Capítulo 5: "Buenos días"

Alrededor suyo tanto arriba, abajo o los lados solo podía ver oscuridad. Sin embargo, aún podía verse a sí mismo con lo cual descartó lo anterior.

A pesar de no poder ver el suelo debajo de él, de alguna manera sabía que estaba de pie. Intentó caminar, pero no sentía que se estaba desplazando.

En este punto, múltiples preguntas llegaron a él, ¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado ahí? ¿Qué era este sitio? ¿Era de noche? ¿Por qué podía ver su cuerpo sin embargo no su alrededor? ¿Si seguía caminando caería, encontraría una pared o una salida?. Un estremecimiento lo invadió y surgió una pregunta más ... ¿Quién soy?

Se detuvo y miró sus "manos".

— Estas... ¿Son mis manos?

— Son muy peludas ¿no?

De pronto una voz sonó al lado suyo, retrocedió torpemente y cayó, pero esto no le impidió seguir alejándose del origen de la voz. El sonido provenía de una silueta gris. Esta era esbelta, pero mientras más tiempo lo miraba su forma perdía consistencia volviéndose una mancha.

— Otra vez reaccionas así, entonces preguntarás lo mismo...

La figura parecía encorvarse hasta estar a su altura, estiró una especie de brazo distorsionado, se señaló a sí mismo y continuó.

— Yo soy Piero.

Al escuchar a la figura, un sudor frío corrió por su espalda. Luego la figura giró como si volteara a ver detrás de él y señaló a otra silueta más pequeña.

— Él también es Piero, ahora... ¿Quién eres tú?


Sin saber qué responder retrocedió torpemente casi pateando sus pies. El miedo se apoderó de él, ahora solo quería alejarse. La figura más pequeña nunca habló, incluso parecía que también estaba asustada. Le dio un último vistazo antes de levantarse y empezar a correr.

— Esta vez huyes... Tengo la impresión que nos volveremos a ver, al final... solo eres un fallo, un resultado imprevisto, tú no debiste despertar.

Seguía corriendo, pero la distancia no se alejaba como debería, aunque daba zancadas largas la distancia entre ellos apenas se alejaba, como si en vez de dar diez pasos apenas avanzaba uno. Sin embargo, esto no lo detuvo. El miedo de estar al lado de esas cosas era mucho mayor que el cansancio de sus piernas.

Afortunadamente, la figura no lo persiguió, desde la distancia siguió hablando.

— Nos quitaste todo, nuestra libertad, nuestros recursos, nuestros destinos, ¡Nuestras vidas! Y lo que haces al vernos es huir... Ahora ¡también usurpas nuestros nombres! ¡¿Quién te dio ese nombre?! ¡Tú mismo te nombraste!

La silueta más grande cada vez se distorsionaba más, mientras que la pequeña se encogió y se volvió una bola de distorsión en el suelo.

Esto no lo detuvo y siguió corriendo sin voltear a ver. Sus pasos con más frecuencia tropezaban entre sí, y a pesar de caer se levantaba inmediatamente para seguir corriendo, su respiración se volvió pesada, sus rodillas doloridas estaban teñidas de color granate y sudor frío corría por todo su cuerpo. La figura por fin se veía a la distancia, pero aún podía escuchar su voz.

— ¡No sirve de nada correr, ya que por tu culpa-

De pronto la voz por fin dejó de escucharse así que redujo la velocidad hasta dejar caer su cuerpo por el cansancio, recordó todo lo que la figura le dijo y su mente se volvió un caos. No entendía nada, ni siquiera recordaba algo, todo parecía una pesadilla, sin embargo el miedo se sintió muy real. Presionó sus brazos en su estómago e hizo un intento de vomitar, pero fue inútil.

Escuchó sollozos. 

Su corazón saltó por el repentino ruido y levantó rápidamente la mirada, para su desgracia era una pequeña bola de distorsión. Y al lado suyo una figura gris esbelta ligeramente distorsionada.

— Pues por tu culpa estamos encerrados en este lugar. Te haré sentir lo que se siente perder todo.

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[Año 1 día 2]

De un salto Piero empezó a mirar a su alrededor. A todas partes que miraba había grandes hojas y raíces rodeándolo, esto lo preocupó, ya que no estaban las típicas paredes de su refugio, pero al ver a las dos figuras que lo rodeaban se tranquilizó.

— ... Siguen aquí...

Recordó lo que había pasado ayer. Por las intensas lluvias su refugio había dejado de ser seguro así que decidieron salir y vivir una vida nómada hasta encontrarse con alguien más. Habían caminado durante todo el día y construyeron un refugio bajo las raíces de un árbol, tapando todo con ramas y hojas.

