CAPÍTULO 25

AMBER 

"Ten paciencia conmigo, porque el mundo es así y vengo herida. Ten paciencia conmigo" – Luis García Montero

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cuando Nathan dijo que me amaba, me quedé paralizada; una parte de mí deseaba decirle que también lo amaba, pero había algo dentro de mí que me frenaba y no estaba segura si eran mis miedos o mis traumas, pero al final, solo pude quedarme en silencio, sujetando su mano en una promesa silenciosa de que algún día también podría decir en voz alta lo que sentía por él.

Finalmente me habían dado de alta en el hospital y me sentía un poco más libre, aunque francamente los problemas aun me perseguían; el padre de Nathan se había encargado de toda la situación legal con respecto a Troy y sin duda había conseguido resultados más rápido de lo que alguno pudo llegar a imaginar.

Pronto se llevaría a cabo un juicio a puertas cerradas, aunque de acuerdo a los abogados, era solo una formalidad, porque la culpabilidad de Troy había quedado demostrada y no solo obtendría una sustanciosa reparación económica por el daño que me ocasionó, si no que las propiedades que compartíamos quedarían a mi nombre y él pasaría una larga temporada en prisión, justo en dónde merecía estar.

Por otro lado, tuve que dar una entrevista para hablar de lo sucedido y aunque lo hice en el departamento de Nathan con el apoyo de todas las personas que quería a mi alrededor, aun así, fue difícil contar lo que me pasó, aunque por supuesto no di ningún detalle importante ya que eso solo se diría durante el juicio por recomendación de los abogados.

Era sorprendente como un momento lo podía cambiar todo y es que después del ataque de Troy, tenía a toda la prensa de mi lado y el público en general me estaba mostrando su apoyo; las marcas me querían en sus campañas, mis canciones eran las más escuchadas en cada plataforma digital y los videos de mi música estaban llegando a millones de votos; las personas que antes comentaban en mis redes sociales poniéndose en mi contra estaban calladas y los pocos que todavía justificaban las acciones de Troy eran silenciados por mis fanáticos que estaban como fieras listos para defenderme; además, todos los equipos de fútbol americano de la nación habían salido a darme su apoyo y la campaña contra la violencia a la mujer estaba reluciendo como tendencia número uno en la web; por otro lado, había recibido cientos de regalos en la antigua casa que compartía con Troy y los chicos se habían encargado de traer todos los regalos al departamento ya que yo no deseaba regresar a ese lugar y en cuanto pudiera, vendería la propiedad.

-        ¿Estás cómoda? ¿Necesitas algo más? – preguntó Raquel colocando una manta sobre mis piernas

-        No, estoy tranquila, no te preocupes – aseguré acomodándome en la cama

-        Hablé con la discográfica y todos están de acuerdo en que deberías tomarte un tiempo; con todo lo que ha sucedido y el juicio que está por venir, no necesitas más presiones por ahora

-        Agradezco que intervinieras por mí

-        Debí hacerlo hace mucho tiempo; nunca debí permitir que te sometieran a tanto estrés y exigencias, así que desde ahora y en adelante la prioridad es tu salud y tu felicidad, Amber

Raquel me puso al día sobre todo lo que estaba sucediendo en la discográfica, así como la situación actual de mi carrera, el nuevo álbum que tenía que terminar de grabar y los récords que estaba batiendo mi música en este preciso momento y después de una larga charla, se despidió besando mi cabeza con cuidado y Katherine entró a la habitación acostándose a mi lado en la cama para que viéramos algo de televisión.

-        Los chicos fueron a comprar comida; en verdad es impresionante todo lo que pueden comer, me salen demasiado caros – comentó Katherine haciéndome reír

-        Cuando esté bien, les prepararé un gran pastel; me han cuidado mucho estos días; en verdad, todos ustedes han sido maravillosos

-        Somos amigos, Amber, estamos para ayudarnos

-        Han hecho mucho más que ayudar; me han quitado un gran peso de los hombros, Kat, en verdad, gracias – dije y ella tomó mi mano antes de sonreír

-        Siempre voy a estar aquí para ti, Amber, ahora somos amigas y en nuestro rubro de trabajo, decir eso no es fácil

Cuando los chicos regresaron, todos comimos en la sala y entre risas, anécdotas e historias, el tiempo pasó volando; los chicos de alguna forma conseguían disminuir mi ansiedad y me era más sencillo relajarme en su compañía; ninguno hablaba de lo que había sucedido ni me trataba diferente y aunque eran cuidadosos con mis heridas, seguían comportándose como siempre, sin mirarme con pena o como a una víctima.

