♡ → Capítulo décimo tercero

Ya sé que no me extrañaron, pero igual volví. Este es el primer capítulo que hago desde el punto de vista de Kihyun, de aquí en adelante la historia la contaré en algunos capítulos con Hyunwoo y en otros con Kihyun. Espero sea de su agrado. 

¡Arriba el Showki!

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Tanto tiempo había pasado... hubiese sido un desperdicio ponerse a contar cuando el presente le invitaba sólo a vivir. Haciendo caso omiso al exterior podía jurar que a sus veintisiete años de vida ninguna otra persona, además de su hijo, le había hecho sentir eso... el estar esencialmente vivo.

Hyunwoo era excepción a todas las reglas que él mismo se había impuesto. Era el solemne destructor de los muros tan altos que se había construido con el pasar de los años. Lo percibía como la inmensidad encapsulada en un hombre, el hombre del cual nunca pensó llegar a enamorarse. Esa piel acanelada, sus ojos de almendra rasgados, la sonrisa de niño que cargaba para luego desdibujarse en una mueca sensual, neutral, firme y tantas formas en las que fuese posible cambiar pero siempre adaptándose a la escultural, masculina anatomía que pocas veces le había envuelto en su totalidad y aun así le dejaban con ganas de más; el amor para él no tenía preferencia, pero desde la llegada de aquel empresario a su vida ahora la cuestión tenía nombre (uno muy hermoso a su parecer), y eso le inquietaba.

Qué no hubiese dado él hacía diez años por toparse a alguien así, que fuese capaz de cumplirle los sueños con solo chasquear los dedos. El deseo y la incertidumbre de lo que pudiera haber sido era una sombra que le perseguiría por siempre, pero delante de él estaba la luz y su luz también llevaba nombre y apellido: el de su hijo.

Cómo no iba a tener miedo, cómo no iba a recurrir al rechazo si hacía tanto que sólo dedicaba su vida a otro. No le hacía peso cuidar del fruto inesperado de su irresponsable adolescencia, no le importaba desvivirse por ver una vez más la mirada resplandeciente y la sonrisa de su infante, pero la llegada de Hyunwoo le había hecho replantearse sus prioridades.

Por supuesto no iba a dejar de ser padre, sin embargo le picaba por todo el cuerpo el enamoramiento que le había despertado el moreno. Si en el pasado pensó haberse sentido remotamente enamorado de alguien ahora podía descartar esas ideas, pues, eso que ahora sentía era completamente diferente.

Y es que vivía fantaseando con aquellos ojos que le veían como ningunos otros, con esa sonrisa y esa actitud tan segura. Hyunwoo era de esos hombres que se vislumbraba inalcanzable y todavía... se había fijado en él. En un barista cualquiera. No es que menospreciara su trabajo o su apariencia, pero hombres como el mayor no eran de fijarse en personas de un mundo diferente al de ellos, eso sólo pasaba en cuentos.

"Pero..."

Siempre debía haber un pero. Pero qué si ese hombre perfecto no aceptaba el compromiso que llevaba consigo, pero qué si ese hombre era sólo una fachada para un interior abusivo, pero qué si ese hombre sólo tenía bajas intenciones...

Por más que intentó huirle a la insistencia de Hyunwoo y a la negativa de su conciencia, se había visto acorralado con una riesgosa decisión de la cual ahora no pensaba ni remotamente arrepentirse, porque aunque a la mañana siguiente Hyunwoo desapareciera de la faz de la tierra, aunque a la mañana siguiente el cuento se terminase... habría sabido por primera vez en la vida lo que era que alguien le amase.

Quizá era precipitado pensar en 'amar', 'querer' se sentía acorde a la situación, pero aún no le parecía suficiente no con Hyunwoo. No creía en amor a primera vista, más le era innegable pensar en la atracción que tuvo al primer encuentro con el moreno, pero era eso... si lo recordaba bien nunca había sentido ese tipo de atracción por un desconocido. Atracción que posteriormente derivó a este algo más complicado.

Con el pasar de los días no podía hacer más que anticipar las visitas del hombre al café. El día que todo se le salió de control y este se hubo enterado de su hijo pensó su fantasía acabada, con todo y eso el destino le expuso una vez más la lealtad de aquel hombre y aunque en un principio estuviese indeciso, ahora se agradecía por haberse decidido.

Cada cita con el moreno le llevaba al cielo y de vuelta a su hogar, donde volvía a remontar lo acontecido entre sonrisas. De vez en cuando se sentía culpable por disfrutar tanto de algo como eso, de fantasear cuando bien tenía una responsabilidad, pero luego venía el "y sí..."

"¿Y sí continuaba y todo salía como soñaba?..."

La idea no era descabellada, Jooheon se encargaba de recordárselo y de algún modo sus palabras le reconfortaban lo suficiente para empujar fuera de su mente la culpabilidad.

Merecía encontrar el amor. Merecía sentirse amado, protegido, deseado... y Hyunwoo le daba eso y más.

