♡ → Capítulo (último) vigésimo sexto

Una vez más... I'm back. Finalmente, tengo el placer de notificarles que esta historia ha llegado a su fin. Quizá éste no sea el mejor capítulo de todos, pero es el cierre que soñé darle al fic. Espero de verdad poder transmitirles todo el amor que puse en éste último capítulo, que les llegue al corazón y que les saque una sonrisa. No tengo mucho más que decir, sólo que tal vez lloren un poco, pero les prometo que será de felicidad. Y ya saben, lo de siempre... 

¡Arriba el Showki!

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Era demasiado temprano para irse al trabajo, y por suerte ese no era el lugar al que tendría que ir aquella mañana. Ya perfectamente arreglado se subió al auto y lo puso en marcha, entusiasmado por la idea de llegar cuando antes a su destino.

Habría pasado un año, quizá un poco más desde aquella fiesta tan memorable. Y después de tan idílico momento, la vida, por supuesto, se había cerciorado de colocarle obstáculos en el camino, pero allí estaba firme, como siempre, a punto de hacer la movida más importante de todas en la vida de un hombre.

Si veía en retrospectiva en el pasado cercano, estaría en lo cierto al decir que más de una vez se cuestionó el éxito de su relación con Kihyun. Sin embargo, tan pronto empezaban a tornarse turbios sus pensamientos se aseguraba de cancelarlos y volver a las andadas, recordando que las discusiones y los malos entendidos también eran parte del desarrollo de una relación estable y sana.

"No todo puede ser color rosa."

Palabras que quedaron grabadas en su memoria desde una particular discusión acalorada que habría tenido con el antiguo pelirrojo. Kihyun ahora llevaba el cabello negro, se veía más maduro, pero no por ello menos apuesto. Podía decirse que el joven había atravesado por un cambio radical en su apariencia física en los últimos meses, ya no era más el chico lindo del café, ahora era el hombre atractivo del café. El encantador hombre que le servía siempre con una sonrisa sincera, aunque tuvieran una discusión y un montón de problemas a cuestas.

Desde el primer día que puso todo su empeño en conquistar el corazón del barista, supo que 'fácil' no era una de las palabras que se vería usando a diario. Y tenía razón.

Yoo Kihyun era la persona más compleja que hubiese conocido jamás, incluso superaba con creces a Changkyun. Y todavía, era eso lo que le hacía volver una y otra vez sobre sus pasos para intentar comprender al barista. Porque si de algo estaba seguro, era que amaba descubrir todos los días algo nuevo de su pareja. Le gustaba el proceso evolutivo al cual estaba sugeto su relación con el pelinegro, le encantaba saber que al día siguiente sería una aventura diferente y que su recompensa no era otra, sino resolver las complejidades de su amor para por amarle mejor. Amar a Kihyun era su mayor pasión.

Por esa razón pensaba en lo absurdo que habría sido en el pasado por una etiqueta a lo que era, sin embargo, en éste mismísimo presente era diferente.

"-Hyung... ¿estás conforme con nuestra relación?

A penas terminaba de recuperar el aliento tras haber hecho el amor con el pelirrojo, y ahora le venía con tal pregunta. Dolorosas punzadas producto de la ansiedad no se hicieron esperar; esas que arrastrándose lentamente le hacían cuestionar todo cuanto hubiese hecho con el otro. Estaría asustado, pero igual respondería por el bien se conseguir una solución al problema que viniese unido a esa conversación.

-Por supuesto que lo estoy. Acaso... ¿tú no lo estás?

-¡No! Es decir, sí. Aish... lo siento. Quiero decir... claro que lo estoy, es solo que...

Aunque titubeante, la respuesta del joven logró traerle paz a su ser. Lo único que le sobraba ahora y que iba por encima de su ansiedad, era la curiosidad. Con la misma ternura de siempre se incorporó de costado en la cama para tomar las manos del pelirrojo y así besarlas, alzando su mirada hasta dar con la adversa, transmitiéndole la confianza que sabía necesitaba.

-No tengas miedo de hablar conmigo, Kihyun. Dilo, ¿es solo que...?

-Es s-sólo que no sé si estás feliz con el hecho de que nuestra relación no tenga un 'nombre'.

Escuchó la honesta respuesta del menor y aunque lo intentó, no pudo contener la alegre carcajada que se le escapó.

-¡Yah! Qué dije que fue tan gracioso.

Protestó su adverso al tratar de alejarse, pero no le dejó. Volvió a tomar de sus manos y le acercó nuevamente a su cuerpo.

-Lo siento, lo siento. No fue mi intención, es que... pensé que este sería el tipo de conversación triste que las parejas tienen antes de terminar. Sólo estoy feliz de que no haya sido así.

-¿T-terminar? D-de qué hablas, por supuesto que no quiero...

-Te amo.

De pronto volvía a sentirse nervioso por su abrupta confesión, sin embargo, no podía estar más seguro de sus sentimientos. Y si sus palabras no eran suficientes, en su mirada enlazada a la opuesta se encontraban todas las respuestas. Esa era la respuesta que su corazón quería darle al barista y no la negaría.

