+ ♡ → Capítulo extra
I'm Back
¿Creyeron que se desharían de mí? Pues, la verdad sí pensé dejar esto hasta aquí y no volver a actualizar, pero debía cumplir con mi promesa y ser fiel a mis propios deseos. Así que... después de la encuesta que hice, el tema escogido para el capítulo adicional era justo el que quería. No haré ningún comentario al respecto, deberán leer para enterarse de lo que pasará. Sin más que decir...
¡Arriba el Showki!
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Cada vez que veía su mano izquierda esbozaba una sonrisa. El elegante aro de planta que decoraba su dedo anular, abrazándole, recordándole uno de los mejores días de su vida. Tantas emociones que para describirlas, no bastaba con el tiempo de una sola vida. Y aunque en un principio se hubiese cuestionado tan importante suceso, ahora afirmaba con el corazón que el haberse casado con Hyunwoo había y sería siempre su mejor decisión.
Llegando casi a los siete meses de haber consumado aquella unión, no hacía más que sonreír cada día al despertar al lado de su esposo. De vez en cuando echaría de menos su vida anterior, pero se vería así mismo despidiendo cualquier arrepentimiento al notar lo feliz que su hijo y su marido, familia y amigos vivían a su lado. Sin embargo, algo parecía faltar...
Soltó una pesada exhalación tras caer de espaldas a la cama. Su turno de trabajo esa semana había sido extremadamente agotador, agregando eso al resto de su rutina doméstica, ya sentía tan listo para entregarse a los brazos de Morfeo, que ni cuenta se dio cuando un recién bañado y fresco moreno se colocó a su lado. Fue cuando el otro empezó a llenarle de besos que despertó de su temprana ensoñación, entre risas ligeras producto de las cosquillas que su esposo le indujo al acariciar sus costados.
-¿En qué piensas tanto que no me prestas atención?, ¿hm?
Cuestionó el moreno, fingiendo molestia al recrear de forma fallida uno de los pucheros de Hyeongjun. Sonrió y se incorporó lo suficiente para besar tan adorable mueca, recibiendo una sonrisa igual de cansada pero satisfecha.
-Solo pienso en lo maravillosa que es nuestra vida y... en lo agotado que estoy.
-Bueno, estamos en la misma página entonces. Fue una semana bastante dura, la verdad... ¿ya consideraste mi oferta de contratar un chofer privado a Hyeongjun? Así no tendrás que correr de un lado a otro para recogerlo de la escuela y de sus prácticas.
Suspiró y se dejó caer derrotado en el pecho desnudo de su esposo, meditando nuevamente la oferta que desde hacía quizá tres meses el mayor le venía brindando. No era una mala idea, no del todo, la cuestión es que le gustaba tener todo bajo control y sinceramente, le aterraba que su hijo de diez años fuese solo en un auto con un extraño.
-Dije que lo pensaría.
Murmuró, dejando que el aroma tan masculino de su pareja le arrullase. De pronto esos fuertes y reconfortantes brazos le envolvieron y todo su cansancio pareció esfumarse.
-Lo sé, pero llevas tres meses pensándolo. En fin, la oferta siempre estará sobre la mesa, sabes que puedes confiar en mí. No dejaría a Hyeongjun y a Minhee en manos de cualquiera.
Sus labios se curvaron en una nueva sonrisa tan pronto el moreno dijo aquello y, haciéndose un camino con besos desde el pecho hasta los labios ajenos, respondió.
-Sé que puedo confiar en ti, mi amor. Por eso me casé contigo.
Hizo una pausa a cada tanto para besar los mullidos belfos de su contrario, frotando su nariz a la ajena en cada roce de forma intencional; gesto que sabía, encantaba a su mayor.
-Bueno saber eso. Hm... quizá si conoces a la persona termines de aceptar.
-Puede ser, puede ser... la verdad es que algo así también ayudaría a Sanghyuk. Él y Minji la han tenido difícil desde que nació el bebé.
Recapacitó en su situación actual y la de su mejor amigo mientras hablaba con el moreno, sabiendo que tarde o temprano tendría que ceder a la propuesta. Con esa solución tendrían un poco más de tiempo y una preocupación menos, de cualquier forma, tendrían que hablarlo.
