♡ → Capítulo décimo cuarto (tercera parte)
¡Por fin terminé este capítulo! A continuación, les traigo el smut de 5700 palabras que nadie pidió. Espero lo disfruten porque me costó muchísimo plasmar la idea que tenía en mi mente, hacía bastante no escribía algo como esto. Como siempre les digo, intento hacer todo lo más realista/fantasioso posible. Y como podrán apreciar volvemos al punto de vista de Nunu, ya después tendremos de vuelta a Kiki.
ADVERTENCIA: este capítulo incluye contenido sexual explicito, si eres menor de edad o si no estás de acuerdo con esto por favor abstente a seguir leyendo.
¡Arriba el Showki!
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Si le pidieran que describiese su noche con una sola palabra, escogería: interesante. Quizá, disparatada, emocionante, placentera, preocupante... sí, definitivamente no podía escoger un solo término que cubriera la totalidad de lo que esa noche había sido y seguía siendo, pero 'interesante' era lo más cercano que tenía para representar a Kihyun.
Es decir, qué podía llegar a ser más interesante que todas las veces que el joven le había dejado con las palabras en la boca y sin siquiera pedirlo le había dado explicaciones del porqué de sus actitudes, así fuera con lenguaje verbal o corporal Kihyun se dejaba leer sin pena alguna casi como si tuviese miedo de estropear las cosas entre ellos. Y ante tal pensamiento, meditaba la situación.
Cómo Kihyun podía tener miedo de equivocarse si él había demostrado gozar de esas elocuencias, de los altos y bajos, lo bueno y lo malo. Hacía semanas había dicho al menor que todo lo que tuviese relación con él lo aceptaba, porque era él, era Kihyun. Claro que la frustración no la podía hacer a un lado, la preocupación y la molestia tampoco, era un ser humano después de todo y Kihyun en sus arranques cortaba de lleno los momentos pasionales de los cuales le costaba recuperarse, pero... qué importaba. De verdad, qué importaba sino era ahora. Bien podía ser después y él seguiría pavoneándose como el hombre más feliz de la tierra porque Kihyun igual le habría dejado tenerle entre sus brazos.
Aún no se creía lo intrépido que había sido el joven cuando después de salir del baño se abalanzó a su cuerpo. Cuáles dudas iba a seguir teniendo (si es que le quedaba alguna) de que el pelirrojo le desease si ahora era éste quien le buscaba con tanto entusiasmo. Estaría loco si no admitía lo excitado que estaba ante la idea de que el parcialmente virgen Kihyun le buscase para ser su primero (y con suerte su último). Estaba ardiendo en las ansias de poder tocar finalmente el cuerpo de sus fantasías más íntimas, saciar sus necesidades primitivas. No sólo era sexo, era amor, lo cual simbolizaba una (significativa) diferencia en su vida.
Por su cama había pasado el cuerpo de su ex esposa, el de otras mujeres, el de otros hombres, incluido ChangKyun. Pero ninguna de esas personas se acercaba remotamente a Kihyun. Nadie podía tomar el lugar que el pelirrojo se había ganado en tan poco tiempo, incluso si no se hubiese acostado con él lo percibía como el amante soñado debido a la química que les unía. Allí entre sus sábanas nuevas Kihyun parecía brillar por sí mismo, no necesitando ningún otro tipo de luminosidad para resaltar sus preciosas facciones, su piel inmaculada que ahora había probado y quería seguir degustando.
Se embriagaba con los sonidos que la boca del pelirrojo soltaba cada vez que tanteaba en un lugar diferente, que resultaba ser un punto clave para dar placer. Le tenía extasiado lo receptivo que era Kihyun, lo fácil que era desarmarle y lo mucho que al otro parecía gustarle. No le cabía duda, había hecho bien al dejar a Kihyun solo el tiempo que le pidió porque ese nuevo y entregado Kihyun que se aferraba a su cuerpo era el ápice de sus sueños.
-Quiero ser tuyo, Hyunwoo...
La declaración llegó a sus oídos como sonido estridente, nada suave, nada dulce. Como si de un rayo se tratase y ante la descarga eléctrica su cuerpo se hubiese recargado con la brutal energía de una pasión desconocida.
-Si te hago mío no serás de nadie más.
Sentenció al tomar del rostro ajeno con la diestra, empujando al otro contra la cama con su cuerpo, imponiéndose ante éste como nunca antes lo había hecho con sus otros amantes (quizá nada más con Changkyun). Le vio retorcerse, pero no de pánico sino de placer. Sabía interpretar el brillo lujurioso en una mirada y se sabía deseado por el pelirrojo que otra vez le enterraba las uñas en los hombros.
