♡ → Capítulo cuarto
Después del drama las cosas vuelven a la "normalidad"
¡Arriba el Showki!
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A tres semanas del incidente con Changkyun no podía decir que las cosas se habían arreglado del todo entre ellos, sin embargo, había logrado que el menor volviese a hablarle a pesar de la esporádica tensión. Durante todo ese tiempo no sólo había buscado la manera de contentar a su opuesto luego de aquel golpe tan bajo, también había decidido por fin afrontar la raíz del todo el desequilibrio vivido.
Confrontaría a Kihyun para acabar con su desdicha. Le pondría fin a lo inevitable o tendría el final de ensueño que deseaba. Sólo una de las dos iba a ser posible y ya había logrado prepararse mentalmente para ambas, entonces, lo único que faltaba era dar inicio a la emboscada.
No tenía idea de a qué hora cerraba el café, pero los domingos estaba seguro era el día predilecto para hacer su primer acercamiento. Aunque estuviese indudablemente nervioso, esperó y cuando menos lo creyó ya su anhelo hacía camino fuera del lugar vistiendo ropa más cómoda, holgada a su figura.
"Precioso." Pensó cuando finalmente caminaba hasta él, deteniéndose convenientemente a su lado cuando este arreglaba su abrigo.
-¿Kihyun?
Le llamó en tono gentil, encantado cuando este alzó su rostro para verle notablemente confundido.
-¿Si?... Disculpe, no le conozco.
-Trabajas en el Café Monbebe. Suelo ir allí a menudo.
-Ah, sí... Qué gusto saber que el lugar es de su agrado, si no le molesta yo...
-Espera. ¿Aceptarías una invitación de mi parte? Salir... A comer, quizá.
Ante la mirada incrédula del joven supo que su manera de abordarle no había sido la más indicada, pero ¿le iban a culpar? Ni siquiera podía recordar la última vez que había tenido una cita.
-Y-yo... Disculpe. Muchas gracias por la invitación, pero me temo que no puedo aceptarlo. Qué tenga un buen día.
Le vio hacer una ligera inclinación con el torso y aunque este le hubiese sonreído, sabía esa no era la sonrisa que le había cautivado desde el primer día.
Dejó al joven seguir su camino y tras unos minutos de meditación logró aceptar su derrota.
♥
"Borrón y cuenta nueva" se dijo así mismo tan pronto volvió a su casa. Resolvió entonces, otra manera más fructífera (y no invasiva) de volver abordar al joven hasta que llegase por sí solo el momento indicado para volver a invitarle.
Reparó que al no tener información de ningún tipo sobre su opuesto, lo más seguro era simplemente seguir frecuentándole en su lugar de trabajo, así que a los tres días de su primer rechazo volvió al café, yendo directamente a la barra para hablar con él.
-Kihyun.
-Disculpe, señor. Estoy algo ocupado le atenderé en un... momento.
Era obvio que por la forma de hablar de su adverso el otro le había reconocido. Le mostró una sonrisa bastante sobria, a sabiendas que tenía su atención le volvió a hablar.
-Hyunwoo. Me puedes decir Hyunwoo.
-Con su respeto, Hyunwoo Hyung. Estoy algo ocupado, ¿puedo ayudarle en algo?
-Sí, de hecho sí. Quería ordenar una de sus infusiones pero quise venir directamente para pedirte que no le colocaras azúcar.
-Por supuesto, se... Hyunwoo Hyung. Cuando esté lista su orden le diré a uno de los meseros que se la lleve.
-Gracias, Kihyun.
Dejar que el otro supiera su nombre, mejor aún, oír su nombre en el tono de voz era más que suficiente para decir que ese día había ganado una de muchas batallas.
Su plan dentro de todo carecía de profundidad, era un simple "darle tiempo al tiempo", es decir, se daría a la tarea de llenar los días del joven con al menos dos minutos de su presencia y se sentaría a esperar por las consecuencias.
♥
-Kihyun. Buenos días.
