Final.

Importante
Los personajes de KHR le pertenecen a Akira Amano.

Hace cinco años.

Haru se encontraba totalmente destrozada. La había utilizado, si bien ambos se utilizaron, ella nunca pensó que le haría algo así.

-pensé que eras perfecto- estaba sola, sin la compañía de un ser querido. Durante ese tiempo, Hibari se había transformado en su todo. Sin embargo, el timbre sonó. La castaña esperanzada se levantó para abrir la puerta, pero no era la persona que deseaba, aunque necesitaba de ella. Sin pensarlo, busco refugio en sus brazos.

-Kyoko-chan, Kyoko-chan- sollozaba contra su pecho.

-Haru-chan ¿qué sucedió?- Kyoko había venido porque Tsuna intuyó que le pasaría algo malo a la chica. La ojimiel preocupada, decidió ir a verla.

-Me uso, él sólo me uso... me siento sucia-

-Oh dios, sabíamos que esto iba terminar mal-

-¿Por qué lo hizo? yo lo amaba-

-Quizás él no te amo como tu lo amaste-

-la vida es injusta... no quiero, no quiero seguir viviendo-

Si bien esto no contaba como violación, Haru sintió asco sobre el ser miserable que era Hibari. Lo odio con toda su alma, durante ese tiempo que estuvieron juntos todo se hacía intenso. Sin embargo él se fue al igual que el invierno, llevándose las lágrimas de la primavera. Se fue de Namimori, Haru no alcanzó enfrentarlo, él no se quedó para ver el sufrimiento de la chica.

-Él sólo me mintió- había pasado dos semanas desde aquél incidente. La castaña había caído en depresión, no comía y su vitalidad se iba escapando como agua entre las manos. Sus padres se preocuparon porque ni siquiera iba al colegio o salía de su habitación. Sólo se dedicaba a llorar. Ya no se autolesionaba, porque el dolor físico le hacía acordarse de Hibari. Y él, era una de las pocas personas que Haru quería olvidar, olvidar todo esos sentimientos confusos que le hizo sentir.

Un día Reborn fue a visitarla. Había llegado algo serio. Sabía que el sufrimiento de Haru era algo de su culpa, si tan sólo le hubiera dicho que fuera más clara con sus sentimientos, quizás nada de esto estaría pasando.

-Haru, no puedes seguir en ese estado-

-Él fue quien me dejó así-

-Pero tu eras consiente de lo que se hacían, no eras ciega de tus acciones. Tu permitiste que sucediera esto-

-YO NUNCA QUISE QUE ME USARA DE ESA FORMA, él sabía que era muy importante para mi-

-Entonces ... ¿por qué no lo impediste?-

-Pensé... que me amaba como yo a él... pero me equivoque-

-No estas equivocada, él te amo como nadie-

-Entonces ¿por qué me dejó sola en mi sufrimiento? ¿Por qué ésta carta tan horrible?- dijo mientras le mostraba la carta que le había dejado con Kusakabe Tetsuya.

-Dime algo... ¿ahora sufres por Tsuna?-

-No-

-Entonces cumplió su promesa, él fue quien cuido tu corazón roto. Él lo curó-

-Pero... me lo volvió a romper-

-Hibari te ama demasiado, incluso sacrificó tu amor para que lo odiaras... porque él pensó que aún amabas a Tsuna-

-No lo creo-

-Si la amas déjala ir-

-Si de verdad me ama que venga a dar la cara-

-Es imposible... está en época de exámenes-

-Bien... entonces todo está claro-

-Haru... se que en dos días más te irás a Estados Unidos ¿podrías por lo menos reconsiderar ese viaje?-

-No, mientras antes me vaya de acá mejor... Reborn-chan, dile que lo espero en el aeropuerto, sí no llega... dale ésta carta de mi parte- ella levantó en busca del sobre que se encontraba en el escritorio.

-Bien... como desees- Reborn tomó la carta y se retiró.

Los días pasaron y ella se encontraba con la esperanza de verlo por última vez. Sin embargo aún no llegaba. Pasajeros del vuelo 321 con dirección a New York, Estados Unidos. Por favor hagan la acción de abordar.Haru lloró por última vez y se fue de ahí. Ya no tenía nada más que hacer. Todo se había acabado.

