13
*** = Persona Misterioso/a
***
—Ya no puedo seguir con esto—solté un suspiro.
—¿Y quién te ha preguntado si quieres o no seguir con esto? —golpeó el escritorio y se acercó a mí, intimidándome.
—No quiero, no voy a seguirte— afirmé parándome del asiento.
Él terminó de acortar nuestra distancia y me sujetó del cuello haciendo que el aire me faltara.
—Tienes dos opciones, seguirme y vivir o marcharte y hacer que te arrepientas hasta después de haber muerto, ¿Sabes a que me estoy refiriendo cierto?
No respondí, pero mantuve mi mirada con la suya.
—Ah, carajo, ¿Cómo es que un humano puede ser tan idiota? —Dijo, tirándome al suelo—. Ustedes se rigen más por lo que sienten que la razón queda en segundo plano...Valla mierda.
—¿Qué tiene que ver ella contigo? —pregunté, con la voz entrecortada.
Él se sobó la barbilla y chispó la lengua—. Eso no te incumbe.
Me incorporé rápidamente y él bajó su mirada.
Su acción me llamó la atención y me sentí inquieto.
—Entonces...piensas arruinar mi plan—dijo más para el que para mí, al mismo tiempo alzó la cabeza lentamente.
Mi vista se congeló cuando vi el color rojo de sus ojos y más abajo aparecía una sonrisa cruel, el corazón me latía demasiado rápido y mi respiración estaba desbordándose.
—Bien— dijo y caí desgarrándome del dolor que comenzaba a invadir mi cuerpo y más aún, mi cabeza.
—¡Haz que pare! —grité desesperado mientras sentía que el dolor se intensificaba.
Me retorcía de formas inigualables, mis gritos retumbaban en todo el lugar, la desesperación se reflejaba en mis ojos al tratar de verlo, pero había desaparecido, escuchaba pequeños truenos que suponía serían de mis huesos, el silencio que había a mi alrededor era opacado por mi voz, no había nada más que escuchar, no había nada más que ver.
Pude respirar cuando sentí que mi cuerpo ya no sufría de espasmos, me levanté lentamente con dolor mirando hacia todos lados y suspiré cuando no lo vi.
Un silencio muy irreal me hizo poner alerta, me acerqué a la puerta para poder salir de ese lugar, pero apenas giré la manija alguien tomó mi hombro y pude verlo, seguía con la misma expresión y sentí como mi piel se erizó al instante.
—¿Creíste que eso era todo? —fue lo último que dijo después de reírse ya que sentí que mis oídos se taparon, luego él desapareció de mi vista y comenzó el dolor de nuevo.
Con su misma intensidad, pero esta vez solo en mi cabeza, la sostuve tratando de aliviarme, pero no, no arreglé nada.
Un grito salió de mi boca cuando mis oídos empezaron a zumbar haciendo que caiga de rodillas por el dolor que se unía con el de mi cabeza, grité arañándome la cara y jalándome el cabello, el dolor de mis oídos era más fuerte que el de mi cabeza, sentía que iba a explotar.
La desesperación hizo que empezara a golpear mi frente miles de veces contra en suelo mientras que gritaba "¡Para!", sangre comenzaba a derramar desde mi frente, pero ese dolor no era nada a comparación de los zumbidos.
La sangre comenzaba a gotear en él suelo, con esfuerzo dejé de golpearme y me alcé con las manos temblorosas.
Como gota que derramó el vaso, grité cuando la sangre comenzó a derramarse desde mis orejas causándome un dolor desgarrador, llevé mis manos hacia ellas tratando de calmar la hemorragia, pero el dolor era insoportable, mi garganta ardía de tanto haber gritado, aun así, no podía retener los gritos ahogados que salían de mí.
—Dime que lo sientes—me agarró del cabello haciendo que alzara la mirada. El rojo de sus ojos era tan intenso.
Con mis manos arañé sus muñecas y él extendió su sonrisa, después de eso el dolor se intensificó aún más haciendo que de otro grito y clavara mis uñas en su piel.
—Suplícame por tu vida— apretó su agarre en mi cabello, sonreía ante el dolor que percibía.
—Para...por favor—dije con dificultad.