-Hazlo. Hazlo, Hyunwoo.
Lo que a otros podría parecer una orden a él se le hacía una meta. Si Kihyun le daba ahora absoluta libertar para literalmente entrar en su cuerpo y apoderarse de él, lo haría. Sin embargo, no le prometería nada al pelirrojo. Al ser la primera vez que tendrían intimidad sería fácil equivocarse, pero siempre donde había riesgo había emoción, por lo que sabía que aunque no fuese a ser un acto perfecto, daría lo mejor de sí para llevar al otro hasta el cielo esa noche.
Se incorporó en la cama al sentarse sobre sus pierna flexionadas en medio de las adversas, con las manos abiertas recorría los muslos del pelirrojo de arriba hacia abajo, adorando lo fría que podía estar la piel casi llegando a la ingle en contraste con la calidez que encontraba en la parte de atrás de las rodillas, las cuales besó para ir recorriendo luego con la lengua la cara interna de los muslos del menor. La misma piel la tanteaba con los labios para después morderla y chuparla sin piedad a lo que el pelirrojo se estremecía con fuerza, arqueando la espalda ligeramente sobre la cama cada vez que su boca se acercaba más al área prominente en medio de su anatomía. Tuvo que sostener las piernas del joven para que estas no le aprisionasen mientras seguía en su labor, y siempre que escuchaba el gimoteo quebrado de Kihyun sonreía contra la piel que amansaba.
-H-hyun... Hyunwoo... por favor.
-Por favor qué.
-Por favor haz algo.
El tono de Kihyun llevaba prisa y desespero, veía de reojo como el sonrojo del otro se extendía espolvoreando su cuello, clavículas y la parte alta de su pecho. Sospechaba de las necesidades el otro aunque éste aún tuviese algo de pena en vociferarlo, pero la noche era joven y él todavía tenía ganas de llevarle al límite, de hacerle rogar por más porque si no experimentaba no podía saber lo que al otro le gustaba.
Por ello continuó dejando marcas rojizas y otras violáceas sobre la superficie que tocaba, cada vez más y más cerca hasta esquivar exitosamente la zona que el joven tanto ansiaba, le escuchó soltar una pesada exhalación y las manos de este que de a ratos se paseaban por sus cabellos y volvían luego a empuñar las sábanas fueron a parar a ese angelical rostro.
-Hyung, por favor.
Casi podía registrar dolor en el tono de voz ajeno, pero sólo era causa de lo exasperado que estaba el pelirrojo quien ahora le veía suplicante mientras él se sonreía esta vez danzando sobre la pelvis del otro con su lengua, mordiendo también allí en los lugarcillos que conseguía sensibles. El pecho del menor subía y bajaba entre jadeos y lamentos mientras empujaba sus caderas y, debía admitir que todo eso se le hacía sumamente (caliente) tierno.
Se sentía bastante cínico por actuar de esa manera pero no quería perder detalle alguno de Kihyun, no cuando este tenía lunares aleatorios salpicados por toda su piel, rogando ser besados por sus labios. Mucho menos cuando hasta el caminillo feliz en el vientre del menor se erizaba a razón de sus caricias, es decir, cómo iba a pasar semejantes detalles por ir a prisa.
Pero no podía ser tan malo, ¿o sí? Con cautela llevó su diestra al miembro ajeno para empezar a tantearle por sobre la ropa interior, era la primera vez que sus manos tocaban la intimidad del otro y tan pronto ocurrió le sintió retorcerse a sus sutiles caricias. Quiso salir con un comentario fuera de lugar, pero se lo guardó para otra ocasión cuando ya estuviese en plena confianza con el menor (al menos en ese plano). Siguió masturbándole perezosamente mientras continuaba su exploración y al sentirse satisfecho, escuchando el constante llamado y las pequeñas suplicas de Kihyun, tiró de la última prenda que cubría aquel cuerpo, deslizando la misma por las piernas ajenas las cuales aprovechó acariciar de nueva cuenta alejándose hasta poder sacarla y descartarla.
La vista que tenía desde ese ángulo era magnifica. Kihyun era una creación divina, tan blanco y sonrosado sobre sus sábanas, luchando por cubrirse al cerrar sus piernas y llevar sus manos entre las mismas en el fallido intento de ocultar lo que ya había quedado grabado en su mente. Sonrió ante el pudor que mostraba el pelirrojo y antes de decir algo teniendo las piernas del otro entre sus manos las abrió de nuevo, volviendo a besarle esta vez en la planta del pie.
-Hyung, no hagas eso.