Por supuesto que al principio de esa aventura no se pudo dar el lujo de saltar inmediatamente a esa realización, pero de a poco iba cayendo en los beneficios de lo que suponía era una pronta relación amorosa y, le gustaba. Le encantaba. No sólo por el hecho de que aquel hombre fuese exitoso en su vida de negocios, por su lugar en el mundo, sino también la transparencia que Hyunwoo le daba, ese ser humano más simple de lo que aparentaba.

Cuando aceptó la invitación a la casa del moreno no se fue a dormir en la inocencia. Claro que todo el romanticismo del comienzo le había servido para terminar de romper el hielo, las copas de vino le habían hecho más ligero y, teniendo presente la infinidad de imágenes que habían revoloteado por su cabeza las pasadas semanas se lanzó a ver si la realidad superaba la ficción.

Besar a Hyunwoo era exquisito. De tantas cosas que sabía le evocaban algún tipo de placer esa ya iba por encima y no podía evitar pensar que si un par de besos ardidos se sentían así, cómo iba a sentirse... lo demás.

En su adolescencia pasó quizá por momentos similares pero nada le hacía justicia a lo que ahora tenía, es decir, si bien la mayor parte de sus experiencias sexuales habían sido protagonizadas por mujeres nada de eso le satisfizo lo suficiente en su momento, siempre queriendo buscar más a razón del despertar de su desarrollo hormonal. Todo lo que suponía había sido una experiencia sexual satisfactoria se iba al fondo del océano tan pronto sintió una mano de aquel hombre en su cuerpo. Con Hyunwoo estaba descubriendo cosas en muy poco tiempo, una de ellas: que le gustaba ser más el pasivo que el activo.

Hyunwoo despertaba tanto dentro de sí que no sabía controlarse. No tenía un plan o un método para aplacar sus necesidades, pues, hacía años que alguien no le besaba y tocaba de esa manera. Estaba en el éxtasis, cegado por el tumulto de emociones y sensaciones en su interior tanto como para pedirle asilo al hombre que sabía acabaría con él esa misma noche.

Pero.

No entendió la razón por la cual el moreno se alejó en pleno apogeo de ese encuentro. Desorbitado por la abrupta separación, sólo cuando Hyunwoo llegó notablemente molesto a su lado dejando el celular en sus manos cayó en la realidad. Tan pronto vio el nombre en la pantalla una alarma se encendió en su cabeza y se bajó del mesón a toda prisa para ir a contestar.

-¡Por Dios! Cómo pude olvidarme.

Exasperado y sin reparar en el estado desarreglado que se encontraban sus prendas atendió finalmente la llamada.

-¿Kihyun? ¡Kihyun! Dios mío... pensé que te había pasado algo, no contestabas mis mensajes y tampoco las llamadas.

-Y-yo... Estoy bien, Sanghyuk. Lo siento, sólo me distraje no estaba cerca del teléfono.

-No es por ser aguafiestas, pero te dije que si ibas a casa de ese tipo debías llevarlo siempre contigo. No sabes qué intenciones pueda tener y...

-¡Estoy bien! Por favor, cálmate. Lo sé fue un error de mi parte... ya, por favor.

-Está bien, ya me calmé. Es bastante tarde, ¿ya vendrás? Hyeongjun no se ha querido ir a dormir todavía diciendo que esperará por ti.

De solo escuchar aquello sintió un peso muerto sobre sus hombros: culpa. Cómo era posible que hubiese olvidado la hora y que tenía a su hijo esperándole en casa. Apretó los párpados al tratar de empujar cualquier pensamiento irracional o de culpabilidad de su cabeza antes de responder, pero allí estaba el asunto... ¿qué iba a responder?

Sí, sentía mucha culpa y quería ir corriendo a casa para disculparse con su hijo por ser un mal padre, pero... ¿era él un mal padre? Había pasado los últimos diez años sin llegar a su casa pasadas las nueve de la noche para estar siempre al cuidado de hijo, ¿estaría mal si no iba a casa sólo por esa noche?

-¿Kihyun? ¿Sigues allí?

-Sanghyuk, yo... no creo que vaya a casa esta noche.

Las palabras salieron solas de su boca sin pensarlas y por supuesto la respuesta fue inmediata.

-¿Qué? ¿Cómo que no vendrás? Kihyun... ¿está pasando algo? ¿Ese tipo te está haciendo algo? Voy a llamar a la policía.

-¡No! Sanghyuk por favor... no me está pasando nada malo, sólo... quiero quedarme con él esta noche.

El silencio al otro lado de la línea no le reconfortó en lo más mínimo, en su pecho sentía las llamaradas quemarle por dentro, no quería aceptar que estaba dudando de su decisión pero así era. Quería complacerse esa noche, sabiendo que igual su hijo estaba en las mejores manos después de las suyas.

-Prométeme que llamarás si pasa algo, Kihyun.

-L-lo prometo. Y-yo sólo...

-No tienes que explicarme nada en este momento, está bien. Pero será mejor que tú mismo hables con Hyeongjun.

-Sí... déjame hablar con él.

No había sido la respuesta que hubiese querido de parte de su vecino (casi mejor amigo), pero era mejor que nada, es decir, entendía su preocupación y también el por qué este no había puesto una objeción. Sin embargo estaba a nada de retractarse de su decisión y simplemente pedirle a Hyunwoo que le llevase a casa. La ansiedad era demasiada.

