a sus ojos es extraordinario, sin significados, sin ataduras. Él amaba a Changkyun porque le era natural, como un sexto sentido, porque para amar no se tenían que seguir las políticas de nadie. Por otro lado, Kihyun... amaba a Kihyun con la pasión de un amante, con toda la intención y la fuerza que viene al encontrar a tu alma gemela. Eran situaciones distintas, pero allí en sus distintas tonalidades concebía la magia del amor.

Ahora que por fin era honesto consigo mismo, su corazón se sentía agradecido.

Ya sabía cuál sería su primer paso: arreglar las cosas con Kihyun. No es como si no hubiese sido su opción primordial desde el inicio, pero ahora estaba preparado, tenía respuestas, sentía la fuerza de voluntad avivar sus ganas, y por nada del mundo se rendiría ante las adversidades que se le presentaran.

Si eran ciertas las suposiciones de Changkyun, si era cierto que Kihyun lo que padecía era un miedo irracional al compromiso, entonces resolvería cómo sacárselo del cuerpo. Le demostraría que no había nada a qué temerle, lo haría al paso de un amante comprensivo y amoroso. Lo haría porque no había nada más en el mundo que deseara más que estar al lado de Kihyun.

"Entonces... hablar con Kihyun, sí."

Fácil decirlo, no tan fácil llevarlo a cabo. Es decir, el pelirrojo seguía ignorando sus llamadas y sus mensajes porque incluso aunque Sanghyuk le contestara, estaba al tanto de sus farsas. Entonces, su mejor opción era interceptar al barista como la primera vez, en su lugar de trabajo porque tarde o temprano Kihyun debía volver. Pero quería estar seguro del día, de la hora, de todo. No estaba en sus intenciones darle más largas al asunto, así que... le sacaría provecho a su nueva fuente de información, llámese: Changkyun.

Para 'Kkunkkungie' - ¿Podrías averiguar por mí cuándo regresa Kihyun al café?

De 'Kkunkkungie' - Vaya, no han pasado ni dos días desde lo nuestro y ya quieres ir con otro.

Sonrió ante la pronta y altanera respuesta del menor.

De 'Kkunkkungie' - Yah, tendré que preguntarle a Minhyuk. Pero, oye... la información tiene un precio, ¿estás dispuesto a pagar?

Para 'Kkunkkungie' - Tú pide lo que quieras. Te lo daré.

Respondió de inmediato, siguiéndole el juego. No se había dado cuenta hasta ese momento de lo mucho que había echado de menos tener conversaciones tan fluidas y despreocupadas con Changkyun.

De 'Kkunkkungie' - Pero mira qué cosas, por fin encontré a mi Sugar daddy *emoji* Te diría que acabas de firmar tu sentencia de muere, pero eso es algo que ya sabes.

Para 'Kkunkkungie' - Estoy al tanto de tus términos y condiciones, ¿me dirás lo que quieres?

La respuesta contraría a las otras tardó en llegar, pero tan pronto leyó lo que el menor le hubo escrito esbozó una sonrisa.

De 'Kkunkkungie' - Un fin de semana. Tú y yo solos. Después de que acabe todo esto, claro. Cuando ya tengas a tú Kihyun entre tus brazos y blablablá. ¿Te parece?

Para 'Kkunkkungie' - Y yo que pensé que me quedaría en la quiebra. Por supuesto que acepto, es un trato. Mejor dicho, una promesa.

De 'Kkunkkungie' - Me encantan los finales felices. Está bien, Nunu. Te escribiré cuando tenga la información.

Bendecido y afortunado. Así se sentía en esos momentos leyendo respuestas como esas, porque sabía que de ahí en más las cosas sólo iban a mejorar.

Para 'Kkunkkungie' - Gracias, Kyun. Ah, por cierto... un pajarito me comentó que has estado jugando hasta desvelarte otra vez, no me parece. Después andas todo malhumorado y así no me sirve.

De 'Kkunkkungie' - Listo. Mataré al boca abierta de Hyungwon.

- Y se supone que la parte que tomes en serio sea la del 'sugar' no la del 'daddy'.

Soltó una alegre carcajada tras leer al menor. Changkyun podría ser una persona complicada, pero de esas que siempre valdrían la pena.

La fecha para el regreso de Kihyun fue mucho más pronta de lo que imaginó. Recién el viernes habría hablado con Changkyun y ya para ese mismo lunes que llegó con prisa el barista se reincorporaría.

"MinHyuk me comentó algo de que Kihyun estaba cansado de descansar, así que le pidió a Hoseok incorporarse antes de lo planeado. Suerte para ti."

Pensó en lo que Changkyun le habría dicho, ¿realmente sería suerte?

