Capítulo 28: Cacería
— ¡Dónde está ese Gran sabio!
Completamente alterado Piero interrogó a Dayana quien lo miraba asustada sin saber la razón de su repentino cambio. Habían conversado hace un rato sobre las criaturas que encontraron en la cueva, luego salió a llamar a los demás sabios y cuando volvió la empujó contra la pared y le preguntó sobre el paradero del Gran sabio.
— Y-yo no sé. —Respondió tosiendo.
— ¿Cómo que no sabes? ¡Dime un lugar, iré por él!
Camila entró a la habitación y miró asombrada esa escena, había visto a Piero enojado un par de veces pero nunca hasta ese punto.
Se había enfurecido después que llegaron a la casa de Rai, allí encontraron a Riu llorando en una esquina de la casa, cuando por fin la calmaron les contó cómo el Gran sabio se había llevado a Fii, cuando terminó de contarles estalló en llanto otra vez. Antes de poder hablar con Piero, él salió corriendo en dirección a la casa de la líder. Dejó a Rai que se encargue de su hermana y lo persiguió.
Le costó seguirle el paso y cuando lo alcanzó vio que tenía levantada del cuello a la líder.
— Di-digo la verdad, el gran sabio solo dice que va a su laboratorio. Pero nunca he visto el lugar. ¡Merli!, ella sabe dónde queda. Pregúntale a ella.
Con un nuevo objetivo Piero disminuyó la fuerza de su agarre y salió de la habitación. Al ser liberada la líder se dejó caer sobre sus piernas y empezó a respirar pesadamente.
— Oye tú, dile que estoy de su lado, si toma al líder como su enemigo lo apoyaré. El Gran sabio fue quien se llevó a todos. —Sostuvo su cuello.
— ... Renuncias a los tuyos tan fácilmente, vendiste a Merli y ahora te cambias de bando. Jump.
Dayana miró a Camila asombrada, parecía que no esperaba esa respuesta de ella. Camila se burló al ver la sorpresa de la líder.
— Eres igual a mí y eso me molesta. Pero soy mejor que tú en eso.
— ... ¿Quién eres? ¿Recobraste tus recuerdos?
— ... No importa, soy Camila para ustedes.
Dejando a Dayana salió de la habitación, debía saber qué tanto podía lograr Piero contra el Gran sabio, ya que con lo que vio, en la casa de Fron, volverse alidada del Gran sabio no sería agradable.
Apenas salió de la casa encontró a Piero golpeando la puerta de Merli,
— ¡Merli, quiero hablar contigo, abre!
Los golpes que daba a la puerta podían despertar a cualquiera, pero Merli no abrió la puerta.
— ¡Merli! —Golpeó la puerta nuevamente.
— Quizás no está en su casa. —Suspiró.
Al parecer el enojo estaba disminuyendo por lo que actuaba más razonablemente, esto la decepcionó.
— No, no, no... Otro lugar... —Intentando adivinar dónde podía estar Merli empezó a caminar de lado a lado.
— ¿Quieres revisar su casa?
— ¿Para qué serviría?
— Hablé con Rai antes y ella me contó que el Gran sabio no fue el único que cambió, según ella Merli empezó a comportarse extraño.
— ... Y Dayana dice que ella puede saber dónde está. Ellos dos tienen una relación mucho más cercana.
— Probablemente.
Se acercó a la puerta y sacó una hoja de su mochila, luego deslizó la hoja de abajo hacia arriba en la delgada abertura de la puerta y el marco.
— Listo. —Abrió la puerta.
— Genial. —Estaba muy apurado pero se detuvo antes de entrar— ¿Abriste así una puerta antes?
— Sí, investigué un poco en las casas donde no habían nadie, pero no tuve tiempo de esta. Todas menos la casa de Rai tiene este tipo de seguro.
Piero parecía querer preguntar más, pero se negó y entró a la casa de Merli. Camila solo sonrió a sus espaldas, sin embargo al recordar lo que encontró en las casas que revisó hizo que borrará esa sonrisa.
La habitación estaba empolvada como la casa de los no peleadores, parecía que nadie vivía allí, pero las marcas de pasos en el suelo confirmaban que Merli todavía utilizaba la casa. La estructura era idéntica a la de Rai, Camila confirmó lo mismo en las otras casas que visitó. Cruzaron el pasadizo y la sala se veía aún más empolvada, las marcas en el piso guiaban al dormitorio.
— Merli, entraremos.
"¿En serio preguntas después de llegar tan lejos? ¿Dónde está el Piero enojado que vi en la casa de la líder?"
Empujaron la puerta que estaba semi abierta, dejando ver el interior. Cuando entraron se sorprendieron que la habitación no estaba empolvada como el resto de la casa. Por lo menos utilizaba esa habitación.
