Ángelo

KICK ASS 3

Capítulo 3: Ángelo


Después de las palabras que le dijera Ángelo D'Amico, Hit Girl pudo sentir como se le elevaban los parpados por la sorpresa y miraba con ojos desorbitados al joven delante de ella.

La súper heroína sin súper poderes sintió como sus músculos se tensionaban y conducían su brazo de forma automática hacia su espalda, sentía como las yemas de sus dedos sentían el metal duro y frio de un objeto cilíndrico, sentía como sujetaba a continuación este con fuerza, para sacarlo de su seguro.

Hit Girl con una rapidez inusitada sacó su vara bo con cuchillas a los extremos y a continuación llevó una de las cuchillas justo delante de la manzana de Adán de Ángelo.

Las chicas de la AFS eran de reflejos rápidos, pero se les congeló el cerebro al ver la escena delante de ellas. Aquella chica llamada Hit Girl, amenazaba a su amigo Ángelo D'Amico.

―Tú... Tú eres un D'Amico... ―le decía Hit Girl con la garganta seca y notando como los latidos de su corazón se aceleraban de manera vertiginosa.

Esta vez las otras chicas reaccionaron, incluyendo a Henrietta, quienes apuntaron con sus armas a la cabeza de Mindy Macready.

Todas y cada una de las chicas presentes, incluido el hombre, podían escuchar el fuerte latir de corazón de los presentes ya que todo sonido había abandonado la habitación.

Un segundo, dos segundos, tres segundos..., seis segundos. Hit Girl giró los ojos y vio como las otras chicas le apuntaban con sus armas, pero aun así no se atrevió a moverse un milímetro y siguió amenazando el cuello del joven recién llegado.

―Más te vale que bajes esa cosa ahora "McMullen" ―la amenazó Triela con voz decidida.

―Triela, chicas, todas ustedes tranquilas ―las tranquilizaba Ángelo al mismo tiempo que levantaba las manos para mostrar que no era una amenaza y retrocedía dos pasos.

Hit Girl no tuvo opción, así que ella bajó su bo pero tomó una postura defensiva.

―¿Qué fue lo que pasó aquí? ―preguntó Claes quien también bajó su arma, pero se negaba a enfundarla.

―Dejen que yo les explique, chicas. Mindy Macready, corrígeme si me equivoco ―le dijo Ángelo con una sonrisa mientras bajaba sus manos con cautela.

»Su amiga se llama Mindy Macready, y es una luchadora contra la mafia de Nueva York, más en específico contra la familia D'Amico quien controla toda actividad ilegal en dicha ciudad americana. Ella rescató a otro vigilante de nombre Kick Ass mientras él y el padre de la señorita Macready estaban siendo ajusticiados, situación que era transmita en directo vía internet ―Ángelo hizo una pausa para continuar—, por desgracia, el vigilante Big Daddy, padre de Macready falleció, así que Hit Girl y Kick Ass fueron al edificio D'Amico y mataron a todos los miembros de la mafia allí presentes, incluido mi tío Frank D'Amico, quien era el jefe de la mafia de la ciudad. ¿Me equivoco?

―Lo has resumido muy bien y llámame Hit Girl ―le contestó ceñuda la rubia de coletas cortas calificando a Ángelo con una palabra que hizo que el chico frunciera las cejas.

―Entonces, Ángelo, ¿eres un príncipe de la mafia? ―le preguntó Angélica, haciendo que Ángelo se riera con disimulo.

―Perdóname Angélica, pero la correcta expresión es "princesa de la mafia" y se usa con chicas, yo solo soy el hijo primogénito del capo de la mafia D'Amico.

―Nunca nos mencionaste esto ―le dijo asombrada Rico.

―Bueno, no es algo de lo que me sienta orgulloso ―se excusó Ángelo con lo que Hit Girl bufó con sorna.

―¿A qué vino eso? ―preguntó Ángelo con el ceño fruncido.

