Capítulo 30: Recordando el pasado II
Cuando por fin las imágenes dejaron de reproducirse en su cabeza logró recobrar el control de su cuerpo, sus sentidos volvieron y se paró asustado. Su cuerpo se sentía extraño pero no quería permanecer inmóvil por más tiempo.
— ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? —Ron se acercó preocupado.
Cuando vio a Ron y Fron a su lado no pudo creer lo que veía. Inspeccionó su cuerpo meticulosamente y miró su alrededor, no entendía qué estaba pasando.
— ... Ron... Fron... ¿Cuántos años estuve inconsciente? —Sostuvo su garganta seca.
— ¿Años? —Ron lo miró confundido.
— ¿Y la aldea? ¿Qué pasó con la aldea? ¿Dónde están los demás? ¿Qué pasó? —Su ritmo cardiaco aumentó y empezó a hiperventilarse.
— Espera, espera, tranquilízate. —Se acercó lentamente— Solo caíste repentinamente, pensamos en alejarte del lugar pero despertaste unos segundos después. No ha pasado ni un día.
— ... ¿Ni un día? ... ¿Caí?
— Tampoco lo sé, al parecer fue esa estructura que vimos, por eso quisimos apartarte... —Seguía mirándolo preocupado.
Apenas recordaba la cara de Ron, pensó que quizás era un hijo suyo con su mismo nombre, porque lo que vio fue toda la vida de otra... De otro ser y los recuerdos de antes de desmayarse habían pasado hace mucho tiempo. Hace más de veinte años.
— No recuerdo muy bien qué pasó... Pero lo que vi... Se sintió tan real...
— No te preocupes estamos aquí. Revisamos tu cuerpo y no encontramos ningún aguijón... Es mejor abandonar este lugar.
— ... No, espera un momento... Quiero confirmar algo... —Habló casi entreverando su lengua.
Ron y Fron se miraron por un momento y asintieron.
— Está bien, pero si te empiezas a sentir mal otra vez avisamos antes de desmayarte, te sacaremos de inmediato.
— ... Sí...
Pensar en volver a vivir otros veinte años le causó un estremecimiento que nunca antes había sentido. Tuvo que forzar las palabras para aceptar la petición de Ron y darse valentía a sí mismo. Caminó hacia la dirección señalada por Fron y miró aquella estructura.
Apenas la vio, una sensación helada recorrió toda su espina hasta llegar a la planta de sus patas, su presión sanguínea disminuyó y podía sentir su cuerpo temblar. No le asustaba aquella estructura destruida, sino que, había visto la misma estructura o mejor dicho había visto ese transbordador espacial en las recuerdos que tuvo.
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Apenas llegó a la aldea sintió un gran alivio dentro suyo, todos vivían en armonía y tranquilidad, ver su casa después de tanto tiempo le provocó nostalgia, aunque realmente habría pasado menos de un par de horas.
Entró y miró que todas las cosas estaban exactamente como las había dejado. Recorrió cada rincón y abrió todos sus cajones para recordar sus días en la aldea. Sentía que podía sacar polvo de entre sus pertenencias, pero ninguna mota de polvo había en ellas. A pesar de que vivían prácticamente en tierra siempre mantuvo sus pertenencias completamente limpias, más que el mismo líder de la aldea.
Su casa la diseñó él mismo y la ordenó como quiso. Por lo que era mucho más organizada que las demás casas de la aldea. Por eso a Ron le gustaba pasar gran parte de su tiempo allí, hasta que llegaban Kai y Rai para desordenarlo.
Miró la habitación desde una esquina y su presión volvió a bajar.
La habitación estaba ordenada de tal manera que se parecía a una habitación que vio muy recurrentemente en los recuerdos. Apartó la mirada y se sentó en su cama. La dureza le incómodo pero lo ignoró. Ahora no quería recordar nada sobre lo que vio. Normalmente si quieres despejar tu mente haces alguna otra actividad para no pensar en eso, pero ahora cualquier actividad o idea que tenía le recordaría las visiones que tuvo.
Abrazó sus piernas y se concentró en su respiración, pero terminó recordando su sistema respiratorio, luego el sistema digestivo y después los demás sistemas. Sacudió su cabeza, haga lo que haga no podía quitarse los recuerdos de su mente y toda la información que aprendió durante esos veinte años.
Había visto una civilización altamente avanzada que había logrado colonizar otros planetas, a costa del suyo, habían avanzado rápidamente en su tecnología dejando de lado la moralidad de su especie. La vida en ese planeta y en los demás era una guerra constante de avances tecnológicos aquel que se quedaba atrás era echado de la sociedad y perdía sus derechos. La vida allí solo sería cómoda si eras de una familia muy inteligente o si aumentabas tus conocimientos hasta desafiar a las grandes mentes, solo así tendrías una vida pacífica.
