Wow. Vale, no sé si quería ver eso.

Nunca había estado dentro de mi mente y menos acompañada. No estaba segura de que saldría bien (al viaje con Darks al interior de mi cabeza) pero al final pude conseguir entrar en mis recuerdos.

Esta parte fue algo confusa para mi.

Según había leído en "Memorias de Idhún", nuestras mentes tienen formas distintas. Por ejemplo, la mente de Victoria (la protagonista de la trilogía) era un castillo de cristal.

La mía era... Inefable, es decir, que no se puede explicar con palabras. Pero, al menos, lo intentaré. 

Mi mente. Mi mente era hermosa y...

Intentaré poneros en situación: Imaginad un lindo bosque, con grandes árboles de altas copas, las hojas caídas amontonándose en el suelo, en el que se escuchan los trinos de los pájaros y la hierba del suelo os invita a tumbaros. Suena bien, ¿verdad?

Mi mente no era así del todo. En lugar de árboles sanos de troncos fuertes, algunos de ellos estaban partidos y astillados, o sus troncos eran negros como la noche. En lugar de hierba y hojas, había pequeñas hojas de papel en las que se leían frases como: "Sálvame" o "Si no puedes salvarme, destrúyeme, por favor". En seguida reconocí en ellas mis propias frases. Me sentí mareada durante varios segundos, en los cuales lo que escuché fue el aullido lejano de unos lobos, sabiendo que allí no se escucharía el trino de ningún ave que no fuera un cuervo.

-¿Dónde estamos?-preguntó Darks sacándome de mi trance.

-En mi mente.

-¿Cómo has...?-arqueó una ceja, pero en seguida negó con la cabeza-Déjalo, debería estar acostumbrado a que me pasen cosas extrañas.

Seguí recorriendo el bosque con la vista, estábamos en un claro, iluminado tan solo por la luz de la luna. 

La luna... Era siniestra.

Parecía tener rostro, me sonreía con unos  labios fríos y nos miraba con unos enormes orbes siniestros, como si previera que íbamos a morir y aquel hecho la divirtiera.

-Vamos, busquemos mis recuerdos.-dije aún mirando la luna.

Intenté sonar firme, pero mi voz tembló sobremanera, me sentía asustada, ¿cómo podía ser aquel lugar el almacén de mis recuerdos?

-Eh-susurró tomando mi mano-Tranquila, estaré contigo, ¿sí?

-Sí.-asentí.

Caminamos entre los oscuros árboles, siempre que me volvía me daba la terrible sensación de que me miraban fijamente. Más tarde supe quién nos estaba observando.

Pasamos ante un recuerdo reciente, cuando había despertado en el la enfermería. 

¿Cómo eran mis recuerdos?

Eran enormes pantallas de luz, tenues como un patronus, aunque en un sitio como aquel, agradecía la poca luz que emitían mis recuerdos.

 Nos detuvimos durante poco tiempo junto al recuerdo, a sabiendas de que tardaríamos bastante tiempo en llegar hasta aquel recuerdo que estaba buscando. 

Pasamos entre zarzas, mis pantalones quedaron desgarrados, mis piernas llenas de arañazos, me corté en los brazos con varias ramas al igual que en la cara. Mi camiseta favorita (esa que tanto amaba de My Chemical Romance) acabó aún peor que mis pantalones. 

Nos tomamos con decenas de recuerdos, muchos eran recientes, otros de cuando era niña. Darks se reía en los que salía con algún vestido infantil, de esos con lazos y volantes rosas. Siempre me unía a su risa, acabando siempre en una frase:

-Dioses, no me he divertido tanto en mi vida.

Seguíamos encontrando recuerdos de todo tipo, hasta que llegamos a un recuerdo que no tenía nada que ver con el recuerdo que buscaba.

En el recuerdo, me pude ver a mi misma bailando en ropa interior mi canción favorita mientras me ponía unas gafas sin cristales y una boa de plumas.

-"Give me a shot to remember, and you can take all the pain away from me. A kiss and I will surrender, the sharpest lives are the deadliest lo lead"

Aparté a Darks en seguida de ese recuerdo, sonrojada.No quería que viera ese recuerdo por varios motivos.

1º Estaba en ropa interior.

2º Estaba haciendo el idiota.

3º ¡NO QUERÍA QUE ME VIERA EN ROPA INTERIOR!

-Wow. Vale, no sé si quería ver eso.

-¿Por qué?-dije a la defensiva, girándome hacia él, de mal humor.

-Eh, no te lo tomes mal. Es porque no quería verte en ropa interior...-su tono fue disminuyendo cada vez más hasta casi apagarse, me miró sonrojado-Quiero decir, todavía.-se sonrojó aún más, a la vez que yo-Quiero decir, que no planeaba verte en ropa interior, solo que...-se interrumpió negando con la cabeza, aturullado- Me refiero a que...

Le interrumpí con un beso, estaba tan adorable sonrojado que no había podido evitar la pequeña tentación de robarle un pequeño beso.

-Está bien, Nicks.-usé ese nuevo apodo que los dos recordábamos-No pasa nada por ello.

Le sonreí dulce antes de seguir con la tarea de buscar el recuerdo.

Mi mente parecía interminable, al bosque era inmenso, haciéndolo así más oscuro y cruel. Sabía que en lo más profundo estarían mis pensamientos más íntimos, sabía que nunca debía llevar allí a nadie, solo a mis propios pensamientos.

Cuando, al fin, llegamos ante el recuerdo que buscábamos, un río de gran cauce nos separaba de él.

-Genial, ahora un río.-musité para mi misma.

-¿Es ese recuerdo?-señaló al otro lado del río.

-Sí.-asentí.- ¿Intentamos vadearlo?

-Tardaríamos demasiado tiempo, será mejor cruzarlo.

-¿Y si hay serpientes acuáticas o algún tipo de...?

-No, al menos no lo parece. Además, ¿sientes algo?

Cerré los ojos, concentrándome en los sonidos del agua. No sentía ningún tipo de vida en el agua excepto peces o, lo más peligroso, cangrejos de río. 

-Solo hay peces.

-No será difícil cruzar.-miró la otra orilla, distraído- Sigamos. 

Para él era fácil decirlo, era más alto y fuerte que yo. El agua tan solo le llegaba hasta las rodillas, a mí me llegaba hasta la cadera. (Así os hacéis una idea de la diferencia de alturas)

Tropecé varias veces por culpa de la corriente, mojándome de pies a cabeza. No creáis que ser una semidiosa mejoraba las cosas, mis sentidos de hija de Wina estaban disparados por culpa de la corriente del río.

Llegábamos en la mitad del río cundo decidió que sería mejor ayudarme.

-Ven, si vuelves a caerte a lo mejor te lleva la corriente.-me tendió la mano.

-Oh, gracias.-dije irónica-Eres todo un caballero.-acepté su mano riendo.

Seguimos avanzando contra viento y marea (algo irónico, la verdad) y, en cuanto llegamos a la otra orilla, me dejé caer al suelo, exhausta. 

-No me vuelvas a decir que cruce un río, Nico. Si la idea se me pasa por la cabeza, mátame.

-Creo que no hará falta.-me ayudó a levantarme, agarrándome del brazo.-Todavía tenemos algo pendiente.

-Es cierto-dije con una hoja pegada en la cara-El recuerdo.

Nos acercamos al recuerdo con cautela, él se acercó tanto al recuerdo que este le absorbió, literalmente.


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