Es decir, no es que hubiese perdido su convicción, pero habiendo llegado el lunes se sentía irremediablemente nervioso. Hacía ya bastante que no veía al pelirrojo y la sola idea de que pudieran pasar cualquier cosa, le abrumaba.

Esa mañana mientras se alistaba para el trabajo casi se corta dos veces afeitándose, estuvo a punto de resbalar por las escaleras y, para poner la guinda al pastel... sus tostadas se habían quemado por andar de despistado. Le era más que obvio que todo eso era una clara señal de que debía guardar la calma.

-Todo estará bien.

Se dijo a sí mismo antes de salir por la puerta de su casa para ir camino al trabajo. No podría ir a cumplir su meta en la mañana debido a una reunión, pero definitivamente a la tarde entraría en acción.

Sí, todo saldría bien.

Para su sorpresa el día mejoró considerablemente y la tarde llegó sin percances. Ya se encontraba de camino al café a paso de vencedor con las mejor actitud y confianza en sí mismo y, tan pronto abrió la puerta fue como recibir un balde de agua fría.

Pensó había meditado lo suficiente frente al espejo, pero simplemente no pudo evitar los nervios que volvieron su garganta un nudo tras distinguir a lo lejos la cabellera pelirroja del dueño de su corazón.

Sin saberlo sus pies le llevaron hasta la barra donde tantas veces se habría apoyado para llamar la atención del barista, y tal como si fuese otro de esos días respiró profundo antes de pronunciar su nombre.

-Kihyun.

Inmediato a su llamado observó al joven volverse tenso en su lugar y como si todo se fuese a cámara lenta le vio darse la vuelta para finalmente cruzar sus miradas. Podría jurar que el corazón se le saldría del pecho, pero sabía cómo mantener la compostura. Mostró una sonrisa al pelirrojo pero no obtuvo el resultado que esperaba.

-Hyunwoo Hyung...

Se dio un momento para aclarar su voz, no queriendo que sus nervios le traicionaran antes de volver a hablar.

-Kihyun, buenos tardes. Es... grato volver a verte, ¿cómo has estado?

-Ah, yo... bien, ¿y usted?

-Bien, sí. Mejor ahora que te veo.

Quizá juntarse con Changkyun le había dado esa facultad de hablar sin filtros, o al menos decir lo que realmente sentía en los momentos precisos. Indiferentemente, parecía que el haber dicho eso no había aliviado la tensión entre ellos. Notó la indecisión en el joven cuando éste paseó la mirada por el lugar buscando una excusa para no tener que responder, suerte para él que no hubo excusa alguna.

-Kihyun... creo que tenemos que hablar.

-No. Bueno, sí. Pero no pienso hablar de nada aquí, no ahora. E-estoy muy ocupado, Hyung. Si fuera tan amable de retirarse.

Se llevó una mano al cuello procesando el rechazo disfrazado en formalidades que le había dado el pelirrojo. Se sentía extrañamente derrotado, sin embargo, no hizo más que ofrecer una media sonrisa, casi como si con ese gesto intentase pedirle disculpas al barista antes de irse.

Aunque no tuviese ganas de continuar, y mucho menos fuese el momento para presionar a Kihyun, igual no reparó demasiado cuando ya se encontraba convenientemente en su lugar favorito de aquel café. Sólo cuando Jooheon llegó a su lado salió de sus cavilaciones.

-¡Señor Son! Es un gusto volver a verlo por aquí, ¿desea que le traiga lo de siempre?

Contagiado por el entusiasmo del chico y por tan cálido recibimiento no pudo evitar devolverle una sonrisa.

-Buenas tardes, Jooheon. La verdad no... tengo ganas de algo más fuerte. Un café me vendría bien.

-Una taza de café entonces, en seguida, Señor.

Ni siquiera tuvo tiempo de darle las gracias al chico cuando ya este se había ido de regreso al mostrador. Se le había hecho extraño que el otro no hubiese pedido explicaciones, y es que aunque Jooheon siempre le traía sus pedidos, Kihyun era el que conocía sus gustos. Pero le bastó una mirada hacia la corta interacción entre Jooheon y Kihyun para entender que entre ellos dos no había explicaciones que dar.

Su mirada se cruzó por un instante con la del pelirrojo y más que un escalofrío percibió una cálida sensación apoderarse de su pecho, ¿habría sido sólo su imaginación o aquello realmente sería una señal de parte del joven?

Resurgiendo de su estupor notó lo vacío que se encontraba el lugar y que el silencio a pesar de reconfortante no se le antojaba del todo en esa ocasión. No quería pensar, estaba agotado de tanto pensar.

Y como si Dios hubiese escuchado sus silenciosas plegarias su salvación llegó alborotada y veloz.

-¡Joo-ho-ney!

Vio aparecer de la nada al hijo de Kihyun, yendo a prisa hasta interceptar en un abrazo a Jooheon.