Los dos se decepcionaron al no encontrar nada con qué relacionarla con el Gran sabio. Piero se desquitó con la pared golpeándola, provocando que esta se rompa.
— ¿Lo escuchas?
Piero estaba a punto de salir a buscar a Merli en otro sitio pero se detuvo con las palabras de Camila.
— ¿Escuchas los golpes?
— Provienen de acá...
Siguiendo el sonido se acercó a una caja que claramente no estaba en su lugar. Si la empujaban encajaría exacto en una esquina.
— Piero, mira esto.
Piero se le acercó y se asombró igual que ella. En el piso había una escotilla abierta con unas escaleras que descendían. Los detalles y la complejidad de su diseño resaltaban demasiado en el piso de madera. Tenía un patrón similar a la puerta que había en el comedor de la casa de la líder, sin embargo esta encajaba perfecto con su marco.
— Los escucho...
Esta vez Piero también pudo escuchar los golpes.
Se miraron por un momento, asintieron con la cabeza y bajaron. Piero sacó el arma de su mochila, esta tenía una bolita de cuero pegada, eran los fragmentos de las piedras magnéticas, con un rápido movimiento la despegó y la amarró a su cintura.
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Cuando se enteró que Fii había sido secuestrada sintió que su corazón se hundió y seguido de eso una ira lo envolvió. Sentía que podía hacer cualquier cosa en ese momento pero ahora estaba más tranquilo, controló su ira y empezó a pensar en sus acciones. Ahora estaba entrando a una estructura extraña. Todo se veía tan liso y limpio que casi podía ver su reflejo, la luz era la adecuada para verla directamente sin dañar los ojos, las líneas que marcaban las divisiones eran perfectas los patrones estaban separados con exactitud. Todo deslumbraba en cualquier dirección que miraba y todo eso solo era un pequeño pasadizo.
Delante de ellos había una puerta impidiendo el paso podían quedarse admirándola pero ahora su prioridad era Fii.
Estiró su mano y tocó la puerta. Por más que empujaba parecía que nunca cedería, así que debía buscar otra manera de abrirla. No encontró ninguna hendidura por la que Camila pueda deslizar esa hoja de antes por lo que descartó la idea.
— Se puede ver dentro a través de esto. —Señaló una hendidura en la puerta.
Como dijo Camila se podía ver el interior, una habitación similar con una puerta al otro extremo. Piero trató de meter su mano pero algo lo detuvo.
— Esto... Hay algo transparente...
Siguió intentando buscar algo para abrir la puerta, empezaba a ser molesto quedarse en un lugar sin poder avanzar. Camila también ayudó pero parecía que estaba más interesada en la puerta en vez de abrirla.
Cuando sintió que algo se hundió, la puerta de deslizó abriéndose fácilmente. Camila y Piero se alejaron por la sorpresa, miraron hasta que la puerta estuvo completamente abierta.
— ... Entremos. —Levantando su arma avanzó en el pasadizo.
La puerta se cerró cuando avanzaron hasta la mitad del pasadizo.
— ¡La puerta!
Dio la vuelta e intentó detenerla con sus manos. Sorpresivamente esta se detuvo apenas la sostuvo, pero no pudo moverla de su lugar.
— Tiene la misma hendidura de este lado. Creo que podremos abrirla después...
Mirando desde fuera comprobó que tenía el mismo diseño pero en sentido contrario, así que dejó que la puerta se cierre.
— ...Todo es tan extraño...
— ... Sí, extraño...
Camila seguía mirando su alrededor. Piero la ignoró y se dirigió a la siguiente puerta. Pero a diferencia de la anterior esta no se abrió presionando en la misma hendidura.
— ¿Pasa algo?
— No se abre...
— ¿Qué?
Una corriente de aire frío los sorprendió, no sabían de dónde venía, se suponía que estaban encerrados, el aire no podía entrar por ningún lado. Además era hora pico, las únicas corrientes de aire que pasaban eran calientes no frías.
— ¿Aire frío?
Luego llegó el aire caliente.
— ¿Ahora caliente?
Los dos de miraron sin saber qué decir y la puerta delante de ellos se abrió sin que ellos hagan algo.
— ¿Qué pasa realmente en esta aldea?
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Fue más fácil de lo que pensó, después de contarle a Piero cómo se habían llevado a Fii esperaba que él la atacara de alguna forma o en vez de ella se desquite con su hermana pero eso nunca pasó. Cuando abrió los ojos los sabios ya se habían ido y su hermana estaba tranquilizándola.
Riu secó sus lágrimas en el pecho de su hermana.
— ¿Ya te sientes mejor?
Respondió asintiendo con la cabeza. El pecho de su hermana era muy cómodo, le gustaba descansar en él, pero ahora el ritmo cardiaco de su hermana le preocupaba.
