♡ → Capítulo noveno
Buenas. Aquí les dejo otro capítulo (bastante largo), tengo que acotar que este es uno de mis favoritos hasta el momento. Espero lo disfruten tanto como yo.
¡Arriba el Showki!
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En su momento lo pensó sensato, es decir, el domingo era el único día a la semana en el cual podría prestar plena atención a Kihyun sin tener, sin embargo, al darse cuenta de que debía esperar cuatro días para la dichosa cita quiso volver sobre sus pasos para sugerir cambiar la fecha del encuentro a una convenientemente más cercana. Finalmente, resolvió quedarse tranquilo (no queriendo tentar su suerte) y distraerse tanto como le fuese posible en el trabajo, los días siguientes no visitó el café esperando que el domingo fuese mucho más especial su encuentro con el barista.
No tenía el número de Kihyun, no tenía manera de contactarle para saber si este asistiría a la cita, su único consuelo era que al llegar al café le estuviese esperando. Él no era fanático de llegar tarde a sus citaciones, sin embargo, había invertido gran parte de su tiempo en verse divino para su opuesto. Y es que tenía que darse a la tarea de sorprender al joven, de obsequiarle una razón para continuar ese asunto sin llegar a colmarle. Por ello descartó la opción de llevarle flores, pero sí se apegó a la idea de reservar en su restaurante preferido, aquél lujoso lugar cercano a los suburbios.
Se vio en el espejo retrovisor de su automóvil una vez más antes de sonreír a su reflejo y bajarse del vehículo, no sería muy larga su caminata hasta el café, pero le daría suficiente tiempo para calmar el ansioso revoloteo que sentía en el estómago. No se había percatado sino hasta ese momento de lo nervioso y entusiasmado que estaba por aquella cita. Extraordinarios eran los sentimientos que Kihyun podía evocarle.
Cuando por fin llegó a la entrada del local le vio desde su lugar despidiéndose del mesero y de quien parecía ser el encargado, no quiso disimular su presencia y por el contrario le sonrió, lo que tuvo una reacción inmediata por parte de los otros dos empleados que empezaron a vitorearlo a su salida, no le dio mayor importancia al asunto y una vez Kihyun hubo salido del local no se contuvo y tal como la última vez que le vio le tomó de la mano para besársela.
-Buenas noches, Kihyun.
-B-buenas noches, Hyunwoo Hyung.
-¿Estás listo para irnos?
-S-sí, yo... Sí.
Seguía viendo como el pelirojo se debatía mentalmente si aquello era correcto y quiso darle seguridad, por ello le sonrió y le indicó de forma gentil que le acompañase.
-No lo pienses tanto. Estas... son el tipo de cosas que solo debes limitarte a disfrutar. Y si todo acaba mal igual tendrás una anécdota divertida para contar a tus amigos, ¿no es así?
Vio sonreír al menor y fue suficiente para saber que la tensión entre ellos iría en descenso. El resto de la caminata hasta su auto se instaló en un cómodo silencio. Ya al llegar al vehículo le abrió la puerta al barista, posteriormente tomó su lugar en asiento del conductor y puso en marcha el motor.
-Puedo... ¿Puedo preguntar a dónde vamos?
-Por supuesto que puedes, pero preferiría que fuese una sorpresa.
-Hm... Está bien.
-¿Cómo está Hyeongjun?
No era su intención hacerle preguntas incómodas al barista mientras manejaba, sin embargo quería mantener la plática entre ellos para que el joven notara su interés. A esas alturas del partido sabía que Kihyun todavía podría malinterpretar sus próximas intenciones. Requería entonces del entendimiento del otro, anular de su pensamiento la idea de que eso fuese una insinuación meramente sexual.
-Está bien. Lo dejé en casa de mis vecinos... Ellos tienen un hijo de su edad, son buenos amigos.
-Es bueno saber que tienes en quien confiar.
-Sí... de hecho.
La plática entre ellos carecía de profundidad, no obstante, se refugiaba en el hecho de que el joven no estuviese negándose a la idea de responder, aunque los nervios se le notaran aquello era mejor que nada.
-Hyung... tienes un muy lindo auto. A decir verdad creo que nunca me había subido a un auto tan lujoso.
-¿Así lo crees? La verdad escogí el modelo porque no llama tanto la atención, pero gracias.
