♡ → Capítulo décimo cuarto (primera parte)
Les explico lo que leerán de aquí en adelante. Quise hacer esta parte lo más realista y fantasioso posible, es decir, estamos hablando de dos adultos responsables y aunque dudo que unos hombres de casi 40 y 27 años se comporten así... el cielo es el límite(?), espero disfruten el enfoque que le di. Este capítulo tendrá varias partes (quizá dos o tres) porque no quise hacerlo tan largo, así que no desesperen y disfruten. Déjenme sus comentarios por si quieren matarme, por favor y gracias.
ADVERTENCIA: la siguiente parte incluye contenido para mayores de edad, si no están de acuerdo con esto les sugiero no leerlo.
¡Arriba el Showki!
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"Sí... ¿y ahora?"
Se repitió una vez más estando de pie en medio del pasillo que daba a las escaleras de la casa de Hyunwoo. Allí temblaba ligeramente a causa de los nervios y el anticipo de lo que pudiese pasar. Inmediatamente se borraron los gratos recuerdos que había vivido anterior a la llamada con Sanghyuk para dar pié a un sinfín de calamidades.
Qué si Sanghyuk tenía razón en preocuparse y Hyunwoo realmente era un asesino serial que guardaba a sus víctimas en un sótano como si fuesen sus trofeos. Apretó el celular entre sus manos mientras sentía el sudor frío bajarle por la espalda, las posibilidades eran demasiadas y él estaba allí solo, lejos de casa...
-¿Kihyun?
Dio un brinco en su lugar al escuchar a supuesto asesino. Estando casi al borde del colapso emocional agradeció dentro de todo que el otro se apareciese en ese momento para frenar la avalancha de pensamientos absurdos que se le vino encima.
-Kihyun, ¿está todo bien? ¿Necesitas que te lleve a casa?
Cómo, es decir, literalmente cómo había podido dudar de ese hombre hacía sólo segundos si ahora éste le veía y le hablaba con un tono notorio de preocupación. Se preguntaba si alguna vez sería capaz de encontrar un deje de malicia en mayor que a pesar de su tan masculina apariencia se le asemejaba más a un oso blandito.
-¡N-no! Quiero decir, sí y no. Está todo bien, Hyung. Y-yo... Sanghyuk, mi vecino. Él está cuidando de Hyeongjun. No tengo que volver, sólo llamó para saber si estaba bien.
Pudo notar como el moreno cambiaba su postura a una menos tensa inmediato a su respuesta, sin embargo, seguía siendo capaz de percibir la incomodidad que ahora rondaba entre ellos.
-Bueno... ¿quieres que vayamos a la sala? Podemos ver una película si gustas.
-Sí, sí. Eso estaría bien, Hyung.
-Te espero entonces.
Soltó una pesada exhalación cuando Hyunwoo sonrió levemente y luego le hubo dado la espalda para irse de camino a la sala. Ya estando solo se dio unos segundos para aclarar la mente. No se preocuparía, dejaría que todo fluyera como venía haciendo.
♥
Fluir. Si recordaba vagamente el significado de esa palabra sabía se relacionaba con algo que pudiese 'circular con facilidad', sí exacto, justo como él estaba fluyendo tan fácil y dócil sentado al regazo del moreno que le besaba ávidamente los labios, pómulos, mentón y cuello, incluso el nacimiento de sus clavículas allí justo donde si presionaba lo suficiente o le mordían, gemiría.
Hacía tan sólo un par de minutos la película tan irritante que había escogido el mayor se mantenía en segundo plano, siendo solo las voces de los actores lo que permanecía tangible en la nueva dimensión a la que habían ido a parar los dos. El sonido blanco de sus bocas al moverse contra la otra y el de sus manos acariciando con urgencia por sobre las ropas del otro, semejantes a un canon pues dónde uno terminaba el otro empezaba.
