Introducción
Bajé la mirada hacia la nieve, pequeños círculos de sangre comenzaban a verse en ella, caían de mi frente y resaltaban en la fría y hermosa nieve. Entonces levanté la mirada para ver a la Líder Blanca, me encontraba enfadada y aterrada, mis extremidades temblaban de forma incontrolable y el sollozo que brotaba de mis labios delataba mi pesar. Quería ponerme de pie y enfrentar a esa desgraciada. Sin embargo, cuando estaba a punto de decirle todo lo que pensaba de ella, me arrojaron al suelo y un fuerte dolor me invadió en la costilla. Comencé a sentir cientos de golpes, patadas grupales e incluso esas famosas varas de castigos siendo dirigidas hacia mí.
Era todo un grupo de mujeres que me rodeaba y me torturaba de esa forma, y el dolor no se hacía de rogar, el dolor me invadía, la sangre me rodeaba y mis chillidos y lágrimas llenaban el aire. Sentía sus pies en mi cuerpo, mi cabello ser jalado, la presión de ser aplastada contra la nieve que parecía quemar bajo mi cuerpo. Estaba jadeante y desesperada, y aunque gritaba por clemencia, por ayuda, nadie acudía a mí. Y nadie acudiría jamás a mi ayuda, después de todo era la omana malvada, la Ama maldita.
Era el virus que atentaba contra sus costumbres.
Y los golpes seguían, llegué incluso a escupir sangre que empeoraba mi incapacidad de respirar. Respirar era un maldito martirio.
Sentía golpes en mi vientre, en mis costillas, en mis piernas, en mi espalda, en el rostro. Golpes en todo mi cuerpo que no me dejaban respirar o ver algo, que no me permitían sentir, pensar o ser. Que me llevarían prontamente hacia la muerte...
Y allá, allá lejos de mí, estaban golpeando a mi esposo. Lo estaban hiriendo por mi culpa. Este era nuestro castigo por romper las reglas, por amar de más, por buscar la igualdad entre nosotros. Por no ser como ellos.
Y ya no podía ver nada...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top