♡ → Capítulo décimo octavo

I'm back. Y esta vez vengo con el que considero el capítulo clave para toda ésta historia. Hay mucho entre líneas para digerir, es decir, muchas emociones y cosas que espero puedan interpretar sin problemas a su manera. Éste capítulo fue todo un reto para escribir, espero al final no haber exagerado y que como siempre... puedan disfrutarlo. Les pido amor y comprensión para Changkyun, por favor. 

ADVERTENCIA: el siguiente capítulo incluye contenido para mayores de edad, así como también trata de temas que algunos podrán encontrar sensibles. Si no estás de acuerdo con esto, por favor no sigas leyendo.

¡Arriba el Showki!

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Ganas no le faltaron para ir a hablar con Kihyun tan pronto llegó el domingo; sin embargo, sus impulsos los encontró estrellándose a la abrupta realidad, la que Changkyun le había construido desde siempre. Y así... se vio escaso en recursos para afrontar lo que el pelirrojo tuviera que decirle. Cual fuera el problema, la razón por la cual éste había decidido irse sin explicación alguna, no se sentía capaz de reprimir sus emociones, y por ello... decidió ejercer su propio voto de silencio. Se hizo el fuerte, no llamó ni envió mensajes al menor durante ese día.

A pesar de su decisión, llegado el lunes y estando en su oficina el remordimiento de conciencia no le permitía trabajar. Las dos noches tras la partida de Kihyun habían sido pésimas aunado al cargo emocional que le produjo no ir detrás del menor, todo eso era incluso peor que el insomnio mismo. Esa mañana al verse al espejo por primera vez en su vida notó los estragos del irrefrenable paso de la edad: las arrugas a los costados de sus ojos y los graciosos pliegues casi imperceptibles instalados en su frente. No le molestaban (no del todo), pero igual realzaban el desconsuelo de su mirada.

Lucía del asco, tal como le había señalado Hyungwon y, definitivamente no podía continuar así. Más allá de su estado de salud físico y emocional, le preocupaba Kihyun. Por cínico que pudiese sonar en sus entrañas sentía que Kihyun también padecía la misma desdicha.

Por ello, y aunque estuviese arriesgándose en grande (otra vez) resolvió jugar con su suerte al ir a ver a Kihyun a su trabajo. De todas formas sabía que si algo no podía faltar era la presencia del pelirrojo en aquel local, no obstante, para su sorpresa... Kihyun seguía brillando por su ausencia.

-Disculpa, ¿Jooheon?

-¿Oh?... ¡Hyung! Buenos días, ¿en qué le puedo ayudar?

-Yo... ¿Kihyun? ¿Dónde está?

Intentó no hacer más evidente lo incómodo que se sentía al hablar del mencionado, pero así como sus hipótesis erradas, aquello no sirvió de nada. El chico frente a él le pareció igual de vacilante antes de responder. Inevitablemente las ansias resultaron en un vuelco a su estómago.

-Uhm, Ki Hyung se tomó unas vacaciones, Hyung. No estoy muy seguro de cuándo se incorporará de nuevo.

-Yah... está bien. Gracias por tu tiempo, Jooheon.

-Sí... de nada, Hyung. Qué tenga un buen día.

Asintió como respuesta a los buenos deseos del chico, queriendo responder con un "tú igual" que quedó enredado entre la áspera maraña que era su garganta.

A punto de irse del local escuchó su nombre y volteó rápidamente notando a un agitado Jooheon a su lado. Le observó con curiosidad hasta que este finalmente habló.

-Hyung, espere. Por favor... arregle las cosas con Ki Hyung, ¿por favor?

Incrédulo por la petición tan bárbara del joven se limitó a ofrecerle una forzada sonrisa que a ninguno terminó de convencer antes de echarse a caminar de vuelta a su oficina.

"Que arreglara las cosas con Kihyun, por supuesto."

Pensó. Si tan sólo Kihyun pusiese de su parte en el asunto las cosas serían más simples.

Sacudió la cabeza, esperando con ello reprimir tales creaciones de su egoísmo. Sí, claro que el pelirrojo podría no haberse ido (suponía que eso habría mitigado la dificultad que enfrentaban), pero éste estaba en su derecho de reclamar espacio personal. Ya encontraría la manera de hablar con Kihyun. Aunque sabía... no debía darle muchas largas al asunto, por como Jooheon le había hablado, las palabras del chico le parecieron un presagio.