-Ni que lo digas, el fin de semana que la cuidamos fue... hermosamente agotador.
Soltó una risa airosa ante el recuerdo. Habría estado fuera de práctica esos dos días, teniendo que recordar más de un truco de cuando Hyeongjun había nacido, pero su esposo en lo que fueron apenas cuarenta y ocho horas, había perdido todo el control. Y aunque hubiese preciosas escenas en su mente del moreno meciendo a la niña en brazos, cantándole para calmarla, vigilando su sueño por miedo a que algo le afectase o incomodara en su cuna improvisada... estaba totalmente seguro de que su esposo y él no estaban en el momento en el que un bebé fuese algo para introducir a sus vidas. No obstante...
La sensación tan grata, el sentimiento que floreció dentro de sí ese fin de semana al ver a Hyunwoo desvelarse y aun así sonreír... esas pequeñas cosas le hacían feliz.
Los bebés le hacían feliz.
Su hijo, Minhee y aquella preciosa bebita le hacían la persona más feliz...
-Sí... es todo lo opuesto a Minhee. No hay dudas que es hija de Sanghyuk.
Murmuró un tanto distraído.
Se acomodó en su lado de la cama, buscando una de las manos de su esposo, sosteniendo la misma contra su pecho al tiempo que más pensamientos e ideas caían como llovizna, salpicando su imaginación, robando su atención.
-De todas formas, no me molestaría cuidarla otra vez. Esta vez sí estaría preparado.
...
-¿Kihyun?, ¿bebé?...
"Esta vez sí estaría preparado."
Repitió en su mente las palabras del moreno una y otra vez, advirtiendo la llenura que estas causaban en su pecho. No tenía una respuesta clara del por qué esas palabras parecían ser la respuesta a todos sus problemas.
Eso, eso que sentía faltarle a su vida, ese espacio que deseaba completar. Estaba tan seguro de no saber la respuesta, pero al mismo tiempo... muy al fondo de su mente y su corazón, ya todo estaba escrito, listo para ser dicho.
-Quiero otro hijo.
Y le tomó más tiempo del que hubiese deseado darse cuenta de lo que su boca había vociferado. Permaneció estático sobre la cama a un lado de su esposo, podía sentir la tensión en su cuerpo gracias a la cercanía que guardaban y el silencio tan denso que ahora les arropaba. No quiso siquiera respirar por miedo a un rechazo, pero si había hecho tal confesión era por algo, y sinceramente, se sentía mejor. El haber manifestado los deseos que ni el mismo comprendía hasta el momento, le habían traído paz a su alma.
Y es que... eso era lo siguiente, ¿no? Para consumar un matrimonio hacía falta un hijo, el fruto de la unión, del amor y la entrega de sus almas dispuestas.
Cómo había podido ser tan ciego. Sin embargo...
La cuestión era Hyunwoo. Si ese era su anhelo de momento no podía imponerse ante el moreno, no podía obligarle a tener otro hijo. Hacía tan sólo segundos había llegado a la conclusión de que ni él ni el mayor podían dar cabida a un bebé en sus vidas. En sus agendas no había espacio para eso, pero él quería precisamente eso: quería darle a Hyunwoo un hijo, un bebé.
-¿Quieres otro hijo?...
Cuestionó su adverso en un tono más calmo de lo que imaginó, pero igualmente desconcertado.
Respiró un par de veces para calmarse antes de enfrentarse al moreno y viendo a sus ojos, haciendo honor a sus votos de matrimonio, consiguió explicar lo que guardaba en su corazón.
-Hace unos meses... después de la boda... sentí como si algo me faltara y creo, no... ahora estoy seguro de que es eso.
Pensó quizá que el moreno se apartaría de su lado, que declinaría de la manera más sutil sus deseos, pero no fue así. Si bien en los ojos del moreno podía distinguir una chispa de miedo, de incertidumbre y confusión, también había un destello muy vivido de emoción, anteponiéndose a la turbia negatividad.
Acarició con la cálida palma de su mano el rostro de su esposo, empujando su cuerpo al colocarse de costado para juntar sus frentes.
-Sé que es una locura, sé que no tenemos tiempo, pero... sí quiero tener un hijo contigo, Hyunwoo.
