Capítulo 17: "Animales"
Después de llorar por un largo rato por fin Riu logró calmarse, pero al ver las prendas de Fii empapadas de lágrimas y moco la preocupación la invadió otra vez.
— No te preocupes.
— ...Lo siento yo-
— Nonononono. Shiiiii —Silenció a Riu colocando una de sus garras en sus labios— Para eso están los amigos. Tú eres mi amiga y yo soy amiga tuya.
— ... Está bien, te creo...
Esta vez Riu cedió rápidamente.
Fii se quitó la prenda y la dejó a un lado. Ahora que lo pensaba Riu y Rai no utilizaban prendas en su torso, solo una pañoleta en el cuello. En el caso de Rii utilizada una especie de short grueso. Y su hermana Rai solo un cinturón.
— ¿Ya te sientes bien?
Riu asintió con la cabeza mientras sorbía unos mocos que todavía caían.
— Sabes, Piero no es malo, él entenderá. Así que no tienes que preocuparte.
Riu volvió a asentir con la cabeza.
— ¿Por qué colgaste esa flor? —Tenía curiosidad del por qué.
— Allí enterramos la cabeza de mi papá y de mi mamá. —Respondió rápido.
Fii casi se ahoga por la repentina respuesta, nunca pensó que sería tan fuerte, para su suerte logró evitarlo que Riu se de cuenta de su sorpresa.
— ... Me había olvidado que todos tenemos padre y madre, pensé que solo teníamos hermanos.
Riu permaneció en silencio.
— ¿Cómo eran ellos?
— No los recuerdo muy bien, pero mi hermana me contó que eran muy buenos. Mi papá era el más fuerte y mi mamá era la más lista y linda de la aldea, por eso mi papá se volvió el líder.
— ¡Eso es increíble!
Animada por la reacción de Fii, Riu continuó.
— No recuerdo mucho a mi mamá, pero sí recuerdo su comida, era la más rica de todas, la comida de mi hermana también es rica, pero no tanto como la de mi mamá.
Fii recordó su primera comida, el pescado que todavía se movía. Un escalofrío recorrió su cuerpo.
— Solo he probado la comida de Piero, la de mi hermana, la de tu hermana y la de la líder. La mejor de todas es de tu hermana ¿Y la de tu mamá sería mucho mejor? ¡Eso es asombroso!
Durante el viaje Camila había aprendido a cocinar así que hubo días en los que Camila remplazaba a Piero a la hora de cocinar. Especialmente cuando comían pescado.
— ¿Piero cocina? Mi hermana dijo que mi papá también cocinaba a veces, pero no lo recuerdo.
— Papá, mamá, humm.... Una vez le pregunté a Piero cómo es que nacen las crías, tú tuviste papás ¿Sabes cómo?
— ¿Crías?... Nací después que mi hermana así que no sé.
Se decepcionó un poco al no resolver su duda.
— Tienes razón, le preguntaré a tu hermana después. —Fii agarró la flor y se la entregó a Riu— Disculpa por agarrarla sin permiso.
— N-no te preocupes. Recuerdo dónde es.
Riu había estado conversando normalmente con Fii, pero cuando Fii se disculpaba parecía volver a ser la Riu de antes. El cambio no se lograría tan rápido.
— Quisiera llevarla a su lugar, pero no debemos alejarnos. —Buscó un tema de conversación— Cierto, hay una chica que atacó a mi hermana, no sé por qué. Ella tenía algo en su cabeza y su pelo estaba recogido hacia atrás.
— ¿La señorita Merli?
— ¿La conoces?
— ... Sí, me cuida en su tiempo libre, cuando mi hermana está fuera de la aldea y cuando salgo de la aldea.
— ¿Es buena? Pero atacó a mi hermana.
Fii no pudo evitar tener pensamientos contradictorios con la afirmación de Riu
— ... No lo sé, parece que no se lleva bien con mi hermana...