-Excelente.

Dijo en voz alta siendo el silencio su único oyente.

Ya hacía exactamente una semana del fatídico día, una semana desde que no veía ni sabía nada de Kihyun. Soltó una amarga risa mientras meneaba la copa de vino entre sus manos, rememorando todas las veces que intentó llamar al pelirrojo para ser siempre su amigo quien le respondiera con una muy vaga respuesta: "Justo en estos momentos Kihyun se encuentra ocupado, le avisaré que llamó.", "No creo que sea un buen momento para que hablen, puede llamar después Señor Son.", "Kihyun salió de casa y me dejó su celular, le devolverá la llamada tan pronto vuelva.", esas y demás excusas. Nunca en su vida había pensado en estrangular a alguien por teléfono (quizá sólo a Changkyun), si es que aquello fuese realmente posible, claro. De a ratos le provocó gritarle al tal Sanghyuk, reclamarle al menos que no era de su incumbencia lo que pasaba entre él y Kihyun, pero bien sabía que conductas como esa agravarían la situación. Sí, para alivio de todos, su autocontrol seguía perseverando.

Se llevó la copa a los labios acabando de un jalón el contenido de la misma, concluyendo en un pesado suspiro. Se acomodó en el respaldo del sofá y así con los ojos cerrados se permitió montar la calurosa ola que alegraba su cuerpo. Hacía rato no llevaba la cuenta de las copas que había tomado esa noche. Quizá estaba a su límite, aunque, no era un delito embriagarse en la tranquilidad de su hogar, mucho menos cuando al día siguiente podía simplemente dormir a través de sus pesares. Así, a pesar de que su consuelo le prometiese una odiosa resaca igual se aferraría a éste con deleite.

En su patético letargo pensó que si él y Kihyun tuviesen una canción conmemorativa para ambos sería ella su acompañante, y no el quejumbroso silencio; indiferente a dicha ausencia, igual podía refugiarse en el recuerdo de la melodiosa voz del pelirrojo. Ese cántico sublime que el joven le había dedicado incluso mientras le hacía el amor bajo la regadera.

Apretó los ojos con fuerza ante el recuerdo, queriendo de alguna forma volver a él, vivir en él. Pero eso no era posible. Entonces, remedió aquella adversidad con otra copa de vino notando que la botella ahora reposaba vacía sobre la mesa.

Soltó un bufido incrédulo a la hazaña lograda y, dando un trago pensó en lo maravilloso que sería si tan solo un milagro ocurriese. Que Kihyun apareciera, que éste simplemente atravesase su puerta y corriera a sus brazos. Sonrió, disfrutando de lo que su imaginación podía ofrecerle antes de que todo se volviese en la insípida realidad; no obstante, un sonido particular le arrancó de su estupor y por primera vez pensó que sería capaz de evidenciar un extraordinario suceso.

¡La respuesta a sus súplicas!

Se incorporó dejando la copa sobre la mesa al oír la puerta de su casa abrirse. Solo tres personas en el mundo conocían su código de seguridad además de él, y había sido lo suficientemente estúpido (embelesado, confianzudo y pare de contar) como para que una de esas personas fuese Kihyun. Se quedó de pie estático en espera de que la realidad le mostrase al barista a la vuelta del pasillo, pero una vez más el escenario idílico se difuminaba a la distancia, siendo reemplazado por la figura de un despreocupado Changkyun.

-Ah, allí estás.

-¿Qué haces aquí?

-Al menos un 'buenas noches, Changkyun. Qué gusto verte', ¿no? Bueno, da igual.

-Changkyun... ¿qué haces aquí?

-Qué, ¿necesito permiso para venir a visitarte? Por algo me sé el código. Sólo quería hacerte compañía.

-Bueno, como podrás darte cuenta... no estoy de humor para visitas. Si fueras tan amable de retirarte.

-Tsk, no. ¿Sabes la flojera que me da regresar a mi departamento?, vives al otro lado de la ciudad, Hyung.

Resignado al cambio de planes que tenía para la noche volvió a tomar asiento en el sofá, con su copa en mano y listo para escuchar cualquier idiotez de la cual Changkyun quisiera hablarle. Por lo menos tenía el consuelo de que el alcohol le hiciera más tolerante, de hecho, lo estaba siendo porque en caso contrario había empujado al menor fuera de su casa.