Procuró hablar de forma pausada para evitar el temblor en su voz, sin embargo, sus sentimientos le traicionaron, haciendo incluso que una solitaria lágrima corriese por su mejilla, la misma que fue besada con delicadeza por un sonriente moreno.
-Es... es una completa locura tomando en cuenta lo ocupadas que son nuestras vidas, pero no te mentiré... también quiero eso. También quiero tener un hijo contigo. Quizá no ahora, pero en su momento...
Esbozó la más amplia de sus sonrisas, de esas que hacían a sus ojos verse como dos lunas en cuarto creciente. Rápidamente envolvió al mayor por el cuello y llenándole de besos le hizo saber lo mucho que esa respuesta había alegrado a su corazón.
Porque Hyunwoo era su esposo y quería colmarle de amor, entregarle todo... y para él, la mejor definición de un todo eran esas pequeñas bendiciones. No importaba la magnitud del sacrificio que tuviese que hacer, Hyunwoo lo valía y ambos lo querían.
-Te amo, Hyunwoo...
-También te amo, Kihyun. Ahora... mejor irnos a dormir y hablamos de esto mañana con más calma, ¿sí?
Asintió enérgicamente, acomodándose para dormir en brazos de su esposo con la dulce promesa de agrandar su perfecta y hermosa familia.
♥
El caso fue que, más temprano que tarde se dio cuenta de que a su corazón le falló la lógica, y cuando meditó en las posibilidades de hacer realidad sus sueños, de cumplir aquella promesa que ahora ardía en su piel, calló de cara contra el suelo.
Darse cuenta de que no podía concebir un hijo del moreno sin ayuda de una mujer, era quizá la desilusión más grande que hubiese tenido que afrontar.
La conversación que debió tener con el moreno al día siguiente de la noche de confesiones, fue arrastrándose junto al olvido. Con el poco tiempo que tenía para hablar entre semana, los ratos libres los ocupaban para solucionar problemas de momento, y ya para cuando reparó en el tiempo, habría pasado otro mes sin siquiera mencionar algo al respecto.
No era tonto, sabía que Hyunwoo no había sacado el tema a colación por una buena razón. También le era obvio que su esposo podía leer la preocupación y desencanto en su rostro, pero no fue sino hasta casi el mes y medio cuando finalmente rompió en llanto tras una particular noche de intensa pasión.
Tan pronto culminaron ambos, las lágrimas corrieron libres junto a los sollozos que le ahogaron por un rato, hasta encontrar la calma y la fuerza para decirle a su esposo lo que tanto le atestaba.
"-N-no puedo darte un hijo, Hyunwoo... no puedo, no soy una mujer. P-pero deseo tanto hacerlo...
-Kihyun... no llores por algo así, no dejaré de amarte aunque no podamos tener un hijo propio.
...
-No llores más, por favor... todos los problemas tienen una solución."
Y recordar esa noche, sin dudas, no era el más grato de sus recuerdos. Aunque su esposo le hubiese asegurado que no tenía problema con ello, que no le importaba en lo absoluto, sus ganas eran egoístas y el deseo de hacer padre a Hyunwoo le comía por dentro. Por supuesto que consideraba a Hyunwoo como el padre de Hyeongjun, pero había una diferencia notable y él quería acabar con ella. Quería que Hyunwoo sintiera lo mismo que él, que algo le pertenecían y era parte de su alma, esa misma sensación, ese mismo vínculo que solo él tenía y sentía con Hyeongjun.
Fue difícil aceptarlo, pero al final pudo dejar ir los pensamientos por el simple hecho de que ver a su esposo triste a causa de sus pesares, no era para nada justo.
Cuando pudo abordar el tema otra vez, su corazón había hecho las paces aceptando la naturaleza de su ser. Lo que fueron semanas de oscuridad empezaban a aclararse entre él y Hyunwoo, y con la misma fortaleza que les había unido desde el principio y la cual les había ayudado a superar ese episodio, colocó sobre la mesa la última opción.
-Hyunwoo... ¿estarías dispuesto a adoptar?
Apenas acaba de terminar de cepillar sus dientes y mientras miraba el reflejo de su esposo en el espejo, estático con el cepillo aún en su boca, sin rastros de ofrecer pronto una respuesta, los nervios le traicionaron.
