Fratello

Fratello es una palabra en italiano que quiere decir: el hermano


KICK ASS 3

Capítulo 2: Fratello


Pese a que todo el fuego cruzado había acabado, el retumbar de las armas aún sonaba en los oídos de las seis chicas presentes en el salón, eso y el fuerte olor a pólvora quemada dejaba en claro que la previa batalla, pese a tener características surrealistas, era real.

―¿Quién se supone que eres tú? ―preguntó una niña rubia de trece años con largas coletas y con un fuerte bronceado de piel y que vestía con ropas de niño.

―Ya te lo dije, soy Hit Girl, y puedo saber quién demonios son ustedes.

―La de tu derecha es Rico y tiene trece años, la misma edad que yo. Mis otras amigas tienen once años ―presentaba Triela a una niña rubia de cabello corto.

»Ellas con Angélica y Claes ―presentaba la rubia bronceada a una niña preciosa de cabello negro y largo, quien estaba junto a otra niña que tenía su misma complexión, salvo por el hecho que tenía un cabello más azulado y acababa de ponerse un par de anteojos.

―Ya te vi antes en el pasillo del hotel ―le dijo Claes a Hit Girl, mientras se acomodaba sus lentes y le dirigía una mirada de desconfianza que se notaba a la legua.

―Esta es Henrietta, y yo me llamo Triela.

―¿Tu amiga está bien? ―preguntó Hit Girl al ver el estado patético en el que se encontraba la niña de cabello castaño y corto llamada Henrietta, parecía la viva imagen de la tristeza.

―Lo estará, no queda otra ―respondió Claes.

―Sabes, te verías más bonita sin esos lentes de viejo y esa actitud tuya ―le soltó Hit Girl, soltando además las malas palabras de rigor suyas.

Claes intentó apuntar con su arma a Hit Girl, pero Triela le impidió esto sujetándola del brazo.

―No tenemos tiempo para esto ―intervino Triela, quien al parecer era la líder de las chicas ―debemos salir de este lugar, los de la Agencia de Felicidad Social pronto mandarán más efectivos para eliminarnos. Pronto un amigo vendrá a ayudarnos, si quieres, chica rara, puedes venir con nosotras.

Hit Girl era poliglota, podía hablar varios idiomas y el italiano era uno de ellos.

―Espero que ese término de "rara" no implique otra cosa además de la que creo que significa ―le dijo Hit Girl con un tono de voz que sonó a amenaza.

―Lo siento, no quise ofender, pero no veo todos los días a una extranjera que hable italiano y que además vista, bueno, tan peculiar.

―Este.... Triela, debemos apurarnos ―intervino de forma nerviosa Rico y todas fueron a una entrada posterior del hotel.

Al salir del hotel vieron que la entrada del callejón estaba cubierta por un par de sujetos trajeados que apuntaron sus armas a las chicas apenas las vieron.

Hit Girl y las otras también les apuntaron pero no hubo necesidad de intercambio de disparos porque una furgoneta negra con vidrios raybanizados acababa de atropellar a los dos sujetos.

―¡Deprisa, no tenemos mucho tiempo! ―les gritaba un muchacho que de alguna forma a Hit Girl le recordaba a alguien.

Ni cortas ni perezosas, las seis entraron a la parte trasera de la furgoneta, claro, Rico tuvo que llevar a Henrietta de la mano.

―¡Sujétense! ―les indicó el joven conductor, y pisando a fondo el acelerador, condujo como un demente por las calles de Roma.

Varias patrullas de policía persiguieron a la furgoneta negra, pero la habilidad del conductor dejó atrás a los perseguidores y llegaron debajo de un puente amplio.

―Ese de allá es un respiradero de las alcantarillas ―les decía el conductor―, ábranla y desciendan hasta las alcantarillas. En el piso encontraran un mapa que las guiará hasta la casa de seguridad, yo me encontraré luego con ustedes.

―Ten mucho cuidado ―le decía Angélica con un gesto de preocupación en el rostro.

―No te preocupes, ¡ahora vayan, no tenemos mucho tiempo!