-Nunu, eres un pésimo anfitrión. Te tomaste todo el vino y ni siquiera me ofreces una copa.

-Changkyun. A ti no te gusta el vino.

-Eso no te impide ofrecerme una copa.

Inhaló con fuerza para luego relamer sus labios y vistiendo su mejor sonrisa sarcástica clavó su mirada en la adversa.

-Bien, ¿quisieras una copa de vino?

-Hm, sí. Pero tranquilo yo mismo iré por ella.

La respuesta del menor se le antojó agradable, quizá la presencia de Changkyun esa noche no terminaría siendo tan incómoda... aunque, por experiencia propia se reservaría cualquier comentario positivo. Tentar a su suerte no le estaba resultado como antes.

Volvió a dar otro trago a su copa, ahora más consciente del sabor que alborotaba sus papilas e inmediatamente se sintió traicionado por su propio organismo, es decir, hasta ese momento se daba cuenta que ese era el vino que más le gustaba a Kihyun. Soltó una risa amarga y sin reparar mucho más en lo acontecido desvió su mirada a Changkyun, buscando alejarse de sus tormentos.

A decir verdad, siempre había encontrado que el estilo del menor fuera de los costosos trajes de oficina era bastante coqueto (adorable), aunque en ese momento llevase más que nada ropa cómoda y abrigada, admitía el hecho de que le gustaba más ese Changkyun ligero y con gafas al Changkyun pulcro y con lentes de contacto que se paseaba por la oficina regañándolo.

Para cuando el menor hubo regresado con una nueva botella descorchada y una copa en sus manos, él ya había terminado la suya y sin meditar mucho en lo escogido por su adverso le tendió para que le sirviera, agradeciendo después por el gesto libre de reproches.

-Entonces... ¿cómo te sientes?

Alzó una ceja al resultarle sospecho el comportamiento del menor, Changkyun podría quererle (amarle incluso) pero no era una persona de 'cotidianidades'.

-Lo que ves... es como me siento.

-Patético, entonces.

Se rió tan pronto el menor habló sin filtros como sólo él y Hyungwon eran capaces.

-Ni siquiera porque soy tu jefe me respetas la cara, ¿verdad?

-Hey, yo no veo que estemos en la oficina, así que puedo decir lo que me venga en gana.

-El problema es que siempre dices y haces lo que te venga en gana.

Respondió a la elocuencia del menor a lo que el otro le respondió encogiéndose de hombros y sacándole la lengua en un gesto infantil.

-Tú... ¿cómo estás?

Tan pronto preguntó vio al menor tensarse en su lugar para luego desparramarse cómodamente a su lado, tomando uno de los cojines cercanos entre sus brazos como si necesitase aferrarse desesperadamente a algo.

-Estoy bien.

-¿Seguro?

-Si... sólo... todos estos días han sido una mierda. El trabajo, el estar solo, tu mal humor... Hyungwon dice que me pagará un 'escort' para ver si el estrés se olvida un rato de mí.

Frunció el ceño al oír tales disparates de la boca del menor, ya tendría tiempo para reprender a Hyungwon. Conocía al personaje que podía ser el menor pero en su interior su sentido protector se activaba tan pronto escuchaba a éste hacer o si quiera pensar hacer algo que comprometiera su estabilidad. Y es que, Changkyun simplemente no era persona de relaciones no-sentimentales.

-¿Un 'escort'?... ¿Y tú estás de acuerdo con eso? No me parece.

-Oh, vamos, Nunu. No sería la primera ni la última vez que pago por uno, además no te me hagas el santo, sé que tú también tuviste tus momentos.

-No, no. Espera. Eso fue sólo una vez hace demasiado tiempo y... por Dios, Changkyun. Tienes sólo veintiséis años hablas como si tuvieses mi edad y tu vida fuese un desastre.

Respondió indignado, viendo como el otro ni se inmutaba a su exaltación.

-Bueno, dicen que uno termina pareciéndose y hablando como las personas con las cuales se junta.

Odió lo que implicaban las palabras del menor pero hizo caso omiso a las mismas, volviendo su atención a la bebida, acabando nuevamente con la copa que hacía nada el menor le había llenado. Había tenido razón al guardarse sus dudas con respecto a la presencia del menor esa noche, aquello iba a ser una pesadilla.

