¡Kirito!

Al fin me dieron el alta, había vuelto a casa tras recoger mis cosas en la habitación del hospital. Tenía unas ganas locas de sentarme en mi cama y tomar un chocolate caliente con los chicos.

Llegué a casa con Darks. Él abrió la puerta, ya que yo no podía con mis muletas. Una vez dentro, encendió la luz, dejándome ver a Kirtash, Yuki, Patch y un chico alto y moreno de ojos negros saltaban hacia mí entre gritos.

-Sí, también me alegro de veros, chicos.

-¡Clay!-gritó Yuki abrazándome.

-Hey rubito.-sonreí devolviéndole el abrazo mientras intentaba no caerme.

-Estás hecha un asco.-dijo Patch mirando mi venda.

-Gracias-reí irónica-Eres de mucho apoyo.

-Nunca he dicho que fuera positivo.-se carcajeó.

-Etto...-empezó el chico moreno.

Le miré divertida, no le conocía, pero su voz y su físico me sonaban mucho de algo...

-Hola-le saludé de buen humor-¿Eres...?

-¡Kirito!-gritó Yuki.

-No me llamo así, Yuki. Mi nombre es Kazuto Kiragaya.

-¡Aw!¡Quería conocerte!-canturreé.

-Oh,gracias, supongo.-sonrió rascándose la nuca.

-Sé que suena raro, pero...-empecé tímida- ¿Puedo abrazarte?

Miró a los chicos, Darks rió ante su indecisión.

-Es demasiado cariñosa a veces.-se encogió de hombros.

-¡"APatchale"!-le gritó Patch.

El moreno se acercó y tiré de él hacia mí lo mejor que pude. Le abracé gritando con mi parte fangirl/otaku. Reí como una niña. 

La verdad es que no hacía demasiado tiempo que había visto Sword Art Online, pero creo que lo digo todo con escribiros que vi diez capítulos en un día.

El chico era lo tan adorable como Nico y Yukine (Kirtash es especial), además de ser abrazable y hermosho. (¡La ortografía!)

-¡Oish!¡Adorables!-gritó Patch.

Escuché como el objetivo de una cámara sonaba.

-¡Calla!-grité sonrojada separándome del moreno.

-Vamos anda.-dijo Darks riendo.-Creo que te han preparado algo.

-¡Oh, sí! ¡Es verdad!-dijo Yuki.

-Tenéis muy mala memoria, ¿lo sabéis?-me burlé sacándoles la lengua.

-Cierra los ojos, sangrecaliente.-me ordenó Kirtash.

-A sus órdenes, señor shek.-canturreé obedeciendo.

Sentí como me vendaban los ojos, cosa que era ridícula, ya que tenía los ojos cerrados. De modo que me reí de esa estupidez.

-Qué graciosa.-se burló Kirtash leyéndome la mente.

-Llevadme súbditos míos.-hice mi pose de diva.

-Que no eres Yato.-dijo Yuki, reí ante la comparación.

-Lo sé.-dije riendo.

Uno de los cinco ató algo a mi muñeca y con ello tiró de mí. Andé más confiada que nunca, ya que mis instintos me ayudaban a no chocarme y a ser ágil con mis muletas.

-Cuidado con la mesa.-susurró Darks.

Me aparté justo a tiempo, antes de golpearme con la esquina de una mesa.

-Wow, que reflejos.-dijo Kirito sorprendido ante mi instinto.

-Ya sé que soy genial, no hace falta que me lo recordéis.

-Sigue andando, teñida.-se burló Darks.

-No soy teñida.-me quejé.

Pero aún con el "insulto" seguí andando. Hasta que noté que el aire olía a algo dulce. Olfateé el aire de nuevo. "Oh Dioses, huele a tarta, o a cupcakes, a a galletas, o a tortitas, o a..."

-Mantén tu mente callada, me está dando dolor de cabeza.-dijo Kirtash.

-Está bien.-olfateé de nuevo-Huele genial.

-A este paso te lo vas a comer con el olfato.-rió Yuki.

-Siempre tienes hambre.-rió Darks.

-Soy comedora en potencia, ¿que queréis? Seré una foquita feliz con vosotros y mi Nutella. 

-Kawaii.-se le escapó decir a Kirito.

Sonreí para mí misma, les tenía mucho cariño, no solo porque fueran ellos, sino porque se hacían querer. Les tenía el cariño de hermana mayor/pequeña.

-¿Preparada?-preguntó Yuki-Te voy a quitar la venda a la de tres.

-¡Wiii!-grité como una chinchilla emocionada.

-Una... Dos... Tres...-me quitó la venda dejándome ver una mesa llena de gocheo: Desde una tarta hasta galletas con chocolate.

Grité tan fuerte que pensé que les había dejado sordos. 

-¡Oh Dioses míos, chocolate!

Corrí hasta la mesa y antes de tomar una galleta grité:

-¡Os quiero muchísimo, chicos! ¡Gracias!

Comencé a comer galletas, los cinco se acercaron mientras Patch se carcajeaba:

-Dices eso porque te hemos dado azúcar.

Reí al ver como se lanzaba por un crépe, no pude evitar verle parecidos a un taco. Los demás comenzaron a comer, los seis estábamos más felices que nunca con nuestra comida.

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