Escuchó como protesta por parte del menor quien a pesar de parecer morir de vergüenza seguía teniendo ánimos para retarle.
-¿Por qué debería? Tus pies son adorables.
Comentó dejando otro beso en el mismo lugar, encantado por la pena que hacía fruncir el ceño de su menor.
Decidió dejarse de rodeos y ponerse nuevamente en marcha, inclinándose una vez más sobre aquel cuerpo que recorrió entero con besos hasta llegar a la altura del rostro ajeno.
-Ya sé que te lo he dicho, pero lo reafirmo: eres bellísimo. Creo que incluso la palabra no te hace justicia.
No pasó desapercibido ante él el estremecimiento en el cuerpo ajeno. Kihyun se prestaría por siempre a ser dueño de sus fantasías porque con esa mirada perdida nublada por el placer, con esos gestos tan bonitos y esa manera de hablar al estar excitado destronaba a todo el que alguna vez le hubiese hecho sentir tanto.
Le dio un pico en los labios e incluso se los humedeció con la lengua al sentirlos secos, le siguió tocando al descender con sus manos por su silueta y al llegar a su masculinidad volvió a tomarle para retomar lo que había dejado antes. La pronta respuesta por parte del menor fue asombrosa, le presionó lo suficiente para sentirse poderoso; parecía como si Kihyun nunca había sido tocado en su vida, como si todas las personas que habían pasado por su cuerpo le hubiesen dejado cicatrices en vez de gratos recuerdos. Sintió furia ante la idea y no quiso hacer más que entregarle al menor todo lo que se merecía.
Se detuvo para escupir en su mano, notando que el pelirrojo parecía ser de esos que no lubricaban demasiado, prefirió entonces no hacer el roce tan intenso y regalarle algo más suave al volver a tomar el miembro ajeno, que esta vez palpitó ante el húmedo contacto. Las manos del pelirrojo le apretaban los brazos, al igual que una de las piernas de este buscaba aprisionarle.
-¿Se siente bien?
-A-ajá... si-í... más, Hyunwoo.
-Primero, respóndeme algo.
-H-hm... ¿qué cosa-ah...?
-¿Te habían tocado así antes?
No había recelo en su voz, solo curiosidad y sabía el menor podía interpretarle porque al verle a los ojos solo negó sin pensarlo dos veces.
-N-no así. No se sentía ta-an bien... Hyung, más. Más.
Soltó una corta risa por la respuesta del joven, sus dedos mientras éste hablaba habían estimulado en la punta del miembro ajeno, presionando a la vez que jalaba ligeramente de aquella erección para enloquecer al otro. Pero mientras iba sintiendo los espasmos más fluidos en el cuerpo de Kihyun, mientras veía su abdomen contraerse esporádicamente al igual que las facciones en su rostro, más convencido estaba de darle lo que pedía. Por ello detuvo el movimiento en su mano alejándola de inmediato, volviendo a reír cuando el menor soltó una queja.
-Hyunwoo, ¿p-por qué te detuviste?
-¿Piensas que voy a dejar que te corras sólo con mi mano? No. No va a ocurrir, al menos no esta noche.
Notó el brillo intensificarse en la mirada ajena ante la promesa que encerraban sus últimas palabras y, antes de poder volver a la acción el pelirrojo le sorprendió al tomar el control dejándole bajo su cuerpo.
Sintió el peso del otro caer cómodamente en su regazo y las manos ajenas a cada lado de su rostro. Todo parecía entre ellos como una obra ensayada desde hacía años.
-Ya te divertiste bastante, Hyung ¿No crees que ahora me toca a mí?
Intentaba no parecer sorprendido ante la actitud tan segura del joven, pero definitivamente no estaba haciendo mucho esfuerzo, pues el otro le sonreía de medio lado mientras movía las caderas como si quisiera tentarlo.
-Hm... ¿Y qué piensas hacerme, bebé?
Él no era persona de usar motes, mucho menos en la cama porque sabía lo fetichista que podían llegar a parecer, pero la palabra había salido sola de sus labios y cuando pensó haber arruinado todo el avance entre ellos, notó entonces como las manos ajenas habían estrujado las sábanas, la tensión momentánea que se había generado en los músculos del joven y como sus caderas habían presionado particularmente más fuerte sobre su pelvis.
"A Kihyun realmente le gusta ser sumiso"
Pensó, sabiendo que había encontrado oro donde sólo había estado buscando cobre.
Se incorporó en la cama de a poco mientras el menor permanecía en una especie de limbo. Cuando le tuvo cómodo y sus manos pudieron volver a pasearse por las piernas ajenas, llamó entonces la atención del otro al tomarle el mentón.
