Capítulo 25: Errores

Después de salir de la cueva Fii y Riu fueron directo a la casa de Rai, las dos habían guardado a escondidas las piedras que más les habían llamado la atención. Ya sea la más lisa, la menos lisa, piedras de colores, la más redonda etc.

— Mira ¡Si cogí la morada!

— Y yo la más blanca.

Cuando llegaron a la casa Fii empezó a sacar todas las cosas de su mochila, encontrándose con el huevo que habían guardado.

— ¡Me había olvidado de ti!

— ¿De mí?

— No, no, del huevo, estamos esperando a que salga de allí.

— ¿Un animal?

— No, Piero no lo creó, solo lo encontró, así que supongo que es una criatura.

— ¿Y cómo es?

— No sé, Piero dijo que no sabía qué era y que lo sabría cuando el huevo se abra.

Las dos miraron el huevo por un momento, no sabían qué hacer con el huevo por lo que lo dejaron a un lado.

— ¿Cuándo se abrirá?

— Tampoco sé. —Respondió mientras buscaba en su mochila— ¡Lo encontré! —Sacó varias piedras que había recolectado.

Riu se acercó y empezó a ver la piedra que Fii le señaló.

— Son muy raras.

— ¡Sí! Por eso las junto, esta me gusta más. —Levantó una piedra cúbica— si la luz le cae se verán muchas luces de distintos colores saliendo por todos lados.

— ¡Oh!... Ya va a ser de tarde, ¿Lo intentamos?

— Sí, salgamos afuera.

Las dos dejaron la habitación y salieron por la puerta trasera, donde estaban los cultivos de Rai.

— No se podrá ver si hay mucha luz... ¡Ya sé!

Riu no pudo evitar estremecerse cuando escuchó a Fii.

— Hay que hacerle un pequeño hueco a una hoja.

Fii corrió hacia las grandes hojas que eran utilizadas para hacer cuerdas y las empezó a atar por un extremo. Formando una especie de paraguas de hojas. Riu que no entendía qué quería hacer solo se quedó observando.

— Mira, una base secreta Jeje. Ven, ven.

Riu corrió al lado de Fii y se adentró a la pequeña "Base secreta", era tan pequeña que apenas cabían las dos sentadas. Las hojas no eran muy gruesas por lo que la luz pasaba y bañaba a las dos de color verde.

— ... ¿Y el hueco que dijiste?

— Ahora lo hago. —Con una de sus garras abrió un hueco en una de las hojas— Listo.

Con el hueco hecho un delgado haz de luz blanco entró a la base verde, en ese momento entendió a qué se refería Fii y por qué había armado todo eso.

— Y por último la piedra arcoíris.

— ¿Así se llama?

— No sé, pero parece el nombre adecuado. Jeje.

Fii posicionó la piedra en el hueco que había hecho y nuevamente la habitación cambió de color. Pero esta vez no fue solo fué verde. Ahora el anterior haz de luz se dividió en millones de haces diminutos y de distintos colores. La vista era impresionante, incluso Fii que había planeado eso se asombró por los resultados.

— ...Es muy lindo.

— ... Es ¡Asombroso!

Las dos se quedaron un largo tiempo mirando aquella piedra hipnotizadas por su belleza. Para cuando se aburrieron de solo mirar regresaron a la casa en busca de las demás piedras para ver si alguna tenía alguna sorpresa similar.

— Hay que llevarnos todos.

Todas las piedras no podían caber en sus pequeñas manos, por lo que empezaron a meterlas dentro de la mochila de Fii.

— ¿La piedra Morada alumbrará morado también?

— ¡Oh! Todo morado, quiero ver eso.

Cuando estuvieron a punto de irse Riu se quedó quieta mirando el suelo.

— Vamos rápido. —Al ver que no la seguía también se detuvo.

— ... El huevo...

Fii miró en la dirección de la mirada de Riu y comprendió por qué actuaba así, ya que ella también se congeló y se quedó mirando el huevo.

Allí estaba el huevo, sobre el piso de madera con una gran grieta en la parte superior de este. El huevo estaba roto. No sabían en qué momento había pasado, pero el daño estaba hecho.

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— ¡Camila corre!

Apenas vio a la criaturas la Información llegó a él, últimamente esta era defectuosa y ahora no fue la excepción. No obtuvo un nombre, solo descubrió su peligrosidad y forma de moverse.

Estas criaturas son altamente peligrosas por ser escurridizos, y peor aún si están bajo tierra y ahora mismo estaban en el peor lugar posible.

Camila había regresado antes de encontrarlos, pero la alcanzarían en cualquier momento, por eso prefirió gritar antes que se encuentren y choquen en el camino.

— No puedo hacer nada en este espacio. ¡Maldición!

