♡ → Capítulo sexto
Sorpresa, sorpresa(?)
¡Arriba el Showki!
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La tarde amena en compañía de Kihyun fue la apertura de una notoria mejoría en su vida. No sólo había conseguido estabilizar los valores en la empresa, no sólo había recuperado al Changkyun de antes, no sólo se sentía más vivaz, sino también se sabía victorioso a la batalla imaginaria que se había montado para ganarse el corazón del barista.
Sólo una última mirada, una última sonrisa en aquel día, le habían bastado para reconocer que el chisporroteo en los ojos del joven era para él y sólo para él. Por ello ya no iba a perder más su tiempo.
Sólo dos días después de aquel intercambio silencioso de sentimientos con el pelirojo ya se encontraba de camino al café con la propuesta finamente bordada para él. Incluso había puesto esmero en su vestimenta del día, que aunque el joven siempre le viese impecable en sus trajes, igual podía lucir mejor su atractivo natural sobre todo siendo una ocasión tan especial.
Era algo tarde y suponía el café estaba cerrando, pero prefirió la conveniencia de ese horario para evitarse contratiempos en la oficina e interrupciones en el café. A la salida del local se quedó esperando con paciencia y cuando la puerta se hubo abierto dando paso al joven, soltó los nervios en una pesada exhalación antes de caminar hasta el otro con determinación.
Se acercó a la figura del menor que se encontraba de espaldas y con gentileza le llamó la atención al tocar su hombro.
-Kihyun.
Al pronunciar el nombre ajeno y tan pronto éste se dio la vuelta alarmado por su presencia, le sonrió notando de inmediato como su adverso se relajaba mostrando una legítima sonrisa.
-¡Hyung! Me ha asustado otra vez.
-Lo siento, juro que no es mi intención hacerlo.
-No le creo del todo pero está bien. ¿Qué le trae por aquí a esta hora? Ya estamos cerrando.
-Lo sé. De hecho, vine solamente para hablar contigo.
Percibió confusión en la expresión del menor y antes que este pudiese hablar completó vagamente lo que quería decir. Con cautela se revelaría para no espantar al joven como la primera vez.
-Quería hablar contigo acerca de algo que viene dándome vueltas desde hace un tiempo y...
Fueron a penas segundos en los que sintiéndose rey del mundo cayó de inmediato en una realidad en la que no se hubiese imaginado estar jamás, no cuando todo parecía tan perfecto y casi podía sostener a Kihyun contra su pecho.
-¡Papi, papi, papi!
Un metro y treinta y tantos centímetros de entusiasmo le habrían empujado fuera de su fantasía cuando después de venir corriendo se abrazó al pelirojo que hasta hacía sólo segundos pensaba solamente suyo.
-Papi, papi. Mira lo que me regaló Joohoney.
Habló contento el niño que no paraba de agitar la cinta con pegatinas frente al rostro de su... padre.
Ahora era su turno de estar confundido, descolocado, asombrado. Incrédulo y pestañeando para ver si con ello desaparecía aquel espejismo, abrió la boca pero ninguna palabra salió de esta.
-M-mi amor... Hyeongjun. Qué bonitas, ¿le diste las gracias a Jooheon?
-Sipi. Joohoney también preguntó si ya nos íbamos.
-A-ah, sí... Sí. De hecho, ve a despedirte y buscas nuestros abrigos, ¿sí?
Vio al niño asentir con fervor tras la orden de su padre y sin decir nada más se devolvió al mismo paso presuroso e infantil con el que llegó.
...
El momento que pretendió mágico hacía un rato se había esfumado, la tensión entre ambos se hacía cada vez más palpable y aunque tenía ganas de reclamar al pelirojo, no estaba en ninguna posición para hacerlo. No es que estuviese molesto, pero sentía el pesar de la traición que la vida le había dado. No le gustaba la inquietud que danzaba en los ojos del barista, no le gustaba para nada el que este ahora se mostrase cohibido ante su presencia, por ello decidió dar el primer paso.