-Kihyun, ¿bebé? ¿Estás allí?
Un gemido corto que quedó ahogado en la garganta del otro fue toda la respuesta verbal que obtuvo por parte del joven, quien le envolvió con los brazos antes de besarle con el mismo desespero casi como si hubiese acabado de salir de una intensa batalla mental.
-Deja de jugar conmigo, Hyunwoo.
-¿Quién dijo que estoy jugando? Al menos no creo estar haciéndolo solo.
Por la mirada furiosa que le lanzó Kihyun sabía que estaba tanteando un terreno desconocido incluso para el menor. Estaba llevándole a un límite insospechado que más que molestarle le estaba asustando, o al menos eso creía. Pero el menor seguía respondiendo, seguía moviéndose despiadado sobre su cuerpo, arrancándole gruñidos cuando hallaba un ángulo exquisito para frotarse contra su necesitada masculinidad. Las ganas de Kihyun eran palpables en todo, en la forma como le besaba y mordía, como le acariciaba y gemía.
-No quiero seguir yendo lento, Hyunwoo. No me voy a romper.
Escuchó el jadeante reclamo del mayor y en medio del éxtasis propio sólo asintió.
Se separó ligeramente del cuerpo ajeno y lanzó sus manos a la mesa de noche a su izquierda para buscar las herramientas que necesitaba. Una vez tuvo el su posesión los preservativos y el lubricante los dejó a un lado y volvió su atención al pelirrojo.
-Cómo prefieres que hagamos esto.
-¿E-eh?
Frunció el ceño al detectar que otra vez Kihyun parecía en un trance, pero diferente, similar a los que había tenido al principio de la noche. Volvía a sentir que estaba parado en el filo de lo desconocido.
-Hey, Kihyun. Bebé, mírame.
Se acercó al rostro ajeno para juntar sus frentes, obligando al otro a apartar la mirada de las cosas que reposaban en la cama. Las manos de Kihyun se aferraban temblorosas a sus brazos pero rápidamente el otro pareció relajarse una vez empezó a hablar.
-No tengas miedo. Sabes que seré gentil y que si quieres parar todavía podrás decirlo.
-H-hyung, yo...
-¿Hm?, no te guardes nada.
-N-no sé cómo, es decir, sí lo sé, pero...
-Yo me hago cargo. Pero antes... ¿prefieres verme o no?
...
-Quiero verte.
♥
Lo que tenía que hacer era bastante simple, nada que no hubiese hecho antes pero entonces... por qué estaba tan nervioso.
En sí no se le notaba demasiado, sin embargo las ganas de hacer ver estrellas a Kihyun le generaban un jaloncito incómodo por dentro. Teniendo al pelirrojo cómodo sobre una de sus almohadas para mejorar el ángulo y su visibilidad, sus dedos lubricados ahora masajeaban el anillo de músculos que permanecía tan tenso como el resto del cuerpo ajeno.
-Kihyun, relájate. No puedo continuar si no te relajas.
-Y-ya lo sé, pero...
Con uno de sus brazos el menor se cubría parte del rostro y con su mano libre apretaba las sábanas. Se le iba a hacer arduo todo el asunto de la preparación si no conseguía que Kihyun cediera.
-H-hyung... sólo hazlo... s-sólo, tócame, bésame. Por favor.
Pidió el otro ahora dejándose ver, buscando incorporarse para así encontrarse ambos a mitad de camino en un beso. A la entrada del pelirrojo le seguía dando el mismo trato gentil con la punta de los dedos, presionando solo para molestar y ver la reacción opuesta, le besaba y acariciaba tal como este le había pedido, prestando más atención por un minuto al estímulo que le daba a los labios adversos al chuparlos y morderlos para distraerle y, cuando por fin le sitió más relajado dejó su primer dedo entrar sin problemas a la estrecha cavidad que parecía querer succionarle dentro de esas profundidades.
-Mmhmm... H-hyunwoo...
Los ojos del menor permanecían cerrados mientras su muñeca se movía prácticamente imperceptible para acomodarse al menor, no obstante se detuvo cuando el otro le tomó del brazo y le miró a los ojos.
-Por favor hazlo lento.
-Pensé que ya no querías ir lento.
Le molestó al besarle los pómulos ganándose un golpe suave en el pecho, el cual le hizo reír.
-Yah... ¿te habían hecho esto antes?
-Yo... ¿lo intenté?
-¿Lo intentaste por tu cuenta?
Vio al pelirrojo asentir y se tuvo que morder los labios ante la imagen sensual que se dibujó en su mente.