―Que el imbécil de Chris D'Amico estaba muy a gusto con pertenecer a la mafia.

Hubo una pausa tensa y luego Ángelo dio un gran suspiro.

―Lo sé. Yo quiero mucho a mi primo Chris, pero no compartía su punto de vista con respecto a continuar el "negocio familiar".

Hit Girl relajó su postura y observó con más atención al joven delante de ella, los rasgos de los D'Amico se notaban con claridad pero había un aura en el chico que le decía que no mentía.

―¿Quieres decir que no te interesa ser parte de la mafia? ―le preguntó, observaba con suma atención cada uno de los gestos y lenguaje corporal de Ángelo para descubrir si estaba mintiendo.

―No, no me interesa.

―¿Por qué?

―Es que lo odio... Yo amo a Italia, amo a mi país, pero, pero... por culpa de la mafia cada vez que algún americano o quien sea se imagina a Italia o a los italianos, solo piensa en tipos gordos tratando de vestir elegante y lo único que hacen es embutirse de espagueti con albóndigas y aporrear a gente inocente para sacarle dinero.

Ángelo bajo la vista al piso al mismo tiempo que fruncía el ceño y cerraba los puños con fuerza.

―¡Sabes, fue Italia la que le dio al mundo los mejores científicos a inicios del mundo industrial como Marconi y muchos otros! ¡Le dimos al mundo las mejores óperas y cantantes! ¡Por todos los cielos, muchos países tienen sus himnos nacionales gracias a compositores italianos! ―gritaba Ángelo por la frustración―. ¡Y antes de todo eso, sacamos al mundo de la edad media con el renacimiento! ¡Y antes de la edad media, le dimos al mundo occidental la mejor cultura que hubiera habido nunca! ¡Todo el mundo con excepción de Gran Bretaña y los demás países de la Commonwealth basan su sistema legal en el derecho romano! Dime, ¿quieres que continúe?

―Vale, también crearon el circo romano, las orgias, las masacres cristianas, los magnicidios, los golpes de estado y el fascismo ―le soltó hit Girl.

Ángelo se acercó a Hit Girl y ambos se miraron con furia.

―Basta ―les recomendó Claes―, no están aquí para discutir lecciones de historia.

―Todo el mundo cree que los italianos estamos obsesionados con la venganza ―le decía Ángelo quien no estaba intimidado con la mirada dura que le dirigía Hit Girl―, gracias a ese estúpido programa de los Simpson, todos creen que corremos por allí con cuchillos y gritando con un acento estúpido: "Vendetta, vendetta".

―¿Y no es así? ―le retó Hit Girl―, el idiota de tu primo, ordenó la muerte del padre de mi amigo, porque Kick Ass mató al cabrón de tu tío con una bazuca, pero sabes, Frank D'Amico se lo merecía.

Claes y las otras chicas levantaron sus armas para tratar de evitar que pasara lo peor, pero Ángelo dejó su mirada dura y relajó los músculos.

―Y crees que no lo sé... Sufrí mucho con la muerte de mi tío, Chris también sufrió mucho. Le dije que olvidara todo el asunto de la venganza, pero no me escuchó..., y cuando vi a Chris en el hospital, sin piernas..., sin virilidad.... Los italianos no estamos obsesionados con la venganza, pero entonces, entonces, pude sentir como mi sangre hervía, lo único que quería hacer era hacerles pagar a Kick Ass y a ti todo el daño que sufrió mi primo, de hecho mucho más que eso..., quería torturarlos.

Las chicas de la AFS vieron con sorpresa y pena a Ángelo.

―Pero heme aquí, desechando toda idea de venganza, aun contigo delante mío y rodeada de chicas que te apuntan con armas. No, yo no busco venganza, yo no soy una imagen cliché del estúpido Hollywood, soy solo un italiano que quiere ayudar a estas chicas.

