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Importante
Los personajes de KHR le pertencen a Akira Amano.
Haru revisaba cada página del álbum que tanto tiempo atesoro, le mostraba lo feliz que vivió en esa época, donde solo era una ingenua chica devota en el amor, donde solo quería ser feliz pero termino dañada profundamente. Todo por entregarse en cuerpo y alma al chico más peligroso de todos: Hibari Kyoya.
Hace cinco años.
Al día siguiente después de San Valentín, la castaña se había levantado sin ánimos. Pero debía aparentar ser feliz, debía usar esa mascara que siempre había utilizado. Recordó que ese día saldría a comer con su amiga Kyoko.
-Es una mentirosa, me engaño todo este tiempo- su mejor amiga la había traicionado, siempre le había dicho que no sentía nada por el joven Sawada, pero el amor siempre rompe amistades. Y la traición de Kyoko iba ser castigado. No iría a esa junta, tampoco la volvería ver o hablar, su amistad había sido consumida por el odio. Haru se levantó solo para visitar a I-pin y Lambo, necesitaba algo de distracción.
Se tomó una larga ducha, sus padres no se encontraban ese día, ambos habían salido de viaje. En crucero para celebrar su aniversario. La castaña suspiro, vivir era cansado. Se vio al espejo, cada detalle, su piel era suave, algo tostada pero no parecía más apetitosa que la de Kyoko, sus ojos que ya no irradiaban esa alegría, sus labios resecos, unas bolsas bajos los ojos, sus senos pequeños, su cuerpo no tenía la gran figura, sus piernas largas y escuálidas. Nada en ella parecía estar vivo. Con rabia tomo un frasco de perfume y con toda la fuerza lo lanzo con el vidrio. Cada pedazo que caía, reflejaba su corazón roto, su espíritu desalentado, su alma sin vida. Su reflejo se encontraba todo trizada.
-Esta soy yo- paso sus delgados dedos contra el espejo roto, provocando pequeñas heridas que a ella no le importo. Se lavó la mano y salió a vestirse. Cuando ya estaba lista, abrió la puerta para dejar ver a una deslumbrante chica que parecía que nada hubiera pasado, su sonrisa podría iluminar todo el lugar. Sin embargo, ella vivía su propio infierno. Con lentos pasos cubriendo el pavimento, se dirigió a la alegre casa de los Sawada. De repente su celular suena, era un mensaje. Cuando vio el remitente, Haru no hizo más que sacar la batería de su teléfono, no quería nada de Kyoko -No es más que una perra-
-Wao, nunca pensé que escucharía eso de los labios de Miura Haru- la chica con una mirada fría y distante vio a la persona que le dedicaba esas palabras burlonas. No era nada más y nada menos que Hibari Kyoya.
-Pues pensante mal Hibari-san- no estaba en su mejor condición para soportar al chico más cruel de todos. Lo único que haría sería burlarse porque era una debilucha que no soporta que le rompan el corazón.
-Hmn, ¿qué te sucedió ayer herbívora?-
-Realmente a usted no le interesa, así que sin más me retiro- la chica se disponía ir, cuando el azabache le dedica otras palabras con crueldad.
-Tienes razón, no me importa las estupideces de las muchachas. Pero si vuelves a llorar te morderé hasta la muerte-
-Pues hágalo, así sabré que todavía sigo viva- la chica no decidió mediar más palabras y se fue a la casa de su ex-amor. Cuando llego, la puerta fue abierta por Nana, quien le dijo que podía pasar, sin embargo su hijo Tsunayoshi no se encontraba.
-No vengo por Sawada-san... yo vine a ver a los niños-
-Ara~ entonces adelante, me ayudaría mucho que los pudieras cuidar-
-No hay problema Nana-san- Haru se dirigió al patio, viendo como los dos más pequeños de la familia se encontraban jugando con un balón rojo. Cuando la vieron llegar, le prestaron toda su atención, después de todo era su querida Haru-nee. Se divirtieron por mucho rato, cuando el timbre de la puerta sonó. El cuerpo de la Miura se tensó inconscientemente, sospechaba quien era. Nana fue abrirle a su hijo con sus dos amigos.
-Tsu-kun ¿y tus llaves?-
-Lo siento Oka-san se me olvidaron por completo jajaja- le comento mientras expresaba su risita tonta y algo exasperante, o eso era lo que escuchaba Haru.
-¡Yo Haru!- fue Yamamoto quien la vio primero. La chica solo le pudo dedicar una mueca. El beisbolista quedo extrañado, comúnmente iría corriendo a los brazos de su amigo. Pero nada. Tsuna volteo con un poco de miedo donde su psicópata amiga, esperando quizás que ella fuera corriendo aferrarse de su cuerpo. Pero tampoco hizo nada.
-¿Qué haces aquí mujer estúpida?- pregunto con algo de molestia Hayato.
-Jugando con los niños, pero yo ya me retiro-
-¿Ya te vas Haru?- pregunto Reborn bajando los escalones. La castaña sólo asintió y sin más se fue de ahí, sin despedirse de nadie. Todos la quedaron viendo asombrados, nunca la habían visto actuar de esa manera tan fría. Su alegre amiga parecía muy sombría.