— ¿El gran sabio te dijo que dijeras eso?
Negó con la cabeza.
— Él quería que guarde silencio.
— ¡¿Qué?!
El ritmo cardiaco de Rai se aceleró. Riu no sabía sobre los órganos ni sus funciones, sólo sabía que si los latidos que sentían en su pecho se aceleraban era porque uno se sentía mal o estaba corriendo y ahora mismo su hermana no estaba corriendo así que significaba que estaba mal.
— ¿Por qué lo hiciste? Si te dijo que guardes silencio entonces es lo que debías de hacer. —Agarró sus hombros.
— ... Quiero... Que el sabio Piero la encuentre. —Susurró.
— Pero nuestro deber es seguir a nuestro lider, hasta ellos mismos dijeron que sigamos las órdenes del Gran sabio.
— Pero yo no quiero seguir al Gran sabio, yo quiero a Fii...
Su hermana se quedó en silencio y suspiró.
— ... Te contaré una historia que yo misma viví, hace tiempo... cuando tenía doce años...
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Como lo habían planeado se dirigieron a la nueva zona de caza, esta estaba muy lejos por lo que tuvieron que salir con los primeros rayos de luz. Todos caminaban haciendo el menor ruido posible para evitar ser descubiertos y con sus respiraciones sincronizadas con la corriente del viento.
— Hey, por qué tan tenso.
— Shiii. —Silenció a Ron— No hagas ruido puedes espantar a nuestras presas.
— Hay exploradores que vigilan el área, ellos nos advertirán antes de que nos puedan ver. Solo quiero hablar un rato, todos se ven muy tensos. Especialmente tú. —Habló en voz baja.
— ¿Llegó mi turno para que me consueles? No es necesario.
— Jeje, estas muy confiado de tu plan, después de todo eres un sabio.
Decía la verdad él había sugerido varias ideas y ubicaciones a Ron para la caza, también diseñó la formación del equipo, la función de cada grupo y el monitoreo. Había exploradores habilidosos en el sigilo y velocidad que se encargaban de ver el terreno para así moverse en un gran grupo sin que otras criaturas peligrosas los encuentren, cada vez que se encontraban con una regresaban a informar al grupo principal. Después, los encargados de mover el grupo estaban atentos al regreso del grupo de exploración y los mantenían informados enviando a otros. Así el grupo se movía en la misma dirección y en un rango específico.
Claro que esto no funcionó a la primera, tuvieron varias fallas las primeras veces que lo implementaron. Tuvieron que practicar muchas veces y seleccionar a los mejores tanto en agilidad, velocidad y fuerza
— Funcionará gracias a que hablaste con ellos. No me des todo el crédito. —Sonrió.
— Son solo pequeños detalles, eres mejor que yo, sabemos eso, deberías tomar mi puesto. Quiero... ¿Cómo decías que era la palabra? ¿Jubilar? —Se rio de la palabra.
— Jaja, sí, esa es la palabra .—Suspiró— Ya hablamos de esto. He tenido buenas ideas según tú, pero ninguna ha dado resultados... ¿No crees que es por algo?
— No negaste querer ser el líder. —Ron lo miró de cerca.
— ... Bueno no es que me desagrade la idea.
— Lo sabía. —Lo agarró por el cuello con su brazo— Será sencillo, hasta ideé un plan, nadie se opondrá. Yo mismo te apoyaré, solo es cuestión que hable con Fron y él aceptará inmediatamente.
Los dos habían hablado hace mucho sobre ese tema, Ron le ofrecía su puesto y él no daba una negación, no había ninguna razón en especial, solo pensaba que Ron tenía bien su papel.
— Ya lo tenías planeado desde antes ¿No?
— Jeje, lo estás pensando demasiado. —Ron no lo negó.
— Cierto... Se acerca el cumpleaños de Rai ¿Qué planeas hacer?
— He no cambies de tema, además sabes que apenas cumple once este año y no hacemos nada en esa edad todavía. Solo los doce y dieciséis son las fechas importantes.
— ... Sí, tienes razón... Pensé que se celebraba todos los años.
Delante de ellos se sintió una conmoción así que fueron a ver qué pasaba.
— Situación.
Uno que recibía a los exploradores se acercó a Ron.
— Encontraron una manada de K-Grios son cerca de ciento cincuenta, están a unos trescientos metros.
Quien habló estaba emocionado pero logró bajar su tono de voz.
— Esto ya lo habíamos planeado, informen a los exploradores, debemos reunir a todos. ¡Esta vez no se nos escaparan!
Todos asintieron y se dirigieron a sus posiciones. El grupo de exploración volvió unos minutos después y empezaron a avanzar juntos, todos estaban emocionados, la cantidad era mucho mayor a la que habían visto antes así que tenían más probabilidad de conseguir una presa según el sabio.