El vacío en el tiempo que generó su declaración, aunque largo, no logró arrancarle la calma. Si bien Kihyun no respondía, al menos no lucía enfadado, al contrario podía jurar que ahora sus mejillas hacían juego con sus alborotados cabellos.

-Hyunwoo...

Atendió al llamado y con gentileza se inclinó nuevamente a besarle las manos.

-No me molesta que nuestra relación no tenga un nombre porque te amo, Kihyun. Con o sin una etiqueta, si estás conmigo me es suficiente.

Y tal como al primer deshago de su corazón, Kihyun no respondió con palabras, sino con acciones.

El beso que hubo sellado sus labios estaba seguro que lo recordaría por siempre. No le haría falta preguntar al barista si le amaba también, por cómo le buscaba con urgencia y anhelo para pegarse a su cuerpo aun en plena desnudez, le demostró mucho más, le abrió los ojos, el corazón, el alma."

Ya hacía unos meses de esa conversación, pero el recuerdo seguía evocándole el mismo sentimiento de serenidad. No se cuestionaba nada de lo que se habían dicho esa noche antes de quedarse dormidos, sin embargo, esperó con ansias a que Kihyun volviese aquello realidad. Su corazón tenía ganas de escucharle, no sólo sentirle.

Y finalmente a las tres semanas de ello, se cumplió su deseo.

"Te amo, Hyunwoo... n-no lo dije antes porque no sabía cómo hacerlo, nunca antes alguien me había dicho que me amaba. No de esa forma."

Y era ese uno de los tantos poderes del barista, de volver tangibles cosas, emociones, sensaciones a través de palabras. No sólo era el hombre más afortunado del mundo por ser el primero del joven, él era el hombre más afortunado del mundo por el simple hecho de que fuese el mismísimo Yoo Kihyun quien hiciera recíprocos sus sentimientos.

Por eso (y por muchas cosas más) hasta las discusiones valían la pena, los errores, los malos ratos, todo. Porque al final del día Kihyun le amaba y estaba tan dispuesto como él a resolver cualquier adversidad que se presentara.

Se rió al pillarse sonriente en el reflejo del retrovisor del auto.

"Cuánto tiempo llevaré sonriendo como un tonto enamorado."

Pensó mientras seguía conduciendo hacia su destino. Kihyun había salido al trabajo antes que él, pero a juzgar por lo lento que manejaba el pelirrojo sabía que no se llevarían mucha diferencia. Volvió a reír tan pronto recordó la primera vez que el menor se subió al auto que le obsequió y el escándalo que éste le había formado por un obsequio tan caro. Al final pudo convencer al otro de las bondades de tener un vehículo propio; sin embargo, en esos días la vida le recordó de forma cruel que con tener dinero no era suficiente para librarse de sus errores.

"Eran exactamente las tres de la tarde cuando estacionó su auto a las afueras del colegio. Sabía que Hyeongjun y Minhee no tardarían en aparecer, no era la primera vez que venía a buscarles, pero sí era la primera vez que venía por ellos sin Kihyun o Sanghyuk. El pelirrojo le había comentado que ese día tendría que dejar a los niños esperando por en él en el colegio hasta que acabase su turno de trabajo a las cuatro. Sanghyuk con todo el asunto del bebé, debía ir a consulta con su esposa, lo que le dejaba a él en un limbo de si era correcto o no, tomarse la molestia de ir a buscarlos sin que Kihyun se lo hubiese pedido. Porque fácilmente podría dejar de lado el trabajo en su oficina y sacar de su miseria a los chiquillos... y eso fue exactamente lo que hizo.

-¡Señor Son, buenas tardes!

Escuchó en unísono las voces de los niños que al reconocerle fueron hasta la salida. Les recibió con una sonrisa, despeinando afectuosamente los cabellos de ambos.

-¿Vino a buscarnos? Papi me dijo que le tendríamos que esperar.

-Sí, vine por ustedes. Salí antes del trabajo así que preferí llevarlos conmigo, tu madre no tendrá problemas con eso, ¿verdad, Minhee?

Vio al niño negar tras mostrar una sonrisa y aferrar ambas manos a las correas de su mochila.

-Nope. Mientras esté con tío Kihyun o con usted no hay problema, señor.

-Perfecto. Entonces mejor nos vamos, te llevaremos después a tu casa.

Entre la euforia y las risillas de aquellos dos se encontró riendo también todo el camino hasta la casa. La plática aunque extraña, igual le era agradable. Aún le costaba un poco acostumbrarse al marcado acento de Hyeongjun y a los silencios largos de Minhee, pero eran esos detalles parte del encanto de ambos.

Ya al llegar a la casa, les dejó disfrutar de la consola de video juegos que les había comprado hacía un mes, mientras se iba a la cocina a prepararle la merienda como el buen aprendiz de padre que era.

Y en ese momento pensó tener todo bajo control hasta que un portazo y un gritó llamó su atención.

-¡Hyunwoo!

Segundos después un acelerado y lagrimoso Kihyun apareció a su lado, tomándole por los brazos, tratando de hablar entre llantos.

-¡Hyunwoo, no estaban allí!

-¿K-kihyun? Kihyun, espera. Cálmate, ¿Quiénes no estaban? ¿De qué hablas?

