En el año 783 antes de la era Cristiana, se fundó una ciudad al lado del monte Palatino por los nobles Rómulo y Remo así iniciando una monarquía, teniendo en el poder un total de siete reyes, dicha monarquía duraría hasta el año 509 antes de la era cristiana, el último rey romano fue Tarquino el soberbio; cuando él estuvo al mando de Roma asesino a mucha gente; el pueblo se reveló contra él y lo exilio de Roma respectivamente dando origen a la república romana.

La república romana estaba conformada por los senadores y los Patricios, el senado elegía un cónsul; este tenía el mismo poder que un rey pero tenía que seguir las leyes que le imponían los senadores y tenía un periodo de duración en el poder de un año.

Durante la república, los senadores emprendieron campañas militares para expandir el territorio romano, conquistando regiones de África y de Asia. Hacia el año 250 antes de la era cristiana, los Keplerianos estaban cansados de habitar en Egipto y al estar enterados del crecimiento de Roma, se trasladaron a las montañas de Roma y ocultaron la Kepler Intruder en modo invisible dentro de una montaña que dejaron muy bien escondida, luego adoptaron la imagen de plebeyos y convivieron en la capital Romana.

En el año 87 antes de nuestra era Sila era el cónsul de roma y con la ayuda de su joven ayudante Marco Licinio Craso obtuvieron grandes victorias en el norte de Europa. Por su parte Craso era un Patricio muy adinerado y siempre tenía la ambición de ganar muchas batallas y ser reconocido por todos, con la ayuda de Sila; Craso logro entrar en el senado de Roma e iniciar su carrera en la política; para el años 77 Sila murió y Craso decidió seguir sus pasos y seguir expandiendo el territorio romano.

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En este momento de la historia estamos en el año 71 antes de nuestra era y la situación de Roma es deplorable, Espartaco un cruel gladiador; escapó de Roma con muchos prisioneros y su objetivo es tomar la capital Romana, derrocar a los senadores y finalmente Espartaco asumir el poder absoluto de la república Romana. Craso ha logrado rodear a los esclavos en Calabria preparándose para una batalla final contra los rebeldes de Espartaco, reunidas las fuerzas y listos para el ataque un centurión llego en un caballo y se dirigió hacia donde se encontraba Craso y le dijo:

—Mi señor Craso en pocos días llegarán las legiones de Pompeyo y nos ayudarán a derrotar a los rebeldes—­­­

—no necesito la ayuda de ese cerdo, nosotros les daremos muerte a estos rebeldes solos ¡¡Yo ganare esta batalla!! Los rebeldes se encuentras a menos de 500 metros de nosotros y su única opción es luchar contra nosotros, así que preparaos todos para la ¡victoria!—dijo un colérico Craso

Del otro lado del campo de batalla se encontraba Espartaco con alrededor de 6.000 esclavos y en un último discurso dijo:

—hemos sido rodeados por las legiones romanas de Craso y los piratas siciliano nos han abandonado, nuestro único destino es la muerte; así que luchemos con todas nuestras fuerzas—dijo con brío Espartaco.

Craso y su ejército ganaba en todos los factores que se requerían en una batalla, todos legionarios tenían su armadura de acero formada por placas de acero, parecía una armadura de escamas, sus grandes escudos de 6 kilos y sus espadas doble filo, además contaban con 7 legiones un aproximado de 40.000 hombres, mientras que los esclavos sólo eran 6.000, no contaban con armadura, usaban armas robadas y pocos esclavos tenían escudo. No lo dudaron ni un instante y los esclavos corrieron con sus espadas a atacar al ejército de Craso

Para defenderse del ataque de los esclavos los legionarios usaron su táctica principal, la táctica de la tortuga, que consistía en alzar los escudos por encima de la cabeza para proteger la parte superior: y la zona anterior y la de los laterales también estaba protegida por los escudos de manera que era una defensa inquebrantable.