Hit Girl dio un suspiro, por lo visto Ángelo no mentía.

―¿Y lo haces por buena gente, o quieres tener un harem de lolis, puto lolicon pervertido?

Ángelo miró con sorpresa a Hit Girl y luego negó con la cabeza mientras trataba de no reírse.

Las chicas miraron ceñudas a Mindy, pero bajaron las armas al notar como el ambiente tenso había cesado del lugar.

―Mira ―decía Hit Girl―, todo el asunto en Nueva York con la familia D'Amico se salió de control. Al final yo también quise alejarme de todo, bueno no, es complicado, pero mi padre adoptivo casi hace que dejara "el lado oscuro de la fuerza".

―¿Perdón? ―dijo esta vez Henrietta quien por fin volvía a despegar los labios, aunque mantenía la mirada llena de tristeza.

―El lado oscuro... Star wars... Los jedi... ―decía Hit Girl extrañada ante las miradas de confusión que le daban las otras chicas, que la miraban como si fuese una criatura de dos cabezas.

―Apuesto a que ustedes solo les gusta Justin Biewer o One Direction.

Las chicas seguían mirándola como si fuera un fenómeno de circo.

―¿En serio?... Duffy Dog... Ricky martin, Shakira... Britney Spears... Laura Paussini... ¡Julio Iglesias! ―decía la norteamericana acompañando cada nombre de cantante con gruesos calificativos.

―Julio Iglesias ―dijo de pronto Claes―, creo que escuché sus canciones.

―¿En serio?, pero si el tipo es de la generación de mi padre ―dijo sorprendida Hit Girl, al mismo tiempo que volvía a hacer uso de su "refinado" vocabulario.

―¿Siempre hablas así? ―le preguntó ceñudo Ángelo.

―Otro burro que pregunta lo mismo ―se quejó Hit Girl mientras ponía los ojos en blanco.

―Mi guardián escuchaba las canciones de Julio Iglesias ―les interrumpió Claes, quien no quería que los dos presentes iniciasen una pelea ahora que habían hecho las paces―, las escuchaba cuando iba a pescar conmigo.

Claes parecía a punto de llorar y Ángelo se le acerco y la abrazó con ternura.

―Claes y las demás chicas no saben mucho del mundo exterior ―explicaba Ángelo―, la Agencia de Felicidad Social, no permitía que las chicas vieran noticias, leyeran el periódico o se conectasen al internet. Solo Claes esta instruida debido al montón de libros que le dejó su guardián... Aparte de ser poliglotas, las chicas no saben gran cosa.

Hit Girl frunció el ceño y sin importarle las miradas de reprobación que Ángelo o las demás chicas le dirigían, volvió a maldecir por todo lo alto.

―Por cierto ―le decía Ángelo, quien dejó de abrazar a Claes―, gracias.

―¿Por qué me das las gracias?

―Por salvar a las chicas, apuesto que las ayudaste a escapar de los hombres de la AFS. Muchas gracias.

Hit Girl quien no estaba acostumbrada a que le dieran las gracias tomo una postura tímida y sin saber que contestar.

―En este tipo de situaciones se dice "de nada" o "no hay de que" ―le dijo Triela con una cara de sabionda.

Para evitar que Ángelo y las demás chicas se burlasen de ella (ya estaban empezando a reírse) agarró a Triela por el cuello.

―Ahora verás, te enseñare a respetar a tus mayores.

Las dos chicas estuvieron forcejeando y Rico junto con Angélica se mostraron preocupadas.

―¿Qué te parece, Henrietta? ―le decía Claes con una sonrisa―, una pelea de dos gatas con coletas.

Hit Girl y Triela seguían forcejeando, aunque esta vez cada chica tenía una sonrisa en el rostro.

Pese al dolor en su corazón Henrietta no pudo evitar sonreír.

―Triela, Mindy..., son unas tontas.

CONTINUARÁ...

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