Sus manos se mantenían firmes en el volante y en la palanca de cambios del auto, pero sus ojos no podían evitar danzar entre el camino y el joven a su lado a quien de reojo detallaba en su vestimenta semi-formal, sus cabellos estilizados, sus exquisitas facciones y...
-¿A qué se dedica, Hyung?
-¿Hm? Dirijo mi propia empresa, principalmente está destinada al desarrollo de nuevas tecnologías, sin embargo tiene algunas ramificaciones no tan relevantes.
No supo si era prudente extenderse en la respuesta a esa pregunta, por lo cual quiso parecer casual al hablar y de esa forma pasar de largo el hecho de que le hubiese estado mirando demás.
-Vaya... eso suena increíble. Sé que al café van toda clase de personas importantes porque está en el centro de la ciudad, pero lo suyo se escucha muy importante, Hyung.
-No lo es tanto, es decir, prefiero ser modesto. Tuve que trabajar por todo lo que tengo después de todo.
Le obsequió una sonrisa al pelirojo cuando pudo voltear a verle convenientemente después de apagar el motor del auto tras aparcar.
-Hemos llegado.
-¿T-tan rápido?
-Así parece. Espera, te ayudaré con la puerta.
No dio tiempo al otro para responder cuando ya estaba del otro lado del vehículo para servirle. Aunque hubiese poca luz en aquel estacionamiento podía percibir un divino sonrojo en los pómulos del pelirojo cuando este salió del auto, y aunque las ganas de besarle en ese instante fuesen dolorosas, logró contenerse para volver a la realidad y así guiarle de camino al restaurante.
Si a Kihyun le había parecido que su carro era ostentoso era completamente entendible el asombro pintado en su rostro cuando hubieron entrado al establecimiento. Sí, quizá era demasiado para una primera cita pero nuevamente, estaba dispuesto a ofrecerle sólo lo mejor.
Tan pronto estuvo frente al encargado sonrió y le saludó, era tan frecuente su presencia en ese lugar que incluso ya había hecho amistad con los dueños.
-Señor Shownu es un placer tenerle de vuelta, su mesa ya está lista. Acompáñeme en esta dirección por favor.
-¿Shownu?...
Escuchó al pelirojo decir su apodo a nivel empresarial y no pudo evitar mirarle con efímera curiosidad a lo que el otro sólo seguía caminando incrédulo a su lado, no podía verle bien pero desde su lugar parecía que su adverso estuviese resolviendo la ecuación matemática más difícil de su vida y una vez tomaron asiento en la mesa que les correspondía y el encargado les hubo dejado solos fue cuando recibió la confrontación de un exasperado Kihyun.
-No puede ser, Dios mío... ¡Sí eres tú!
-¿Yo?
-¡Eres Shownu! E-eres el dueño del imperio 'Monsta X'.
-Ah, sí. Ese es el nombre de mi empresa ¿Algún problema?
No veía razón al escándalo que hacía el joven, él se tomaba muy a la ligera todas las adulaciones, tan sólo hacia su trabajo de forma honesta y eso era lo único que le importaba pero a la prensa le gustaba siempre alardear. 'Shownu' como le decían, era sólo una portada para las cámaras.
-Estoy sentado a la mesa con un multimillonario en el restaurante más caro de toda la ciudad.
-Hey, espera... Kihyun, respira.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?
-No veo qué tiene de relevante, sigo siendo una persona.
-¡Claro que no! E-es decir, sí pero... eres, eres...
-Soy una persona que tuvo éxito gracias a sus esfuerzos. No tienes que verme como un Dios aunque esa sea la cara que me quieran dar como figura pública. 'Shownu' es sólo un seudónimo.
La expresión del pelirojo de a poco se fue ablandando mientras hablaba en su mismo semblante imparcial. Estaba siendo honesto, para él no existía tal cosa como los superiores, todo ser humano tenía la potestad de hacer lo mismo que él. La humildad era una de sus virtudes y quería que Kihyun así lo creyera.
-Lo siento, Hyung... solo que... nunca pensé siquiera hablar con una persona tan... famosa. Usted es prácticamente una celebridad.
-Quizá lo sea, pero la fama no es mi mayor interés. Claro que debo mostrar mi rostro para dar mejor propaganda a mis productos y servicios, pero soy lo que ves y escuchas. Ahora... ¿Qué deseas comer? Te sugiero la pasta, aunque aquí tienen muy buenos cortes de carne, ¿gustarías de una copa de vino?