Para su mala suerte la vida que vio no fue nada agradable.
Durante esos veinte años no podía moverse, interactuar o hablar. Solo podías ver lo que la criatura quería ver, oír lo que la criatura oía y nada más. No compartían nada más, a pesar que veía cómo se golpeaba, no podía sentir dolor, a pesar de ver los cambios del clima no sentía el calor del sol o la frialdad de la noche, a pesar que quería dirigir la mirada a otro lado no podía moverse, eso fue lo peor. Ser arrebatado de tus demás sentidos por un largo periodo de tiempo casi hizo que enloqueciera, pero logró engañar a su cerebro para simular que era su cuerpo el que veía.
Cuando el sujeto actuaba de manera opuesta a lo que él escogería entonces provocaba una sensación de nausea, con la desventaja de no poder vomitar y aliviar su inexistente estómago.
Y como si su estómago recordara que debía haberlo hecho hace mucho empezó a vomitar toda la comida de la fiesta. Aguantó lo más pudo y corrió hacia el vertedero de desperdicios, donde terminó de vomitar.
Limpió su boca y fue a una pequeña corriente de agua para limpiarse. La fiesta parecía seguir pero no le tomó importancia. Ahora la mayoría de ellos eran completos desconocidos ya que los había olvidado, no se pudo evitar, al final no interactuaba mucho con ellos.
Más tranquilo volvió a su casa, o mejor dicho choza, eso era más parecido a una choza que una casa. Tenía forma triangular y las paredes eran de hojas y tablones de madera, sujetos por largos troncos que fueron incrustados en la tierra. Era imposible no compararlo con las visiones que tuvo.
El rastro de su vómito lo recibió apenas deslizo la tabla que hacía de puerta. Cogió un cuenco con agua y vertió el agua en el piso, luego con una escoba improvisada, botó todo el líquido fuera de su choza. El olor disminuyó, ahora podía descansar un rato. Estaba exhausto.
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Despertar y darse cuenta que logró dormir fue lo mejor que sintió tras veinte años sin descanso, después de todo también había observado todas las horas que el sujeto dormía. Pero no fue suficiente todavía había luz que entraba por las ranuras de las tablas. Su cuerpo seguía cansado. Así que decidió seguir durmiendo.
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Nuevamente despertó y esta vez todo estaba oscuro era extraño no ver a Ron, pensó que se preocuparía por él y lo visitaría, pero quizás si llegó y decidió irse al verlo dormir. Al pensar eso sintió un gran apego a él.
El cansancio seguía recorriendo su cuerpo, "Fueron veinte años sin descanso, un día no es suficiente" pensó, así que se recostó y siguió durmiendo. "Apenas despierte comeré y dormiré otro días más" Pensó.
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Sorprendentemente no tuvo ningún sueño sobre lo que vio en los recuerdos. Eso lo tranquilizó, pero encontró algo inusual en su habitación ahora que se había despertado. Sobre el piso estaba escrito "Desperté" y cinco marcas. No se habría dado cuenta si no fuera porque su garra estaba incrustada en la quinta marca.
— ... ¿Cinco veces? Solo recuerdo... tres... ¿O fueron cuatro? Creo que cinco. —Dudó— Bueno esta sería la sexta ¿No?
Marcó una sexta marca y vio su alrededor era de noche y no había ninguna luz, se asomó por una ventana y miró un cielo completamente despejado de nubes, solo habían estrellas en el cielo.
Si no fuera porque sentía más cansancio que hambre entonces hubiera buscado algo de comida, pero decidió dormir un poco más. Volvió a su cama y durmió nuevamente.
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Y así el día llegó pero esta vez el piso donde habían estado las seis marcas, ahora estaba lleno de lineas. Además de frases que decían "No te duermas", "Mantener despierto" y "No soy yo" las marcas parecían ser zarpazos y no marcas como las anteriores seis, probablemente las hizo dormido.
Pero escribir mientras dormía no era posible.
Empezó a inquietarse así que decidió salir para ver el exterior, la aldea se veia igual a como vagamente la recordaba, no podía afirmar o negar si había algún cambio.
Intentaba pensar en una excusa creíble pero al escuchar pasos acercándose hacia él se preparó para pelear inconscientemente, desplegando sus garras y tomó una posición de guardia.
— ¡Buenos días! —Lo saludó con una gran sonrisa.