Hit Girl no pudo apreciar las facciones del sujeto debido a las prisas y sin otra opción, siguió a las chicas hacia las alcantarillas y desde allí fueron siguiendo las indicaciones que les ponía el mapa, hasta que llegaron a unas escaleras que las condujeron a la calle.

―Allí está la casa de seguridad ―señalaba Triela―, deprisa, aprovechemos que está oscuro.

Hit Girl se impresionó ya que la casa de seguridad se encontraba en un edificio que se parecía mucho al edificio en Nueva York donde se hallaba la casa de seguridad de su difunto padre.

―Oigan, ¿quién era el tipo que nos ayudó hace un rato?

―Un buen amigo que nos rescató de la Agencia de Felicidad Social ―le respondió Claes.

―¿Qué es eso de la Agencia de Felicidad Social?

―Es un grupo, digamos de caridad, perteneciente al gobierno italiano ―explicaba Triela―. Bueno, es solo una fachada. En realidad, es una organización que usa a chicas como nosotras y las reconstruye para servir como asesinas gubernamentales, por supuesto, todo esto escapa del conocimiento del público en general.

―Disculpa, mi italiano no resultó ser tan bueno como quería. ¿Qué demonios trataste de decir con eso de que el gobierno las reconstruye?

―Quiere decir que el gobierno nos implanta músculos artificiales y remplaza varios de nuestros huesos con metal ultra-blindado, incluyendo el cráneo ―interrumpió Claes quien limpiaba sus gafas.

―Bromeas, ¿cierto?

―No, no lo hace ―dijo con el ceño fruncido Triela.

―Que... ¡¿Cómo diablos pueden hacer algo como eso?! ―gritó Hit Girl, mientras soltaba una sarta de improperios de grueso calibre.

―Todas nosotras fuimos descartadas por nuestros familiares o cosas por el estilo ―decía Triela―, por ejemplo, la familia de Henrietta, fue asesinada por la mafia y ella fue violada; Angélica sufrió un horrible intento de asesinato por sus propios padres con tal de cobrar el dinero del seguro; yo por mi parte, fui vendida a Rusia para el negocio de trata de órganos. Las otras chicas tienen historias similares. El gobierno salvó nuestras vidas, pero a cambio se quedaron con la propiedad de nuestros cuerpos y nuestras vidas.

Hit Girl abrió los mucho ojos, no podía dar crédito a lo que estaba escuchando y soltó palabrotas muy groseras que hicieron que las demás chicas la miraran sorprendidas y escandalizadas.

«Carajo... Y yo que creí que mi vida estaba jodida y retorcida, pero estas chicas, estas niñas... Mi vida es un lecho de rosas comparada con la de ellas. Bueno, la parte cuando vi morir a mi padre fue horrible, pero aparte de eso estas pendejas me ganan», pensaba horrorizada.

―El proceso para reconstruirnos nos da fuerza que podría superar a la de un adulto ―seguía explicando Triela―, pero tiene un coste. Con cada reconstrucción gradual perdemos la memoria de al menos seis meses, eso y que nuestra esperanza de vida cae en picado.

Hit Girl maldijo a los cuatro vientos sin importarle las miradas de reproche que le daban las otras chicas.

―¿Siempre tienes que hablar así? ―le criticó Claes.

―Deja de molestar. ¿Todas ustedes pasaron por esa reconstrucción?

―Solo por la básica ―continuaba Triela, ya que ni Rico, ni Angélica tenían ánimos para hablar, y ni que decir Henrietta ―quienes más pasaron por ello son Angélica, Claes y Rico. Henrietta y yo, no tanto.

―No nos queda mucho tiempo de vida, sabes ―dijo con una sonrisa triste Rico.

―Tranquila, Rico, que él nos prometió que nos llevaría ante un doctor en Japón ―la tranquilizó Triela.

―¿Japón?

―Sí, allí hay un doctor de nombre Serizawa ―dijo Triela―, su abuelo fue quien desarrolló el método que ahora usa el gobierno italiano en nosotras. Verás, en la Segunda Guerra Mundial, los japoneses también querían crear súper soldados como los alemanes. Al final, cuando Mussolini estaba perdiendo, pidió ayuda a Japón y este país le dio a Mussolini los documentos que contenían el desarrollo para crear soldados súperhumanos. Con la llegada de los aliados, el plan no pudo llevarse a cabo y todo el plan fue archivado.