Allí donde Hyunwoo le tenía bien agarrado de la cintura, clavado sobre sus piernas y pegado a su torso le daba vigor, le impulsaba por sobre las barreras que jamás pensó llegar a romper y de las cuales ahora no sentía temor alguno. El moreno le recorría con la lengua caliente, húmeda, por debajo del mentón hasta llegar al lóbulo de su oreja y, mientras chupaba la zona sin mayor afán recorriéndole los muslos con las manos sólo podía jadear fascinado, empujando sus caderas contra la materialización de sus libidinosos actos.
-H-hyunwoo... a-ah...
La necesidad de vocalizar el nombre del otro le parecía extraña, pero en ese momento no era quién para reparar en sus comportamientos porque se estaba descubriendo, así como también descubría que bajo las capas de tela que usaba el mayor había una figura esculpida, unos pectorales y abdomen marcados por los cuales quería pasear sus labios; tenía tantas ganas de morder y besar todo lo que sus manos alcanzaban.
Con ambas manos acarició desde la nuca hasta los brazos del moreno quien sin previo aviso se dio a la tarea de tantear sus glúteos, estrujando con suavidad en empujones insistentes que le hacían arremeter sutilmente contra las caderas opuestas, haciéndole incluso abrir más las piernas.
-M-mhh... H-hyung, Hyunwoo.
Volvió a llamarle entre pesadas exhalaciones que hacían secar sus labios, los cuales también mordía en el fútil intento de acallar sus gemidos. Esta vez el llamado sí tenía razón de ser y aunque su mente estuviese nublada, quería la atención de su adverso, los ojos de este sobre los suyos. Lo necesitaba. Es decir, necesitaba sentir la conexión entre los dos.
-Kihyun...
Escuchó decir al otro en un tono pesado que definitivamente se quebró a mitad de camino, la voz ajena siendo atormentada por la lujuria. Tembló al reconocer esos detalles y finalmente con una mano sosteniendo el rostro del mayor le acarició superficialmente viendo fijamente a las dilatadas pupilas de su acompañante. Quería hablar para poder expresar lo que sentía pero cuanto más lo intentaba más se ahogaba en palabras amortiguadas en un colchón de jadeos. Su opuesto que parecía estar mejor que él sólo le sonreía y besando la palma de su mano, nunca perdiendo completamente el contacto visual como si quisiera decirle por medio de esas miradas que estaba bien callar y sólo disfrutar, que la noche era de ellos y que ya después se podían dar a la tarea de charlar.
Y en esa conversación muda se dio cuenta de lo que su cuerpo seguía haciendo a expensas de su nublado pensamiento. Seguía moviendo sus caderas sobre el moreno, refregándose a la masculinidad que parecía palpitar dolorosa como la suya; en ese momento se sintió un adolescente de nuevo en pleno apogeo de su primera experiencia sexual necesitando de más y ansiando el momento que las prendas pudieran desaparecer, y esa... fue la pauta que encendió la primera alarma en su cabeza.
Él sí era un adolescente en comparación a Hyunwoo.
Con todo y sus noviazgos en la adolescencia volvía sobre sus pasos a caer en la realidad que no era para nada experimentado y que no tenía la más remota idea de lo que estar con un hombre se sentía. A pesar de eso, la negativa de aquella alarma no fue suficiente para detenerle, sí Hyunwoo iba a ser su primero lo aceptaría con el mayor de los placeres, pues sabía que en su vida encontraría una química como la que compartía con el moreno.
Siguió aprovechándose de que el éste le dejase a él tomar el control, siguió inclinándose a atrapar la boca ajena en la suya aunque esta vez fuesen sus lenguas las que tuviese más protagonismo, enredándose fuera y dentro de sus bocas con el propósito de hacer todo más lascivo. Le gustaba sentir la humedad de la boca ajena escurriéndose por su mentón, le excitaba pensar que no prácticamente no había nadie quien les detuviese, eran solo ellos.
-Kihyun...
Escuchó su nombre brotar apresurado de los labios que ahora chupaba mientras con las manos empuñaba la tela ahora arruinada de la camisa ajena y, aunque no quiso separarse se vio obligado cuando el moreno con gentileza le tomó del rostro.