De forma milagrosa lograron acabar con el silencio que les aturdía a ambos, cayendo en las profundidades de una amena y cálida conversación. Algo tan placentero y sencillo como recordaba había sido siempre estar con Changkyun, su Changkyun.

"Bendito sea el vino y la poca tolerancia al alcohol de Changkyun."

Pensó cuando su adverso no hacía más que sonreírse en su lugar abrazado al cojín que en el transcurso de la noche no había soltado ni una sola vez al igual que su copa. Mentiría si dijera que a la tenue iluminación de la sala Changkyun no se veía adorable con ese divino sonrojo salpicándole la cara, tan risueño y lacio como realmente conocía al chico bajo esa coraza que usaba para con los demás esquivar las dificultades de la realidad. Recordó entonces que también conocía cada lunar en el cuerpo de ese joven, cada cicatriz que el acné de su adolescencia dejó atrás, el tatuaje que desde hacía dos años reposaba sobre su espalda, cada recoveco tan cálido que en su momento se le antojó misericordioso, pero...

Pero aunque Changkyun resplandeciera siempre y sus risillas le derritieran el corazón, Changkyun seguía sin ser Kihyun y él... extrañaba demasiado a Kihyun.

-Nunu, ¿Nunu?... Nunu préstame atención.

Demandó el menor, evaporando en un segundo sus pensamientos.

-¿Hm? Lo siento, me distraje... ¿me decías?

-Mh... ya no importa.

Maldijo la vulnerabilidad de su juicio porque al menor hacer un puchero tras hablar, sintió las irrefrenables ganas de besarle.

-Dime. Prometo escucharte esta vez.

Terminó por decir en un tono sumamente gentil en espera de una respuesta, la cual llegó casi inmediata.

-Te decía que extrañaba estar contigo así... a solas. Antes no tenía por qué tener un motivo para visitarte, siempre me recibías. Incluso me invitabas.

Reparó en las palabras del menor y, aunque no fuese el mejor momento para profundizar en ello... se sintió culpable por haber hecho a un lado a Changkyun en los últimos meses. Ni siquiera después del penoso llanto, la disculpa y posterior reconciliación que había acontecido aquel día en su oficina había alcanzado juntarles realmente. Kihyun había abierto una brecha profunda entre ellos y recién caía en cuenta de ello.

-Me hacía falta tu compañía, Nunu... por eso vine esta noche. No quería estar solo y... no quería que tú lo estuvieras tampoco.

Su capacidad del habla nula ante su lengua presuntamente adormecida, pero no quiso dejar al menor sin respuesta. Se atrevió entonces a ver aquellos orbes enmarcados que le atraparon enseguida, tratando así de transmitir algo, lo que fuese.

-No... no quiero seguir viéndote así, Hyunwoo. No es... no quiero ver que nadie te haga daño.

Embriagarse con Changkyun no fue su decisión más inteligente, no en la situación que atravesaban. Las confesiones del menor como lluvia caían sobre él y, era cierto que estaba bien empaparse un rato pero al diluvio de su menor sólo le resultaba mejor ahogarse.

-Changkyun...

Pronunció finalmente, tragando el nudo en su garganta.

El ambiente lo sentía denso, estático como el reflejo de uno a los ojos del otro. En la expresión ajena notaba genuina tristeza. A él tampoco le gustaba ver a Changkyun de esa forma, no cuando ese niño le había traído tantas cosas buenas a su vida siendo tan joven, tan radiante. Haberlo visto crecer desde sus diecinueve años hasta convertirse en el adulto independiente y exitoso que era le llenaba de júbilo, más aun sabiendo que él había tenido participación en dicho crecimiento. Entonces, no... él tampoco quería ver que alguien le hiciera daño a Changkyun, el problema radicaba en que él era quien le hacía daño a su menor.

Sumido en la ebriedad, reflexionaba perdiendo la noción del tiempo, tardando en darse cuenta de que el menor seguía esperando contestación de su parte y, a falta de palabras adecuadas decidió distraer al otro al tomar la botella de la mesa para llenar las copas de ambos que hacía rato se habían vaciado; iba a necesitar mucho más si quería soltar la lengua, él no era como su adverso hablar de sus sentimientos con otro se le hacía engorroso. Sin embargo, tan pronto acercó el pico a la copa del menor éste le detuvo, tomando la botella y dejando su copa en la mesa, posteriormente su copa también acompañó a la del menor. A continuación, vio a Changkyun llevarse la botella a los labios, bebiendo de esta sin finura alguna, incluso manchándose el suéter que llevaba puesto.