-Buenos días, Hyung. ¿Lo mismo de siempre?
-Ya me conoces bien.
Aunque todo hubiese derivado en la desventura que hacía semanas había anticipado, no podía negar que las cortas conversaciones con aquel joven colmaban de sus días de luz. Kihyun a sus ojos era tan radiante desde que le veía a la entrada del café hasta que satisfecho salía con su pedido de siempre aderezado con la dulzura de su enamorado.
Ir al café ya era parte de su rutina. Con o sin reuniones se paseaba al menos cuatro de los siete días de la semana por allí para regar lo que con tanto esmero hacía rato había sembrado. Si bien, Kihyun y él seguían siendo desconocidos, al menos ahora el joven le devolvía los saludos sin incomodidad; de no haber demasiada clientela éste también se dedicaba a hablarle sobre banalidades. Qué más podía pedir.
♥
-Muy buenos días, Hyunwoo Hyung. Enseguida tendré lista su orden.
-Buenos días, Kihyun. Esperaré aquí sino te molesta entonces.
-Para nada, Hyung. El día ha estado muy tranquilo, es bueno a veces tener días así para descansar un poco.
Y allí donde le veía moverse de un lado a otro para completar su labor sólo podía enamorarse más del joven pelirojo a quien ahora se le asomaban las raíces de un prominente azabache, nada que le molestase, estaba seguro de que cualquier color así fuese excéntrico le quedaría bien en el cabello. Con ese tono de piel, con esa voz melodiosa, con esas manos delicadas que a veces rozaban las suyas al entregarle las cosas y...
-Aquí tiene, Hyung.
-¿Hm? Sí, gracias Kihyun.
-Hyung, ¿puedo hacerle una pregunta?
-Por supuesto, la que quieras.
-¿Por qué siempre ordena infusiones? Es decir, yo ya estaría bastante aburrido de siempre tomar lo mismo. Oh, perdone... eso fue un comentario fuera de lugar de mi parte.
-No, no. Para nada lo fue. Verás... No me gusta el café, no le veo el encanto y además, la cafeína en exceso es perjudicial.
Estaba extasiado por lo larga que estaba resultando aquella conversación con el barista, por fuera mantenía su fachada neutral pero dentro de sí no podía evitar gozar. Kihyun le hacía sentir como un adolescente de nuevo y eso era hermoso, tanto como la incredulidad que pintaba el rostro ajeno tras su corta explicación.
-¿¡No le gusta el café!? Vaya, no había conocido a la primera persona que me dijera eso.
-No es algo tan inusual.
-Quizá... pero sabe Hyung. Yo creo que simplemente no se ha tomado la taza de café indicada.
-¿Eso crees?
-Estoy seguro de ello. El café tiene muchos matices, una taza de café puede llegar a ser algo muy personal.
-Si lo pones de esa manera suena especial.
Todavía no le había visto las alas a Kihyun, sin embargo, le era indiscutible el hecho de que ese joven fuese un ángel en la tierra. Con qué pasión le hablaba de algo que ni remotamente pensó llegar a sentirse interesado, y ahora no veía por qué desperdiciar un segundo más sin probar una taza de café, mejor aún, probar una taza de café hecha por él.
Con la petición en la punta de la lengua. Con la mirada del pelirojo sobre la suya. Ambos con la sonrisa genuina, con el querer... Fueron interrumpidos por primera vez.
-¡Kihyun, ven a ayudarme por favor!
-¡Oh! Enseguida, Jooheon. Lo lamento, Hyung. Debo volver al trabajo.
-Sí, claro. No te quitaré más de tu tiempo. Muchas gracias de nuevo, Kihyun.
Dándose la vuelta y creyéndose el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra, ocurrió lo impensable. Un milagro.
-H-hyung. La próxima vez que venga le demostraré a lo que me refiero.
Y ni tiempo le dio de responder aquello, pues, el pelirojo se esfumó ligero dejándole sólo con sus pensamientos.
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Gracias por leer (。•̀ᴗ-)✧
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