— Que raro... ¿Entonces se lleva bien contigo?
— ... Casi no hablo con ella. Simplemente me cuida a la distancia...
— ¿No se lleva bien con tu hermana, no es tu amiga y te cuida? No entiendo... ¿No estará tramando algo?
— ... No lo sé, pero ella me cuida sin que se lo pida mi hermana o yo.
— Quizás no te está cuidando...
— ... Si me cuida... Ayer... Me protegió de una Kron.
— ... ¡¿Una Kron?!
Fii la agarró de los hombros y la miró a los ojos.
— ¡Heeee! S-sí...
— ¿Era redonda, pequeña, tenía un ojo grande, dos alas, cuatro patitas pequeñas y una cola?
— ... Sí, así mismo...
— ¡Es Speedy!
Fii se paró de un brinco mientras gritaba el nombre de Speedy. Pero Riu la miró confundida.
— ... ¿No todas las Kron son iguales cuando son pequeñas?
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La habitación estaba desordenada, varios frascos rodaban en el suelo, liquido de distintos colores desparramados, las paredes estaban llena de zarpazos pero sorprendentemente no había nada roto, la habitación estaba desordenada por culpa de una criatura. La inmaculada habitación blanca estaba dividida por una pared invisible, para ser exactos un vidrio templado de alta calidad. Ni los zarpazos de la criatura que provocó el desorden podían rallarlo.
Del lado ordenado se encontraba el Gran sabio quien había creado una nueva forma de vida. Claro que "crear" estaba fuera de su capacidad, después de todo era un simple mortal.
— Un simple mortal con el poder de un dios —Murmuró para si mismo.
— Es asombroso como siempre Gran sabio —Dijo Merli que se encontraba a su costado.
Lo que había hecho fue cambiar el ADN de la Kron, que de por si era altamente mutable. Lo que le facilitó el proceso. Y luego aceleró el crecimiento.
— Es magnifico, todas las criaturas son muy propensas a la mutación, sin embargo los Kron están por encima de todos. Y ahora que tengo una muestra viva las posibilidades son casi infinitas. No como los anteriores juguetes de prueba.
En el lado desordenado estaba la Kron o lo que antes fue una Kron. En este momento había pasado por un gran cambio, muy rápidamente por lo que su cuerpo no se adaptó completamente ya que la piel no llenaba todo su cuerpo dejando sus músculos a plena vista. Provocándole un ardor constante a la criatura.
Su cuerpo había crecido tan desordenadamente que el proceso de metamorfosis fue el peor dolor que pudo haber sentido, se había desmayado varias veces, pero el dolor la volvía a despertar, provocando un bucle de sufrimiento constante. Sus huesos habían desgarrado sus músculos, sus órganos habían explotado en varias ocasiones y sus nervios habían sido estirados y rotos en muchas más. Si no fuera por la densa nube extraña, no hubiera seguido viva esa eterna hora que duró la metamorfosis.
— ¿Dejaste de jugar? No podrás romper nada, así que trata de calmarte.
Haciendo un gesto con su mano el cristal emitió una luz y una pantalla se mostró frente al gran sabio. Presionó sobre el cristal y la pantalla se extendió hasta cubrir el tamaño de la antigua Kron, dejando ver su interior. Se podían ver sus órganos, huesos, músculos y sangre correr en su interior.
Merli apartó la mirada, ver una criatura muerta no le era un problema, pero verlo de esa manera le causó malestar.
— Ya veo... Estas incompleta, solo descansa un día, mañana estarás recuperada. O por lo menos lo necesario para seguir con los exámenes.
Volvió a hacer un gesto con la mano y la pantalla desapareció, mostrando a la criatura como normalmente uno la vería, aunque estando sin la pantalla todavía se podían ver algunos músculos y venas cruzando entre ellos.
El gran sabio salió de la habitación seguido por Merli. Apenas abandonaron la habitación, las luces de esta se apagaron.