-¡Los niños! H-hyunwoo, no estaban. Fui a la escuela a buscarlos y n-no estaban. Sanghyuk tampoco los fue a buscar, s-sus maestros no vieron nada, ¡Hyunwoo no sé dónde está mi hijo!

En medio del desespero del pelirrojo no encontró el momento para decirle que los niños estaban allí, intentaba calmar al otro pero éste no parecía ceder. Inmerso en lo que parecía un ataque de pánico, no le vio reaccionar hasta que un curioso Hyeongjun, junto a un preocupado Minhee se asomó a la entrada de la cocina.

-¿P-papi?...

-¡Hyeongjun, Minhee!...

Y tanta fue la prisa con la que corrió el barista hacia los niños que casi cae con ellos al piso. La escena le hubiese enternecido en otra ocasión sino hubiese sido por lo que le siguió.

-P-papi... ¿por qué lloras?

-Nunca más me hagan eso, me asustaron muchísimo. Dios, pensé que los había perdido.

Escuchó decir a Kihyun mientras besaba las cabezas de ambos niños que seguían confundidos entre sus brazos. Le vio alejarse de los niños y finalmente le escuchó lo que le tocó por su error.

-Nunca más, ¿me oíste?... ¡Nunca más te atrevas a llevarte a mi hijo sin mí permiso!

Ver al menor en el estado tan desconsolado y lastimero en el cual había llegado minutos antes, logró arrugarle el corazón, pero las palabras posteriores a la falsa calma resultaron en la ruptura que jamás nunca antes llegó a sentir.

Se quedó estático, tan sólo viendo a los furiosos ojos del menor antes de que éste sin decir palabra alguna se retirase, tomando a ambos niños por los hombros sin rudeza para que le siguieran.

-Agarren sus cosas, nos vamos a casa.

Fue la única orden, y ni una palabra más se escuchó de los infantes o del pelirrojo, quien sin mirar atrás cerró la puerta tras de sí.

Podía contar con los dedos de sus manos las veces que había llorado en su vida, y no es que le molestase o le hiciera sentir débil, era el hecho de que muy pocas cosas llegaban a quebrarle tanto como para acabar en llanto.

Kihyun nunca antes le había hecho llorar, y hubiese preferido un escenario idílico en donde sus lágrimas fuesen el fruto de su felicidad, pero no era el caso. Allí parado en medio de su cocina, dentro de una casa vacía sintió la desdicha y el dolor calar en cada recoveco de su cuerpo. Quizá Kihyun hubiese actuado por impulso al decir algo así, pero el pelirrojo no era persona de decir cosas que no sintiera, era claro y preciso con sus sentencias, por ello dolía todavía más lo que implicaba la situación.

Él era un hombre a punto de llegar a sus cuarenta, tenía muchas virtudes, talentos y sabiduría para compartir. Pero aparentemente la paternidad no estaba entre sus genes, su lucha por entender los límites y permisos que tenía parecía haber llegado a su fin.

Frustrado, se enjuagó las lágrimas y recogió la comida olvidada en el mesón.

"¿Acaso no me he esforzado lo suficiente?..."

Pensó tras arrugar el ceño, sintiendo la dolorosa contracción del nudo en su garganta. Quería seguir llorando, pero bien sabía aquello no serviría de nada. Con llorar no iba a ganar la confianza y respeto que buscaba de Kihyun como la figura paterna que quería ser para Hyeongjun. Sintiendo el peso de su derrota, se dio un momento para apoyarse en el mesón y pensar en cómo solucionar tal dificultad.

Debió pensar mejor antes de hacer las cosas, de todas formas... Hyeongjun siempre sería la fina línea que los dividía. Si el pelirrojo no creería en él y en sus intenciones, sino le dejaba acercarse a Hyeongjun, entonces lo de ellos simplemente sería una triste fantasía.

El resto de la tarde se la pasó al teléfono con Changkyun, quien estando de viaje hizo todo a un lado para intentar disipar los nubarrones de su cabeza. Ninguno de los dos pudo encontrar una solución, por lo que decidió esperar. Quizá si las cosas se enfriaban podría ir a disculparse con Kihyun.

Para su sorpresa, pasada la media noche después de asegurarle a Changkyun que no haría nada estúpido, a punto de irse a la cama, escuchó unos tímidos golpes a su puerta. Extrañado se acercó a ver por la pantalla de la cámara de seguridad y tras ver al pelirrojo, abrió de inmediato.

-Kihyun... qué... ¿qué haces aquí? Es muy tarde.

Quiso alcanzar al menor, abrazarle contra su cuerpo al verle tan cabizbajo, colgando de la misma tristeza que le atestaba a él, pero se contuvo.

-Perdóname...

...

-N-no debí decirte esas cosas, Hyunwoo... l-lo siento, yo... m-me asusté muchísimo. P-perdóname, por favor...

Lo siguiente fue tener a un joven entre sus brazos, quien tras soltar el primer sollozo siguió disculpándose. Y aunque su corazón no hubiese sanado por arte de magia con el arrepentimiento de Kihyun, aunque siguiera en una reprimenda interna por sus acciones, no dejó pasar de largo la tranquilidad que le ofreció ese abrazo."