El espíritu de pelea de los esclavos y su desesperación para no morir les permitió romper algunas defensas tortuga de los legionarios dando puños, patadas y empujones; esto les dio la oportunidad de matar algunos legionarios pero al carecer de escudos no podían defenderse de las flechas provenientes de los arqueros romanos y al cabo de pocas horas los esclavos fueron exterminados en su totalidad no quedó ninguno vivo, incluso personalmente Craso le dio muerte a un moribundo Espartaco, la batalla la ganó Craso.

Por su parte las legiones de Pompeyo se enteraron de la victoria de Craso, pero Pompeyo no quería que todo el crédito se lo llevara Craso así que capturó a un grupo de 1.000 esclavos que no tenían dueño y para tener mérito en la victoria contra los esclavos; los crucifico a todos a las afueras de Roma. Cuando un alegre Craso regreso a Roma tenía la ilusión de ser Cónsul por su increíble Victoria ante los esclavos, pero en la cámara del senado el anciano principal del senado le dijo:

—Felicidades por haber derrotado a los esclavos, has salvado a Roma de la perdición, pero no serás un cónsul totalitario, tendrás un acompañante—

—Pero... ¿porque no puedo gobernar sólo? Yo he tenido grandes victorias con Sila y hace pocos días gane la batalla contra los esclavos—dijo un desilusionado Craso.

—Es cierto y te lo agradezco mucho, tú ganaste la batalla pero Pompeyo, finalizó y te ayudo a ganar la batalla—dijo el anciano.

Un indignado Craso pregunto:

—Pero Pompeyo... ¿Qué hizo?, yo batalle solo contra los esclavos, el no hizo nada—.

—El elimino un grupo de esclavos que escaparon de tus manos, que tenían la intención de asediar una abandonada Roma y gracias a Pompeyo detuvimos su ataque—dijo el incrédulo anciano.

A Craso no le quedaba otra opción que trabajar en equipo con Pompeyo y gracias a su alianza consiguieron conquistar a los francos y el norte de Germania gracias a la estrategia militar de Julio César.

En el año 60 antes de nuestra era Pompeyo, Craso y Julio César, secretamente hicieron una alianza y juntos fundaron el primer triunvirato de Roma.

Que consistía en gobernar la república por medio de tres hombres siguiendo las leyes del senado, gracias al Triunvirato; Julio César y Pompeyo recibieron toda la ayuda económica que Craso les pudo brindar y lograron conquistar Grecia y al imperio Macedonio.

En el año 56 antes de nuestra era Pompeyo, Craso y Julio César se encontraban reunidos en un banquete junto con senadores y gobernantes de todas las provincias de la república romana, en esa reunión se encontraba Lemrix siguiéndole la pista a Craso, Pompeyo sentado y al mismo tiempo que estaba comiendo, dirigió su mirada a Julio Cesar y le dijo:

—hemos logrado que la república Romana llegue hasta su máxima extensión y nuestro objetivo es seguir expandiendo la superficie de la república Romana, todo esto ha sido gracias a tu ayuda Julio César—

—Así es mi querido Pompeyo, los dos hemos creado una república estable y la mayor potencia económica a nivel mundial—Dijo Julio cesar con tono de imponencia.

Un indignado y colérico Craso, les grito:

—¡¡¡Acaso no se Han dado cuenta de mis victorias y de mi apoyo económico a la republicana Romana.

— Ja, ja ja, no me hagas reír dijo—Pompeyo— las victorias que has tenido han sido en compañía con el difunto general Sila, la única y mediocre victoria que has tenido ha sido contra unos rebeldes esclavos, donde yo te ayude a ganar la batalla y para completar el senado también ha contribuido con apoyo económico, no te hagas el importante.

Craso dejo de comer y se marchó del banquete, se sintió humillado e inútil, para calmar su ira y su cansancio se marchó un tiempo a su domus de campo al lado del Río Tíber a descansar un tiempo.