-¿Qué le hiciste Tsuna?- le pregunto Takeshi, fue directo, sin rodeos. Le preocupaba demasiado su amiga.
-Yo no le hice nada ¿por qué debería saber yo?-
-Porque siempre es tu culpa Dame-Tsuna-
-Pero si no la había visto desde hace dos días- Reborn frunció el ceño, eso significaba que la chica no se había ido a confesar ¿qué había sucedido? -Gokudera-kun, ¿tú también crees que es mi culpa?-
-Lo siento Juudaime, pero todo lo que hace usted tiene reacción en la mujer estúpida-
-Pero si no le hice nada-
-Bien, no se preocupen. Vayan hacer lo que debían hacer- los tres adolescentes siguieron las ordenes de Reborn y se fueron a la habitación del castaño. Tenían que organizar un trabajo de la escuela.
Por otro lado, Haru se encontraba algo furiosa y dolida, Tsuna ni siquiera le había preguntado cómo estaba o por que se iba. Llego hasta la plaza más cercana. Donde sus lágrimas salían sin control.
-Todo lo que quería era que mi primer amor se preocupara por mí- coloco su rostro entre sus rodillas, para desahogar cada dolor. Nunca había sentido nada así, la indiferencia de Tsuna, la traición de su amiga y que todos vivieran felices menos ella. Hibari la vio otra vez, ya estaba pensando que era una jugarreta del destino encontrarla otra vez. Pero él no la iba consolar, él nunca haría eso por una chica estúpida que cayó en el amor.
-La vida es muy injusta Miura Haru- le dijo con su voz profunda y madura. La chica levanto la mirada para ver los de Hibari, unos bellos ojos celestes metálicos, que transmitían frialdad. Con tristeza por primera vez ese día sonreía. Le daba la razón a las palabras aquel azabache. Hibari vio cómo se calmaba, así que se disponía ir, cuando su chillona voz lo detuvo.
-Espere Hibari-san... quiero agradecerle-
-No me debes nada herbívora-
-Pero... usted es el único que me ha dicho la verdad de las cosas...-
-Porque no soy un mentiroso- la chica se levantó para acercarse a él y tomar su mano. Hibari levanto una ceja ante las acciones de la menor -¿Qué haces?-
-Yo... yo- en la mente de Haru era todo un desastre, estaba tan necesitada en sentir algo de calidez, algo de amor. Aunque no fuera uno de verdad, quería sentirse viva, quería sentir la adrenalina del amor -Hibari-san... yo sé que usted no me ama ni nada por el estilo, ni siquiera sé si le caigo bien... pero me gustaría estar con usted-
-No confundas las cosas conmigo herbívora, yo nunca me enamoraría-
-Entonces estemos juntos para saciar nuestras necesidades- el chico abrió ligeramente sus ojos, nunca había escuchado aquella propuesta.
-Bien, estaré contigo hasta que tu corazón deje de pensar el Sawada Tsunayoshi- Haru se sorprendió que Hibari aceptara su locura. Pero antes de que ella lograra hablar, el chico tomó su cintura de forma posesiva y el beso con lujuria y pasión. Nunca había sentido nada parecido con un beso, bueno su primer beso. Sentía como sus piernas en cualquier momento cederían. Antes de que se separen el chico le mordió el labio inferior, para luego sentir un sabor metálico en su boca.
-¡Auch! mi labio- se quejó la chica.
-Hmn, después de todo sigues siendo una herbívora... corregiré eso-.
Desde ese día, oficialmente ambos estaban saliendo, pero no era por amor, ni siquiera cariño. Sólo era por el egoísmo de ambos, que querían quitar todas las necesidades que tenían. Sin embargo, una relación es una relación y siempre llega a marcar lo más profundo de tu corazón.
Presente.
Haru vio la foto en que ambos salían besándose, esa la había tomado Reborn. Ese beso que no era nada más que lujuria incontrolable de ambos. Cuando los demás se enteraron que Haru estaba saliendo el demonio de Namimori, los dejo sin aliento. Nunca pensarían que su amiga alegre estaría con ese sádico.
-Quizás si era masoquista- se dijo ella mientras recordaba que Hayato después de esa revelación, le decía que ella era una estúpida masoquista. Pero que se podía hacer cuando ella estaba tan necesitada de amor. Sin embargo, nunca comprendió las verdaderas acciones de Hibari y se arrepentía.
-Siempre fui una tonta- sacó su celular. Para buscar el número de Tsunayoshi. Necesitaba saber cómo se encontraba Hibari.
-Hola Tsuna[...] soy yo Haru[...] estoy bien, gracias[...] no para nada, estoy soltera[...] New York es verdaderamente cansador[...] oye quería saber algo[...] sí, es sobre él[...] ¿cómo se encuentra?-.
Listo chicas, esto es todo por el momento. Espero que les guste el capítulo y esta novela como les digo, no será un romance lindo.
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