Ya tranquilo puso su mano en su pecho y suspiró, sin embargo, sus latidos eran muy caóticos. Se inspeccionó y descubrió que su pelaje estaba empapado a pesar de que la temperatura no era alta.

Inspeccionó el refugio aprovechando que se había despertado y volvió a acostarse al lado de Camila y Fii. Debía de dormir bien, ya que por la mañana necesitaría energía, y un buen sueño era la clave para un mejor rendimiento.

Unas pocas horas después la luz de la mañana penetró a través de las hojas, logrando despertar al grupo de Piero, rápidamente doblaron las pieles que utilizaron como colchas.

— Hummmfff —Bostezó— Buenos... Días. —Dijo Fii mientras frotaba su mano contra su mejilla. Había sido la última en despertar.

— Buenos días Fii, alístate para salir.

Un poco sorprendido por el intercambio de palabras, Piero preguntó.

— ... Buenos... días... ¿Cómo sabes que es un buen día si recién te levantas?

— Buenos días... Tus preguntas siempre me hacen dudar de lo que digo. —Bromeó Camila mientras guardaba la colcha de Fii.

— Yo ¡yo! —Levantó la mano vigorosamente pidiendo permiso para hablar.

— ... Habla. —Aceptó el pedido de Fii.

— Es para tener un buen día. —Respondió poniéndose de pie y estirando ambos brazos.

Al escuchar la respuesta Piero guardó silencio por un momento mientras apoyaba su mano en su mentón en reflexión.

— ... No es una descripción sino... ¿Una especie de deseo?... Pero entonces... ¿Por qué se responde con la misma frase?

— ... Eso no sé... —Confundida con la nueva pregunta, inclinó la cabeza a un lado.

— ... Además, pedirlo no significa que se cumplirá.

— Humm... —Después de meditar la pregunta un rato Camila respondió— No lo pides para ti, sino a otro, a cambio la otra persona lo devuelve cuando responde lo mismo... O al menos eso es lo que pienso...

Con esa respuesta Piero abrió ampliamente los ojos como si hubiera recibido una iluminación.

— ... Uno nunca puede pedir por sí mismo, sino para otros, así es como funciona... Si alguien me hubiera deseado un buen día el año pasado... ¿Me hubiera ido mejor? —Habló casi balbuceando por lo que Camila y Fii no escucharon la última parte.

— Todo listo para partir. —Le informó a Piero.

— ... Sí, claro... Buenos días a las dos.

Camila y Fii se miraron y empezaron a reír.

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Durante el viaje del día anterior Piero les habló sobre conocimientos importantes, como: la caza, el descanso, la huida, las criaturas peligrosas, plantas dañinas y el horario que iban a seguir. Como Camila y Fii no debían comer mucho decidieron repartirse los dos huevos que había conseguido el día antes de conocerse, entre los cuatro. Eso no los llenaría, pero era lo mejor, y para Piero no comer mucho un día o dos no era nada complicado. Sin embargo, por este motivo Speedy no estaba contenta.

Después de levantarse, según su horario, seguía la caza. Esta era su primera caza grupal por lo que idearon un plan de caza y varias rutas de escape, obviamente también puntos de reunión.

Estaban rodeados de densa vegetación y varios árboles de distintos tamaños. Para Piero trepar un árbol era como caminar, así que él fue quien buscaría a la presa desde las alturas. Una vez encontrara el objetivo Camila y Fii solo debían de rodearlo y dirigirlo hasta donde se escondería Piero.

Camila y Fii iban juntas para evitar el desvío de la presa y cuidarse entre las dos. Piero recalcó múltiples veces cómo era el animal y que si veían a cualquier otra criatura no debían dudar en correr hasta Piero, así les ganaría más tiempo y con un poco de suerte de los "buenos días" lo tendrían como desayuno.

No contento con eso Piero les envolvió algunas ramas y hojas como camuflaje, frotarlas con vegetación para camuflar su aroma, además de inspeccionar la zona, desde las alturas, en busca de criaturas acechando.

Con los preparativos listos Piero preguntó si entendieron el boceto dibujado en el suelo.

— Sí. —Asintió Camila mientras miraba el dibujo.

— ¡Sip! —Respondió Fii.

— Ok, subiré, esperen mis instrucciones, cualquier cosa, griten.

Se vistió con una especie de guantes adaptados a sus redondas manos, unas rodilleras y una máscara todo hecho con cuero duro y huesos.

Trepó incrustando sus garras hasta llevar a la copa del árbol, se apoyó en una rama y miró el paisaje.