Cuando acabamos de comer tuve que decirles adiós, al menos por el momento y aunque fue difícil, estaba segura que mantendríamos el contacto, además, les había prometido que asistiría a su siguiente partido y esa era una promesa que si o si cumpliría.

Los chicos y Katherine habían pasado varios días conmigo, por lo que estaba muy agradecida, pero todos ellos tenían responsabilidades, entrenamientos y trabajo, por ende debían regresar a San Francisco y aunque me sentía triste de que se fueran, comprendía sus razones y me sentía agradecida de contar con su apoyo y su cariño; en cuanto a Nathan, él pidió un permiso especial para tomarse unos días y así quedarse conmigo durante el juicio que sería a puerta cerrada, para protegerme de la prensa y del público en general, además, el padre de Nathan y su gran equipo de abogados habían conseguido acelerar el proceso para que no tuviera que seguir lidiando con Troy y aunque seguía recuperándome de mis heridas, en verdad deseaba acabar con todo esto de una vez y liberarme finalmente de Troy.

Deseaba verlo tras las rejas, pagando por todo el daño que me había hecho; deseaba saber que estaba encerrado y que ya nunca volvería a dañarme; necesitaba saber que nunca sería capaz de volver a tocarme y necesitaba que todo eso sucediera pronto, solo así conseguiría sentirme segura y finalmente podría seguir mi camino para empezar a sanar desde lo profundo de mi corazón y mi alma.

La verdad es que cuando te lastiman de la forma en que él me lastimó; cuando te humillan hasta que crees que no tienes valor como ser humano; cuando el abuso es tan cruel que poco a poco te pierdes en el dolor, las heridas que quedan son profundas y muy difíciles de sanar, porque cuando has visto la maldad en los ojos de la persona que decía amarte o cuando simplemente fuiste víctima de la maldad de otro ser humano, abrirte y confiar en alguien más, es realmente complicado; porque cuando confiaste y te rompieron; cuando sonreíste creyendo en las palabras de quien juraba bajarte el cielo a tus pies, pero finalmente solo recibiste muestras crudas de violencia y dolor, entonces temes que todos a tu alrededor volverán a lastimarte, porque si una persona lo hizo, ¿Por qué no volvería a repetirse?

Una vez escuché que amar a alguien es un arma de doble filo, porque te colocas en una posición muy vulnerable; es como darle un arma a esa persona y solo esperar que no te haga daño con ella; amar es confiar y a veces eso es lo más difícil de todo.

Ya no quería llorar por todas las heridas en mi piel, pero me temía que las lágrimas que contuve durante tantos años, al fin estuvieran rebasándome y ahora que me sentía a salvo, era como si mi cuerpo se sintiera listo para llorar; siempre quise saber a que lugar iban todas esas lágrimas que no había llorado, pero ahora tenía claro que todas aquellas lágrimas solo se juntaron en un lago profundo en mi cabeza esperando el momento oportuno cuando al fin estuviera lista para dejarlas salir.