Él dio una sonrisa vitoriosa —: Bien, creo que ya entendiste. — se levantó y antes de que el dolor se detenga vi como sonrió y al mismo tiempo el color de sus ojos cambio a los normales que siempre muestra.
—Recuerda que estás vivo por mí, así que piensa bien si me quieres tener de enemigo— hizo una pausa mientras que me incorporaba dolorosamente del suelo—. Hay mucha gente que la frecuenta, más por ellos...no me gusta.
Sin más que escuchar, abrí la puerta y me detuve cuando escuché su voz—: Kendra no puede saber que me conoces— al escuchar su nombre sentí como mi pecho se estrujó y asentí saliendo de ese lugar.
Kendra
Ya eran las 6 y me sentía culpable por no haberle comentado a Eder sobre el chico de ojos azules, ¿Por qué no le conté?, ni yo misma tenía esa respuesta.
Por otro lado, lo del sueño me dijo que no era relevante.
—Solo es un sueño, no creo que tenga importancia, de todas formas, le diré a Fred. — me había dicho con despreocupación, también le conté sobre Misael, más bien, le pedí consejos para poder alejarme de él.
Me trató de reconfortar diciéndome que es difícil, pero todo era por mi seguridad y la seguridad de Misael, más valía prevenir que lamentar muertes injustas.
Al conversar con Eder pude liberarme de la mayoría de las cosas que me atormentaban, sentía un alivio casi completo, ya que cuando el chico de ojos azules venía a mi mente, una sensación de culpa me invadía.
—Nos vemos mañana —esa frase vino a mi mente y recordé a que se refería.
—Ah, mañana hay fiesta— dije dando un suspiro saliendo de mi habitación.
Toqué mi pecho y aprecié el collar amuleto que me había dado Eder, era sencillo, tenía piedras rojas oscuras y su cadena era de color negro, no era grande, pero tampoco estaba apegado a mi cuello.
—Saldré a reunirme con Fred, si pasa algo solo pronuncia mi nombre o el nombre de mi hermano con el amuleto puesto. —dijo al marcharse después de conversar conmigo.
—¿Esa cosa me va a proteger? —Dije acariciando sus piedritas y estas brillaron como si tuvieran vida propia, el rojo brillante pareció hipnotizarme por un momento ya que después una sensación de hambre me embargó.
Cogí lo que estuviera a mi alcance y empecé a comer desesperada, hice una mueca de asco cuando saboree la manzana y me sentí confundida.
Las manzanas eran mi fruta favorita, ¿Por qué me daban asco?
Me doblé cuando mi estómago rugió por el hambre, empecé a probar las cosas que había en mi cocina y todas me daban asco, eso no era lo que yo estaba buscando.
¿Qué era lo que quería?
La necesidad de comer era demasiada, tanto así que mis brazos y piernas empezaron a temblar, pero... un olor me hizo salir hasta llegar a la puerta de mi casa, era un olor nuevo, pero tan delicioso...
—אל תבזבז זמן (no pierdas tiempo)— escuché a mi subconsciente hablar en otro idioma, pero lo entendí perfectamente.
—אתה רעב מאוד? (¿Estás hambrienta?) — Asentí saboreando.
Como si retomara la razón, caí de rodillas asustada por lo anterior, mi respiración estaba agitada, sentía que estaba luchando con algo... o alguien.
Negué varias veces tratando de controlarme, pero de nuevo ese olor comenzaba a invadir el lugar, la necesidad de comer lo que el olor significase era mucha, la boca se me humedecía de tanto saborear.
¿Qué me estaba pasando?
— אל תילחם, אל תתאפק (No pelees, no te detengas)— me tapé los oídos al sentir que el hambre me volvía a hipnotizar.
Sin pensarlo grité—: ¡Fred...Fred! — agarrando el amuleto.
Él tiró la puerta sin darse cuenta de que yo estaba al costado y rodé unos cuantos pasos.
—Lo siento Kendra, ¿Qué pasó? ¿Alguien te hizo algo? —caminó rápido y colocó su brazo en mi cintura para ayudar a pararme.
—Tengo mucha hambre— grité lo último porque volví a sentirme atraída por ese olor tan extraño. La confusión que había en su rostro al verme tan desesperada me preocupó.
