Ave Enjaulada
Una sola duda instalada en mi mente: ¿ceder o no ceder? Una decisión tan importante para un despreciable individuo como yo, una brisa de nada en el universo.
Sabía que el destino por fin estaba en mis manos, o quizá eso me hizo creer la vida; con una acción construía un sendero, aunque, sin tener cómo saberlo, tal vez ya existía.
Sabía que mi cabeza daba vueltas y vueltas, y las daba antes de caer; mi alma, destrozada por mis propias tijeras, ya no sentía; mi belleza, encadenada a la oscuridad absoluta de la depresión, no me pertenecía; mis pensamientos, ofuscados por el remoto deseo de ilusoria felicidad. No pude controlarlos.
Mi vida culminó mucho antes de estallar en el pavimento de una calle poco concurrida. Se desintegró lentamente, siendo cada paso un corte, cada palabra un insulto, cada insulto una mirada ciega en el espejo. Cada espejo fue un paso a otro corte.
Probablemente fui, en algún momento, verdaderamente importante para algunos; tal vez hasta el mismo día de mi decisión. Pero ellos son quienes deben comprender que no hice lo que hice por su accionar, sino por mí. Si no te amas a ti mismo, ¿cómo esperas dejar que otros lo hagan? Yo cerré mi propio corazón, lo cubrí de gruesas y oscuras capas de odio. No fui capaz de recuperarlo.
Sentí, por breves segundos, libertad de ave. Luego la gravedad provocó el repulsivo desastre, que es lo único que la sociedad se detiene a contemplar.
Cedí.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top