Lemrix se encontraba en ese banquete y después de que Craso se marchara él también lo hizo y se reunió con Klepton y Mistain en la nave Kepler Intruder, Lemrix le dijo a Klepton:

—Mi señor Klepton, le quiero entregar la reliquia a Craso, su capacidad para gobernar ha logrado una república sólida y estable, y me gusta porque los romanos no destruyen las otras culturas y reinos, sino que las absorben y les dan los mismos derechos a sus habitantes—

—Creo que es mejor esperar—dijo Klepton sin importancia.

— ¿Esperar? Mi señor por esperar han perecido grandes pretendientes a ser los sucesores del poder Kepleriano—dijo Lemrix con un tono de ira en su voz.

—Dime... ¿de qué estás hablando?

Mistain quien también se encontraba reunido en la habitación para calmar a Lemrix, Mistain le dijo a Klepton:

—Mi señor Klepton, ¿no lo recuerda?, Han habido dos grandes pretendientes a tener nuestro poder, el primero era el rey espartano Leónidas, el lucho con 300 hombres y otro puñado de otros pueblos contra un millón de persas, él tenía grandes habilidades y era una gran persona, le íbamos a entregar el collar para que luchará contra los persas, y por esperar fue traicionado y no sé por quién.

El segundo era el rey Alejandro Magno, creo un imperio poderoso y dejo a un lado la destrucción cultural y absorbió las culturas que conquistó y creo el helenismo, su maestro fue el gran filósofo Aristóteles; el merecía tener el poder Kepleriano pero por alguna razón desconocida murió y nadie ha podido dar explicación a su causa de muerte.

—Está bien Mistain, le daré la orden a Hamex de entregarle la reliquia a Craso—dijo Kleptón

Tanto Mistain como Lemrix sabían algo de que Klepton, un secreto oscuro de este poderoso ser, nadie supo cómo llego a ser el máximo líder Kepleriano.

Klepton saco la reliquia del cofre y fue a la habitación donde se encontraba Hamex y le dijo:

—Hamex quiero que vengas un momento a la habitación principal de la nave—dijo Klepton en un tono sombrío y misterioso.

—Sí, mi señor Klepton—Dijo Hamex con un poco de miedo.

Hamex estaba al lado de la puerta principal de la nave cuando Klepton llegó con Dirtn, Pacun, Hadrix, Kreus y Lindernain, y le dijo a Hamex:

—ven vamos a hablar todos en privado—

Hamex entró a la habitación con los demás keplerianos y acto seguido Klepton cerró la puerta.

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Al siguiente día Craso de encontraba en su domus descansando, se encontraba pensativo en su habitación, pero en el comedor principal escucho un ruido y rápidamente Craso tomo su espada que estaba encima de una mesa y fue a mirar que ocasiono dicho ruido, al entrar al comedor quedó pálido y sin palabras en el comedor se encontraba Sila, su maestro y amigo por muchos años, Hamex con una sonrisa y seguro de sí mismo dijo:

—Hola mi querido estudiante y gran amigo—

Un titubeante y vacilante Craso dijo:

—Maestro, pero ¿cómo?, Usted murió hace años... ¿qué hace acá?

—Jaja, siempre tan curioso, vengo a darte una misión y a entregarte una reliquia con un poder sorprendente—dijo Hamex con tono burlesco.

—Si maestro, haré lo que usted me pida y aceptaré la misteriosa reliquia—Dijo Craso sin analizar la situación.

Así que Hamex saco la reliquia de una bolsa de cuero y la dejo encima de la mesa, acto seguido Craso tomo el collar y se lo coloco en su cuello, y un aura de fuego cubrió todo su cuerpo, Craso sintió que el poder de la reliquia cubría todos los rincones de su cuerpo.

—Vaya, vaya, el elemento que vas a controlar a la perfección es el fuego—dijo Hamex sin ninguna impresión.

