♡ → Capítulo quinto
La historia va tomando forma, pronto se vendrá el drama real.
¡Arriba el Showki!
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Días después a su plática con Kihyun las cosas se tornaron bastante complicadas. Su empresa no parecía estar en el mejor de las posiciones con respecto al mercado y para colmo un descenso en la economía del país estaba convirtiendo un percance en una calamidad, no había tenido tiempo de darse un respiro en 48 horas seguidas de trabajo, Changkyun le seguía a todos lados y las reuniones no tenían fin, estaba exhausto y con ganas de mandar a todos al carajo pero debía mantener el enfoque y pensar como el gran estratega que era, como la persona con visión que había logrado su imperio propio. Simple, ¿no?
-Hyung, te ves fatal.
-Gracias, Hyungwon.
-No, de verdad. Changkyun se ve fatal casi todo el tiempo pero verte a ti así es otra cosa. Por qué mejor no te tomas unos minutos, Changkyun y yo podemos hacernos cargo.
-Puedo con esto, Hyungwon. Gracias por tu gentileza.
-Hyung.
Largó un suspiro de derrota ante la insistencia de su socio y tras mover un poco el cuello para liberar la tensión de sus músculos se colocó de pie yendo a por su abrigo y en dirección al único lugar donde sabía encontraría alivio.
-Estaré de regreso en una hora, quizá menos. No dejes que Changkyun conteste las llamadas.
Cerró la puerta de su oficina sin siquiera escuchar una respuesta, daba igual, él confiaba plenamente en Hyungwon.
Aproximadamente cinco minutos era lo que le tomaba ir de la oficina hasta 'Monbebe café', incluso la proximidad que tenía su lugar de trabajo con el de Kihyun le hacía pensar que aquello era en definitiva obra del destino, pero no estaba para dejarse hilar en las cursilerías que su mente inventaba, necesitaba con urgencia simplemente ver a su ángel y calmarse.
Ya pudiendo respirar la tranquilidad del local, parte del peso que había sobre sus hombros se aligeraba y, tan pronto su mirada se topó la inconfundible cabellera del barista todo su ánimo mejoró.
A paso seguro fue hasta la barra y se apoyó sobre esta antes de llamar la atención del joven.
-Buenas tardes, Kihyun.
Le causó ternura el que el otro al escuchar su nombre diera un respingo y se voltease confundido, expresión que cambió de inmediato a una sonrisa cuando sus miradas se cruzaron.
-¡Hyung! Me ha asustado. Buenas tardes.
-¿Estabas haciendo algo malo?
-¿Eh? No, no. Sólo me distraje organizando algunas cosas.
-Tranquilo. Veo que siempre tienes todo en orden en tu estación, eso es bueno.
-Sí, el orden es muy importante. Hacía rato que no le veía, Hyung.
-El trabajo me ha mantenido bastante ocupado en estos días.
-Hm... Lo puedo notar en sus ojos, ¿ha dormido bien?
-La verdad, no he dormido nada en los últimos tres días.
Las facciones de su adverso se tornaron en una mueca de asombro para cuando hubo confesado semejante barbaridad. Nuevamente se le hacía adorable que el otro fuese tan transparente en su forma de ser.
-Hyung, eso no es saludable.
-Ya tendré tiempo para remediar todo esto, ahora... Quería, ya sabes, lo de siempre.
Mientras hablaba gesticulaba al mover las manos ligeramente para tratar de restar importancia a la situación y ablandar el ceño fruncido en el rostro del joven, sin embargo, este no cedió y por el contrario achicó los ojos como si quisiera escudriñar en su rostro antes de sonreír y volver a hablar.
-Nada de eso, Hyung. Hoy se tomará una taza de café y la va a disfrutar.
Ante la afirmación del joven quedó descolocado y antes de poder hacer alguna objeción, el otro le dio la espalda para empezar su trabajo. Agradecía la escasa clientela de esa tarde porque de no ser así, no habría tenido la oportunidad de ver a gran detalle la sublime actuación de su adverso. El cómo las manos de Kihyun se movían con precisión hasta culminar su creación, un proceso encantador, algo recomendable que en definitiva volvería a ver.
Para cuando el otro se acercó, dejando la taza delicadamente sobre una de las bandejas de madera, notó sobre la espuma el intrincado diseño que este había hecho, no era una figura en sí, pero la gentileza del rayado le agregaba un aire sofisticado.