— Merli puedes ir a comer, estaré ocupado. Cuando termines vigila a los sabios... No, mejor no, estoy interesado en ellos, pero eso puede esperar.
— Como usted lo ordene.
Merli siguió por el pasadizo hacia la salida, mientras que el gran sabio entró a una habitación continúa a la que estaban. La habitación era similar a la anterior, sin embargo los especímenes eran otros.
— He esperado tanto para este momento. Me pregunto con cual de ustedes debería empezar a probar... Aunque Merli no sería una mala opción, bueno tendré tiempo para todas ustedes.
En la habitación, a diferencia de la anterior, había cinco cápsulas del mismo tamaño, con cinco criaturas durmiendo tranquilamente, sin saber qué pasaba alrededor suyo.
— Deben sentirse orgullosos, dejaran de ser estas asquerosas criaturas, tendrán manos en vez de patas, dejaran de tener pelos por todo el cuerpo ¡Ustedes! ¡Se volverán humanos!
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Piero estaba al frente a los tres grupos de criaturas distintas o mejor dicho "animales" así los nombró su creador. Los estaba viendo parpadeaba varias veces pero la Información no llegó.
— No me llegó la información...
—¿Es así?
— Eso no asegura que el Gran sabio los haya creado...
Piero no quería aceptarlo, descubrir que tenía tanto poder después de haber sufrido tanto sería tan absurdo que no podía creerlo. Pero allí estaban, las pruebas de que quizás era cierto y no era solo uno, sino tres animales distintos.
— ... Rai —Llamó Piero.
— ¿Si? —Respondió inmediatamente.
— ... ¿Tienen nombres estos animales?
— ... Individualmente no, pero cada grupo tiene uno. Los más grandes se llaman Korov.
Señaló un animal que caminaba sobre sus cuatro patas, era tan alto como Fii y de los extremos de su cabeza sobresalía dos pequeños cuernos. Tenían una joroba en su espalda y sus músculos estaban bien marcados en sus patas. Su cráneo parecía sobresalir de su cabeza por lo que tapaba sus ojos.
— Esos de allá son Konellos.
Esta vez el animal podía caber en la palma de su mano. Estos estaban separados y corrían dando saltos cortos. Parecían una bola andante, su pelaje era corto y su boca cruzaba de lado a lado, por un momento le recordó a Speedy, sin embargo no tenían alas. Además tenían dos ojos y de su espalda sobresalían algunos huesos.
— Y por último los kollos.
Estos parecían una bola donde le acomodaron todas las partes típicas de un ave, un gran pico, dos pequeñas alas, dos patas con garras y una cola con plumas ligeramente más largas. Lo curioso de esa criatura era que en su cabeza parecía llevar una hoja, al principio parecía que solo uno lo llevaba pero al ver a los demás se dio cuenta que efectivamente todos lo llevaban.
— ... Gracias.
— No tiene por qué agradecer. Es mi debes responder todo lo que pueda.
— Sigues con lo mismo... —Suspiró.
— ¿Cómo los crían, qué le dan de comer? —al no poder sacar información de Piero la otra alternativa fue Rai, aunque a Camila no le agradó esa idea se tragó su molestia y preguntó.
— ... Le damos agua todos los días y le traemos algunas plantas que cultivamos especialmente para ellos. Nosotros no podemos comer esas plantas porque son venenosas.
— Comen hierbas dañinas y ustedes comen su carne... Es un buen equilibrio...
Ya no podían conseguir nada estando en el corral por lo que decidieron dejarlo, sin embargo Piero decidió preguntar una última pregunta.
— ... Todos tienen el mismo tamaño... ¿Acaso no crecen?
— ... No, ya alcanzaron su máximo crecimiento...
Normalmente en un grupo de criaturas estarían lideradas por la de mayor fuerza o edad. Por lo que ver que todos eran iguales le pareció muy extraño.
— ¿Cuando es su época de celo?
— No sabría decirlo...