Un atónito y confundido Craso dijo:

—Este poder es increíble, este poder no lo sentí jamás en mi vida... ¿maestro dígame qué tengo que hacer con este poder?

—es simple, tu misión será conquistar al imperio Parto, conquistar al imperio Chino y destruir todas las culturas y religiones que sean diferentes a la mitología Romana—dijo Hamex sin medir las consecuencias de sus palabras.

Craso no pudo creer lo que había dicho su maestro, nunca había escuchado decir a su maestro esas barbaridades, así que un incrédulo Craso dijo:

—Somos una república que busca expandir su territorio conquistando pueblos bárbaros, que no tienen ninguna organización económica, no podemos atacar a nuestros aliados, eso no lo haré maestro—Dijo Craso.

—Es lo mejor mi querido Craso, Pompeyo y Julio César, se han burlado de ti por tener sólo una victoria militar contra los esclavos—dijo Craso atacando el punto débil de Craso.

Así que Craso recordó aquel episodio donde Pompeyo y Julio César se burlaron de él y como el senado siempre tenía en buenos términos a estos dos, así que de un ataque de ira, recargo energía Kepleriana en sus manos e hizo un par de bolas de fuego, acto seguido y sin contenerse lanzó las dos bolas de fuego contra la parte frontal de su casa y destruyo gran parte de ella, luego de calmar un poco su ira le dijo a Hamex:

—Acepto la misión, maestro—dijo con brío Craso

—Excelente mi querido Craso, pero quiero que hagas un entrenamiento para que puedas controlar tu poder y no mates ni a Julio César ni a Pompeyo, te deseo éxito en tu campaña contra los Partos.

—Como usted ordene maestro—dijo un obediente Craso.

Cuando Craso miro hacia atrás y observó el daño que había ocasionado, Hamex uso su velocidad para escapar a la Kepler Intruder, dejando solo a Craso en su destruida casa.

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Craso pidió ayuda del senado para financiar su campaña contra los Partos pero el senado le negó su ayuda porque Roma tenía un tratado de paz con los Partos.

Así que Craso al ser rechazado una vez más por los senadores uso absolutamente toda su fortuna para financiar su campaña y antes de partir a Mesopotamia, hubo muchas protestas en Roma hacia la campaña de Craso, Craso hizo caso omiso hacia las protestas y en noviembre del año 54 antes de la era cristiana partió a Mesopotamia.

Craso contaba con una fuerza entre 40.000 y 45.000 hombres, entre ellos siete legiones, aproximadamente 35.000 legionarios, 2.000 jinetes ligeros, 1.000 provenían de Galia y 4.000 arqueros auxiliares provenientes de Siria, Publio el hijo de Craso acompaño a su Padre en su campaña liderando el escuadrón de jinetes ligeros; Craso contaba con 60 años de edad y con problemas de sordera.

El rey de Armenia Artavanses le ofreció su ayuda ofreciéndole 5.000 jinetes y le aconsejo pasar por su reino y recibir 20.000 hombres más. Pero Craso rechazo la oferta del rey porque quería ganar esta batalla el mismo por su propia cuenta sin dar crédito a nadie.

Mientras tanto en la Kepler Intruder un colérico Mistain se encontraba en la habitación principal con Klepton y Hurtis y este le dijo a Hurtis:

—Hurtis es hora de que elimines de una buena vez a ese humano avaro—

Hurtis con una mirada de desprecio hacia Mistain, pregunto:

— ¿y quienes irán conmigo?.. Son demasiados y no pienso llevar a mi hija Ariana.

Klepton le dijo a Hurtis:

—Cuando la batalla entre los romanos y los Partos finalice, entrarás en combate con Bull y quiero que lleves al chico Kepleriano hijo de mi fiel servidor Hadrix, quiero que lleves a luchar a Hex. —dijo Klepton y al mismo tiempo miraba con desdén a Mistain.