-Nunca me comentaste que tuvieras un hijo.
-S-sí... la verdad no suelo hablar mucho de mi vida privada.
-Es comprensible. Entonces... ¿Hyeongjun? Es un lindo nombre.
-Lo es. Su madre lo escogió.
Su madre, claro. Hyeongjun debía tener una madre y probablemente esa joven afortunada era también la esposa de Kihyun. "Por supuesto" pensó riéndose de su desdicha internamente.
-Tú y tu esposa deben ser muy felices con un niño así.
-¿Qué?... N-no, no Hyung. Yo no...
-¡Papi!
Juró que por una milésima de segundo llegó a odiar a Hyeongjun. Por qué precisamente cuando Kihyun estaba por darle un atisbo de esperanza el niño debía aparecer. Se contuvo de armar alguna escena o decir algo despectivo, por el contrario mantuvo su semblante neutral y hasta esbozó una leve sonrisa porque en definitiva la imagen de Kihyun con el niño en brazos ahora se agregaba a su lista de escenas preferidas.
-Papi, aquí está tu abrigo.
-Gracias, Junnie.
-Papi... ¿quién es ese señor?
Quiso reír ante la pregunta del niño porque en su inocencia debió pensar que de verdad susurraba las cosas para que sólo su padre pudiera escucharle.
-Ah, él... Él es un amigo. Su nombre es Hyunwoo.
Le sonrió al niño quien ahora tímido se escondía detrás de Kihyun.
-Mucho gusto, Hyeongjun. No tengas miedo, no como niños ni nada por el estilo.
Extendió su mano al pequeño y este la tomó dubitativo antes de dar un ligero apretón para luego volver a su lugar detrás de su padre.
-Lo siento, Hyung. Hyeongjun es bastante tímido.
-No hay problema. A su edad también era así.
-Sí, supongo es algo normal. Bueno... ya debemos irnos, Hyung. Se hace algo tarde. Buenas noches.
-Buenas noches, señor Hyunwoo.
Le causó gracia todo el asunto, prácticamente sentía que Kihyun ahora estaba huyendo de él y aunque estuvo tentado a ofrecerle un aventó al barista y a su hijo ni siquiera le dio tiempo cuando ya este se alejaba a la esquina de la avenida.
Frustrado pasó las manos por su rostro y antes de golpear algo prefirió lanzar una maldición. Bajo ninguna circunstancia se hubiese imaginado que esto iba a pasarle, las señales eran claras para él y no porque fuese un engreído, es decir, Kihyun era demasiado transparente. Sabía que el barista gustaba de él, pero ahora qué iba a hacer si era obvio que desde un principio la razón por la que este no le había aceptado la invitación era por el niño, por Hyeongjun.
Sería... ¿Sería un obstáculo verdadero la presencia de ese niño?
La respuesta era no.
Por supuesto que no lo era. Qué demonios importaba si Kihyun tenía o no tenía un hijo, a esas alturas él tenía claro que por más desventurada que fuese la situación él quería una oportunidad de tener a Kihyun consigo, quería agotar hasta la última posibilidad para estar con él. Un niño ajeno era un gran compromiso pero si eso era lo que hacía falta para acercarse a Kihyun entonces lo haría, se arriesgaría. Era un adulto después de todo, una persona centrada capaz de velar por la seguridad de una pareja y un infante aunque anteriormente eso no estuviese en sus planes.
Entonces, por su iniciativa no había problema alguno, ahora la única incertidumbre que le seguía comiendo por dentro era la de aquella respuesta incompleta... ¿Tendría Kihyun una esposa? ¿Un esposo? ¿Una pareja?...
Las posibilidades seguían latentes. Un cincuenta/cincuenta de que aquello estuviese en su contra o a favor. Tendría que aventurarse una vez más para averiguar.
"La tercera es la vencida." Pensó.
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Se vale quejarse en los comentarios.
Hasta la próxima ฅ^•ﻌ•^ฅ
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