-A-ahg... bueno, da igual. No me gustaba tanto este suéter.

Se rió por la torpeza del menor en aquellos momentos y antes de poder comentar siquiera algo, su opuesto le hubo callado al acercar el pico de la botella a sus labios. Le quitó la botella y viendo la sonrisa satisfecha en el menor dio un trago al vino, que posteriormente se transformó en dos, siendo luego alentado por el menor quien con dos dedos empujaba el final de la botella hacia arriba para que siguiera bebiendo. Para su sorpresa terminó igual que su adverso, sintiendo como algunas gotas del líquido, corrían por su cuello y otras salpicaban en su pecho empapando el pijama que usaba. Dejó la botella sobre la mesa y tras cubrir su boca con la diestra tosió entre risas cortas.

-Ahora estamos iguales. Ya no soy el único torpe.

-Parece que no.

...

Tan delirante como se encontraba después de aquel golpe que la bebida había dado a su organismo no podía recapacitar si estaba o no cediendo al juego de Changkyun; no obstante, para dicha (o desdicha) de ambos su lengua consiguió soltarse.

-Changkyun... yo... sé que no debería decir nada al respecto pero... también me lastima darme cuenta de todo el daño que te he hecho.

Tomó eso como la oportunidad de decirle al menor lo que escondía en su pecho, y aunque la sonrisa melancólica de éste ante su respuesta no hubiese sido la mejor, igual no había demasiado que pudiese hacer en ese momento para enmendar la situación.

-Siempre tan sincero y protector conmigo, Nunu... ojalá no me hubiese enamorado solo.

Cómo no le iba a doler que Changkyun dijera algo así, podía no estar enamorado del joven pero su corazón no era de piedra. Buscó la mirada del menor al alzar su rostro desde su mentón, notando las lágrimas que amenazaban con caer de los orbes cansados de su adverso y lo que le siguió, lo sintió como un adormecimiento.

Los labios de Changkyun seguían sintiéndose como los recordaba, tan finos y suaves contra los suyos siempre buscando complacerle. No reparó en detener al menor, le dejó besarle e incluso le correspondió a la dulzura pasional del acto que ahora protagonizaban en su sala. Sus manos sobre la cintura ajena tan pronto Changkyun se hubo trepado a su regazo, le acariciaba no con lujuria sino con palpable necesidad, la misma que imprimía su opuesto en los besos y las caricias que dejaba sobre su pecho.

El cojín y el licor pasados a segundo plano, ya habiendo hecho sus correspondientes trabajos en ellos.

-N-nunu... Hyunwoo...

Escuchó su nombre en el tono de voz que sabía incorrecto, aquel que no debía responder y sin embargo, siguió adelante armonizando con el menor entre suspiros y jadeos. Las gafas del otro le estorbaban, antojándosele tierno cada vez que chocaba con el marco de la mismas al cambiar en el ángulo de sus rostros, encajando divinamente sus bocas. De vez en cuando echaba un vistazo entreabriendo los ojos, volviendo a extasiarse con la exuberancia de Changkyun.

Pronto los besos adquirieron fuerza y, esta vez sus lenguas recorrían lo que ya conocían, labios rozándose, dientes encajándose. Posteriormente la lengua del menor le recorrió ligera por el cuello, justo por donde aún podía sentir el vino humedecer incómodamente su piel, así hasta volver a sus labios los cuales besó con parsimonia, saboreando el tinte cítrico de la bebida y el sabor original de Changkyun, su Changkyun.

Estaba ido en su máxima expresión con un joven complaciente sobre sus piernas susurrando promesas de amor a sus oídos, empezando a desvestirle mientras su boca también gesticulaba los besos que al tocar su piel le quemaban.

Entre sus piernas era evidente la consecuencia de aquel desvergonzado acto, también podía sentir la dureza del menor frotándose contra su cuerpo y, enloquecido volvía a tomarle por el cuello reclamando su boca, hasta los gemidos que de esta salían.