— Bueno si el Gran sabio los creó recientemente sería normal. ¿Pero no los creó hace tiempo?
— Sí, los creó hace unos años. Pero no entiendo a qué quiere llegar... —Inclinó su cabeza.
— ... ¿Sabes cómo se reproducen estas criaturas?
— No, no lo sé, por favor discul-
— Espera. Primero... ¿Has visto a las criaturas recién nacidas?
— He.. No, nunca.
— ... Pero si los consumen de vez en cuando y no pueden reproducirse... ¿No significaría que se acabarían? ¿Había muchos más antes?
Rai lo miró con asombro y empezó a recordar. Todas las veces que llegó al corral siempre había la misma cantidad de animales. Por lo que obviamente algo no estaba bien.
— Ahora que lo menciona... No, son la misma cantidad... Siempre son quince korov, treinta conellos y treinta kollos...
— Eso no puede ser posible... —Susurró Camila.
— A menos que el Gran sabio les esté creando continuamente...
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La noticia elevó la imagen que tenían del Gran sabio. Piero no pudo pensar en otra posibilidad por lo que se sintió frustrado. Ya no tenían ningún asunto en ese lugar por lo que los tres dieron la vuelta y salieron del corral. Sin embargo por andar pensando en otras posibilidades término chocando con alguien en la puerta del coral.
— ¡He!
El golpe terminó empujando a la otra criatura hasta caer sobre sus piernas.
— He... Disculpe ¿está bien? —Estiró su mano para ayudarla a levantar.
La criatura que todavía estaba en el suelo se quejó por el dolor en su trasero.
— ¿Está bien sabio? —Rai se asomó del interior del corral.
Camila estaba detrás de los dos por lo que solo pudo ver cómo se detenían delante de ella.
— ¿Sabio? ¿¡He!?
Piero esperó esa relación, con casi todos había pasado lo mismo. Se estaba volviendo algo común.
— Esto otra vez-
Pero la reacción de Rai fue lo que no esperó. Se posicionó delante de suyo y sacó la daga que estaba colgando del cinturón. Y allí no acabo los acontecimientos extraños ya que la otra chica dio un salto hacia atrás y se acomodó en una posición de combate. Para ese momento Camila logró alcanzar a ver con quién se habían encontrado.
— ¡Ella! ¡Ella me atacó en la mañana!
Piero volteó rápidamente y miró a la chica, esta llevaba una delgada tela negra en su pelo recogiendo su pelo y sus antenas hacia atrás, su delgado cuerpo era ligeramente más pequeña que Rai pero más alta que Camila. Piero no lograba imaginar atacándolos pero protegió a Camila de igual manera.
— No te dejaré atacarlos. —Advirtió Rai.
— ¿En serio crees poder defenderlos? —Se burló Merli.
— Soy lo suficientemente fuerte para detenerte.
— Sigues pensando en el pasado ¿Cuándo te darás cuenta que no soy la misma de antes?
Las dos mostraron sus intenciones asesinas, parecía que entre ellas había una pelea que no lograron terminar y utilizaron el momento para dejar las cosas claras, obviamente se habían olvidado de Piero.
— Antes que empiecen a pelear. Tú, Merli ¿Qué quieres de nosotros? —Intervino Piero.
— Jump. No necesito nada de ustedes, solo que se vayan de la aldea.
— ¿Son órdenes del Gran sabio vigilarlo? — Preguntó Rai.
— Prefiero estar al lado del Gran sabio, que con el lado perdedor, no confundas mis intenciones, traidora.
Se miraron por un momento, la tensión estaba aumentando por lo que Piero intervino.
— ... ¿Solo venías a comer?
— ¿Recién te das cuenta? Ahora, salgan de mi camino.
Merli cruzó entre ellos sonrió a Camila que se escondía y entró al corral. Antes los había tratado de matar o eso le contaron, sin embargo, su comportamiento actual era menos hostil. Algo cambió desde la última vez.