Al ver a Kai, sintió una nostalgia tan grande que casi empezó a llorar, pero logró aguantarlo. Le dio una gran tranquilidad verla, después de todo esa era la viva imagen de un niño, no como los niños que vio en las visiones. Se acercó lentamente a ella y la abrazó apenas estuvo a su alcance. En las visiones los niños eran los que más competían ya que las familias los utilizaban para conseguir un mayor puesto en la sociedad. Si sus hijos lograban un gran puntaje entonces ellos se beneficiarían. Muchas familias que vivían fuera de la sociedad utilizaron ese método para llegar a la cima. Al final los hijos eran explotados por los padre para salir del hoyo donde estaban. O los vendían a grandes empresas que experimentaban en humanos. Después de todo no habían leyes para ellos que los protejan.
De todas las atrocidades que vio en aquel mundo las peores de todas estaban vinculadas a niños indefensos.
La pequeña Kai seguía igual de pequeña como la recordaba, a pesar que sabía que no había pasado más de un día de verse, seguía sintiendo nostalgia al verla. Seguía con la idea que tener hijos no era lo suyo, pero ciertamente prefería tenerlos en este mundo en vez que el otro.
Mientras seguía sumergido en sus pensamientos, la pequeña Kai no entendió a qué se debía la repentina muestra de afecto. Así que se quedó inmóvil sin saber cómo reaccionar.
Cuando se dio cuenta que el abrazo había durado mucho la apartó y se rio de si mismo.
— Que patético debí verme... Pero sabes, me siento mejor al verte, ahora sé qué no hacer en este mundo.
La pequeña Kai seguía inmóvil y sorpresivamente en silencio. Pocas veces o casi nunca la había visto así.
— Vamos, no te quedes allí, corre y salta como lo hacías siempre. —Se agachó para estar a su altura y acarició su cabeza.
La pequeña Kai no se quejó por su toque, en vez de eso bajó la cabeza como si le diera su consentimiento. Esto lo asombró, pero a la vez lo emocionó más, no era suficiente para él, así que le quitó la vincha que le obsequió y revolvió su pelo.
Esta vez su reacción fue la típica, se enojó cuando su pelo fue revuelto y trató de arreglarlo cuando escapó de su agarre. Para él que había visto veinte años más, sintió como si una gran satisfacción lo llenara, después de todo había estado sin sentido del tacto por un buen tiempo.
Y había otro sentido que deseaba satisfacer ahora y fue lo primero que quería hacer después de despertar.
— ... ¿Le gusta?... ¿Mi pelo suelto?
La pequeña Kai parecía afrontar un dilema ahora mismo. No había terminado de arreglar su pelo y a pesar que le devolvió su vincha, ella todavía no se la había puesto. Se alegró al verla actuar tan tímidamente.
"Los niños deberían actuar así y no como robots..."
Alejó de su mente aquellos recuerdos desagradable y le sonrió a la pequeña Kai.
— Eso no importa te veras linda estés como estés. —Le sonrió.
La pequeña Kai dio un ligero salto de sorpresa y cubrió su rostro con sus brazos, pero no pudo ver su reacción, ahora mismo estaba pensando en comer. Quería dejar sus problemas para después. Tenía mucho conocimiento que quería compartir con Ron y los demás, aunque la mayoría de las cosas que vio eran imposibles replicar con su tecnología actual, tenía fe que podía mejorar la aldea en muchos aspectos.
Dejando a Kai sorprendida se dirigió al comedor lo más rápido y discreto, quería conseguir una buena porción para caer dormido el resto del día. Si mal no recordaba habían conseguido una buena cantidad de carne el día anterior. Solo debía ir y escoger lo que quisiera.
Pero al llegar al comedor no encontró ningún rastro de carne, solo habían frutos y algunas plantas comestibles con los que sobrevivían en los malos días de caza.
— Veo que ya despertaste. ¿Te sientes bien?
Antes de poder seguir buscando comida escuchó la voz de Ron. Como siempre no lo escuchó llegar, simplemente se percató de él cuando ya estaba atrás suyo.
— Sí, buenos días. Solo quiero un poco de comida antes de volver a dormir... ¿Se acabaron la carne? —Preguntó sorprendido.
— Jaja, ¿Estas de broma no? Hoy es el gran día, ¿Cómo que vas a ir a dormir? —Lo abrazó del cuello— Hoy será el día en que te conviertas en líder.
Cuando escuchó hablar a Ron sintió que algo no cuadraba. Recuerda vagamente que hablaron sobre volverse líder o algo así, pero no recordaba haber aceptado la propuesta. Pero al ver a Ron decirlo tan casualmente y alegremente asumió que era cierto.