-Sí, no... sabes qué, es una idea estúpida. Ya habíamos superado esto, no tienes que responder. Lo siento.
-K-kihyun, Kihyun espera...
Ignoró el llamado apresurado del moreno y salió del baño, tratando de soltarse de tan sofocante sensación, cuando una mano le detuvo al tomarle del brazo.
-Espera... ni siquiera me diste tiempo de responder.
Cerró los ojos con fuerza, soltando la tensión en su cuerpo de a poco hasta poder darse la vuelta, dispuesto a soportar cualquier respuesta del moreno.
-Tú... ¿quieres adoptar?
Miró de reojo al moreno que parecía todavía asombrado por su pregunta.
-S-sí... quiero tener un hijo contigo, no puedo... n-no quiero darme por vencido y si esa es nuestra opción yo...
-No, espera... Kihyun.
Sintió los brazos de su esposo envolverle y la tranquilidad empezar a ser mella en él. Aunque quisiera llorar, se contuvo y respiró.
-Kihyun, bebé...
Escuchó nuevamente al moreno hablarle en voz baja, apartándose tan solo un poco para juntar sus miradas.
-Si estás haciendo esto sólo por mí...
-No, no. No lo hago sólo por ti, Hyunwoo. Yo...
-¿De verdad quieres adoptar?
-Sí... sí quiero.
Sintió unos labios sobre los suyos e inmediatamente sus párpados cayeron y una mutua sonrisa nació entre los dos.
-Entonces, la respuesta es un sí.
♥
Unas cuantas semanas más pasaron antes de poder hablar nuevamente con su esposo al respecto. Lo primero antes de dar un paso tan importante era hacer saber Hyeongjun (y al resto de sus amigos y familia) al respecto y, aunque esa pareciera una tarea titánica, no se comparó en nada con la cantidad de documentos, permisos, acreditaciones a los que se tuvieron que enfrentar, para poder siquiera aplicar y llegar a ser una de las tantas parejas en espera de una larga lista de candidatos a adopción.
Papeleo por aquí y por allá, trabajo, ensayos, reuniones, presentaciones... entre tantas cosas se sentían ambos en la parte más angosta del cuello de un embudo, pero podían ver la salida. Sabían estaban cerca de alcanzar la meta.
Y estaban felices, porque ante el prospecto de tener un hermano o hermana como Minhee, Hyeongjun no había puesto mayor resistencia.
Claro que, la realidad era otra. Y si bien querían un bebé, no podían traer a casa uno. Pero la idea de traer a casa un pequeño tampoco significaba la culminación de sus sueños, por el contrario... era la realización de los mismos.
Tras tomar una decisión, informar a todos y arreglar los papeles, la espera se hizo eterna. Los días cada vez más largos, la rutina como siempre, y de vez en cuando la misma pregunta: ¿Cuándo crees que llamarán?
La respuesta a tal interrogante llegó tres meses después, a casi un año de la noche que su corazón hizo tan decisiva confesión.
-Buenas tardes, ¿con quién hablo?
-"¿Señor Son?, le llamo desde el centro nacional de adopción. Para confirmar su cita, este jueves a las dos de la tarde."
-¿Qué?...
-"Disculpe, hablo con el Señor Son Kihyun, ¿no?"
-¡Sí, sí! Lo siento, solo... no esperaba la llamada tan pronto.
-"¿Desea confirmar su cita ahora?"
-¡Sí! Por supuesto.
-"De acuerdo. Jueves a las dos. Cualquier duda puede llamar a este mismo número. Qué tenga una feliz tarde."
-Igual para usted.
♥
Jueves, 2:00 pm.
Podía jurar que los nervios acabarían por destruirle, de no ser por el moreno que a su lado apretaba su mano anclándole a la realidad y la poca tranquilidad. Porque su opuesto a pesar de mantener una buena postura, por el semblante de su rostro sabía estaba en una condición igual o peor que la suya.
Era intimidante pensar que quizá cuando salieran de allí llevarían consigo a un niño. Al nuevo integrante de la familia, a su hijo. Pero aquello no dejaba de inyectar emoción a su sangre, ardía por conocer al pequeño o a la pequeña que estuviesen por presentarles.