-¡Papi!

-¡Hyeongjun, mi niño! ¿Cómo estás?

-Muuuy bien, papi. La tía Minji hizo la cena, estuvo muy rica.

-Qué bueno escuchar eso. ¿Le diste las gracias? ¿Y Minhee?

-Sipi. Minhee y yo estábamos viendo una película pero no me gustó y... papi, ¿cuándo vienes?

Se tuvo que morder los labios ante la pregunta que su hijo le hizo, ¿Se retractaría de su decisión?

-Voy a regresar mañana, hijo. Decidí quedarme aquí esta noche.

-¿Eh? Pero... nunca has dormido fuera de casa sin mí, ¿quién va a arroparme?

Su hijo tenía el poder de iluminar su vida, pero también de romperle el corazón con sólo una inocente pregunta. Imaginaba el puchero en los labios del infante y la debilidad apoderarse de su persona, pero tenía que ser fuerte, ¿verdad?

-Estoy seguro de que Sanghyuk estará encantado de arroparte y de que Minhee te abrazará fuerte mientras duermes. Además... yo estaré siempre cuidando de tus sueños no importa dónde esté.

-¿De verdad?...

La vocecilla inocente y titubeante de su hijo no fallaba en derretirle de ternura por dentro.

-Claro que sí. Y ya mañana temprano estaré de regreso, así que nada de caritas tristes que si no yo también lo estaré.

-¡No, no, no! Nada de estar tristes. Pero tienes que cumplir tu promesa de venir temprano.

-Estaré allí, mi amor. Siempre cumplo mis promesas, ¿verdad?

-Sí, es cierto.

Pudo imaginar a su hijo sonriendo y asintiendo al decir eso. Hyeongjun tenía unas particularidades demasiado adorables al igual que su acento al hablar.

-Bien, entonces... ya debo irme. ¿Te portarás bien? No olvides cepillarte los dientes y darle un besito a Nino* de mi parte.

-Yo siempre me porto bien, papi. Mihee es quien se porta mal.

Escuchó a su hijo reprocharle y no se detuvo a soltar una corta risa. Definitivamente hablar con su hijo era de las mejores medicinas.

-Lo sé, lo sé, pero quiero asegurarme. Te amo mucho.

-También te amo, papi. Nino* también dice que te ama.

-Oh, sí dile que yo igual. Buenas noches, peque. Recuerda que siempre cuido tus sueños, no te vayas a la cama muy tarde con Minhee y por favor regrésale el teléfono a tu tío Sanghyuk.

-Buenas noches, papi. Está bien, está bien.

Escuchó al otro lado de la línea el paso apresurado de su hijo acompañado de una risilla infantil antes de un energético "¡Mihee no se vale que juegues sin mí!" y, posteriormente la voz de su vecino.

-Bien... eso salió mejor de lo que esperaba. Pensé que Hyeongjun se pondría a llorar.

-Yo también pensé lo mismo... supongo que después de todo si ha crecido.

-No es tiempo para que te pongas melancólico. Ya tomaste la decisión de quedarte fuera de casa esta noche, así que... disfrútalo. No estoy cien por ciento de acuerdo en decirte esto, pero espero que la pases bien. Ya después me contarás, ¿sí?

Al escuchar cosas como esa se daba cuenta de lo afortunado que era por tener personas como Sanghyuk en su vida, no había nadie más sobre la faz de la tierra a quien confiaría a su hijo ni siquiera sus padres. Su vecino en definitiva siempre sabría cómo decirle las cosas y hacerle sentir mejor.

-Disfrutaré y... estaré atento por si me llamas. Quizá Hyeongjun no lloró ahora pero podría hacerlo más tarde y...

-Si llora Minhee, Minji y yo estamos para él. Si es realmente necesario te llamaré, de resto sólo limítate a disfrutar.

-... gracias, Sanghyuk.

-Ah, ya veré cómo me vas a pagar este favor. Buenas noches, Kiki.

-Ugh... ¡sabía que había una trampa en todo esto! Y te dije que no me llamaras así.

-No te oigo, se corta la llamada. Buenas noches, Kiki.

Escuchó al otro repetir aquel apodo en el mismo tono de burla y posteriormente una risa terminó en el inconfundible sonido de la llamada finalizada. Incrédulo se quedó mirando la pantalla hasta que el celular se hubo bloqueado.

Finalmente estaba sólo, libre de preocupaciones en casa del hombre que le traía por las nubes habiendo dejado un asuntillo pendiente con él... 

"¿y ahora?"

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*Nota: Nino es el nombre de mi oso de peluche y a falta de imaginación ahora también es el nombre del peluche de Hyeongjun. 

Por cierto, el Hyeongjun real acaba de debutar y si ustedes aman esta historia irán a stannear el grupo en el que debutó. Se llama Cravity, tienen un talento increíble. 

Bueno, bueno. Eso es todo por ahora.

Nos leemos después  ʕノ•ᴥ•ʔノ ︵ ┻━┻

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