Detrás de él corrían Rai y Merli. Que claramente estaban preocupadas.

— ¿Qué son esas criaturas?


— Esperaba que tú me lo dijeras ¡Camila si me escuchas corre a la salida!

Piero intentó ver detrás de él pero no logró ver nada.

— ¡Merli, situación!

— Ya volteé a ver antes, así que no lo volveré hacer solo porque tú me lo pides —Gruñó— Esas cosas nos están persiguiendo y son muy rápidas. ¡Así que corre más rápido sabio inservible!

— ¡Merli! —Rai se asustó por la forma que trató a Piero.

Piero no le importó el comportamiento de Merli, simplemente siguió corriendo.

— La esquina está cerca, así que prepárense.

Mirando a la distancia el doblés, avisó a las demás y disminuyó la velocidad para que pueda voltear. El giro era recto por lo que disminuir la velocidad era importante.

Derrapó unos metros antes de llegar. Llevó toda su fuerza a sus pies y pateó el suelo girando su cuerpo para adecuarse con el nuevo camino. Este nuevo camino era ligeramente más amplio pero no era lo suficiente como para que Merli utilice el pico que llevaba.

— Si salimos será ligeramente menos peligroso...

Apenas giró volteó a ver a las demás. Rai imitó sus movimientos y llegó junto a él, la siguiente era Merli pero cuando intentó derrapar el piso debajo de ella se desmoronó haciéndola tropezar.

— ¡Hug!

— Toma mi mano.

Al no poder disminuir su velocidad el giro sería imposible. Piero estiró su mano para jalarla pero ella se reusó.

En plena caída utilizó el pico como punto de apoyo y giró su cuerpo, dándole la espalda a Piero, luego pateó la pared y salió impulsada hacia atrás, casi golpeando a Piero en el proceso.

— Corre si no quieres ser comido.

Dejándolo atrás Merli siguió corriendo sin mirar su situación. Rai que vio todo lo sucedido se acercó a él. Pero su atención torpes e indecisa no era lo más óptimo en ese momento.

— ¡Corre! —Adoptó una mejor postura y empezó a correr.

Esta vez Piero estaba detrás. Y el piso bajo suyo empezaba a sentirse blando e inestable. Habían perdido distancia y tiempo. Las criaturas se asomaban de vez en cuando como peces saltando sobre el agua, pero estas criaturas además de salir del piso salían de las paredes. Y su velocidad de movimiento era aterradora.

Una criatura logró saltar hacia él pero la atrapó en el aire y aplastó su cabeza con sus garras, eran demasiadas, y si se regalaban así de fácil no perdería la oportunidad de acabar con uno.

— ¿A eso le llamas correr? ¡Corre si no quieres ser comida!

Por los gritos de Merli lo más probable es que se haya encontrado con Camila.

— ¡Heeee!

El grito de Camila lo confirmó.

Las paredes y pisos se desmoronaban detrás suyo, el polvo se levantó dificultando respirar. Grandes grietas empezaron a formarse en las paredes hasta que empezaron a caer.

— ¡Estamos cerca!

Cuando la luz exterior fue visible todos saltaron y se dispersaron, Piero no sería la excepción. Pero cuando vio un pico llendo en dirección suya abandonó la idea y se agachó lo más rápido posible.

— ¿Qué-

Antes que todo sea llenado por el polvo vio la figura de Merli saltando sobre él y una de esas criaturas siendo perforada por la punta del pico que Merli había lanzado.

— Ya no es momento de correr, ahora hay que acabar con ellos.

Moviéndose ágilmente empezó a perforar a cada una de las criaturas que salía del suelo. Piero no podía negar que tenía una gran habilidad, pero le empezó a disgustar su forma de actuar en equipo.

— Camila sal de la cueva, Rai encargate de las criaturas que intentas escapar.

No podía desperdiciar tiempo, había escuchado a Rai decir que era igual que fuerte que Merli así que la incluyó en la pelea, pero en algo sencillo ya que actualmente no la consideraba alguien capaz. Mientras que a Camila le ordenó que huya, ella no sería de ayuda allí.

— S-sí. —Asintió Camila.

Adoptando una postura de combate regresó su mirada al túnel.

— Ayudaré ten cuidado con tus movimientos.

— No prometo nada. —Respondió Merli.

Con el cambio de terreno ahora las criaturas solo saldrían del suelo, quitando una gran desventaja que tenían en los túneles. Piero deslizó las dos dagas de su cintura y apuñalo a todas las criaturas que saltaban hacia él. Los movimientos amplios que necesitaba hacer con el pico volvían a Merli ineficaz, así que empezó a lanzarlo mientras utilizaba sus manos para aplastarlos. Por otro lado Rai perseguía a todo aquel que salía del grupo que los atacaba.