Con actitud rebelde Hurtis salió de la habitación sin decir ni una palabra y salió a buscar a Hex y a Bull para prepararse para la batalla.

Mistain sin aún contener la ira le dijo a Klepton:

— ¿porque los humanos, son tan egoístas?, Muchos están llenos de amor, creí que Craso iba a cambiar este mundo tan corrupto pero lo único que quiere es poder y más poder.

—mantén la calma Mistain yo sé que algún día aparecerá dicho humano que sea diferente y cambie al mundo...

Terminada la conversación Klepton salió de la habitación dejando a Mistain sólo en ella, a lo que Mistain después de unos minutos llamó a Lemrix y le dijo:

—Lemrix le he puesto ese artefacto a Klepton sin que él se diría cuenta, ¿ahora qué?

—Esto es excelente Mistain ahora sabremos todos los oscuros planes de ese infeliz, lo mantendremos vigilado—Dijo Lemrix confiado de sus palabras.

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El ejército de Craso llego al desierto, cerca de la ciudad amurallada de Carras y observo que un ejército pequeño se acercaba.

El general Parto Surena contaba con una fuerza de 9.000 arqueros a caballo y 1.000 camellos que tenían cargados con flechas y suministros.

Craso al ver que el débil ejército de Surena se acercaba, rápidamente ordenó a su ejército hacer la formación cuadrado donde en el centro se encontraban los arqueros sirios y a los costados y francos se encontraban los legionarios con sus escudos, pero Surena rodeo con sus arqueros a caballo el cuadrado de los legionarios y procedió a disparar un mar de flechas.

Durante el transcurso de la batalla poco a poco los arqueros sirios morían a causa de las flechas de los caballos y el mismo destino sufrieron los legionarios ya que sus escudos no cubrían todo su cuerpo, muchos legionarios quedaron gravemente heridos, así que Craso desesperado le dijo a su hijo Publio:

—Hijo quiero que elimines a esos malditos arqueros a caballo—

—Si padre...ganaremos esta batalla...te quiero mucho—Dijo Publio orgulloso de su padre.

Craso sin haber escuchado las últimas palabras de su hijo estaba reservado, sabía que no podía usar sus poderes.

—no, aún no—pensó un cansado y viejo Craso.

Pero la caballería Gala fue inútil y Publio fue eliminado por los arqueros a caballo.

Surena le cortó la cabeza a Publio y la clavo en una lanza, cuando Craso observó la cabeza de su hijo en la lanza, de un ataque de ira grito:

—¡¡¡no, mi hijo noooo!!!

Craso estallo en un ira de poder y una llamarada cubrió todo su cuerpo y uso el poder de sus manos para hacer flotar todas las flechas que estaban clavadas en el suelo y clavadas en los cuerpos de los romanos y uso sus poderes de fuego para incendiarias.

Caía la noche y ese centenar de flechas alumbraba todos los rincones del desierto, tanto los romanos como los Partos quedaron atónitos al poder de Craso y finalmente Craso hizo descender todas las flechas contra los camellos y arqueros a caballo de Surena, matándolos en pocos segundos y para asegurarse de que estaban muertos, Craso hizo explotar las flechas clavadas en los caballos y en los cuerpos de los Partos, calcinado sus cuerpos, no quedó ni un solo parto vivo incluso el general Surena había muerto.

Quedaban vivos aproximadamente 3.000 legionarios y ninguno sabía explicar lo que había sucedido, Craso calmo su ira y cayó cansado al suelo pero al instante se puso en pie y le dijo a sus legionarios:

—compañeros es hora de hacer la retirada, volvamos a Siria—, pero Craso se percató cuando observó a menos de cien metros de su cansado ejército a tres individuos y pudo distinguir que uno de ellos era Sila su maestro, pero no era así era Hurtis junto con Bull y Hex.