-¿Señores Son? Por favor acompáñenme.
En otra circunstancia se hubiese reído de lo sincronizado que estaba a su esposo y de lo rápido que se levantaron para seguir a la chica que les había llamado. El lugar donde estaban no era la mejor edificación, pero al menos tenía la certeza de que la ley protegía y daba prioridad a instituciones como esa. Su hijo no vendría de una cuna de oro, mucho menos dormiría en una allí, y eso realmente no le importaba, lo único que anhelaba era su salud y que este fuese de mente abierta.
Lo único que su corazón pedía era que aquel infante que estaba por conocer, estuviese abierto a la idea de tener dos padres, y no la comunión tradicional de un padre y una madre.
Había hablado de ello al respecto con Hyunwoo, el miedo que le enfundaba el posible rechazo del pequeño, y su esposo como siempre le había calmado diciendo que todo estaría bien. Y lo creía, pero no dejaba de fastidiarle la idea.
Ya tras sentarse en la silla de la pequeña oficina en compañía de su esposo, las cosas parecían volverse cada vez más reales y para cuando volvió a liberarse de sus cavilaciones, su esposo respondía tranquilamente las preguntas que les hacían.
-Bien. Considerando sus fuentes estables de ingresos, los historiales familiares, entre otras cosas... confiamos en que hicimos nuestra mejor elección. Tengo el deber de recordarles, que los primeros seis meses recibirán visitas periódicas por parte de uno de nuestros supervisores para constatar que el niño está viviendo en las condiciones adecuadas.
...
-Además de eso, los documentos del niño quedarán en nuestro poder hasta completarse el periodo de prueba. Después de eso, si todo marcha como debe, podrán proceder a cambiar el apellido del niño, entre otras formalidades de la adopción, ¿alguna pregunta?
-Por el momento todo ha quedado muy claro.
-Excelente. Bueno, señores Son... creo que ha llegado la hora de que conozcan a alguien. Síganme, por favor.
La intimidante conversación anterior, no fue siquiera una pequeña fracción de la inquietud que sintió. Se le hizo doloroso el vuelco que dio su estómago luego de oír las últimas palabras de la directora del lugar. Y tras tomar de la mano a su esposo, dejó que este le guiase, porque sus piernas parecían ceder con cada paso que daba. Ansioso, sentía como si el corazón se le saliera del pecho, y a juzgar por la postura de su adverso, sabía ambos estaban en el mismo estado.
Fue al doblar la esquina en un pasillo cuando le vio que lo sintió... y aunque fuese temprano para testificar algo tan importante, no le importó. Aquel niño de cabellos azabaches que distraído mecía sus pies, sentado a la orilla de una silla. Aquel niño de ojos esperanzados que alzó su mirada al escuchar su nombre. Aquel niño de seis años con un adorable lunar en su naricita, de baja estatura, piel pálida y ropa gastada. Aquel niño que tímidamente les sonrió... le robó el corazón.
-Señores Son, él... es Seongmin.
Continuará...
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Les presento al nuevo integrante de la familia: Seongmin. Su nombre real es Ahn Seongmin. Él, Hyeongjun y Minhee son parte del nuevo grupo de Starship llamado Cravity. Les sugiero escuchar sus canciones, estos niños tienen muchísimo talento.
Y bueno, así como lo leen. Esta historia continuará porque finalmente me decidí a escribir la segunda temporada. Debo acotar que, ni siquiera e empezado a escribirla y no podré actualizar tan seguido como quisiera, sin embargo, es una promesa que me cumpliré a mí mismo.
Muchísimas gracias por llegar hasta aquí conmigo.
Espero hayan disfrutado de esta historia tanto como yo, y que puedan seguirme en su segunda parte. El único spoiler que daré... es que la segunda parte ya no sólo estará enfocada en Hyunwoo y Kihyun, sino en la vida de sus hijos.
"Tener hijos es una importante decisión, criarlos significa demostrarles por qué tomaste esa decisión."
Ingenierodepeluche
Gracias y cuídense mucho, nos leemos después ʕっ•ᴥ•ʔっ
Y antes de que se me olvide. Si gustan pueden leer las últimas historias que subí, también son de Monsta X.
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