-Ahora usted irá a sentarse y haré que le lleven esto a su mesa.
-Yo, pero... tengo que volver al traba...
-Hyung, por favor.
Aquel llamado de atención había sido completamente distinto al que hacía rato le había dado Hyungwon, no se parecía tampoco a los regaños de Changkyun. Kihyun, otra vez lograba ser como solo él.
Asintió y caminó hasta la mesa más cercana, acomodándose en su lugar en espera de aquél café que de no ser por el pelirojo, nunca hubiese estado dispuesto a tomar.
-Aquí está su orden, Hyung.
Aturdido quedó cuando el joven le sorprendió haciendo acto de presencia a su lado, dejando la taza reposar sobre la mesa con una sonrisa y para mayor dramatismo a la escena, sin invitación previa, tomaba asiento frente a él. Tampoco es como si en caso de preguntarle le hubiese negado tal acción, por el contrario, agradecía con creces su compañía, no obstante, el asombro no parecía abandonarle y ya para cuando el otro le comenzó a ver dudoso fue entonces que finalmente pudo hablarle.
-Sí... Gracias.
-Ah, si quiere me voy. Es sólo que pensé ya que no hay muchos clientes podía tomarme unos minutos y hacerle compañía, además quiero ver su rostro cuando pruebe el café.
El entusiasmo en el joven era palpable y aunque no pudiese entender cómo el otro podía llegar a estar tan exaltado por algo así, igual le sonrió agradecido.
-Puedes quedarte. De hecho, gracias por hacerlo. Ahora... el café.
Murmuró lo último un tanto dubitativo mientras observaba la taza, iba a ser una pena destruir aquel bonito diseño, pero quería saber de una vez por todas de lo que se estaba perdiendo. Así que con la diestra acercó la taza a sus labios y viendo al pelirojo a los ojos le dio un ligero sorbo.
Fue extraño el sentimiento que le recorrió por dentro, no recordaba haberse sentido tan cálido desde hacía años. Ni muy amargo ni muy dulce, el sabor le danzaba en la lengua mientras seguía sintiendo el celaje de la agradable textura en su paladar. No prestó atención al tiempo ni al espacio que ocupaba su cuerpo la fracción que duró aquel pequeño viaje para con su mente transportar a su cuerpo a un paraje terrenal. Tan sólo abrió los ojos, sin recordar en qué momento los había cerrado encontrándose con la mirada satisfecha de un pelirojo que se mostraba sonriente al otro lado de la mesa.
-¿Y bien? Podría decir ahora que el café si es algo bueno, ¿verdad?
Aunque la frase lo hubiese ameritado, el tono en la voz del otro no fue sarcástico mucho menos altanero, al contrario tan suave y cálido como el café que seguía tomando en sorbos pausados.
Se relamió los labios y se aclaró finalmente la voz una vez estuvo listo para afrontar su error.
-Definitivamente, tenías razón.
-Es bueno saber que haya sido de su agrado, Hyung.
Se sintió abrumado por un instante ante la cantidad de estímulos que en sólo minutos atacaban su cuerpo desde que el joven se había sentado en la mesa y, más intrigado que nunca decisión buscar respuestas a las interrogantes que ahora había en su cabeza.
-Tú... ¿Cómo supiste lo que iba a gustarme?
-Oh. No fue difícil, Hyung. Resolví lo que sería de su agrado basándome en las infusiones que le gustan.
-Lo haces ver como algo muy simple, pero no deja de ser increíble.
-¿Usted lo cree así? Es sólo mi trabajo, Hyung. Aunque no lo crea, el barismo es una profesión seria.
Contagiado por la alegría que exudaba su adverso no pudo evitar devolverle la sonrisa que le obsequiaba, y mientras más le miraba en esos segundos más se enamoraba.
-Ahora que he vivido la experiencia no me cabe duda del talento que tienes y de la seriedad de tu profesión. Gracias por hacer de la vida de nosotros los empresarios algo ameno y menos castigador.
Le escuchó reírse en medio de su palabrería y quiso guardar ese sonido para toda la vida en su memoria. Si bien debía volver a trabajar, la experiencia que ahora vivía con el pelirojo valdría por cualquier problema que de seguro tendría que resolver al regresar a la oficina.
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Nos vemos en el próximo capítulo ヽ( ˘з˘ )ゝ
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