Aquel recuerdo tan agridulce seguía siendo su punto de partida para hacer infinidad de cosas hasta el sol de esos días. Había aprendido por las malas la lección, de que con Hyeongjun no podía tomarse las mismas atribuciones que hacía con Kihyun. Sabía que nunca dejaría de estar aprueba porque Kihyun era un padre protector, estricto con el tipo de crianza que le daba a su hijo, y Hyeongjun era su hijo, suyo, su tesoro, su más grande orgullo. Aunque el barista le amase con todo su corazón, los límites ya estaban pre-establecidos. Sin embargo, no por ello dejaba de esforzarse para ser un buen padrastro. Tal designación no le gustaba, pero aunque Hyeongjun le aceptara como su otro padre, esa siempre sería su realidad.

Y si esa era la etiqueta que tenía que aceptar para estar con quienes amaba, algún día lograría amarla también.

Suspiró, inmerso en el sin fin de recuerdos mientras volvía a poner el auto en marcha tras ponerse en verde la luz del semáforo. Supuso que era normal que en un día tan importante como ese su mente se encargase de mostrarle el camino que había tomado para llegar hasta allí, la razón por la que valía tanto la pena lo que estaba por hacer.

Y es que no importaban las lágrimas y el dolor pasajero de batallas pasadas... Kihyun era su alma gemela (estaba seguro de ello), quería pasar el resto de su vida a su lado porque valía la pena. Valía la pena cada segundo y cada condición siempre que eso le llevase de vuelta a los brazos de su amor.

"Ya entrada la noche, serían pasadas las diez cuando se subió al auto para ir a llevar a Kihyun a su departamento. Hacía más de un mes que Hyeongjun había empezado a tener pesadillas al dormir, y lo que antes eran sus fines de semana pasionales con Kihyun, ahora se veían interrumpidos por el pequeño que antes de siquiera poner la cabeza en la almohada, ahora llamaba siempre para que su padre volviese a casa. No le molestaba demasiado el asunto, más bien le preocupaba. Toda esa situación sabía había sido a raíz de la pelea que había tenido hacía ya más de tres meses por lo de Hyeongjun y Minhee, lo cual bajo ninguna circunstancia era algo bueno.

Las discusiones entre adultos nunca debían llegar a oídos de los niños, mucho menos si los mismos estaban involucrados. Ya habían intentado hablar ambos con Hyeongjun al respecto, haciéndole saber que todo estaba bien, pero el pequeño simplemente parecía no querer creerles. Se mantenía reacio de a ratos, como si tuviese miedo de ser la causa de otra disputa. Incluso Minhee le trataba más distante, aunque por suerte las cosas con Sanghyuk seguían como si nada. De cualquier forma, todo eso le tenía mentalmente exhausto.

Suspiró, mientras movía sus manos en sobre el volante, esperando al cambio de la luz y finalmente tomó el coraje para hablar al pelirrojo a su lado.

-No debemos tomarnos decisiones a la ligera y definitivamente no lo estoy haciendo pero... creo que sería mejor si tú y Hyeongjun se mudaran conmigo.

-Q-qué... Hyung no...

-No me molesta tener que llevarte, puedo hacerlo a la hora que sea, Kihyun. Pero no creo que esta sea la solución al problema.

Miró de reojo al barista y puso el auto en marcha nuevamente, faltaban al menos una cuadra para llegar la residencia donde Kihyun vivía. El silencio entre ellos no duró demasiado, y así como él, su adverso dejó ir una pesada exhalación antes de retomar la conversación.

-Sé que tienes razón, pero... no es fácil para mí tomar una decisión así, Hyunwoo.

-Lo sé. Tampoco fue una orden, fue sólo una sugerencia.

-Creo que debo hablar con Hyeongjun primero... no quiero ni puedo decidir algo así por mi cuenta, él también tiene derecho a escoger.

Finalmente, al estacionar a la entrada del conjunto residencial se dignó a volver a tomar la palabra.

-Prométeme que hablarás con él al respecto, si quieres, si es necesario después hablaremos los dos con él.

Vio al pelirrojo asentir tras retirarse el cinturón de seguridad, para posteriormente inclinarse en su asiento y así unir sus labios en un beso.

-Te lo prometo, Hyung.

Sonrió a pesar del cansancio antes de volver a presionar sus labios en los impropios. Con la diestra acarició el rostro del joven y aunque dejaran de besarse por milésimas de segundo se mantenían cerca.

-Te quiero... no quiero irme, quería pasar la noche contigo.

-Nos veremos mañana, bebé. También te quiero.

Suspiró tras un último beso, dejando ir al pelirrojo quien con la promesa de llamarle a la mañana siguiente se despidió de él dándole las buenas noches.

Ya para cuando volvió a hablar con Kihyun con respecto al tema, la respuesta que recibió, aunque fuese la que esperaba, no por ello le afectó menos.

-Hyeongjun no quiere venir a vivir aquí...

Intentó mantener un semblante neutral, pero inevitablemente terminó por fruncir los labios. Se encontraba en su habitación reposando tranquilamente con el pelirrojo, pero aquella declaración había convertido hasta su cama en un montón de incómodas piedras.

-Dice que no quiere irse porque no quiere estar lejos de Minhee.

-Sí, supongo que es por eso.