El bosque se extendía hasta el horizonte y si volteaba podía ver las montañas de donde venían, la estrella regaba sus rayos sobre todos los árboles y ríos. A pesar de que la lluvia se había detenido el día anterior, todavía se podía ver un ligero resplandor causado por el reflejo de las gotas, dando al paisaje un toque de frescura.

Si no fuera por el repentino movimiento a la distancia, Piero seguiría cautivado por el paisaje, agudizó su visión logrando ver dos criaturas, estas estaban apoyadas en dos patas, eran tan grandes como él y tenían brazos muy pequeños. Una criatura bípeda llena de pelos, no se veía tan aterrador, pero tenía un pico que sobresalía de su cabeza, como el pico de un pájaro zapatero.

Las criaturas podían causar heridas profundas si atacaban con el pico, o si patean con sus musculosas patas, sin embargo, se asustan con facilidad lo que los convertían en un buen candidato a presa. Calculó la distancia y bajó del árbol para reunirse con Camila y Fii.

— Hay dos objetivos a unos quinientos pasos, uno es de mi altura y el segundo una cabeza menos, tienen pelos y tienen un pico muy duro, deben de espantarlos con la técnica número dos, no importa si se les escapa el más grande. Si esto no funciona y los persigue recuerden correr hacia mí. —Paró un momento para pensar y siguió— Cuando los vean recuerden que la luz debe estar a sus espaldas, sigan recto, allí estaré.

La "Técnica #2" consistía en llevar una corteza de árbol arriba suyo, así parecería tener más altura, intimidando a las criaturas. Camila y Fii asintieron, dándose cuenta que la caza era algo serio.

Con sus roles dados, los cuatro se movieron, de un lado Camila con Fii y del otro Piero con Speedy, la cual parecía muy contenta al ver que se separaban.

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Camila caminaba junto a Fii, mientras miraba su alrededor, Piero les había dicho repetidamente que estén atentas, ya que las criaturas podían esconderse de distintas formas. Por eso las dos estaban encargadas de mirar un lado en concreto, Camila el derecho y Fii el izquierdo. Contaban en su mente los pasos, volviendo su alrededor silencioso. De un momento a otro cada paso aparecía sonar mas, sus respiraciones más evidentes y hasta el sonido de tragar saliva la empezó a inquietar, así que Camila decidió romper el silencio.

— Espero tenga un buen sabor lo que vamos a cazar jeje.

Fii estaba más concentrada de lo que esperaba, por lo que se sorprendió al escuchar a su hermana hablar.

— 97 ... También lo quiero... 99 —Respondió mientras contaba en voz alta para no perder la cuenta— Y que no se mueva después de morderlo ... 102.

Recordando el día que comieron se estremecieron. Iba a seguir la conversación, pero se detuvo escuchar el conteo de Fii

— Hum... ¿102?

— Ahora son 105... ¿Pasa algo?

— Un momento, detente.

Las dos se detuvieron inmediatamente, mientras Fii miraba a todos lados asustada.

— ¿Viste algo? —Preguntó asustada mientras se apegaba a su hermana.

— No, nada, solo es el conteo.

— Yo conté bien, sé contar bien — Hizo pucheros al sentir la desconfianza de su hermana.

— Conté 95 pasos... tú vas 105.

Las dos se miraron en silencio sin entender la disparidad de su conteo, sin embargo, ambas aseguraban haber contado bien. La primera en ceder fue Fii.

— ¿Entonces... yo me confundí? —Agachó la cabeza mientras chocaba sus garras entre sí.

Como su hermana le dio otro resultado Fii automáticamente asumió la culpa del error, sintiéndose culpable Camila habló.

— Tranquila, dudo que estés equivocada, vi lo concentrada que estabas hace un momento.

— Entonces ¿Quién se confundió?... ¿Qué hacemos?

— Huuummm...

Dando un vistazo al camino recorrido y luego la dirección de la luz Camila sabía que seguían en el camino correcto, pero no había forma de comprobar la distancia ahora que el punto donde habían partido ya no estaba Piero. Luego recordó cómo Piero había encontrado a las criaturas y dedujo la distancia, si ella lograba trepar el árbol podría calcular la distancia faltante.

Con esa solución en su cabeza decidió ejecutarla.

— No sé quién se confundió, pero podemos calcular cuánto nos falta.

— ¿Eso se puede hacer? —Abrió ampliamente los ojos al descubrir lo asombrosa que era su hermana— ¡Eres muy inteligente hermana!

— No es mucho jeje —Se sintió un poco avergonzada por el halago de Fii— Treparé este árbol, tú cuida los alrededores.

— ¡Ok! — Nuevamente se veía con energía dejando atrás su apariencia culpable.