La pelea no duró más de cinco minutos, lo cual no sería mucho pero cada golpe o corte que daban acababan con uno, es decir tenían una montaña de cadáveres cuando terminaron.

— Ochenta y cinco —Dijo Merli algo agitada.

— ... Setenta. —Mencionó Rai.

— Jump

"¿Debía de contarlos?"

Decir que habían acabado no estaba bien del todo, ya que les sería difícil salir a la superficie con la gran cantidad de cadáveres por lo que no asumió que eran todos.

— Dijeron que esta cueva no estaba conectada a ninguna otra. —Sacudió sus cuchillas salpicando la sangre de ellas.

— ¡No sabía sobre ese túnel! ¡Ni de las criaturas! —Refutó Rai.

No le favorecía en nada mentir ahora, además el miedo que vio en ella, hace poco, era real, Piero podía asegurar que estaba tan impresionada y confundida que él.

— No era lo que esperaba pero me siento mejor.

Y por otro lado estaba Merli quien no parecía entender la situación, pero tampoco parecía mentir.

— Detendremos la búsqueda por ahora, necesito informarle esto a la líder.

— Iré a hablar con ella. —Mencionó Rai antes de correr fuera de la cueva.

Los únicos que quedaron fueron Merli y él

— ¿Quieres que te avise cuando retomemos la búsqueda?

No es que quiera seguir con ella, solo la quería mantener vigilada. Después de lo que pasó ya la podía imaginar atacando a Camila.

— No es necesario, ahora tengo una excusa...

— ¿Excusa?

Merly no le hizo caso y salió corriendo de la cueva, Piero suspiró y agarró uno de los pocos cadáveres que todavía conservaban su forma.

— ... ¿Por qué falló esta vez la información? ¿Algo lo causa o es por otra razón?...

Fallas y más fallas, ahora ya no podía confiar en una de sus mejores habilidades y la que le salvó la vida en muchas ocasiones. Pero ahora no era tiempo de lamentarse. Cuando salió de la cueva encontró a Fron y Rai conversando.

— ¿Fron?

— Buenos días. Sabio. La sabio. Camila. Me dijo. Que venga. Acá.

— Le decía que estaba todo controlado —Agregó Rai.

Rai se veía nerviosa, después de todo Piero le había pedido algo y la encontró conversando con Fron.

— Como dice Rai ya está controlado, muchas gracias de igual manera ¿Y Camila?

Había salido corriendo de la cueva porque se lo pidió, pero le sorprendió que pidiera ayuda de Fron. Eso era un buen avance para ella.

— Ella está. En mi casa. Mis mujeres la están. Tranquilizando.

— Espero no molestarlo. Iré a decirle que estoy bien y después a lavarme ¿Pueden hablar con la líder?

— ¡S-sí en eso estaba! —Empezó a correr sin mirar atrás.

— Bueno ¿Puede guiarme a su casa?

— Con mucho. Gusto. Sígame.

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— ¿Estás listo?

Una voz familiar lo despertó, pero no le importó ya que en todas sus noches que había dormido no tuvo ningún sueño. Le era extraño la idea de sueño; ya que desde que despertó hace un año nunca lo tuvo, cada vez que hablaban sobre eso no comprendía cómo eran. Así que se resignó a solo escuchar los sueños de los demás.

— Ya estoy despierto. —Respondió a la voz.

Apenas abrió los ojos fue consciente de la realidad, pasó de estar dormido a despierto, como si nunca hubiera estado durmiendo.

— A veces me asusta como despiertas.

— Sí, sí, ¿Ya están despiertos los demás para la caza?

Quien lo habían despertado era Ron el líder de la aldea y su mejor amigo. No podía no volverse su amigo, todos sus conocidos cercanos lo querían, era un gran líder después de todo.

— Sí, eres el más fácil de despertar, por eso te dejé al último.

— Sí, sí, en realidad es porque los demás pensarían mal de ti. No les hagas caso. No me importa que me llamen así.

Ron le sonrió, sabía que lo que dijo era cierto.

— Puedes verlo de esa manera. Bueno, hay que movernos, es una nueva zona después de todo. —Le ofreció su mano para ayudarlo a levantase.

Los dos salieron de la habitación y se encontraron con un grupo esperándolos. Estos eran lo mejor de lo mejor. Cazadores experimentados capaces de adaptarse a cualquier situación y afrontarla con su fuerza. Pero había uno que resaltaba de los demás.

— Pensé que solo habrían viejos.

— Espera ¿me has llamado viejo? —Preguntó Ron.

— Jajaja, no es por eso, ese chico de allí nos hace parecer más viejos. —Señaló con su barbilla mal cuidada.