Contestó con desánimo, incorporándose en la cama antes de levantarse y caminar a la salida del cuarto. En la respuesta del niño estaba implícito el porqué, la verdadera razón. Quizá Minhee sí tendría algo que ver, los dos niños eran casi hermanos, pero no era el caso completo, no era por el otro niño, sino por él. Necesitaba pensar, asimilar.

-¿Hyunwoo? E-espera, no te vayas.

Antes de siquiera poder salir ya tenía a un preocupado Kihyun tomándole del brazo.

-No actúes así, sabes que él...

-Sé que Hyeongjun me quiere, sí, pero quizá no lo suficiente.

-H-hablaré de nuevo con él y...

-Kihyun, bebé.

Detuvo al joven a mitad de su discurso, tomándole del rostro con gentileza para que le mirase a los ojos. Sí, estaba dolido por el rechazo del niño, pero no se echaría a morir, sólo debía de esforzarse más.

-No presiones más a Hyeongjun, ¿sí? Deberíamos quizá intentar algo diferente.

-¿Cómo qué?

-Estaría bien para ti... si los fines de semana trajeras a Hyeongjun contigo, también puedes traer a Minhee. Es solo para que el vea con sus propios ojos que puede confiar en mí, en nosotros.

Observó el gesto dubitativo que danzó entre las facciones del menor y que de a poco se disipó.

-No suena a una mala idea... Sanghyuk de hecho me ha dejado a cargo de Minhee en todos estos días porque Minji está muy sensible por su embarazo.

-¿Lo intentamos entonces?

-Sí, no creo que Hyeongjun le diga que no si le menciono que puede traer a Minhee.

Sonrió complacido, sintiendo aquello como un respiro a todo el estrés que el asunto le había acumulado en los hombros. No le diría a Kihyun que la idea no había sido originalmente suya, sino de Changkyun, pero definitivamente le daría las gracias al menor.

Se inclinó para besar los labios opuestos que le recibieron gustosos, y justo antes de poder entregarse a la pasión, el pelirrojo le detuvo.

-Eso sí. Nada de sexo mientras mi hijo esté en la casa.

Supuso que debió de verse ridículo por la cara que puso, pero al notar que el joven entre sus brazos no se inmutaba siquiera a su silencio, no le quedó de otra sino aceptar la condición.

-Todo sacrificio vale la pena.

Dijo en un tono de resignación, recibiendo como respuesta una carcajada del barista a quien cargó entre sus brazos de vuelta a la cama entre besos y sonrisas."

Condiciones como esa aunque le hubiesen 'afectado' en un principio, le habían abierto muchas puertas. A las noches cuando Minhee y Hyeongjun dormían, cuando habría sido común pasarse horas haciéndole el amor a Kihyun, ahora se encontraría viendo películas con el menor, dos si no estaban demasiado cansados. Charlarían un rato, jugarían en la consola de los niños o harían cualquier otra cosa juntos como tomar vino en el jardín. Por supuesto que en días regulares también haría cosas de ese estilo con Kihyun, pero el reducir la frecuencia de la actividad sexual entre ambos había afianzado sus lazos, llegando al nuevo nivel de intimidad al que le hacía falta llegar.

Después de tantos meses viviendo bajo aquel arreglo que Hyeongjun y Minhee habían aceptado sin mayor objeción, había descubierto más cosas por las cuales enamorarse de Kihyun. De su compleja personalidad, de su forma de cocinar, su forma de dormir, y en general su forma de vivir; hasta sus actos más impulsivos y sus peculiaridades. Había incluso aprendido a ser mucho más ordenado después de los regaños y las rigurosas lecciones de limpieza que el menor le había dado, pero hasta con eso se había divertido. De cada cosa que conocía de Kihyun que pudiera parecer un defecto, podía sacarle un lado bueno.

Por supuesto que aún chocaban en ciertas decisiones, que no tenían paciencia para otras y que no estaban de acuerdo con todo lo que otro hiciera o dijera. Pero tras superar el reto siempre les esperaba una recompensa. Jamás se quejaría, porque en su sentir, tenía la relación más perfecta. Incluso su relación con Hyeongjun había mejorado considerablemente, quizá aún no consiguiera ser la figura paterna que deseaba para el niño, pero estaba llegando a allí.

Largó un suspiro y sonrió, apagando el vehículo cuando finalmente hubo aparcado cerca del café. Estaba nervioso, quizá lo más nervioso que hubiese estado en toda su vida y no era para menos con el paso tan grande que estaba por dar. Aquello era incluso más importante que todas las veces que pudo haber puesto a su empresa en riesgo al hacer una gran inversión, pero estaba seguro de su decisión, estaba seguro de lo que sentía y que eso era lo quería.

Salió del auto y tras ponerle la alarma se dio otro momento para prepararse. Si todo estaba como lo había dejado la noche anterior, su plan marcharía a la perfección.

"Esa noche hacía más frío de lo usual, por lo que tan pronto Hoseok le abrió la puerta trasera del café, dio un largo suspiro de alivio a sentir algo de calor.

-Gracias, sentí que iba a congelarme.

-Llegaste más temprano de lo que esperaba, ¿y Changkyun?

-Dijo que no podría venir, de todas formas no es mucho lo que hay que hacer, ¿no?