No quiso ser rudo al dar por culminada la plática anterior, pero para nada estaban allí en pro de discutir su carrera. Alentó al joven a tomar el menú y sólo entonces le sintió mucho más relajado que antes.
Tras pedir la comida y darle unos sorbos al vino se fue adentrando más en las profundidades de todo lo que proyectaba Kihyun. No había fallado al pensar que el joven era increíble, que esa iba a ser la mejor cita de su vida. No llevaban ni media hora sentados a la mesa y ya sentía que quería pasar el resto de su vida junto a ese ángel.
-¿Qué te hizo decidir ser un barista?
-Es interesante la pregunta, Hyung. Creo que... más que decidir fue que el barismo me escogió a mí.
-¿Cómo así?
-Pues... hace algún tiempo, creo que Hyeongjun habrá tenido entre cinco y cuatro años necesitaba un empleo con urgencia y terminé trabajando como mesero a tiempo completo en un café a las afueras de la ciudad. No solía ir mucha gente a ese lugar y en los ratos libres el dueño se ofreció a explicarme lo básico del barismo. Él decía que veía potencial en mí y que si practicaba o estudiaba un poco más podía llegar a tener mejores oportunidades de empleo, así que... lo hice. En un principio fue netamente por necesidad, ya después me di cuenta de que sí gustaba de ello, y fue mejor porque al llegar a esa revelación comencé a visualizar los frutos de mi esfuerzo.
Había ansiado tanto ese momento que le pareció irreal, un sueño. Qué manera la que tenía Kihyun para restarle monotonía a su vida. Con cada fragmento de historia se nutría su curiosidad y, al mismo tiempo renovaba sus votos de confianza hacia el menor, es decir, en definitiva Kihyun era lo más cercano a un ser alado.
-Sabes... dicen que Dios nos da lo que necesitamos y no lo que queremos, que es difícil verlo y mucho más aceptarlo. Se me hace que tú eres una de las pocas personas que conozco que supo aprovechar sus oportunidades a pesar de sus prejuicios personales.
...
-Y usted... ¿Usted también aprovechó sus oportunidades, Hyung?
-Si supieras que en un principio no. A mí sí me tomó tiempo darme cuenta lo que te mencioné anteriormente, por eso elogio a los que saben reconocer las buenas oportunidades. No siempre fui lo que ves ahora, en algún momento fui un muchacho altanero. La vida me enseñó con ciertas lecciones que debía ser más agradecido y entre más reparaba mis errores mejor me iba, por eso digo que todos solo nos hace falta un poco de humildad y honestidad tanto en el pensamiento como en nuestros actos hacia nosotros y los demás.
En el transcurso de la velada disfrutaba tanto de la comida como de la conversación amena con el barista, no se perdía de los gestos que este hacía al gozar de cada bocado y de las sonrisas tímidas que le mostraba de vez en cuando. Habría sido la tercera copa de vino de Kihyun cuando a la tenue luz que les envolvía, éste se apoyó sobre el dorso de su mano y le atrapó una vez más en sus ojos pardos. Justo a la mitad de una anécdota las palabras se aglomeraron todas en su garganta, no sabiendo qué hacer al sentirse hechizado se limitó a tomar un trago apresurado de su copa.
El vino, en definitiva, empezaba a tantear en sus sentidos dejándole un agradable calorcillo en el cuerpo; a juzgar por la mirada y las acciones más insinuantes del joven, podía apostar que ambos estaban en la misma página. Y tan pronto ese pensamiento cruzó raudo por su mente se preguntó si el otro estaría detallándole como él, es decir, aunque casi a oscuras le tenía lo suficientemente cerca para para apreciar el rojo difuminado en los labios ajenos, el abultado saludable de sus mejillas que hacía juego con la finura que trazaba su mandíbula, los ojos almendrados y un tono de piel blancuzco que se perdía hasta donde la camisa de vestir le llegaba por debajo de unas prominentes clavículas. Kihyun era una visión divina, ¿pero sería él algún tipo de visión para Kihyun?
-Eres precioso, Kihyun.
...
-No creo ser el primer hombre en darme cuenta de algo tan irrefutable, sólo quería que supieras que así te percibo por dentro y por fuera.