-        ¿En qué piensas, estrella? – preguntó Nathan recostándose a mi lado

-        En todo lo que ha pasado – admití con cansancio – Tengo miedo

-        ¿Del juicio? – preguntó y asentí

-        Me da miedo no poder mejorar; tengo miedo de que lo que me hizo deje secuelas en mi cabeza; tengo miedo de jamás poder sentirme segura

-        Tomará tiempo, estrella, pero sanarás; después de todo, las heridas siempre se convierten en cicatrices

-        Pero las cicatrices te marcan y no desaparecen; son un recordatorio de todo ese dolor

-        Son un recordatorio de lo que sobreviviste; tus cicatrices no son algo de lo que debas avergonzarte; son la prueba de lo mucho que resististe, de lo fuerte que eres y lo valiente que siempre serás – dijo tomando mis manos – Pero no eres tus cicatrices, estrella; ellas no te definen, solo son parte de ti

-        Son una parte horrible... - murmuré desviando la mirada

-        A mi me parecen hermosas – respondió acariciando mi mejilla – Tus cicatrices, tu lucha, tu fuerza, tu valor; eres preciosa, estrella; tan brillante como la primera vez que te miré y esas cicatrices, esas heridas que ahora crees horribles, algún día te recordaran que incluso en el momento más difícil, pudiste encontrar el valor.

Me dormí en los brazos de Nathan, refugiándome en su calor, en su cuidado y en su cariño; junto a él me sentía a salvo, como si fuera mi equipo de protección o el salvavidas que necesitaba encontrar antes de ahogarme y es que la verdad es que Nathan me miró cuando estaba cayéndome a pedazos y descubrió el dolor en mis ojos incluso cuando yo era incapaz de expresarlo en palabras; él me encontró herida y en lugar de ignorarme, se quedó a mi lado, luchando por mí como nunca nadie lo había hecho.

A la mañana siguiente, desperté en sus brazos y me fue inevitable no sonreír; él era perfecto, si es que la perfección era algo posible; se veía tan relajado, tan tranquilo y sentía el calor que irradiaba su cuerpo junto al mío; Nathan era el hombro del que me había enamorado sin imaginarlo y su lugar en mi corazón era muy grande.

-        La psicóloga vendrá en un rato – dijo Nathan mientras desayunábamos – Tengo que reunirme con mi padre para ver cómo va lo del juicio, así que podrán hablar tranquilas; traeré un postre para comer más tarde, ¿está bien? – preguntó y sonreí

-        Es perfecto – dije con suavidad y él dejó un beso en mi cabeza antes de levantarse para terminar de vestirse

Cuando Nathan se marchó, me quedé a solas con mis pensamientos y eso me pareció peligroso; mi mente todavía me jugaba en contra y por momentos me costaba no tener miedo, por lo que cuando la psicóloga llegó, una sensación de alivio me llenó por completo; ambas nos sentamos en la sala y comenzamos a hablar con tranquilidad, pero poco a poco la conversación se fue profundizando hasta que mi respiración empezó a acelerarse y mi corazón comenzó a latir cada vez más rápido.

-        Lo que me contaste sobre no querer quedarte sola, ¿Qué es exactamente lo que sientes? – preguntó y empecé a jugar con mis manos intentando recuperar la calma

-        Me siento ansiosa, nerviosa y algo asustada; no me gusta quedarme sola, prefiero cuando Nathan está aquí

-        Y Nathan siempre está a tu lado, ¿verdad?

-        Sí – afirmé con seguridad – Él me cuida, me quiere – dije sonriendo – Dijo que amaba y yo siento lo mismo, pero no fui capaz de responder; él me comprende, pero me gustaría poder decirle lo que siento sin sentir tanto miedo

-        Has pasado por mucho, Amber y no solo hablo de la violencia, si no del abuso psicológico al que te viste expuesta.

-        Quiero seguir adelante; no quiero que Troy siga controlando mi vida

-        Es comprensible que quieras dejar atrás ese dolor, pero sanar de una relación abusiva no es algo que simplemente se puede ignorar o apurar; los efectos de ese trauma pueden quedarse con nosotros, incluso cuando tenemos toda la intención de avanzar

-        ¿Entonces jamás podré estar con Nathan? – pregunté con la voz temblorosa

-        No es que no puedas estar con él, pero es importante que primero trabajes en sanar tus heridas; empezar una relación sin haber sanado puede ser dañino para ti y para él, porque incluso cuando alguien es bueno con nosotros, si no hemos sanado, podemos proyectar nuestros miedos y traumas pasados en esa persona – dijo con calma, pero aun así no pude evitar que las lágrimas se juntaran en mis ojos – Necesitas tiempo para reconstruirte, para aprender a confiar en ti misma otra vez y asegurarte de que no estás buscando la validación o seguridad en otra persona 

-        Tengo miedo...