-I-intenté hacerlo un par de veces pero lleva m-mucho tiempo que no tengo.
-¿Pero lo disfrutabas al menos?
-N-no, no demasiado. A-ah...
-Es cuestión de práctica. Puedes aprender, te puedo ayudar.
-S-sí, sí... por favor...
El pelirrojo permanecía apoyado en sus antebrazos y con la cabeza echada hacia atrás jadeaba ante el estímulo que desde hacía rato había incrementado en su entrada. La conversación le había sido útil para distraer a su opuesto y, antes de que este se diera cuenta ya iban dos dígitos dentro de su cuerpo, los cuales no registraban mayor resistencia de parte del cuerpo opuesto.
Inmerso en su labor buscaba la manera más cómoda de mover su mano y al mismo tiempo complacer al joven para acariciarle donde le pidiese. Las falanges en la entrada ajena jugaban al abrirse como tijeras, saliendo y empujando nuevamente con sorprendente facilidad.
-¿Se siente bien?
-Un poco extraño, pero sí...
-Hm...
Meditó un poco antes de llevar a cabo su siguiente acción. Resolvió que sí era un movimiento acertado y sonrió victorioso cuando al curvar sus dedos hacia arriba presionó sobre la próstata del menor haciéndole temblar notoriamente, pero no demasiado intenso.
-Más. Más, más, más. Ahí, Hyunwoo. Otra vez.
Ante la exigencia no quiso hacer otra cosa que obedecer y repetidas veces volvió a golpear aquel punto a velocidades distintas mientras seguía moviendo sus dedos dentro y fuera del menor. Kihyun por su parte se iba deshaciendo, jadeando y arqueando la espalda mientras le rasguñaba los hombros.
A sus oídos seguían llegando cualquier cantidad de monosílabos y sonidillos graciosos. Ya para cuando estuvo a cuatro dedos dentro del menor se supo victorioso en su labor; le había dilatado lo suficiente mientras también le masturbaba, escupiendo cada tanto en el miembro ajeno para lubricarlo a lo que el otro respondía con un gimoteo.
-H-hyung... Hyunwoo... a-ah.
Tal como antes reconocía la cercanía del orgasmo en el cuerpo del pelirrojo, la piel del otro ardía bajo sus palmas y su respiración iba imposiblemente más rápida al igual que su pulso, con las contracciones que daba el abdomen plano ajeno se extasiaba a sí mismo, estaba tan sumido en su placer propio que sólo la mano tibia del menor le llamó la atención cuando éste la hubo posado en su mejilla. Le vio allí empezando a transpirar, radiante como siempre, avisándole y... se detuvo.
-¡No! H-hyung... Estaba muy cerca, ¿¡por qué te detuviste otra vez!?
Encontró gracioso el lloriqueo ajeno por lo que rió tras besar la palma de la mano que seguía sobre su rostro, pero si era verdad que aquello debía resultar doloroso, es decir, él desde hacía rato no recibía atención alguna y empezaba a incomodarle estar tan excitado pero a juzgar por lo hinchada y roja que se observaba la erección ajena, había detenido lo que suponía hubiese sido un muy buen orgasmo.
-Te odio.
Escuchó decir al menor quien intentaba calmarse.
-No, no es así.
Respondió con autosuficiencia cuando antes de retirar sus dedos volvió a rozar de forma desinteresada la próstata ajena sólo por el morbo de verle retorcerse de goce.
-Bien. Estás... ¿te sientes listo?
Hubo una pausa para nada incómoda, pero sí significativa para ambos. Kihyun le examinaba desde su posición en la cama y antes de poder escuchar una respuesta, su adverso se incorporó para quedar de rodillas en la cama, tomando su rostro y besándole largo y tendido.
-Sí. Estoy listo.
Sintió aquel murmullo (sensual) sincero contra su boca y las manos ajenas desplazarse cálidas por su piel morena, presionando su figura hasta llegar su falo que llevaba rato humedeciendo la tela que lo cubría.
-Hm... interesante, tú si lubricas bastante, Hyung.
-Mh, a veces, sí... ¿Se te hace incómodo?
-Para nada... quizá sea útil después.
Lo implicado en las palabras del joven le tomó desprevenido, pero sin poder ahondar en el asunto se dejó hacer cuando el otro por fin hubo descubierto su erección y ahora la tomaba con su diestra imitando los movimientos que él mismo había llevado acabo anteriormente.
-Ah... Kihyun. Bebé...
-No volverás a dejarme con las ganas ahora que continuemos, ¿verdad?
-No. No... mh...