La zona no era perfecta, los k-Grios estaban en una zona amplia y sin vegetación alta, mientras que ellos estaban cubiertos por la sombra de los árboles. Antes de seguir avanzando detectaron la corriente del aire y caminaron en dirección contraria, no querían ser descubiertos por su aroma, eso lo dedujo después de un par de intentos fallidos cazando.
Ahora con la ubicación y el viento a su favor, todos levantaron sus lanzas y empezaron a apuntar hacia el horizonte. Este era la parte en la que menos confiaban, normalmente ellos cazaban con tan solo sus garras y fuerza, no dependían de ningún arma para cazar, pero si ahora intentaban acercarse serian descubiertos apenas empiecen a correr, quitándoles el factor sorpresa. Fue muy difícil convencerlos a utilizar armas ya que la pelea era lo que más disfrutaba de la caza. Pero lograron convencer diciendo que ahora no buscaban diversión, sino comida para compensar los días que no estaban comiendo. Al final el hambre fue quien ganó.
Con las lanzas listas, Ron hizo una señal y todas volaron formando un arco sobre el cielo. Todos miraban cómo se formaba el arco y el ligero sonido del aire siendo cortado solo provocó que las criaturas mirarán su alrededor.
Eso es lo que se tenía planeado. No habían utilizado las lanzas en la última caza, por lo que todos habían puesto sus esperanzas en esa nueva idea del sabio.
Finalmente las lanzas llegaron a su altura máxima y su velocidad se redujo solo para empezar a acelerar en su caída. Tan rápidas como gotas de lluvia pero tan letales como sus garras, las lanzas empezaron a caer casi al mismo tiempo las criaturas se levantaron sin entender qué sucedía a su alrededor. Corrían sin saber dónde estaba el peligro la conmoción hizo que se golpearan entre ellos, sus esbeltos cuerpos lograron evitar algunas de las lanzas pero no del caos provocado por estas.
Ahora era el momento.
— Ahora. —Le susurró a Ron.
— ¡Ataquen! —Gritó Ron con toda su capacidad pulmonar y señaló a sus presas.
Anunciando el ataque todos empezaron a correr a gran velocidad. Sus pasos levantaban polvo y hacían retumbar el suelo. Esta parte fue la que no estaba planeada, la única regla era dar muerte a los heridos y alcanzar los confundidos.
Con cada retumbar del suelo la emoción dentro de ellos saltaba, el calor de su cuerpo los alentaba más y cada compañero a su lado les generaba confianza.
— ¡CAZA! ¡CAZA! ¡CAZA! ¡CAZA! ¡CAZA!
Sus emociones se esparcieron en el aire provocando una densa atmósfera que los emocionaba aún más, un aura de adrenalina corría por todos sus cuerpos aumentando su velocidad.
El primero en llegar fue el joven talentoso Leo. Quien agarró una lanza del cuerpo de una criatura y la volvió a lanzar a otra que corría a la distancia. Al ver eso varios repitieron la acción cuando llegaron. Los más emocionados corrieron hacia los que corrían y se abalanzaron sobre ellos, de un zarpazo podían abrir sus delgadas pieles provocándoles una muerte rápida.
Los k-Grios machos fueron los que no cayeron con facilidad después de la lluvia de lanzas y el caos provocado por estas. Tuvieron que agruparse para matarlos. Estos tenían un cuerpo el doble de grande que las hembras, cuatro cuernos que adornaban su cabeza y una piel mucho más dura.
Un gran número de K-Grios logró escapar, pero ya no era necesario ir por ellos.
— ¡Lo hicimos! ¡Una caza exitosa! —Levantó su lanza.
— ¡SÍ! —Gritaron mientras levantando sus puños y lanzas.
La alegría los invadió. El conteo reveló que cazaron cuarenta K-Grios de entre ellos cinco machos, una buena caza, excelente, demasiado para lo que esperaban.
— Qué pasa no te ves tan a contento como los demás ¡Esto fue asombroso esto fue excelente!
— ... Bueno, tienes razón... Solo que no había pensado en el regreso...
Los dos se miraron en silencio por un momento.
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Al final tuvieron que disminuir el número de exploradores y tuvieron que arrastrar los cuerpo, el transporte era muy peligroso ya que atraerían un gran número de criaturas carnívoras. Tuvieron que dejar un par de cuerpos de vez en cuando como distracción, así tendrían tiempo si les seguían el rastro. Fue un gran problema el transporte pero ninguno se quejó, después de todo tenían abundante comida.
Pero cuando menos se lo esperaban un explorador se les acercó.
— ¿Qué pasó Fron, una criatura?
— ... No, pero... Es una estructura. —Dejó de mirar a Ron y lo miró directamente— Usted vino en una cosa similar, sabio.
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