♡ → Capítulo octavo


¡Sorpresa! En un mutuo acuerdo con la persona a quien dediqué este fic, decidí subir dos capítulos el día de hoy. 

¡Arriba el Showki!

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De acuerdo, la conversación con Changkyun aunque necesaria le había quitado demasiado tiempo y aunque el trayecto de la oficina al café no fuese demasiado, cinco minutos no creía que fuesen suficientes para alcanzar a Kihyun de salida. Así que haciendo uso de sus largas extremidades se dispuso a correr.

No le importó que la gente a sus costados se quejase de la prisa que llevaba, no le importó que los semáforos estuviesen a punto de cambiar, para cuando finalmente llegó al café se encontraba en piloto automático. A continuación, abrió la puerta del local de un solo empujón y haciendo oídos sordos al mesero que llamaba su atención fue directo a la barra donde ahora Kihyun le miraba confundido. Intentó recuperar el aliento y su compostura al peinar sus cabellos hacia atrás.

-Y-yo... ah... Kihyun. Por favor... Serías tan amable de terminar aquello que no pudiste decir ayer en la noche, ¿sí?

Entre jadeos ahora más pausados veía al menor quien no parecía tener ni una pista de lo que pasaba y mucho menos de lo que le pedía. Suspiró y cerró sus ojos con fuerza antes de acercarse más a la barra, apoyando sus manos sobre la misma. No creía verse imponente, por el contrario se sabía desesperado.

-Cuando mencioné que tuvieras una esposa... No terminaste lo que ibas a decir. ¿Podrías decirlo ahora?

-H-hyung, yo...

-Por favor.

Notó la mirada del menor danzar entre la suya y la del mesero que suponía seguía a sus espaldas, pero no le importó y supo que el otro había leído sus intenciones de no abandonar aquello cuando finalmente éste suspiró y aunque nervioso le respondió.

-L-le iba a decir que no tengo esposa. No estoy casado, Hyung.

Quiso sonreír en ese preciso instante, sin embargo se contuvo, eso aún no terminaba.

-Bien. Excelente. Ahora...

-Hyung, ¿por qué vino a preguntarme eso?

Desvió su mirada al escuchar la pregunta del joven y aunque hubiese querido pensar en algo más inteligente se apegó a la espontaneidad que venía trayendo.

-Kihyun... anoche estaba completamente determinado a volver a invitarte a salir, pero no tenía idea de que tuvieras un hijo. Hoy estoy nuevamente determinado a invitarte a salir aunque tengas un hijo.

Escuchó a sus espaldas un gemido de sorpresa por parte del mesero, pero del barista tan sólo vio como sus ojos se abrían como platos.

-H-hyunwoo Hyung, y-yo... No puedo aceptar una invitación de usted ya se lo dije.

-¿Por qué no podrías? ¿Estás en algún tipo de compromiso con alguien?

-N-no, yo sólo...

-¿Cuál es el verdadero motivo, Kihyun?

Quizá ahora si estuviese siendo un poco más incauto con la situación, pero estaba mental y físicamente exhausto de aquella situación, necesitaba respuestas que solo podían salir de la boca de Kihyun.

-No tengo por qué explicarle nada, Hyung.

-Es verdad, pero no te cuesta nada hacerlo. Sólo dilo.

Reparó en el deje de molestia que ahora danzaba entre los ojos adversos, pero había algo más en ellos y sabía eso, entre las finas arrugas de su tembloroso ceño fruncido se encontraba aquello que le sacaría de su desdicha. En ese titubeo del menor estaba el 'sí' que tanto deseaba oír.

-Una oportunidad, Kihyun. Dame una oportunidad y si no funciona, te dejaré en paz.

...

-¡Si tú no le dices que sí, yo saldré con él!

Fue hilarante que el entrometido mesero continuase el hilo de la conversación e incluso tuviese la audacia de interponerse en la misma, no comentó nada al respecto y mantuvo su semblante neutral en espera de una respuesta. Kihyun a estas alturas se veía mucho más fastidiado que enojado, lo cual era bueno de cierta forma. Con paciencia siguió escudriñando en el lenguaje corporal del barista buscando alguna señal de desprecio y al no encontrar nada, justo cuando el otro hubo suspirado, supo que había ganado.

-E-está bien. Acepto salir con usted, pero sólo será una vez.

Ahora sí se podría dar el lujo de sonreír. De ahora en más, incluso si la cita que tuviesen en un futuro cercano fuese un fracaso, podía alardear y regodearse en el hecho de que Kihyun le había aceptado. Aún sin decir palabra alguna, tuvo el atrevimiento de buscar una de las manos ajenas entre las suyas y con delicadeza llevársela a la altura de los labios para depositar un beso en el dorso de la misma. Hubiese querido ver la reacción inmediata en el joven, pero sus ojos se cerraron tan pronto sus labios hicieron contacto con el otro; sólo alcanzó a ver después el rubor tímido que se asomaba en los pómulos del pelirojo.

-No te arrepentirás de esa decisión. Domingo por la tarde, al terminar tu turno, ¿te parece bien?

-S-sí... está bien. Ya veremos, Hyung.

-Gracias, Kihyun.

Y para no seguir pavoneándose frente al menor y jugar con su suerte, terminó de despedirse de éste y de un atónito mesero a la salida del café.

Ese día definitivamente era su nuevo comienzo. 

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(°◇°人°◇°)

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