Changkyun era la viva encarnación de la sensualidad. Nunca existiría otro como él para un contexto sexual tan prometedor, pero... igual existía Kihyun.

-H-hyunwoo... Hyunwoo... mhm...

Le chupó los belfos a Changkyun sin poder reprimir luego el gruñido que éste le arrancó ante caricias particulares en zonas erógenas de su cuerpo conocidas por el joven. Seguía escuchando el murmullo gentil de la voz del otro sobre su piel, recordando que aunque ronca y algo grave la voz de Changkyun no dejaba de ser hermosa.

-Nunu... te amo. Te amo, Hyunwoo...

Escuchó tan claro y esperanzado que le produjo escalofríos.

Changkyun existía en su presente y le profesaba amor, un amor que sabía auténtico pero no era su anhelo. Changkyun, su Changkyun no era lo que realmente imploraba su cuerpo, más allá su corazón, porque... seguía existiendo Kihyun.

Aquello estaba mal. Lo que hacía con el menor era otro acto atroz tal como la primera vez que le usó. Despertando de su ensoñación se dio cuenta de sus maneras erradas y en un esfuerzo fútil intentó detener a Changkyun sin forcejear, pretendiendo contener al menos el vaivén sensual de sus caderas.

Ahora aunque el dulzor de los besos del menor le siguiese embriagando estaba entre un lugar y otro, entre la cordura y la fantasía, el problema es que en ninguno de los dos Changkyun era protagonista.

-Kihyun...

Exhaló cuando el menor empujó sus caderas y la lengua ajena le hubo dado un trato especial a su cuello antes de posarse a penas sobre sus belfos.

Pero tan pronto aquel nombre se escuchó todo quedó estancado entre los dos. Tal como la primera vez, su boca no tuvo filtro para profesar su antojo y quiso culpar a la lujuria y al alcohol, pero no había otro culpable de su fechoría sino él. Rápidamente el estado de alarma incendió sus entrañas, el remordimiento y la molestia hacia sí mismo no tardaron en escalarle. Había arruinado todo de nuevo y esta vez era incluso peor, lo supo tan pronto escuchó el primer sollozo del menor.

-C-changkyun no...

-Cállate.

...

La respuesta tajante de parte del joven le descolocó. Seguía con la mirada fija en su adverso quien con cabeza gacha aún no se decidía a moverse, poco después fue que le vio alzar la mirada y notó los ojos rojos y los rastros de las lágrimas a las cuales se les sumaban las recién derramadas.

-Changkyun...

Intentó de nuevo para ser nuevamente callado por su adverso.

-¡Cállate, Hyunwoo!

...

-¿Qué tiene él que no tenga yo?... ¿¡Qué es lo que Kihyun tiene que no tengo yo!?

Los gritos intercalados por llantos de Changkyun lograron arrebatarle el aire. Finalmente vio a su adverso ponerse de pie y mientras se quitaba las gafas un momento para limpiarse la cara seguía sollozando con fuerza, con la misma pasión con la cual parecía querer arrancarse los sentimientos del pecho al tirar de sus ropas.

Se incorporó para ir de inmediato por el menor en busca de calmar la angustia del otro aunque sabía no había una cura inmediata a lo que el otro padecía. Le envolvió con los brazos y lo apretó a su pecho, sintiendo su corazón estrujarse dolorosamente mientras el joven seguía sollozando su nombre. Ambos tiritaban inmersos en la gélida sensación que les arropaba aunque sus cuerpos ardieran de rabia.

-¿Por qué, Hyunwoo?... ¿Por q-qué él y no yo? ¿P-por qué no puedo ser s-suficiente para ti?

-Changkyun, sí eres suficiente...

-¡No! Deja de mentirme.

Recibió un empujón por parte del menor que le hizo volver a caer sentado en el sofá. Desde su posición le miró sorprendido pero el menor no se detuvo.

Se vio bajo el cuerpo del joven que desconsolado lloraba mientras le besaba o al menos lo intentaba. No era capaz de corresponder a la prisa que los labios del otro llevaban, mucho menos después del despertar tan feroz que habían tenido ambos, debía detener a Changkyun o de lo contrario seguirían lastimándose ambos.

-Chang... Changkyun, detente. Detente.

Dijo entre forcejeos, no queriendo utilizar toda su fuerza para poner al menor en su lugar.