-Hyeongjun, pequeño... te he dicho que no puedes gritar aquí. Tú papá nos matará a los dos.

-Pero, pero... estoy muy aburrido y Mini aún no llega por mí, ¿no podemos jugar?

-No, pequeño. Estoy trabajando y... ¡Ya sé! El señor Son jugará contigo.

Alcanzó a escuchar la corta conversación entre ambos y para cuando escuchó su nombre pestañeó incrédulo ante un Jooheon que apenado, empujaba con gentileza al niño hasta su mesa.

-Hyung, ¿puede cuidarlo por un momento? Mi jefe me va a matar si desatiendo las mesas y Kihyun probablemente me mate también por cualquier cosa. Se supone lo vienen a buscar en un rato, no deben tardar. Gracias, Hyung.

-E-espera, Jooheon...

Otra vez el chico le dejaba sin tiempo para hablar y convenientemente Kihyun parecía haberse desvanecido del lugar. Observó al niño que aunque tímido no dejaba de verle mientras apretaba lo que parecía ser un peluche entre sus manos.

-Ah, no tienes por qué quedarte parado allí. Puedes sentarte.

Ofreció al niño que dudoso finalmente aceptó la invitación, sentándose frente a él en la mesa.

Ahora que tenía tiempo para detallar al infante no le cabía la más mínima duda de que era hijo de Kihyun. Aquellos ojos gigantescos que parecían sostener toda la inocencia del mundo en forma de estrellas, la pequeña nariz esculpida, sus prominentes pómulos, la forma de los labios, la pequeña figura y esas manitas... era un Kihyun en miniatura. Aunque claro detalló algunas cosas fuera de lugar que intuyó serían por parte de su madre, Kihyun igual no sería capaz de negar ante nadie que Hyeongjun fuese obra suya. El niño era tan tierno que incluso parecía de portada de revista.

Se dio cuenta que se había perdido en sus pensamientos cuando Hyeongjun incómodamente se removió en su lugar hasta dejar sus codos en la mesa para apoyar la cabeza entre sus manos.

-Usted es el mismo señor de la otra vez.

-¿Eh?

-Usted es el señor de la otra vez. También es el señor del que mi tío Hyuk habla tanto con papi.

Se quedó de piedra cuando el niño sin saberlo le enfrentó de esa manera. En otro contexto le hubiese dado ternura el acento peculiar que tenía Hyeongjun al hablar, pero no era el caso para sucumbir a tan adorable detalle.

-Creo que... ¿sí?

-Usted y mi papi han estado saliendo, lo sé porque mi amigo Mini y yo hemos estado escuchando. P-pero, pero usted no puede decir nada.

Le causó algo de gracia que el niño fuese tan osado y luego quisiera volver sobre sus pasos con una tierna amenaza. Hizo un gesto al cerrar su boca como si de un cierre se tratase y le dedicó una sonrisa al infante. Inmediatamente este pareció relajarse un poco.

-Prometo no decir nada al respecto a tu padre.

-Hm... no le creo. No creo que usted sea un señor que guarde sus promesas.

Vio al niño cruzar los brazos en su pecho y posteriormente fruncir los belfos en un puchero.

-¿Y eso por qué?

Preguntó incrédulo.

-Usted ha hecho llorar mucho a mi papi... él piensa que no lo sé, pero ya no estoy tan chiquito. Puedo darme cuenta de las cosas.

Ante la confesión mordaz del niño su corazón dio un doloroso vuelco en su pecho, era cierto que los niños no tenían capacidad para mentir como los adultos, Kihyun incluso le había dicho alguna vez que Hyeongjun decía la verdad inmediatamente después de decir una mentira, así que eso era verdad. Había hecho llorar a Kihyun.

-Pero...

...

-Pero... usted también hace feliz a mi papi. Lo que me hace pensar... que quizá no sea tan malo. Es como cuando Mini y yo nos peleamos, él me hace llorar porque casi nunca quiere jugar a lo que yo digo, pero luego viene y se disculpa conmigo.

Escuchaba la explicación del niño con detenimiento sabiendo que entre esas inocentes palabras había mucho más de lo que aparentaba.

-¿Usted y mi papi están peleados? Porque si es así solo tiene que disculparse como lo hace Mini. Estoy muy seguro de que mi papi le perdonará porque según mi tío Hyuk usted le gusta muchísisisisimo.

Y exactamente a eso se refería. Sonrió, aunque un tanto apenado por la facilidad que tenía el niño para delatar a su padre. Pensó que Hyeongjun era mucho más tímido, pero agradecía que se hubiese abierto para hablarle con tanta confianza.

-Bueno, Hyeongjun... no te equivocas en casi nada. Tú papá y yo tenemos cosas de adultos por resolver, y hoy vine a disculparme con él.

-¿De verdad?