— ¿Te refieres a Leo? Pues sí, tienes razón. Es el más joven del grupo, pero sus habilidades de caza son superiores a los de su edad. No es rival para nosotros, pero en un par de años estoy seguro que nos superará.

— Leo... Lo tendré en cuenta.

El grupo se veía ansioso por partir pero parecía que no todos estaban presentes.

— Voy a ver a Fron, seguro que se quedó dormido otra vez.

— Ok, ok, iremos avanzando, te espero fuera. Vamos chicos avancen.

Todos empezaron a avanzar cuando habló, le seguía sorprendiendo cómo podían obedecer tan fácilmente.

El lugar donde estaban era una gran cueva natural, había varias chozas construidas de hojas y ramas por todos lados, además de varios niños corriendo por doquier. Era temprano por la mañana, no deberían estar despiertos. Pero al ver a varios de esos niños corriendo a saludar a sus padres entendió el motivo.

— ... Hijos...

Cuando pensó en eso recordó a dos pequeñas niñas que siempre corrían detrás de él. Era molesto y no podía quejarse de ellas porque una de ellas era la hija de Ron. Con ellas como referencias de niños, descartó la idea de tener niños en el futuro.

— ... Ahora que recuerdo...

Empezó a buscar con la mirada a su alrededor hasta que finalmente encontró a una de ellas tomada de la mano de su papá aún con lagañas en los ojos. Parecía estar caminando dormida al lado de su papá.

— Si tan solo fueran así de tranquilas cuando están despiertas...

Se acercó y saludó al padre de la niña.

— Buenos días, ella debería regresar y dormir un poco más.

El padre de la niña era el anterior líder de la aldea, Keia. Su periodo de liderazgo fue corto ya que Ron le quitó el puesto. Se rumoreaba que Keia quería tener otra mujer más y se fijó en la chica que Ron estaba interesado. Sinceramente pensaba que Ron hacía cosas muy extrañas, pero eso era de lo más extraño que había hecho.

— Esta niña es muy terca hasta estando media dormida, no como su hermano mayor. Me seguirá hasta la entrada, no se preocupe. —Respondió Keia.

— Hola pequeña, despierta. —Alborotó su pelo, acción que aprendió de Ron, a ella le molestaba que jueguen con su pelo porque malograban su peinado. Y aún estando media dormida reaccionó de la misma forma pero más lento.

— ¡Huuu! —Soltó a su padre y protegió su pelo— ¡Heee! ¡Déjemeeee! —Protestó Kai.

— Jajajaja, parece que ya despertaste. Mira lo que tengo para ti.

Sacó algo de su cinturon y se lo mostró.

— Mira Kai, el sabio te ha regalado un juguete.

— ¿Un juguete?

La anterior expresión de enojo y los rastros de sueño desaparecieron de su rostro. Mostrando una cara de expectación y curiosidad.

— Bueno, no es un juguete, pero ayudará a tu peinado... Es un accesorio. Una vincha para cabello para ser exactos.

Kai no entendió a qué se refería y la extraña cosa que llevaba en la mano no compensó su enojo anterior.

— No te enojes, mira así es como funciona.

Agarró la vincha con ambas manos, esta estaba echa de tendones elásticos por lo que le era fácil maniobrar, la deslizó por su cabello, recogiéndolo hacia atrás. Kai intentó mirar pero no logró ver nada, después de todo estaba sobre su cabeza.

— Listo ahora no importa cuánto te nuevas, tu pelo se quedará en su lugar.

— Oh es muy ingenioso como siempre, Sabio. —Respondió Keia.

— No es nada, solo se me ocurrió al ver su problema...

— Kai ¿Qué se debe decir?

Kai estaba agitando fuertemente su cabeza para ver si era cierto, y al ver los resultados su redonda cara se iluminó, mostrando una gran sonrisa.

— ¡Gracias! —Inclinó su cuerpo haciendo una reverencia.

Con su nuevo regalo Kai empezó a correr por todos lados a probar su efectividad.

— ... Pensé que me seguiría hasta la entrada... —Mencionó algo triste Keia.

— Puhf...

Mirando al triste padre dio la vuelta antes que vea su risa y siguió caminando, había una nueva zona de caza que debían explorar.

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Una alarma empezó a sonar despertándolo de su sueño.

Miró su alrededor y se dirigió a una de las pantallas que mostraba la causa de la alarma. Si antes había estado medio dormido después de ver la notificación se despertó por completo. Desplegó el teclado y más pantallas para ver la situación actual.

— Esto es malo, ya están en camino... Supongo que llegó el día, fue antes de lo planeado pero el viaje tendrá que hacerse... Tierras fértiles, espero no despiertes todavía.

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