Aflojó la bufanda que llevaba en su cuello mientras caminaba hasta el área pública del local a un lado del otro, quien tras oírle no paró de reír con cierto deje de complicidad.

-Puedo imaginarme porqué te dijo que no vendría.

-¿Sí?

-Oh, por Dios... Kihyun tiene razón, a veces no te das cuenta lo que pasa a tu alrededor.

Frunció el ceño sin estar realmente molesto, solo intrigado por la situación y por la risa del más pálido.

-Los jueves Jooheon se toma la noche libre de estudios.

De repente algo hizo 'clic' en su mente y no pudo evitar sonreír. Desde la fiesta de cumpleaños de Hyeongjun, Jooheon y Changkyun no habían dejado de hablar, descubriendo que tenía más cosas en común de lo que creían. Por supuesto que Changkyun le contaba sobre sus sentimientos, sobre lo mucho que le atraía el chico de los hoyuelos. Por supuesto que sabía que la relación de ellos no tardaría en volverse exclusiva con el tiempo, y no se equivocó, cuatro meses después de la fiesta ya eran oficiales los dos.

Y sí, estaba al tanto de que Changkyun por su cargo en la empresa no se diera mucho tiempo para estar con Jooheon, y que éste último entre el trabajo y sus estudios universitarios tampoco pudiera librar muchas horas; sin embargo, a veces los detalles se le escapaban. No le molestaba de todas formas que Changkyun no estuviese allí para acompañarle, ya había sido suficiente con que éste le hubiese acompañado a comprar el anillo que ahora llevaba en su bolsillo.

-Estoy feliz por ellos.

-Digo lo mismo. Se ven muy adorables juntos, ¿has visto lo feliz que se pone Joohoney cuando Changkyun le da besitos? Dios... ambos están tan enamorados. Me recuerdan a Minhyuk y a mí cuando empezamos a salir.

Se rió por las ocurrencias de Hoseok. En esos meses también había conseguido hacer nuevas y muy buenas amistades. Hoseok era el vivo ejemplo de ello, Minhyuk igual. Ambos habían estado allí para él cuando necesitó ayuda con Kihyun, justo como ahora.

En definitiva su vida había dado un giro muy drástico en tan sólo un año, pero lo agradecía porque nunca se había sentido tan vivo, tan lleno.

-Bien, mejor ponernos manos a la obra. Tengo que regresar temprano.

Asintió al salir de su trance y finalmente se dispuso a acomodar las luces con las cuales había decidido decorar el café para la propuesta de matrimonio que pensaba hacer.

Lo de las luces había sido para recrear vagamente los arcos en el cumpleaños de Hyeongjun, por supuesto no sería nada ostentoso, pero lo prefería así. No quería sobrecargar el lugar, solo quería crear el ambiente y transmitir el mensaje a Kihyun cuando por fin se pusiera de rodillas.

-¿Estás nervioso?, ¿emocionado?

-La verdad sí. No es la primera vez que le propongo matrimonio a alguien, pero sí es la primera vez que lo hago bien.

La risa airosa y alegre de Hoseok invadió el lugar, sacándole una sonrisa.

-Eso lo hace más especial. Cuando le pedí matrimonio a Minhyuk pensé que me desmayaría, y al final creo que se arruinó la sorpresa porque él supo de inmediato lo que tenía pensado hacer, sin embargo... todo salió muy bien. No tengo dudas de que Kihyun te dirá que sí.

-Espero que lo haga, quiero que lo haga. Nunca pensé volver a casarme, pero ahora lo deseo... quiero poder decir que es mi esposo.

Comentó con sinceridad, terminando de arreglar las luces que iban sobre la barra, comprobando que estás funcionaran a la perfección. A su lado Hoseok parecía querer empezar a llorar por lo cual no pudo evitar reír, aquel hombre definitivamente era más blando de lo que toda esa musculatura lo hacía ver.

-Al menos llora mañana cuando me diga que sí, ¿no?

-Lo siento, lo siento. Es que estas cosas, estos detalles... ugh, Minhyuk siempre se burla de mí por ser tan sentimental.

-No es algo malo.

Se encogió de hombros dándole una palmada en los hombros.

Diez minutos más tarde todo el café se encontraba iluminado a las tenues luces que habían colocado, la sensación que causaban era más fantasiosa y romántica de lo que hubiese imaginado, era precioso. Sonrió satisfecho y se dispuso a hacer la última tarea que tenía pendiente.

Acercándose al delantal de trabajo de Kihyun, lo tomó entre sus manos con cuidado y tras sacar la caja de su bolsillo la colocó dentro del bolsillo delantero del delantal, comprobando que no fuese demasiado notorio que algo estuviese allí.

-Espera, espera. Yo quiero ver el anillo.

Le reclamó Hoseok mientras volvía a colocar el delantal en su lugar. Sin inmutarse, sacó la caja y la abrió para mostrar el fino aro de oro blanco con un modesto diamante en el centro.

-Wow... es hermoso. Con un anillo así cualquiera te dirá que sí.

Rió y volvió a guardar la caja en su lugar, cerciorándose que todo estuviese en orden. Finalmente, apagaron las luces y recogieron todo para cerrar el local. Ya a la salida, se volteó antes de irse y se decidió a darle un abrazo a Hoseok, quien respondió al gesto de forma fraternal.