―Creemos que Serizawa conoce un método para alargar nuestra esperanza de vida ―continuó Claes―, es nuestra única salida.

Hit Girl fijó su vista en las armas que se encontraban en la casa de seguridad mientras asimilaba toda la información que le dieron las chicas. El lugar era muy similar a la casa de seguridad de Big Daddy, su padre, allá en Nueva York, la única diferencia consistía en que solo había armas de fuego variadas, no había ningún tipo de armas blancas.

Hit Girl se quitó el antifaz y la peluca morada y miró a Henrietta, quien era consolada por Angélica.

―¿Se puede saber por qué tu amiga esta tan lloricas?

―Ya te conté sobre los efectos secundarios de nuestra reconstrucción ―le dijo ceñuda Triela―, verás, hay otro efecto secundario. A todas nosotras se nos asigna un "hermano mayor", este es un término que indica a un comandante nuestro que hace de guardián e instructor, al cual debemos obedecer en todo momento. Luego del proceso de reconstrucción cada una de nosotras tiene una fijación romántica o más bien vemos al sujeto como una figura paterna.

―¿Lavado cerebral?

―Sí ―contestó Triela―, el nivel de "adoración" que tenemos por nuestro "hermano mayor" se incrementa con cada restauración que sufrimos. Henrietta no tuvo muchas operaciones de reconstrucción, pero ella y su guardián José, desarrollaron con el tiempo una relación seria.

Hit Girl frunció el ceño y Claes le entregó un folder con las fotografías y los datos de los "hermanos mayores". Ellos junto con las chicas formaban algo que la AFS llamaba Fratello según le explicó Triela.

«La mayoría de estos tipos son unos "muñecos" trajeados con trajes muy caros, más parecen unos jodidos modelos de pasarela que agentes gubernamentales», pensaba para sí misma hit Girl, quien jamás había visto tipos más elegantes y guapos. «Supongo que ser tan bien parecidos ayuda mucho con esto de la fijación obsesiva que tienen las chicas de la AFS».

―Este sujeto es mayor a diferencia de los otros sujetos ―señalaba Hit Girl a la imagen del guardián de Claes.

―Mi guardián fue asesinado cuando trató de revelar nuestra existencia al público ―dijo Claes, quien mostró un gesto de pena―, al final no pudo lograr su cometido, pero José y los otros guardianes se rebelaron contra la AFS y logramos escapar.

―Ninguno de nuestros hermanos mayores sobrevivió ―dijo Rico con lágrimas surcándole el rostro.

―¿Y quién es ese que nos ayudó en el hotel?

―Un conocido de José ―dijo Angélica, mira allí viene.

La cámara de seguridad mostraba como el sujeto que las ayudó ingresaba al edificio.

El tipo parecía tener diecinueve años, de cabello negro un poco largo, tenía una complexión algo atlética, pero no tanto como su amigo Kick Ass, quien, además, era más alto que el sujeto que acababa de abrir la puerta.

―¿Llegaron todas a salvo? ―preguntó el sujeto quien miraba a la desconocida adolescente rubia con coletas y ojos verdes.

Las chicas le respondieron que sí. Hit Girl sin esperar que alguien la presentase, se presentó ante el chico, y es que algo en él le parecía muy familiar.

―Luli McMullen ―se presentó Hit Girl, quien prefirió usar su nombre falso de su pasaporte fraguado.

―Ángelo ―dijo el muchacho mientras estrechaba la mano de hit Girl de manera cordial ―me llamo Ángelo D'Amico.

Hit Girl abrió mucho los ojos.

―¿Tienes que ver algo con la familia D'Amico de Nueva York?

Ángelo se fijó en la rubia de coletas infantiles y lo comprendió todo.

―Así que tú eres Mindy Macready, tú eres Hit Girl, la que asesinó a mi querido tío Frank y lisió a mi adorado primo Chris.

CONTINUARÁ...

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