-Siempre fue otro, nunca f-fui yo, Hyunwoo... ¿por qué? ¿Por qué si te di todo lo que soy?

Le faltó el aire tan pronto el menor formuló aquella pregunta, cómo era posible sentir tanto dolor. Se sintió despechado al inicio de la noche cuando estando sólo pero ahora con un melancólico e iracundo Changkyun se sentía morir.

-Changkyun, basta. No más.

Volvió a intentar esta vez sin contenerse, dejando al menor sentado ahorcajadas sobre su cuerpo cuando por fin pudo sostenerle los brazos y se hubo incorporado. El diluvio que caía de los ojos adversos era impresionante, la mueca de dolor y disgusto le estrujaban en el corazón en conjunto con los lloriqueos desgarradores. Era la primera vez que presenciaba a un Changkyun así, su Changkyun, el que él mismo había roto.

-Basta. Ya deja de hacerte daño por favor... no hables como si no me importaras.

Le instaló nuevamente entre sus brazos dejando que el menor llorara la pena contenida en su alma.

-He sido un imbécil contigo y...

-No, n-no... no quiero escuchar tus estupideces. No otra vez. Suéltame.

Intentó que el otro permaneciera entre sus brazos a sabiendas de lo impredecible que podía ponerse el otro en aquel estado de ira, debía mantenerle cerca.

-Chang...

-¡No! Deja de repetir mi nombre. Cuando debiste pronunciarlo no lo hiciste y ahora es lo único que sabes decir.

...

-Kihyun esto, Kihyun lo otro... ¡A la mierda Kihyun!

Al grito que hubo dado el menor se le sumó un estallido, sus reflejos lentos por el alcohol que seguía haciendo estragos en su cuerpo le hicieron solo cerrar los ojos cuando el menor lanzó la botella de vino en su dirección pero esta reventó en la pared tras de sí, más a o menos lejos de su posición. Aturdido y más preocupado que antes se colocó de pie y fue hasta donde el menor quien ya a paso presuroso caminaba hasta la entrada de la casa.

-¡Quédate con él! Como si él supiera algo de ti.

...

-Como si él fuese a serte fiel después de desaparecer de tu casa sólo porque es un imbécil con miedo al compromiso.

...

-¿Qué?...

A mitad de camino se detuvo abruptamente al oír la revelación del menor, el cuerpo adverso lo percibió imposiblemente más rígido, justo como si este acabase de decir algo que no debía.

-¿Qué fue lo que dijiste, Changkyun?

...

Veía como el menor paseaba la mirada de un lugar a otro pero nunca viéndole, las manos le temblaban y se mordía los labios. Empezaba a impacientarse tanto como el otro y en un arrebato, cabreado por todo el asunto y la mezcolanza de sentimientos se arrojó al menor tomándole por los brazos, sacudiéndole como si así fuese a obtener una respuesta.

-¡Repite lo que dijiste, Changkyun!

La ira desteñida daba paso al miedo contenido en los orbes de su opuesto, Changkyun volvía a llorar entre sus brazos pero esta vez silencioso, doloroso. Estaba confundido por lo ocurrido. Changkyun, ¿su Changkyun?...

-P-perdóname, Hyung... 

.

.

.

¿Por qué te disculpas, Changkyun?

¿Qué les pareció? Siento que ahora todo se divide entre ser 'Team Nunu' y 'Team Changkyun', pero les recuerdo que aún falta un camino más o menos largo para terminar esta historia y que muy pronto las locuras de Changkyun tendrán sentido y un merecido cierre. 

*Nota: si este capítulo tuviese nombre sería 'Who do you love?'

Les cuento que escribí este capítulo al menos unas cuatro veces, fue realmente difícil plasmar el sentimiento deseado pero mi esfuerzo siempre vale pena por sus lecturas. 

Y... ¿quiénes por allí están emocionados por el comeback de Monsta X y por el debut de Wonho? Espero puedan tener algún tipo de interacción en medio de las promociones, me convertiría en la persona más feliz del mundo viéndoles juntos de nuevo. Y aunque me arruga el corazón que Wonho no tenga la misma expresión alegre de siempre, confío en que ese hombre volverá a brillar incluso más que el sol. 

Les agradezco nuevamente por todo el apoyo, nos leemos "φʕ•ᴥ•oʔ

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