-Gracias por ayudarme.

-No hay de qué, papá oso. Ya verás que mañana todo saldrá a la perfección."

Y se refugiaba en las palabras de Hoseok y en las de todos sus otros cómplices (dígase: Changkyun, Jooheon, Minhyuk e incluso Hyungwon) porque allí consiguió el empujón final para caminar hasta la entrada del café, donde encontró a un animado Hoseok hablando con Kihyun.

-Buenos días.

Dijo con simpleza tras empujar la puerta, llamando la atención de los dos.

-Muy buenos días, Hyunwoo.

-¿Hyung?... ¿qué haces aquí tan temprano?, ¿pasó algo?

-¿Eh?, no. No pasó nada, pensé en pasar por aquí para verte antes de ir a la oficina, solo eso.

-Hyung, pero si acabamos de vernos en tu casa.

Y en medio de la corta risa del menor, Hoseok les interrumpió.

-Bueno, sea lo que sea. No olvides que si entró por esa puerta es un cliente, así que trátalo bien, Ki. Estaré en mi oficina por si alguno me necesita.

Y tras hablar, el más pálido le lanzó una mirada de complicidad que finalizó en un guiño antes de darse la vuelta e irse. Para su suerte Kihyun no reparó en la extraña actitud del otro, y simplemente caminó hasta estar detrás de la barra.

-Es raro que Joohoney no haya llegado aún.

Escuchó el comentario del ahora pelinegro, quien le ofreció una sonrisa.

-De seguro está por llegar.

-Puede ser... Hm, Hyung... ¿estás bien? Te noto más ido que de costumbre.

Ante la interrogante de su adverso, se reprendió internamente e intentó guardar la calma. Kihyun se movía de un lado a otro pero no se acercaba a tomar su delantal. No sabía que la espera le pondría tan ansioso, pero debía ser paciente y apegarse al plan.

-Estoy bien, bebé. Nada de qué preocuparse.

-Está bien. Oh, ¿quieres que prepare algo de café para ti? Esta mañana con tanta prisa no pude hacer nada en casa.

-Sí, claro. Me vendría de maravilla.

Respondió a su adverso, quien sonriente se acercó finalmente a tomar su delantal.

-¿Viste todas las luces que colocó Hoseok-Hyung? Le pregunté por ellas hace un rato, dijo que las había puesto para darle un nuevo ambiente al lugar, pero no creo que se vean tan bien encendidas durante el día.

Mientras el pelinegro hablaba dándole la espalda y arreglando su delantal, se dio a sí mismo la señal para encender las luces y esperar pacientemente cerca de la barra a que el menor descubriera la caja con el anillo.

-En fin, yo creo que... ¿qué es esto?...

Sintió algo semejante a un zumbido por todo su cuerpo, como un choque eléctrico, luego de oír a su opuesto. Y en ese preciso momento que le vio sacar la caja del delantal, amplió la sonrisa que desde hacía rato bailaba en sus labios.

-Ah, qué bueno que lo encontraste. Se me había perdido.

Comentó casi con desinterés mientras rodeaba la barra hasta quedar frente a un confundido y estático Kihyun, el cual parecía entender a medias, la situación. Con delicadeza tomó la caja de las manos de su adverso y con una última mirada a esos orbes que tanto amaba, dio un respiro antes de empezar su proposición.

-Sabes, pensé... durante mucho tiempo cuál sería el mejor lugar para hacer esto. Se me vino a la mente el restaurante al que te invité a cenar en nuestra primera cita, el parque donde fue nuestro primer beso, el jardín de la casa donde te sinceraste conmigo por primera vez... pero ninguno de ellos me pareció suficiente. Quería que sintieras lo que yo sentí la primera vez que te vi, que vieras por un segundo a través de mis ojos el recuerdo de cómo lucía este lugar cuando te cruzaste frente a mí y sin conocerme me dedicaste aquella sonrisa por la cual caí inmediatamente.

Hizo una pausa para darle algo de tiempo al menor quien parecía estar al borde de las lágrimas, aun paralizado en su lugar.

-... por eso decoré el lugar con estas luces, que no le hacen justicia al brillo natural que te acompaña, pero sin dudas hacen el intento. Yoo Kihyun, hace más de un año que te conozco y a pesar de todos las adversidades y de todos mis errores, has seguido a mi lado acompañándome, perdonándome. Antes de ti el amor era un concepto impráctico para mí, algo que pensé haber experimentado y que no cumplía con mis expectativas, pero estaba equivocado. Cada día que compartes conmigo le añado un nuevo significado a esa palabra, a esas cuatro letras que se quedan cortas para describir lo que siento por ti.

Se atrevió a tomar una de las manos del menor notando lo temblorosas y cálidas que estaban, llevó la misma a la altura de sus labios y la besó justo en el lugar donde esperaba poner un anillo en tan solo unos minutos.

-Yoo Kihyun, eres la persona más complicada y fascinante que he tenido el placer de conocer en mi vida. Eres felicidad donde hay tristeza, luz donde hay oscuridad, amor donde hay odio... en mi mundo eres mi todo. Por eso...

