Nico's POV

La verdad, nunca entendí por qué estaba tan a la defensiva, pero decidí que sería mejor concentrarme en lugar de ir tras ella.

Cuando los chicos bajaron, me puse en pie de un salto. Reconocí a Shiro y a Keith fácilmente, pero no sabía quienes eran los otros dos chicos.

-Tenemos buenas y malas noticias.-anució Shiro.

-¿Cuáles son?-intenté no sonar malhumorado.

-Hemos encontrado a Lance y a Hunk-dijo Keith señalando a un chico alto, de piel algo bronceada, ojos azules y cabello castaño, y otro de piel morena,  cabello castaño y ojos del mismo tono, algo más corpulento- Pero...

-No hemos encontrado a Pidge-intervino el chico alto- Solo estamos nosotros cuatro.

-Pero, ¿Os dáis cuenta de que sin los leones no podremos...?-empezó Shiro.

-¿No podremos?-alzó una ceja el de piel bronceada.

-Zarkon va a atacarnos dentro de poco- me adelanté a Shiro- Y creemos que será dentro de poco.

-Entonces tenemos...-empezó Keith.

-Espera, espera, ¿y si primero comemos algo?-dijo el chico moreno, todos le miramos- Esto de pensar en luchar más contra aliens que quieren matarnos me da hambre.-se encogió de hombros.

-Hunk... Aquí no hay comida alteana. Lo sabes, ¿Verdad?-dijo el oji-azul que no conocía, que supuse que sería Lance.

-Pero tengo que comer...-se llevó las manos al estómago.

-Está bien, hablaremos de ello mientras comemos.-zanjó el problema el más mayor de todos, es decir, Shiro. Me dirigió una mirada- ¿Sabes dónde podemos...?

-Sé donde, pero no podemos ir allí.-dije con voz algo dura- Sé de un lugar en el que nos darán de comer gratis.

Los cuatro me miraron de forma extraña, les hice una seña para que me siguieran.

Conté tres segundos hasta oír los pasos apresurados tras de mí.

Recorrí las calles, mirando por todas partes en busca de enemigos. Hasta que llegamos a las afueras de la ciudad, al lugar contrario del que vivía Claire...

Sacudí la cabeza para no pensar en ella, la había dejado. Bien, mejor para mí. Podía ser libre.

Alcé la vista al ver la casa en la que se habían instalado algunos de los chicos.

Sonreí para mí mismo, allí viviría a partir de aquel momento. No sería más dependiente de una chica.

Llamé a la puerta, en seguida la puerta se abrió, mostrando a Patch tan solo con unos pantalones y una lata de Coca-Cola en la mano.

-Hey Nicks.-me saludó como si ese día fuera un gran día.

-Hola Patch.-musité

-¿Y ese humor?-alzó una ceja, como siempre haciendo de hermano mayor.

-No tengo tiempo para explicarte, tengo cuatro paladines hambrientos. ¿Tienes comida?

-Claro, pasad. Haré unos tacos mientras habláis.

-No, primero la comida. Es algo que tenéis que saber todos.

-Se te ve preocupado y estresado. Tómate una cerveza.-sonrió.

-Sabes que yo no tomo.-rodé los ojos en señal de no querer hablar del tema.

-Está bien, entonces come algo. Seguro que se te pasa.

Bufé dejando pasar a los cuatro chicos. Patch se los llevó a la cocina mientras me dejaba caer en el sofá del salón.

-Hey Nico.-me saludó una voz grave- ¿Qué haces aquí?

Abrí los ojos encontrándome unos grises.

-Déjame en paz, Angelo. No estoy de humor.

-Pobre ángel de la muerte, ¿Estás enfadado?

-Sí, ¿algún problema, demonio?

-Solo que tú mal humor afectará al grupo.

-No lo creo, no me necesitáis.

-Todos somos parte de algo, ese gran algo nos vuelve a todos lo que estamos aquí una familia. Tú eres parte de ella.

-Pero he perdido a la parte más importante.-cerré los ojos mientras apretaba los puños.

-¿A quién?

-A la única persona que he amado.-susurré.