Su mirada aunque blanda se mantenía sobre la opuesta y ante el silencio que le siguió a su confesión pensó quizá había sido exagerado, pero él no era persona que se retractase, mucho menos si hablaba con la verdad. El joven de frente a él parecía lejano, pensativo, más podía notar el asomo de una sonrisa.
-Esas son palabras muy dulces de tu parte, Hyunwoo...
-Nada más que la verdad, sólo eso.
-Aun así... Sabes, Hyung. Nunca antes había tenido una cita como esta, es decir, no lo digo por los lujos es... todo está siendo muy agradable. Gracias por eso.
-No veo el motivo por el cual debas agradecer, si alguien tiene que sentirse agradecido aquí soy yo y... no hables como si ya fuese a terminarse, no tiene que terminar aún, ¿o me dirás que no tienes espacio para el postre?
La risa de Kihyun tan contagiosa y alegre, quería ser egoísta y guardar ese sonido para sí mismo. Estaba hinchado de seguridad sabiendo feliz a su joven acompañante, estaba logrando compaginar tan bien con el otro que no paraba de agradecer internamente.
El postre le pareció incluso mejor que la comida. La soltura que les había dejado el vino mantenía el sutil coqueteo entre ambos. Sentía a Kihyun como el polo opuesto adherido a su persona mientras este le acariciaba con la mirada cada vez que se llevaba una cucharada de chocolate a la boca.
-Debo admitir... que esto de verdad está delicioso, gracias por la sugerencia.
-Es bueno saber que así como tú aciertas con mi café, yo también puedo acertar a los gustos de tu paladar.
-La verdad, es algo muy grato... Hyung.
-¿Sí?...
Había bajado la guardia por instante y tan pronto escuchó el llamado del pelirojo alzó su mirada nuevamente, esta vez encontrándose con una sonrisa y una cuchara llena de postre que el menor le ofrecía. 'Di "ah"...' escuchó al otro murmurar y bajo los encantos opuestos no hizo más que inclinarse para tomar su ofrecimiento gustoso, sonriendo después de ello al ver al joven igual de satisfecho.
No pudo evitar seguirle con la mirada cuando Kihyun, con la misma cuchara que había usado para convidarle, con esa misma cuchara volvía a llevarse otro bocado a la boca como si nada, relamiéndose los belfos como si aquello no le afectara. Sonrió ante la picardía del menor, siendo su cómplice en el acto.
♥
Tras pagar la cuenta y retirarse de la mesa les seguía uniendo la misma aura de antes, tan cálida e insinuante. Todo estaba marchando tan bien que casi no le afectaba el hecho de que la cita estuviese llegando a su fin.
Ya para cuando estaban a sólo pasos del auto estando a punto de decir algo sus reflejos le sirvieron para atrapar al joven que tras tropezar casi cae de cara contra el pavimento. En la prisa del momento ninguno de los dos se dio cuenta de las posiciones que ahora ocupaban, fue tan sólo segundos después que se percató del latido ajeno insistente y fuerte contra su pecho y que algo tibio le rozaba el cuello, bajó su mirada lentamente encontrándose con la razón de aquello y casi se sintió sin aliento. Había fantaseado con la idea de tener a Kihyun tan cerca pero ni en su imaginación hubiese podido albergar tanta belleza.
-¿Estás bien?...
-S-sí... Hyung.
Con sus brazos firmemente envueltos en la figura del joven se permitió apretarle contra su cuerpo por un instante, adorando el sonrojo que segundos después salpicó las facciones del joven que parecían brillar a la luces del aparcamiento. Sus ojos trazaron nuevamente todo lo conocido y de camino descubrieron nuevas maravillas, pero fueron los labios del pelirojo lo que más le apresaron.
Quería besarle allí mismo, quería amansar esos labios con los propios llenarlos de ternuras hasta dejarlos hinchados. Las ganas le quemaban bajo la piel y por el pulso acelerado de su acompañante entendía recíproca la condición. De a poco y dando tiempo para que el otro se arrepintiera, se fue dejando llevar por el magnetismo entre ellos dejando caer sus párpados hasta finalmente tocar... piel.
Abrió los ojos confundido para encontrarse con el costado del rostro ajeno y los ojos del otro cerrados. No quiso darle muchas vueltas a la desilusión que empezaba a arañar incómodamente su interior, por el contrario, se limitó a sonreírle dejando otro beso más cercano al mentón del barista.