-Confiaré en ti, Hyung. ¿Me alcanzas uno de los condones?
No es como si hiciera caso omiso a la actitud tan sensual del pelirrojo, todavía le sorprendía los cambios que éste pudiese tener, la versatilidad de su personalidad y... Bueno, en esos momentos aquello no era tanto para pensarlo sino para gozarlo. Le extendió el preservativo que pidió y vio como este sin usar los dientes (como todo un profesional) abría el empaque usando sus manos. Ya al tener el preservativo entre los dedos le envolvió el falo con el mismo y movió su mano para asegurarse de que estuviese bien colocado. A lo largo de la preparación se había quedado embelesado por el estado del joven, notoriamente más cansado pero igual de ansioso que antes por continuar, despeinado y sudoroso con los labios hinchados, no se contuvo a lanzar una pesada exhalación y mientras el otro seguía distraído con su cuerpo se inclinó para besarle el cuello, sintiendo en sus papilas el salado sabor del sudor que no le detuvo en lo absoluto. Continuó su camino de besos hasta la boca ajena la cual solo acarició con su lengua antes de empujar nuevamente al menor sobre la cama quien se dejó caer lacio, envolviendo su cuello, atrayéndole con las piernas para empezar nuevamente el juego. Pero esas ya eran ligas mayores.
Una parte de sí no creía que estuviese pasando todo eso cuando hacía tan sólo un par de meses el menor le había rechazado. No se creía nada pero era real que a quien tenía bien acorralado y enredado entre sus sábanas era a Kihyun. El mismo Kihyun que aparecía en sus fantasías y le había hecho pecar, ser egoísta e infame con otro. El mismo Kihyun que adoraba ver todos los días usando su uniforme de trabajo y hacía el mejor café que hubiese probado. Ese mismo Kihyun ahora le pedía entre besos que entrara en su cuerpo, que le hiciera suyo.
-Dime en cualquier momento si quieres que me detenga o si te duele.
-Hyung, no soy de cristal, me preparaste bien. Vamos, hazlo.
A pesar de la veracidad en las palabras del otro no podía evitar encogerse ante el minúsculo miedo que acechaba tras su espalda, pero no quería parar. También quería aquello y eso no le hacía egoísta, no cuando tenía el pleno consentimiento del pelirrojo que ahora besaba todo a su paso mientras enredaba los finos dedos en sus cabellos.
Así que relajando los músculos de su espalda, buscó acomodar al joven bajo su cuerpo para que se le hiciera más fácil la penetración y, una vez estuvo rápidamente lubricado y alineado le besó al mismo tiempo que presionó en el ahora tenso y apretado agujero de su adverso.
-K-kihyun, Kihyun. Si no te relajas no va a entrar.
Aunque apenado el menor solo asintió, le vio respirar un par de veces y tras calmarse un poco advirtió el cambio en la mirada ajena, la misma determinación de antes y el brillo deseoso. Con seguridad le tomó de la cintura y finalmente se empujó sin mayor oposición dentro del otro quien en un gemido poco audible se encorvó bajo su cuerpo, rasguñando su espalda. Soltó un pesado jadeo ante la sensación que le llenó, movía sus caderas para ajustarse pero el joven le hizo detenerse.
-E-espera-ah... espera, detente. Necesito un momento.
-¿Quieres que salga?
-¡No! N-no... solo déjame... se siente extraño es todo.
-¿Extraño en un sentido bueno o malo?
-B-bueno, sí...
Sonrió para sus adentros al registrar como el placer le iba cambiando nuevamente el tono de voz al pelirrojo. Sabía había hecho un buen trabajo preparando al joven, y eso se lo confirmó al ausencia de dolor en las muecas que hacía su opuesto.
No se había movido (demasiado) desde el pelirrojo le había pedido permanecer quieto, pero sentía la necesidad de hacerlo porque entre los espasmos del joven su miembro parecía palpitar entre las ajustadas paredes que lo envolvían y, le resultaba complicado pero él era un hombre de palabra y sabía que su paciencia tendría recompensa.
-Y-yah... puedes moverte, Hyung.
-¿Seguro?
-Sí... sólo, hazlo despacio.
Movió la cabeza para asentir y recobró su postura del comienzo, empezando a mover sus caderas en círculos antes de empujarse a penas de nueva cuenta contra el cuerpo del otro, apenas saliendo de este. Al notar obtener oposición alguna, se dio a la tarea de embestir contra el menor como este le pedía.