— ¿Realmente nos atacó antes?
— Sí... Fue ella estoy segura.
Camila también estaba desconcertada por el comportamiento de Merli. La vieron irse en silencio, salir con un par de animales y dirigirse a una de las casas. Sin volver a cruzar miradas.
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Llegando a la casa de Rai, Piero dijo su conclusión a las otras dos.
— Sobre el tema de Merli... Creo que ella nos atacó por intención propia. Y ahora que la noticia se extendió le dijeron que no nos atacara, por eso ya no es tan hostil como antes...
"O tal vez cambiaron sus órdenes"
— ¿Entonces ya no nos volverá a atacar? —Preguntó Camila desconfiada.
Piero pensó por un momento y respondió.
— ... No hasta que le ordenen lo contrario...
— ¡Heee! —Gritaron Rai y Camila.
— El Gran sabio nunca...
Rai intentó defender a su líder pero apartó su mirada en media oración.
— Lo dudaste... Así que no es tan bueno como nos contaste.
Rai miró asombrada a Piero parecía querer decir algo pero en ningún momento lo negó, dándose por vencida dejó de pensar en una excusa y tensó su cuerpo por el miedo al castigo.
— ... No importa, te dije que siguieras al gran sabio, pero si en algún momento te pide que nos ataques habla con el Gran sabio y dile que nosotros aceptaríamos marcharnos en cualquier momento sin necesidad de una pelea.
— ¿¡Piero!?
— Es la mejor opción, además nosotros no tenemos relación con ellos, las dudas que tenemos de nuestro pasado no podrán ser resueltas acá.
— ... Está bien, si me piden atacarlo, eso haré...
Camila miró cómo Rai y Piero parecían tener un acuerdo.
— Bueno creo que debería empezar con el favor que me pidió la líder. Entremos a la casa para hablar.
Rai golpeó la puerta con un patrón antes de abrirla y dejó que Camila y Piero entraran. Apenas llegaron a la sala fueron recibidos por Fii y Riu.
— ¡Bienvenidos!
— B-bienvenidos...
Al parecer Fii se había acercado arto a Riu, ambas estaban con las manos sucias y había varias hojas con garabatos en ellas. Piero miró todo el desastre, hojas y manchas negras por todos lados, al parecer Riu le estaba enseñando a Fii a dibujar. Miró la pequeña figura de Riu, quien se encogió rápidamente y se ocultó detrás de Fii.
— ¿Fii que has estado haciendo?
— Mira, mira, este es un árbol y esto de acá es Riu y esta de acá soy yo. —Alzó una de las hojas verdes donde varios garabatos estaban dibujados— Esta eres tú, el de acá Piero y ella es Rai.
— ... Estos dibujos... Phuuf —Camila no pudo evitar reírse por las formas extrañas que los representaban.
— ¡No te rías hermana! —Inmediatamente Fii se avergonzó.
Rai otra vez se alteró al ver el estado de la sala.
— Bueno ordenen todo, Camila, Rai, hablemos en el cuarto mientras las dejamos ordenar.
— Disculpa Rai por el desorden que trajo mi hermana.
— ¡No! No, yo debería disculparme.
— Rai... —Piero entrecerró los ojos mirando a Rai.
— ¿He? Haaaa, di-disculpe...
Piero no se iba a poder acostumbrar a este estilo de vida, de pronto la idea de irse de la aldea no era tan mala. Fii y Riu recogieron las hojas y las acomodaron en la mesa, había unos depósitos esparcidos en el suelo por lo que se volvió difícil caminar, Piero se agachó y despejó el camino llevando los depósitos a la mesa.
— ... G-gracias. —Riu se Inclinó ante la ayuda de Piero.
— De nada.
Rai estaba a punto de decir algo molesto por lo que la metió rápidamente a la habitación. Mientras que Riu lo miraba en silencio, intentando saber qué expresión verdadera era la que ocultaba su rostro molesto.
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