-Lo siento.
Una disculpa, un suspiro y otra sonrisa. Sólo eso se tomó para sí mismo antes de soltar con cuidado (y desanimo) a Kihyun. Le abrió la puerta del auto y antes de ir a su lugar se dio un momento a solas para calmarse, también para que el menor no se sintiera presionado a decir nada, después de todo Kihyun estaba en todo su derecho de pensar que para una primera cita un beso sería ir demasiado rápido, sólo quería pensar que su imprudencia no le iba a costar todo el avance que habían hecho hasta el momento.
Finalmente se subió al auto y lo puso en marcha, sonriendo a su adverso que parecía mirarle con un brillo de culpabilidad en sus ojos.
-Bueno, obviamente te llevaré a tu casa. Si pudieras ser tan amable de facilitarme tu dirección.
-Y-yo... Hyung, por lo de antes yo...
-No tienes que explicarme, Kihyun. No hace falta que te disculpes tampoco.
Quizá había sido cortante con el menor, pero en esos momentos no deseaba ahondar en el tema, no se sentía preparado para escuchar cual fuese la verdad de tras de aquel acto. Volvió a sonreírle a su adverso para aligerar un poco la tensión entre ambos y aunque no fuese tan efectivo finalmente escuchó al otro decir su dirección.
Condujo con cuidado entre las calles que por la hora estaban ligeras de tráfico y en pocos minutos ya se encontraba estacionado frente al edificio donde vivía el pelirojo. Se mantuvo viendo sus manos sobre el volante, ideando la manera apropiada para despedirse pero tras el menor haberse desabrochado el cinturón de seguridad le llamó la atención.
-Hyung. No es justo que no me haya dejado explicarle antes.
-Kihyun...
-No. Escuche, por favor... Quiero que sepa lo maravillosa que fue esta noche para mí y que de verdad le estoy agradecido, sólo que... t-todo me pareció muy rápido en ese momento. Lo siento, de verdad.
Al ver al pelirojo bajar la mirada y jugar ansiosamente con sus manos se ablandó por completo la tensión acumulada en su cuerpo. Se atrevió a detener aquellas manos y tomar una de las mismas para besar el dorso de esta como ya le era acostumbre.
-Está bien, entonces. Gracias por no guardarte nada, y lamento también haberme dejado llevar. Gracias también por la mejor cita que he tenido en años.
-No tiene que disculparse ni agradecer por eso, el gusto es mío. Yo... le daré mi número de teléfono.
-¿Hm? No tienes que hacer eso para compensar nada, Kihyun.
-No es para compensar. Quiero que lo tenga.
Sin decir nada más, fue fiel una vez más a los deseos del barista y le tendió su celular para que guardara su número. Le vio sonreír al guardar el contacto y tenderle el dispositivo devuelta.
-Listo. Escríbame al llegar a casa para guardar su número, Hyung. Gracias de nuevo por la hermosa velada.
-Fue un placer. Espero... ahora si estés de acuerdo con la idea de que se repita.
-Tengo que decir, que tenía mis reservas, pero sí... estaría encantado de que esto se repitiera.
No esperó la elocuencia del joven al hablar, mucho menos el beso que este plantó sobre su mejilla y la sonrisa radiante que le mostró antes de bajarse del vehículo.
-Gracias de nuevo, Hyung. Conduzca con cuidado, por favor. Buenas noches.
-Y-yah... Gracias a ti. Buenas noches también y... saluda a Hyeongjun de mi parte.
Vio al pelirojo asentir antes de cerrar la puerta y una vez le vio dentro del edificio dejó salir todo en una larga exhalación. La noche había terminado particularmente interesante, no diría que había sido lo que había imaginado, pero tampoco había estado tan mal después del pequeño incidente. Sonrió todo el camino de regreso a su casa y una vez estuvo más cómodo sobre su cama revisó sus contactos para escribirle al pelirojo sonriendo al ver el corazón que había guardado junto a su nombre.
Para Kihyun ♡ -Buenas noches, este es mi número. Gracias de nuevo por todo, Kihyun.
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Dejen sus comentarios al respecto, me encantaría leerlos.
Nos vemos en la próxima ♪(o^0^)o♪
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