Despacio iba construyendo un ritmo que agradase a ambos, estando siempre pendiente de las reacciones ajenas al igual que de lo que este pudiese decir. No mentiría que era toda una odisea el asunto, porque su instinto le pedía satisfacerse así mismo, le pedía lo de siempre y lo de siempre para él era ser mucho más rudo. Porque por supuesto, Kihyun también era la excepción a eso. A nadie más había ofrecido un trato tan comprensivo y complaciente en la cama ni siquiera a su ex esposa.
-H-hyunwoo... a-ah, ahmm...
-¿Bien? ¿Se siente bien?
-Mucho, sí... ¿más?
Se rió ante la lo dicho por su adverso, sabía que este había intentado decirlo como una petición pero le salió más como una pregunta que de cierta forma le enterneció.
-No lo sé, ¿quieres más?
-S-sí, sí quiero.
La conversación que llevaban en susurros le aceleraba tanto o más el pulso como la propia actividad física que llevaba a cabo. Las piernas del joven en algún momento habían encontrado su camino al envolverse en su cintura y más que hacerle sentir limitado, se sentía anhelado; Kihyun le sostenía contra su cuerpo de forma posesiva como nunca antes, mientras más embestía contra éste y sus cuerpos se amoldaban a la situación.
Para cuando se percataron del estado del otro a los jadeos también se le sumaron suspiros y gemidos. Se regodeaban lujuriosos aunque el sudor les cubría, y entre espasmos iban descubriendo las maravillas de lo más cercano a la experiencia de tener el amante perfecto.
Era una divinidad el cuerpo de Kihyun, el cómo le hacía sentir su adverso y como este respondía de igual forma adentrándose ambos en las fondos del libidinoso acto. Cada estocada les sacaba el aire y aunque se diera descansos para acomodarse estos no hacían descender el calor en sus cuerpos, al contrarío ardían por continuar lo que venían construyendo.
-¡A-ah, Hyunwoo! A-ahí... m-más.
Soltó un gemido ronco ante la petición del otro, sabiendo que en ese ángulo era mucho más fácil rozar la próstata del pelirrojo por cómo se retraían los músculos del pelirrojo. Le satisfizo la necesidad al dar un par de estocadas, pero se detuvo de lleno tras dar un pico en los labios adversos, sintiendo los propios entumecidos.
-¡Hyung! Dijiste que no me dejarías más con las ganas.
Le reprochó un exasperado Kihyun que seguía temblando entre sus sábanas.
-Espera, quiero intentar una posición diferente.
Ante la idea el semblante del joven cambió y sin decir nada siguió sus instrucciones para así quedar ambos de costado. Le ablandó por dentro que el otro le reprochase que no pudiera verle de esa manera, pero con un par de besos en el cuello le convenció que aquello igual se sentiría bien.
Volvió a entrar en un sólido empujón al cuerpo del joven, teniendo una de las piernas ajenas elevada al tomarle bajo la rodilla, su opuesto mantenía la cercanía al pegar la espalda a su pecho, lanzando una mano a su cabeza para enterrarle más en la curvatura de su cuello. Kihyun excitado era un amante exigente, pero él estaba más que feliz de poder complacerle.
-Kihyun, bebé...
-A-ah... Hyunwoo, se siente tan bien. No te detengas, por favor. Más, más.
Cerró los ojos por un lo que le pareció un minuto entero, le costaba el mantener la calma cuando el otro sólo pedía por más. No estaba seguro de sí ya era momento para dejar de contenerse, sólo no quería lastimar a su adverso que seguía temblando y apretándole tan divinamente en su interior, ahora moviendo también sus caderas a la par de las suyas.
-Hyung... n-no... no te contengas, dame más. Sé que puedes darme más.
Justo como si el otro hubiese leído su pensamiento, soltó un gemido ronco ante la petición y, finalmente dejó salir todo de sí.
-Sostén tu pierna, bebé. Relájate.
Pidió a su adverso, quien sólo asintió y tras mover su cabeza para darle un incómodo beso en la comisura de los labios quedó a la espera de lo que vendría. No tardó nada agarrar el nuevo ritmo brutal con el que ahora embestía contra el joven, ahora a los gemidos de ambos se le sumaba el choque de sus pieles y el rechinar de la cama contra el piso. Kihyun si no gritaba ya estaba cerca de hacerlo, detalle que presionaba más en su interior para llevar al otro al plano de locura donde el residía.
Con una de sus manos tomó la desatendida erección del pelirrojo y empezó a masturbarle acorde al movimiento de sus caderas, logrando sacar más gemidos con su nombre.
-H-hyung... Hyung, e-estoy cerca... no te detengas por fa-ah... por favor.
-No lo haré, bebé. Córrete para mí, ¿sí?