Por otro lado Hibari se encontraba corriendo hacia el aeropuerto, se le había hecho tarde porque tenía que rendir su último examen de grado. Sin embargo fue interceptado en el camino por Reborn.

-Ya se fue Hibari-

-Hmn...-

-Pero... te dejó ésta carta- le mostró el sobre que le había dejado días atrás.

-Damela-

-Pues es toda tuya... pero yo que tu no la leería-

-¿Por qué?-

-Te has vuelto más masoquista que sádico. De seguro esa carta tiene todo el odio de Haru hacia ti... intente hacerle entrar en razón, pero no me quiso escuchar-

-Bien... no importa-

Hibari se alejó de ahí, para poder leer esa carta tranquilo. Tenía miedo de lo que podía decir, tenía miedo que ella no confesara su amor hacia él. O sino todo habría sido en vano.

Querido Kyoya:

Con mi alma destrozada te escribo ésta carta de despedida. Quiero agradecer que me hayas hecho sentir viva, que me hayas llevado al cielo. Sin embargo tú eras el infierno de quien me debía escapar. Eras tan adictivo que me cegaste ante todas mis acciones. Tenía miedo de amarte producto que podría perderte. Sin embargo, me enamoré perdidamente de ti. No sé si sea un error, pero déjame decirte que me hiciste mucho daño... al igual que yo a ti. Creo que es hora de continuar cada uno por su lado, porque juntos nos hacemos daño. Espero Kyoya que seas muy feliz en los brazos de otra mujer.

Con todo mi amor, cariño y odio.

Miura Haru.

Pequeñas gotas iban manchando la carta. Hibari arrugo la hoja y se tapó la cara. Hacía tiempo que no lloraba. Pero es que había vuelto a perder otra persona importante en su vida.

-Siempre te amaré Haru-

Presente.

Haru se había paralizado, hacía cinco años que no la escuchaba. Tragó saliva y soltó un suspiro.

-¿Hola? Soy yo- La castaña se quería golpear por la estupidez que dijo.

-Hmn... sigues siendo tonta herbívora-

-Puede ser... ¿qué ha sido de tu vida? Me enteré de que te casaste y tuviste dos hijos-

-Wao, tengo una acosadora personal-

-Más o menos jajaja-

-Bueno, además de eso, no hay más que contar-

El silencio entre ellos se hizo presente. La chica quería saber si ya no le amaba pero no era capaz de preguntar.

-Kyoya... ¿eres feliz?-

-...-

-Por favor es lo único que quiero saber-

-Hmn... puede ser- Haru sonrió, por lo menos era feliz.

-Me alegro.... Kyoya ¿podrás algún día perdonar mi estupidez? Después de todo, fue mi inconsciencia que nos hizo daño-

-No hay nada que perdonar Haru, ambos cometimos errores-

-Gracias....-

-¿Todavía me odias?-

-Claro que no... y tu ¿todavía me amas?-

-hmn...-

-No me contestes. Yo... todavía recuerdo esos días... debe ser tarde en Japón, adiós-

-Adiós-

Haru se dedicó ver el día nublado con nostalgia. Vio que pronto saldría de vacaciones.

-Ya es hora que visite mi país natal-.

Japón.

Hibari colgó el teléfono y vio el clima. Sonrió, porque era nublado. Escucho los pasos traviesos en el pasillo.

-papi ¿quién era?- preguntaron unos mellizos de cuatro años.

-Una vieja amiga-

-Mami dice que la cena ya está lista- dijo la niña antes de irse. Sin embargo el niño se quedó viendo a su padre con intriga.

-¿Era Miura Haru?-

-Sí-

-¿Todavía la amas?-

-Con toda mi alma-.

A veces el destino nos separa de quien amamos, pero debemos vivir con ello. Los amantes podrán verse pero no estar juntos. Sin embargo, es decisión de ellos si quieren reunirse. Si tan sólo dijeran las palabras que tanto anhelan oír, si tan sólo tuvieran el valor. Ellos podrían ser felices. Pero como todo ser humano, somos cobardes ante nuestros verdaderos sentimientos.

Fin.

Listo, terminé ésta historia. Sin embargo, esto es sólo el inicio de una nueva historia.

Ahora... ¡feliz año nuevo! Espero que lo pasen bien :3

P.D: les dejó la canción que me inspiro en escribir ésta historia.

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