-Así es.

Vio como el niño entrecerró sus ojos, frunciendo los labios y el ceño como si quisiera escudriñar en sus pensamientos para buscar la falsedad de sus palabras, y luego simplemente sonrió mostrando una radiante e infantil sonrisa.

-Voy a confiar en usted, pero solo si promete no volver a hacer llorar a mi papi.

-Te lo prometo, Hyeongjun. No volveré a hacer llorar a tu padre.

Se apresuró a decir, no queriendo hacer esperar por una respuesta al niño.

-No, no. Así no. Vea, así...

Dejó que el otro tomase una de sus manos y con curiosidad siguió sus instrucciones hasta enlazar sus meñiques y juntar sus pulgares con cierta dificultad por la diferencia de tamaño entre sus manos.

-Así. Ahora si rompe su promesa tendrá que tragarse mil agujas.

Sonrió enternecido ante la sentencia que le impuso el pequeño y asintió.

-Hyeongjunnie. Ya Sanghyun y Minhee llegaron por ti.

La voz de Jooheon le sacó a ambos del momento y rápidamente el pequeño se asomó por la ventana saludando a quien supuso era Sanghyuk y su hijo Minhee.

-¡Yey! Gracias, Joohoney. Gracias, señor Son. Iré a despedirme de papi.

Vio al niño correr apresurado por el local, dejando a Jooheon con un regaño a mitad de camino que terminó en un suspiro.

A lo lejos todavía pudo ser espectador del momento exacto en el que Kihyun recibió a su hijo en brazos, besando luego sus mejillas y sus cabello antes de dejarle partir con una sonrisa y una promesa que no llegó a escuchar. Tal escena le derritió el corazón, pero más conmovido quedó con lo que el niño hizo antes de irse.

Apretando el peluche que cargaba contra su pecho se acercó una vez más hasta su mesa para decir apresurado.

-Por favor no olvide cumplir su promesa, Señor Son. ¡Byebye!

Y así de rápido se despidió saliendo del café al encuentro con su amigo y su tío que le esperaban a la entrada. No pudo evitar quedarse viendo las tres figuras que rápidamente se alejaban, estaba feliz porque a pesar de no haber tenido la conversación que esperaba con Kihyun, había tenido una mucho mejor con Hyeongjun.

-Ah... ese niño es un amor, pero de vez en cuando no hay cómo controlarlo. Aquí tiene su café, Hyung. Disculpe la tardanza, la máquina se quedó atorada y Kihyun tuvo que repararla.

-Oh... no, tranquilo. No hay problema, Jooheon. Muchas gracias.

-A usted por cuidar de Hyeongjun.

Vio al chico alejarse con la misma sonrisa de hoyuelos de siempre y sólo después de ese momento fue que se percató.

Kihyun era un experto en el 'arte latte', pero sabía que el joven prefería diseños sin figuras consolidadas antes que los dibujos habituales que conseguirías en todas partes, sin embargo, éste se había tomado el tiempo dibujar un perfecto corazón sobre la espuma de su café.

Alzando la mirada quiso dar con la contraria, buscando un momento similar como el que hacía un rato habían tenido, no obstante, para su desgracia Kihyun estaba ocupado. A pesar de eso volvió a ver el corazón sobre la taza y para guardar recuerdo del mismo decidió tomarle una foto; posteriormente, tras dar un primer sorbo al café no le hicieron falta palabras.

Su mente y su corazón se pusieron de acuerdo al llegar a la realización de que... Hyeongjun tenía razón.

Esa misma tarde al volver a casa seguía revoloteando alegre en el ameno recuerdo de su fructífera tarde. En sus papilas todavía percibía la estela del delicioso sabor a café, del amor que Kihyun había puesto en éste para él.

Y como si fuera poco, como si no pudiera ser más afortunado. Finalmente un mensaje llegó a su teléfono siendo el pelirrojo su remitente.

De Kihyun ♡ - Buenas tardes, Hyung... no sabía si estaba bien escribirle, pero... me gustaría saber si está disponible para hablar mañana.


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No tengo mucho que agregar. Espero hayan disfrutado tanto como yo de la interacción entre Hyeongjun y Nunu. Sé que entenderán que Nunu es hombre de pocas palabras pero siempre da en el clavo con lo que dice.

Espero escribir pronto el capítulo que sigue, las cosas pondrán de nuevo un poco intensas, pero nada que sea un problema. 

Cuídense y gracias de nuevo por el apoyo. 

Nos leemos pronto ᕙ (;`⊥ ^★)┐

PD: Yo espero que ustedes le estén dando todo el amor y el apoyo que tienen al Nunu real. Es preocupante lo de su lesión, pero agradezco que al menos Starship tomara cartas en el asunto, esperemos que pronto ya esté al 100% ese hombre se merece el cielo. 

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