Todavía víctima de la locura, le costó enfocar su mirada en los orbes ajenos que le miraban con esa chispa que suponía se reflejaba también en él. Detalló los labios hinchados del moreno a causa de los tratamientos anteriores y a pesar de sentir su rostro ardiendo fue capaz de mantenerse en su lugar, sin avergonzarse demasiado.
-Kihyun... quisieras... ¿quisieras acompañarme a mi habitación?
Y aunque los silencio del mayor pudiesen interpretarse como dudosos, sabía que sólo eran para crear mayor suspenso. Un sonido inentendible salió de su garganta tan pronto el mayor culminó su pregunta y plantó sus labios en su cuello. Por supuesto que quería ir a la habitación del otro y seguir derritiéndose entre los fuertes brazos que ahora le envolvían con tanta seguridad.
-S-sí, sí. Sí quiero. Llévame contigo, Hyunwoo.
Repitió en susurros como si tuviese miedo de que les descubrieran y que aquello fuese un secreto. Sintió los labios en su cuello curvarse en una sonrisa y el cómo, sin advertirle el moreno le cargaba como si nada entre sus brazos tras haber cogido impulso.
Era prácticamente oficial, había cruzado una línea muy personal aunque no hubiese hecho nada realmente importante con el mayor ni siquiera se había atrevido a quitarle la ropa, e internamente agradecía la acción recíproca porque le gustaba el ritmo lento que venían construyendo. Se sentía ansioso mientras con sus extremidades se aferraba al cuerpo que le mantenía a flote, su cuerpo tiritaba no de frío sino del anticipo, y mientras con los labios le tocaba en caricias por el cuello a su adverso quien suspiraba de a ratos cuando se le ocurría morder. La verdad es que admiraba la excelente aptitud física del mayor porque imaginaba que haber subido las escaleras en esa posición no había sido la tarea más fácil, con todo y eso así lo hizo ver, incluso en medio de la prisa y la fogosidad cuando escuchó la puerta de la habitación abrirse a sus espaldas no quiso otra cosa sino hacer caso omiso y continuar besando la piel que ardía por el roce de sus labios.
No habían llegado a la cama aún ni siquiera había echado una mirada al cuarto del otro, pero ya podía respirar en el ambiente la esencia de ese hombre que le sostenía contra unas de las paredes, presionando insistente jadeando contra su boca al besarle. Tan imponente, tan Hyunwoo.
Sabía que no era solo idea suya, en aquél ángulo podía sentir de forma diferente la anatomía del otro dominar sobre la propia y en ese momento, aquello debió haber sido a propósito del mayor y eso... encendió la segunda alarma en su cabeza.
Es decir, cada vez se acercaba a pasos agigantados a consumar la intimidad con su adverso, pero que si resultaba un fracaso y Hyunwoo quedaba insatisfecho por su falta de práctica y conocimiento. A la primera alarma había decidido ignorar todo, le pareció conveniente ser egoísta, pero a sus veintisiete años sabía que el sexo trataba de todo menos de egoísmo y, allí mientras rasguñaba la espalda del mayor por sobre la tela que le cubría recordó los fallidos intentos que había tenido en el pasado por estar con otro hombre, incluso con otra mujer. El regusto amargo que dejaba el ser insuficiente o el no querer ser tocado pues la otra persona no era eso: suficiente.
Preocupado por las ideas que ahora desbordaban su mente y aunque el calor entre sus cuerpos siguiese en acenso, decidió detener con la poca fuerza que tenía la manos del mayor que seguían recorriéndole impávido y gentil por todos lados.
-H-hyung, Hyunwoo... détente, y-yo...
-¿Hm?... ¿Eh? ¿Hice algo malo?
Las preguntas fueron rápidas y ante la mirada preocupada del moreno tuvo que apartar la mirada. Estaba más nervioso que antes ahora que recobraba la conciencia, seguía teniendo la respiración agitada y una dolorosa erección entre las piernas, pero era más importante el ser honesto con el mayor antes que arruinase la noche para los dos.
