Hahaha NO
Volvamos al tema principal, YO.
No, es broma. Él tema principal es la historia de como los chicos invadieron la clase y de lo que pasó en consecuencia.
He de admitir que echaba de menos ir a clase, pero era divertido eso de estar con los chicos haciendo él loco por la vida.
Era diez de marzo, ¡VIERNES!
La clase estaba más revolucionada que de costumbre, teniendo en cuenta como era la clase normalmente.
¿Por qué actuábamos como verdaderos locos?
Primero: Era viernes.
Segundo: Yo había vuelto.
Tercero: Lauren.
¿Qué le había pasado a Lauren?
Os lo explicaré más tarde.
Veréis, todo comenzó en biología.
Él profesor no nos tenía demasiado cariño, nosotros tampoco a él.
Nos estaba explicando no sé que sobre algún compuesto de la sangre. Era aburrido... Tal vez.
-Entonces los niños son amarillos...-empezó.
Yo me senté de lado en mi silla, mirando de un lado a otro, pensando:"Madre mía, los niños hacen la fotosíntesis."
En ese mismo instante, él profesor me miró y dijo:
-Claire, no lo digas.
Me quedé en él sitio, yo no iba a decir nada. La mirada de toda la clase se posó en mí, poniéndome muy nerviosa. ¿Me había leído la mente?
-¿El qué?
-Lo que ibas a decir, no lo digas.
-Si yo no iba a decir nada.
Se me quedó mirando, asustándome sobremanera. Cuando apartó la mirada hice mi gesto de:"Bueno, pues nada".
Poco después, reprendió a Lauren diciendo:
-No hagas esos gestos, que molestas mucho, como una mosca.
Nos miramos, repitiendo el gesto.
Al final de la clase, Lauren y yo nos reímos de aquel hombre extraño:
-Dios, ese hombre me asusta cada vez más.-rió.
-Ni que lo digas. Ve lo que nosotros no podemos. Y mira que con esto de ser una semidiosa puedo ver cosas perfectamente.
-Y yo.-rió.
No entendí por qué ella decía aquello, ¿es que había adquirido poderes de semidiós?
En aquel momento no pregunté.
Segunda hora: Filosofía.
La profesora era un cielo, era casi como una madre para nosotros. Era mi asignatura favorita gracias a ella, además de que siempre me había gustado filosofía.
Hasta entonces no había dado esa materia, pero me encantaba.
-Leo-señaló al moreno-busca en él diccionario la palabra "sodomita".
Yo trague saliva, intentando no reír. Tenía una idea aproximada de lo que significaba esa palabra.
Encontró la acepción en él diccionario y leyó:
-Que practica la sodomía.-leyó en voz alta.
-Busca sodomía si no te importa.
-Veamos...-bajó él dedo por la página, buscando la palabra- Sodomía:"Que practica él coito anal."
Algunos chicos se echaron a reír, Lauren y yo gritamos a pleno pulmón:
-¡YAOI!
La profesora nos dedicó una sonrisa para después mirar a la clase y decir:
-Bien, ¿estáis a favor o en contra de la comunidad LGTB?
Muchas manos se levantaron a la vez, demostrando que el tema era interesante para tratar.
-Bien, quiero que traigáis una pequeña redacción en la que escribáis vuestra opinión sobre ello.
De modo que en cuanto acabó la clase, me apresuré a sacar los folios de la nueva historia que estaba escribiendo. Saqué mis gafas de su funda (¿os había dicho alguna vez que tengo gafas?) y comencé a escribir.
-¿Qué haces, Clay?-dijo Darks junto a mí.
-Escribir.
-¿Qué escribes?
-Es una historia que se me ocurrió hace un tiempo.
-¿Cuánto tiempo llevas con ella?-se inclinó a mi lado.
-Hum... Casi tres años.
-¡Tres años!-se asombró-Eso mola.
-Gracias, supongo.