-        Piensa en tu situación como si fuera un reloj de arena; no importa cuanto lo sacudas o con cuanta fuerza lo hagas, cada grano caerá a su tiempo; no puedes forzarlo, ni apresurarlo; ese es el tiempo que te va a llevar sanar y necesitas hacerlo por tu cuenta, necesitas reconectar contigo misma, aprender a estar bien sin depender de una relación para sentirte segura o completa; es importante que primero comiences a trabajar en ti misma y quizá lo mejor sería que Nathan y tu se dieran un poco de espacio

-        ¿Espacio? ¿Se refiere a alejarme de él? – pregunté asustada

-        Estás aferrándote a Nathan, Amber; lo estás usando como escudo porque tienes miedo y eso puede acabar convirtiéndose en una dependencia emocional muy fuerte

-        No quiero alejarme de él – dije mientras limpiaba mis lágrimas

-        No necesariamente tienes que cortar el contacto; entiendo que Nathan es importante para ti y justo por eso es mejor darse un tiempo en este momento tan crítico para ti; porque a veces, cuando intentamos sanar mientras estamos conociendo a alguien nuevo, puede ser más difícil concentrarnos en nuestra recuperación; tu enfoque puede desviarse hacia esa nueva relación, cuando lo que más necesitas ahora es espacio para ti misma

-        Pero... él no ha hecho nada malo

-        Claro que no, y no se trata de él, si no de ti; cuando aún llevamos heridas de una relación anterior podemos, sin darnos cuenta, confundir sentimientos o actuar desde el miedo; alejarte un poco te permitirá procesar esas emociones sin el ruido de una nueva relación y te ayudará a sanar sin esa presión – tenía dudas, pero ella solo me sonrío y tomó mi mano – Nathan te ama, él entenderá que este tiempo es necesario para tu bienestar y cuando vuelvas a encontrarse, su relación será más fuerte y sana, ya lo verás

Cuando acabamos de hablar me sentía más tranquila y de alguna forma entendía lo que la psicóloga me había dicho; necesitaba tomarme un tiempo para mí, para sanar en lo profundo de mi alma y no dañar a Nathan con mis inseguridades y mis heridas; además, la psicóloga me recomendó un grupo de apoyo en una de las fundaciones donde trabajaba; la fundación Lennox que se centraba en el cuidado, recuperación y apoyo de las mujeres víctimas de violencia y que de acuerdo con ella, tenía diversos programas para apoyarme en mi camino hacia la sanación y podría no solo reencontrarme a mi misma, si no también conectar con otras personas que serían capaces de comprender lo que había vivido.

Cuando Nathan regresó, me senté a hablar con él y le expliqué lo que había dicho la psicóloga; ambos hablamos durante un largo tiempo, sobre mis sentimientos, sobre los suyos y sobre el miedo que aun acompañaba mis acciones; Nathan no era ciego, él también era consciente de como poco a poco me había estado encerrando y aunque era comprensible dado todo lo que había ocurrido, incluido el último ataque, él también tenía miedo de que me cerrara en mi misma y me quedara atrapada en todo ese miedo y dolor, así que al final, aunque fue muy difícil, decidimos que tomaríamos un poco de distancia después del juicio; Nathan regresaría a San Francisco para continuar con sus entrenamientos y yo permanecería aquí, para continuar con mi tratamiento físico y psicológico, además iría a esa fundación para buscar consejo sobre lo que estaba viviendo y aunque acordamos llamarnos al menos tres veces por semana; él estaba de acuerdo con la psicóloga sobre lo necesario que era para mí, el poder reencontrarme conmigo misma y concentrarme en mi recuperación.

Toda sanación era un proceso y yo debía centrar mi fuerza en seguir adelante, solo de esa forma podría construir un futuro y solo tomándome un momento para mí ahora sería capaz de fortalecerme y formar una relación más sana, más fuerte y duradera con el hombre por el que mi corazón estaba latiendo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top