Sin apartar la mirada de los ojos llorosos del menor, quien le miraba sonriente pero notoriamente abrumado por tan intensa confesión, terminó por colocarse de rodillas, soltando su mano para abrir la caja y mostrarle el anillo que en ella reposaba.

-Quiero prometerte nuevamente que mientras estés a mi lado no te hará falta nada, que voy a protegerte y pasar el resto de mis días amándote como desde el primer día que posé mi mirada en ti. Yoo Kihyun, ¿me concederías el honor de hacerme el hombre más afortunado del mundo? En otras palabras... ¿te casarías conmigo?

La respuesta no fue inmediata, pero a juzgar por las lágrimas y la sonrisa tan amplia que adornaba el rostro de su amor, se supo el más grande vencedor.

-S-sí, sí. Dios mío, ¡Sí! Claro que me casaré contigo.

Contagiado por tan repentino estallido de alegría, no tardó en tomar el anillo para deslizarlo en el dedo anular de su ahora prometido, sellando aquella promesa, aquella unión, con otro beso.

Y tan pronto se colocó de pie unos cálidos brazos rodearon su cuello al tiempo que unos mullidos y húmedos labios asaltaban los suyos en múltiples besos.

-Cómo haces para ser tan perfecto, cómo lo haces...

Escuchó los murmullos contra sus labios y solo en ese momento se dio cuenta de lo acelerado que su corazón estaba, de lo caliente que su cuerpo se sentía y de la nubosidad en su mirada. Se sentía radiante, vibrante de felicidad, sentía el mundo entero en sus manos porque precisamente eso tenía, tenía a Kihyun entre sus brazos.

-Todo lo que sea por ti. Gracias por aceptar.

-Eres un tonto si llegaste a pensar que no iba a aceptar. Todo fue realmente hermoso y...

Y mientras disfrutaba de los susurros contra sus labios, del calor impropio, de la satisfacción y el poder regocijarse en su victoria. Mientras besaba los labios de su prometido y se cercioraba de que todo fuese real, una estruendosa ronda de aplausos y exclamaciones les hizo despertar.

-¡Felicidades a los recién casados!

-Aún no se casan, Changkyun.

-Da igual, en mi corazón ya lo están... ¡Felicidades a los recién casados!

Se sintió avergonzado por un momento, pero su felicidad lograba aplacar cualquier otro sentimiento en el momento.

-Gracias a todos por ayudarme y... por estar aquí en este momento tan especial.

Comentó sin soltar a Kihyun quien se mantenía abrazado a su cuello. De reojo pudo notar a Hoseok secando sus lágrimas mientras Minhyuk le abrazaba. La sonrisa de Changkyun era una de las más radiantes y genuinas que había podido ver jamás, y de su mano Jooheon no paraba de hablar sobre lo hermoso que había sido su propuesta de matrimonio. Hyungwon también miraba complacido la escena y aunque en silencio igual le era fácil interpretar sus sentimientos.

Allí rodeado de la gente que adoraba y amaba estaba completo. Allí teniendo en los brazos a su mayor tesoro, el significado de su vida... era el hombre más feliz sobre la faz de la tierra.

-Te amo, Nunu.

Escuchó en un tono delicado y rebosante de amor, a lo que inclinó su rostro topándose de inmediato con el universo entero contenido en los ojos de su prometido.

-Te amo más, Kiki.

Respondió antes de besar al pelinegro en los labios, alzándole en brazos.

Sí, su vida no era color rosa. Era mejor que eso, era color Kihyun. 

Fin.

.

.

.


Vaya final, nunca antes había escrito algo que terminase así. Me siento satisfecho y feliz. 

Les pido disculpas por el atraso que tuvo esta actualización, he estado un tanto ocupado por el trabajo. También quería compartir con ustedes, que éste capítulo lo escribí pensando en lo mucho que deseo que los verdaderos chicos de Monsta X sean felices. Hace unos días fue el cumpleaños de Hyunwoo y sinceramente sentí mi corazón derretirse con las palabras que le dedicó Kihyun. Es lindo para mí escribir sobre una relación ficticia entre ellos, porque si busco en la realidad igual conseguiré amor. Quizá no sea el amor que evoco con mis palabras, pero existe y es lo que importa. Doy gracias por vivir en estos tiempos y por haber conocido (aunque no sea de frente) personas que se amen y se cuiden tanto como esos siete chicos (OT7 por siempre) que conforman Monsta X. 

¡IMPORTANTE!

Sorpresa, sorpresa. Si ustedes creyeron que esto era realmente todo están equivocados. Con respecto a lo que dije en el capítulo anterior, aún no decido qué capítulo adicional hacerle a esta historia, estoy entre dos posibles opciones: 

a) El capítulo de la boda. 

b) Capítulo con tema misterioso sobre lo que pasó con sus vidas unos años después (no es nada triste, no se preocupen).

Quisiera que me comentaran qué opción les gustaría leer.

Ya sin más que decir, les agradezco nuevamente el llegar hasta aquí conmigo, haber esperado por mis actualizaciones y por darle mucho amor a este trabajo. 

Cuídense, nos leemos ♡ฅ(ᐤˊ꒳ฅˋᐤ♪)

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