-Oye Darks...
-¿Sí?
-Creo que a Lauren le pasa algo.
-¿Por qué lo dices? Está tan hiperactiva y fuyoshi como siempre.
-Ya lo sé, pero la noto extraña, diferente.
-Puede.-dijo pensativo-Quizá pueda preguntar a Leo, quizá sepa algo sobre ello.
-Espero que sepa algo, porque me está preocupando.
-¿Estás segura de que no es por Víctor Nikiforov?
-Sí, estoy muy segura. Ella le shippea a muerte con Yuri, seguramente haga pasado algo. Aunque últimamente todo es muy extraño.
-Estás muy paranoica últimamente, ¿sabes?
-Es un don natural, Sombritas.
-Muy bien, Plantita.-acercó sus labios a mi oído-No dejaré de llamarte por tu segundo nombre en todo el día.
-¿Por qué?-pregunté a la defensiva.
-Porque me has llamado Sombritas, te la tengo que devolver.
-Sabes que lo he hecho con cariño.
- Hahaha NO.Buen intento.
-Ya sabía que últimamente estabas muy pacífico.
-Si yo soy más pacífico que Iris.-fingió un tono de dolor.
-Y yo soy Ares, ¿verdad?
-Tan varonil como él.
-¡EH!-le grité poniéndome en pie.
-Era broma.-dijo riendo.
Claro que yo no me retracté, salió corriendo conmigo tras de sí, corriendo entre las mesas lo mejor que podía con mis muletas.
-Vuelve aquí.-les espeté.
-No. No quiero que me pegues.
De modo que corrí tras él durante minutos mientras Kylie (la semidiosa que yo traje al mundo, quiero decir, que yo creé) me animaba a pegarle.
Hasta que resbalé con una mochila y no pude mantener el equilibrio, caí al suelo con un sonoro golpe. Decidí desde aquel momento que odiaba el frío mármol de las baldosas.
Darks (tan rápido como siempre) se acercó corriendo y me preguntó:
-¿Estás bien?
-A medias.
Busqué mis gafas sin éxito hasta que me preguntó:
-¿Y tus gafas?
-Es lo que intento averiguar.
-¿Has mirado debajo de tu trasero?
-Ehm... No.
Es algo vergonzoso admitirlo, pero mis gafas estaban donde Darks había propuesto, aplastadas bajo todo mi peso. No es que yo pesara mucho, pero mi peso total las había destrozado.
-No.-dije como si fuera una niña de ocho años-Mis gafas.
-¿No puedes hacer nada?
-No, arreglarlas me va a costar todos los ahorros que tengo para comprar un...-me callé, aquello era una sorpresa-...no tendré dinero para comprar toda la comida que necesito para sobrevivir.
-Vamos, Clay, no seas tan melodramática.-dijo poniendo una mano en mi hombro.-Ven, te ayudaré a levantarte.
Me levantó (literalmente, yo no hice nada) para dejarme sentada en mi silla. Miré mis gafas, desolada. ¿Qué haría sin ellas?
-Puedo arreglarlas.-dijo Lauren, acercándose-Si me permites...
-¡¿En serio puedes!?-dije animada.
-Sí.
De su bolsillo izquierdo sacó lo que parecía un palo de madera (ne me llaméis bruta) y susurró en dirección a mis gafas:
-Oculus reparo.
En un santiamén, mis gafas estuvieron como siempre, son su montura negra y verde perfecta y sus cristales completos.
-Eres una bruja.-la miré fijamente, asombrada. Hablé muy despacio, midiendo mis palabras-En el buen sentido.
-Sí, yo...
Antes de que pudiera contestar, la profesora de inglés entró junto a un chico de cabello rubio (sin color alguno, sin vida) y ojos grises, que vestía una camiseta morada que le venía grande y unos vaqueros.
-Chicos, este es el nuevo alumno, Octavio.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top