-Mmhm... quiero verte, quiero verte.
Kihyun definitivamente sabía cómo afectar a un hombre (o al menos sabía afectarle a él) de todas las maneras posibles. En una pesada inhalación recobró la compostura y sin miramientos le volvió a acomodar bajo su cuerpo, entrando nuevamente en el joven quien se dobló sobre la cama. Con el mismo ritmo de antes le siguió dando todo de sí mientras su boca exploraba por el pecho que ya conocía, estimulando los pezones erectos al tacto de su lengua. Sus manos apretaban con ganas las caderas del otro ayudándole a moverse contra su cuerpo.
Finalmente y sabiéndose cercano a su culminación, alzó la mirada al rostro quebrado por el placer de Kihyun. Vio las lágrimas que amenazaban con brotar de sus ojos y lo rojo de sus pómulos, casi tan rojo como la punta del miembro ajeno que ahora apretaba entre su índice y medio al masturbarle. El sudor perlado que le corría por el cuerpo a Kihyun lo hacía parecer una joya y mientras más y más veía más se enamoraba, más se llenaba.
-H-hyunwoo... m-me... mmhh, ¡ah! M-me... no puedo más.
-Hazlo, q-quiero verte, bebé.
Su propia voz temblaba de emoción y justo tras un par de embestidas presenció la gloriosa corrida del joven. La espalda curva, la cabeza echada hacia atrás mientras en gemidos suaves se iba deshaciendo y también derramándose sobre su mano y sus pechos. A juzgar por la cantidad de semen que salía del menor intuía que el otro sí había pasado un calvario al haber aguantado tanto, pero ahora que le veía tan extasiado y sin poder dejar de moverse y suspirar suponía que este pensaba que todo había valido la pena.
Fue disminuyendo la velocidad que llevaba su cuerpo hasta quedarse prácticamente estático, no había podido correrse pero igual había disfrutado una barbaridad del acto. Ya empezando a salir del otro sintió como éste le atraía por los hombros para dejarle quieto en su lugar.
-Hazlo... s-sigue... quiero que lo hagas dentro de mí.
-Bebé, no es necesa...
-Yo lo quiero así, Hyunwoo.
Por más caprichoso que le pareciera Kihyun a veces, igual le fascinaba. Dejó que el pelirrojo le besara sensual y apasionado mientras volvía a tomar fuerza. En la boca ajena ahoga lo sonidos de su propio desespero, sentía al otro apretar sus músculos a propósito y cómo a pesar de que este parecía sufrir por la sobre estimulación seguía rasguñando el placer que había en ella.
Quizá fue un minuto o dos, no tardó más que eso en correrse finalmente llenando el condón en pulsaciones que dio su miembro al verter su esencia, aunado a eso un gemido ronco con el nombre su opuesto. Sintió su cuerpo relajarse de inmediato en uno de los mejores orgasmos de su vida y como las caricias sobre los rasguños que el otro había dejado en su espalda le acunaban en el descenso del éxtasis.
Junto su frente sudorosa a la del joven ya al haberse detenido, cuando todavía seguían jadeando ambos buscó la mirada ajena que le recibió con un brillo estridente. Sonrió complacido y finalmente se empujó fuera de su amante, descartando rápidamente el condón tras haberlo anudado. No quiso apartarse realmente de Kihyun pero tras buscar en su mesa de noche unos pañuelos y ayudarle a limpiarse superficialmente volvió a tomarle en brazos, salpicando su rostro con besos.
-Yo... eso... eso fue muy bueno. Demasiado bueno, no pensé que fuese a sentirse tan intenso, pensé que sólo era la gente hablando de más.
-La química entre las personas tiene que mucho que ver. Yo también lo disfruté, Kihyun.
-Entonces... tenemos buena química, ¿no?
-Así parece.
-N-no siento mis manos, están dormidas.
-Eso quiere decir que hice muy bien mi trabajo, bebé.
Le vio sonrojase al referirse con ese mote y en medio del nuevo beso que compartían fue capaz de sentir el palpitar apasionado del corazón ajeno contra su pecho, igual de urgente que el suyo.
-Gracias por ser... gracias por eso, Hyung.
Sonrió contra los labios del menor peinando sus cabellos empapados.
-Nada que tengas que agradecer, bebé. Hm, ¿quisieras darte una ducha antes de dormir?
-Sí, por favor. No me gusta estar en la cama todo pegajoso.
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No tengo idea de dónde salió tanto, perdón. Si quieren matarme son libres de hacerlo.
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Nos leemos pronto ヽ(๏∀◕ )ノ
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