—... Así que terminé aceptando... —Susurró.
— Jajaja ¿Qué estas balbuceando? ¿Sigues dormido?
— Eso creo. —Rascó su cabeza— Sabes no recuerdo muy bien ¿Así que podrías decirme cómo lo haremos?
Le sorprendió la noticia, pero ser el líder le facilitaría en muchos aspectos relacionados con la toma de decisiones y control sobre los demás. Ahora tenía información útil que podría utilizar a su favor. No le gustaba recordar lo que vio en esos recuerdos pero no negaría que eran extremadamente útiles en este momento. ¿Qué hubiera visto si la visión continuaba? Al parecer en el apogeo de la vida del sujeto hubo un acontecimiento importante que paró todo su mundo. La visión se interrumpió antes de siquiera saber qué fue la causa, pero el sujeto empezó a recopilar información clasificada de cierto planeta recién descubierto.
Era una gran intriga pero no necesitaba la respuesta, ahora el único mundo que quería mejorar era el suyo.
Sentía que su determinación aumentaba y la somnolencia se evaporaba lentamente.
— ... ¿Realmente te encuentras bien? — Lo miró un poco preocupado.
— ... Pues sí, un poco mejor que antes...
Esta vez su determinación empezó a temblar al ver la cara de preocupación de Ron.
— Tú fuiste quién decidió el plan. Claro que la idea principal fue mía, pero lo mejoraste. Lo hemos estado planeando estos últimos días...
— ...¿He?
No recordaba bien lo que pasó el día anterior. Pero sentía que algo no encajaba. Nuevamente la inquietud lo empezó a rodear. Las palabras que estaban escritas en el piso de su habitación empezaron a girar en su cabeza y por un momento las visiones que no había visto empezaron a llenar su cabeza mucho más rápido que antes.
En ellas vio al sujeto buscando información, corriendo hacia un bunker, refugiándose por la ráfaga de explosiones en la superficie, luego en una pantalla que mostraba el exterior se pudo ver cómo un objeto colorido impactaba la superficie de la tierra generando un pequeño cráter. Una guerra empezó y escapar era la única opción.
El sujeto y su equipo subieron a una nave y despegaron sin mirar atrás. Debían escapar sin importar qué. Todo se había echado a perder, primero una extraña enfermedad, después pérdida de comunicación con los planetas aliados y una guerra que empezó antes de lo planeado. Dejaron todo atrás, debían empezar desde cero, pero antes de llegar a su destino hubo una pelea entre sus compañeros y la traición fue la mejor opción. No fue sorpresa, ya que la traición era pan de cada día. El sujeto escapó por su cuenta antes que la nave sea detectada y destruida en pleno descenso.
Al salir a la nueva atmósfera el sujeto sufrió una metamorfosis hostil, que modificó su cuerpo completamente causándole un dolor insoportable.
Había asumido que ese era fin de las visiones pero el sujeto volvió a abrir los ojos. Esta vez estaba echado en un cuarto familiar y con dos pequeñas niñas mirándolo con curiosidad. Aquellas niñas eran Kai y Rai. Todo lo que vio después fue el año que vivió en la aldea.
El malestar aumentó pero las visiones no se detuvieron. Sabía qué iba a pasar, después de todo eran sus recuerdos. Pero cuando llegó al supuesto "ayer" provocó que su estómago se contraiga.
Empezó a ver días que no había vivido antes, escenas que no recordaba y cómo hacía una marca en su piso cada vez que despertaba.
— Yo... No, yo no recuerdo eso...
Y como si las visiones no se hubieran detenido sintió que era rodeado de fango, su cuerpo dejó de responderle y todo se veía más profundo.
— Cierto, cierto. Creo que todavía sigo dormido.
Sintió un escalofrío recorrer su inexistente cuerpo, había escuchado hablar a alguien que tenía su misma voz y su cuerpo se movía por sí mismo.
— No me asustes así. Pensé que querías abandonar el puesto.
— No te preocupes, sí o sí hoy me volveré líder.
Nuevamente su cuerpo habló y se movió sin que él lo ordenara.
"Espera Ron ¡El que habla no soy yo!"
Intentó gritar pero su voz nunca salió. La ligera sensación de calor desapareció y lentamente sintió sus sentidos apagarse. Su cuerpo no le respondía pero seguía moviéndose. Había vuelto al mismo estado en el que tuvo los recuerdos. Sin control, viendo todo sin descanso, sin poder siquiera parpadear y con la sensación eterna de hambre. Las veinticuatro horas diarias, los siete días de la semana, los trescientos sesenta y cinco días del año. Así su calvario volvió a empezar.
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