Fii dio la vuelta dando la espalda al árbol señalado por su hermana, mirando a todos lados con los ojos bien abiertos, atenta a cualquier movimiento como lo había pedido. Esto sorprendió un poco a Camila, pero no dejó que el esfuerzo de su pequeña hermana fuera desperdiciado.

Ahora ella debía trepar el empinado árbol, miró la copa y sintió lo insignificante que era ante la naturaleza, sin embargo, no se dejó intimidar. Su otra ella, quien creía que tenía sus recuerdos, podía matar y despellejar criaturas fácilmente, recobrar la consciencia no significa cambiar de cuerpo, así que sin sus recuerdos ella debería ser capaz de hacer lo mismo, incluso trepar un árbol sería sencillo. O por lo menos eso es lo que pensaba Camila.

Aunque el día anterior no había perdido la consciencia como antes. Esto la sorprendió un poco, pero no cambió su idea. Estirando sus brazos recordó cómo Piero trepó el árbol, y decidió imitarlo.

Al tocar la corteza fría sus garras se clavaron casi cortando el árbol, la sensación de firmeza llenó la palma de su mano, luego siguió la otra y después un pie. Este, a diferencia de sus manos, solo tenía una gran uña, pero al apoyarlo en el árbol también se clavó.

En el momento en que levantó el último pie que tocaba el suelo la gravedad no fue tan dura como lo había imaginado, esto la sorprendió. Ni siquiera el peso de la mochila le dificultó subir, la cual estaba llena.

Lentamente y con agarres firmes logró trepar el árbol, lo único que la dificultó subir era quitar el agarre de sus garras que se atascaban de vez en cuando.

Cuando llegó a la rama más cercana rápidamente la abrazó e intentó no mirar abajo. Sentía que si lo hacía todo el coraje que había reunido se esfumaría en un instante.

Cuando miró el paisaje soltó un suspiro involuntario, el amplio bosque era tan grande que su corazón se contrajo al recordar cómo se había sentido comparándose con el árbol.

Agitó rápidamente su cabeza y buscó a las criaturas descritas por Piero. Afortunadamente para ella las encontró rápido, no mucho después se dió cuenta que no sabía cómo calcular la distancia.

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Piero rápidamente se desplazó hasta llegar al punto acordado. Detrás de él una pequeña figura lo persiguió alternando entre correr y volar. Era Speedy.

Sabía que dejar solas a Camila y Fii no era muy apropiado, pero al dividirse los roles la caza sería mucho más rápida. También les dio unos pequeños colmillos afilados para que se puedan defender lanzándolos contra una hipotética amenaza. Sin embargo, seguía sin poder dejar de preocuparse.

Era consiente de los muchos peligros que existían, pero no quería estar muy apegado a ellas, sentía que no podría dejarlas ir cuando llegue el momento. Mientras tenía esos pensamientos una criatura levantó su cabeza para mirar los alrededores.

Apretó los dientes y ocultó su cuerpo entre la vegetación listo para la emboscada, normalmente cuando tenía una ilusión estas no podían interactuar con su alrededor y terminaba siendo Piero quien realizaba todo, asi que esto también era una prueba.

Cuando sintió el retumbar cuestionó lo que estaba pasando. Escuchaba ramas rompiéndose y gruñidos extraños combinados con una risa casi inaudible. Se estaban acercando, presionó sus talones para saltar en cualquier momento, contrajo su abdomen y respiró profundo.

Dejó que la sangre corriera por todo su cuerpo, los pasos se escuchaban cerca, su pelaje se erizó, el sonido estaba a menos de diez pasos, abrió los ojos y sus pupilas se dilataron. Por un momento el tiempo se movía a la mitad de velocidad.

Logró ver a las dos criaturas y detrás de estas Camila y Fii ahuyentándolas mientras hacían sonidos raros.

Dirigió su fuerza a sus piernas y con un impulso salió disparado. Desplazó sus brazos dando dos zarpazos cruzados en forma de "X" dividiendo en dos a una de las criaturas. Inmediatamente, como si el tiempo hubiera esperado ese momento, volvió a la normalidad.

— ¡Hiiiiiie!

— ¡Kyaaaa!

Tras su repentina aparición Camila y Fii tropezaron al intentar frenar su avance. Piero se quedó viendo cómo las ramas y hierbas se saltaron por su caida, aún así siguió cuestionando su existencia.

La concentración de hacía un instante era un movimiento que le gustaba. Siempre lo utilizaba para acabar con un único golpe contra criaturas que le podían causar problemas. La lógica era: Acierta el primer golpe con la mayor fuerza posible y no tendrás que pelear contra criaturas con mayor fuerza que la suya.

— ... Al parecer sí funcionan los "Buenos días".

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