Ayshel
Nunca me imaginé que hablaría con una espada, y menos que esta me contestara.
Además, me enseñó absolutamente todo lo que había vivido.
Aparecí en una nada (literalmente, aquello no tenía ni principio ni fin), miré a mi alrededor, en busca de algo o alguien, pero no había absolutamente nada.
-Bienvenida a mis recuerdos, Claire.-dijo una chica de cabello verde y ojos plateados materializándose delante de mí.
Seguramente debería haber dicho algo como:"Me siento halagada por ello" o "Gracias.", pero lo único que solté fue algo así como:
-¿C-c-cómo? ¿T-tú q-quién e-eres?
Me miró divertida, sonriendo mientras inclinaba la cabeza. Me recordó demasiado a las chicas de los anime.
-Soy Flora o Fauna, tu espada.
-¿Tu eres una espada?
-Sí, mis amas son las únicas que pueden verme en este estado.
-¿Tus amas?
-Tienes mucho que aprender, Claire. Pero ahora debes conocer mi historia.
Antes de que pudiera preguntar, aparecí en una campo de batalla. Tenía una armadura de plata, las cuales parecían la coraza de un dragón, en el centro de esta relucía el símbolo de un unicornio puesto de manos, y un báculo plateado con una gema verde en la parte más alta de este.
Verdaderamente, me sentía orgullosa de llevar aquellas prendas, sin tan siquiera saber el por qué.
-¡Ayshel!-gritó alguien.
Me giré hacia todas partes, pero no vi a nadie.
-Ayshel tienes que concentrarte.- repitió la voz.
En seguida sentí un rayo de magia venir hacia mí, de modo que por instinto me giré hacia ella y la paré con un rayo del báculo. Mi rayo venció al del mago que cayó tras herirle en el pecho, sin importarme el hecho de haber matado a una persona, seguí matando una y otra vez.
El báculo cambiaba por una espada, mataba a mis enemigos (cuyo emblema no conocía) sin piedad, llenándome las manos de sangre.
-Ayshel.-decía una voz.
Me sentía identificada con ese nombre sin saber muy bien por que, pero habría jurado que me parecía haberlo leído en alguna parte.
Acabé con decenas de enemigos, pero, sin previo aviso, un hombre de dos metros apareció ante mí, con una bola de energía en su mano izquierda, la cual lucía con un resplandor azul eléctrico.
Tras una batalla ardua llena de magia, caí al suelo, agotada.
Pero no tuve demasiado tiempo para descansar porque de repente, sentí como el frío filo de una espada atravesaba mi pecho, clavándose en mi corazón.
-Talmannon-dije encontrando las palabras adecuadas sin siquiera pensarlas- Nunca vencerás la luz de los unicornios, porque yo estaré viva dentro de mi báculo: El Báculo De Ayshel.
Sentí mis fuerzas abandonarme y, con dificultad, exhalé mi último aliento.
-Que Wina bendiga este báculo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top