-Y-yo...
-¿Tú?... Kihyun, no tienes que sentirte obligado a hacer algo que no quieras, lo sabes. Te lo dije an...
-Hyung, no es eso. Yo... yo nunca he estado con otro hombre es todo.
Se apresuró a terminar con eso, a sacarse del pecho lo que le aquejaba y mientras se recostaba contra la pared ahora que el mayor le había dejado de nuevo sobre sus pies, mantenía su mirada baja pero sus manos aferradas a los brazos del otro. Pudo ver de reojo al mayor peinando sus cabellos hacia atrás y tras una pesada exhalación le volvió a escuchar.
-Kihyun.
Su nombre salió en un tono blando pero insistente. Terminó por alzar la mirada, esperando que no fuese demasiado notoria la ansiedad que le carcomía por dentro. Si el mayor le rechazaba por eso, al menos habría sido honesto.
-Kihyun. No... de acuerdo, no tiene nada malo que no hayas estado con otro hombre, no me importa eso. Pero necesito que me digas si tú quieres continuar.
-E-es que... sólo estuve con otros dos hombres hace un par de años pero no llegué a nada serio, no me sentí en confianza para ir más allá de...
-Kihyun, Kihyun... está bien. Responde lo que te dije, ¿quieres continuar ahora? No voy a odiarte o hacerte a un lado si dices que no.
Le abrumaba el hecho de que el moreno fuese tan comprensivo, que no tuviese ni la mínima intención de juzgarle o burlarse aunque hubiese cierto exaspero en su voz. Cada vez que hablaba con Hyunwoo se daba cuenta que para todo lo demás era un adulto, pero en el amor seguía estancado en sus diecisiete años.
Obviamente quería continuar, quería vivir en carne propia lo que esos ojos le habían prometido allá abajo en la sala, pero tenía miedo de fracasar miserablemente como un virgen ante un hombre experimentado, aunque nuevamente sabía que Hyunwoo no le fastidiaría por eso, igual quería dar lo mejor... quería ser suficiente para Hyunwoo.
-Sí quiero.
Respondió sin antes pensarlo notando la ligera sorpresa que se marcó en las facciones del mayor. Seguía temblando pero las manos del moreno ahora tomaban de las suyas con la misma seguridad de siempre, haciéndole liberar un poco toda esa carga emocional de sus hombros.
-Ya sabes que si igual quisieras parar... lo hacemos y ya. Cero presiones. Tenemos el resto de la noche. Tú decides, Kihyun.
Movió la cabeza para asentir, cerrando los ojos de a poco cuando el moreno se hubo inclinado despacio hasta unir nuevamente sus labios en un beso más pausado, igual de apasionado, pero significativamente más paciente que los demás.
Otra vez se montaba con confianza en la montaña rusa que era Hyunwoo, disfrutando del paseo que este le daba, adorando lo mullido y húmedo que esos labios contra los suyos se sentían y, aunque fuese un poco incómodo la diferencia de estaturas entre ellos igual no le importaba estar sobre las puntas de los pies siempre y cuando el mayor se abrazase a su cintura como lo hacía en ese instante.
Pero en medio de recuperar el fervor, una tercera y última alarma le hizo espabilarse y apartándose del mayor quien le volvió a mirar entre incrédulo (medio fastidiado) y preocupado, decidió esta vez hablar rápido.
-Yo... necesito usar el baño, Hyung.
-Sí... claro. Es esa puerta.
Vio al mayor señalar la puerta a un costado de la habitación y sólo en ese momento se dio cuenta de la inmensidad del espacio, pero no reparó demasiado en ello, simplemente le dio las gracias al moreno y corrió hasta el lugar, cerrando la puerta tras de sí y apoyándose en esta para soltar una pesada exhalación de alivio y frustración.
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El mental breakdown de Kihyun vale oro, a que sí.
Me pregunto... qué pasará al final... (◐ o ◑ )
Nos leemos después. Gracias y cuídense mucho, quédense en casa.
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