—קדימה תעקוב אחרי הריח הזה (Vamos, sigue ese olor).
—¡No!
—שחרר את עצמך (Libérate).
—¡Para de una vez! —comencé a tirarme puñetes en la cabeza.
Vagamente vi la desesperación de Fred al acercase y sujetarme los brazos. Ambos nos miramos en silencio.
Me confundí cuando vi que la mirada de él bajó a mi pecho que subía y bajaba.
—Voy a parar esto por un rato— lo dijo como ¿Pidiendo permiso? Yo asentí tratando de controlar mi respiración.
Mis ojos siguieron sus movimientos hasta que soltó su agarre contra mí y colocó la palma de su mano en mi pecho, rápidamente alcé mi vista y me di cuenta de que él estaba con los ojos cerrados, movía la boca como si estuviera hablando, pero no lograba escuchar lo que decía, mi respiración empezaba a darme tregua y esas ansias que tenía se disiparon gracias a él.
Cuando mi respiración se regularizó por completo, él quito su mano y abrió los ojos para examinarme.
—¿Estás más tranquila ahora? — preguntó y yo miré sus ojos negros.
—S-i —dije con dificultad asimilando lo que había pasado.
—Esto va a durar solo un rato.
—Tengo miedo— dije rápido cuando terminó de hablar.
—Tenemos que irnos— tomó mi mano y nos dirigió a las escaleras que teníamos en común los inquilinos.
—¿A dónde vamos? —me detuve.
—Al refugio, no puedes estar aquí así— volvió a agarrar mi mano y empezamos a subir las escaleras.
¿Qué era lo que me estaba pasando?, esa pregunta rondaba en mi cabeza. Por otro lado, estaba aliviada por lo que hizo Fred, si él no hubiera llegado yo probablemente estaría como loca siguiendo ese olor tan llamativo.
¿De qué era ese olor?, era uno nuevo, no recordaba ese aroma de nada, pero mi subconsciente parecía saber que era, ¿Era posible que mi subconsciente me alentara a seguir ese olor?
¿Por qué no pude mantener el control?
—Kendra cierra la puerta para que nadie entre— su voz me hizo salir de mis pensamientos.
Cerré la puerta y volví hacia Fred que se encontraba estirando los brazos en las barandas.
Oh no, ¿Vamos a volar?
Me detuve cuando sus alas empezaron a brotar de su espalda, estas eran más oscuras— si eso era posible— y más grandes que las de Eder, su polo se había rasgado, pero nunca se lo llegó a quitar.
—Ven, vamos— me acerqué y él me acomodó delante suyo.
—¡No! —di un grito cuando estaba a punto de volar.
—¿Qué pasa?
—No me gusta estar así, quiero estar volteada— admití con voz baja.
—Bueno...está bien— dijo y me voltee, antes de acomodarme me di cuenta de que él estaba mirando hacia abajo, ¿Estaría avergonzado?
Me quedé quieta y él alzó la mirada percatándose de mi duda—. Vamos acomódate— se apresuró a decir y yo me acerqué lentamente hacia él.
Mantuvimos la mirada cuando enredé mis brazos en su cuello, al momento de alzar mis piernas, él volteo la mirada y yo la bajé, yo también estaba nerviosa y avergonzada, quizás porque me había acostumbrado a estar con Eder.
Quizás.
Mis piernas las enredé por encima de su pelvis, no estaba tan cómoda en esa posición, pero me sentía más segura.
—¿Ahora sí? —asentí apegando mi cabeza a su pecho y pude sentir los latidos acelerados de su corazón.
El mío estaba peor, sentía que mi corazón estaba en mis oídos.
Al momento de volar, pensé que iba a saltar al vacío como Eder lo hizo, pero no, él flexionó sus rodillas y se disparó hacia arriba haciendo que el aire se me fuera por un momento.
Al estar avanzando, sentí una calma y relajación tan reconfortante que me permití cerrar los ojos por un momento, poco a poco sentía que mi cuerpo se dejaba llevar por esta sensación de paz, me sentía tan bien que... que parecía un sueño.
Todo esto cambio cuando una fuerza extraña me hizo doblar hacia atrás de manera rápida, quería abrir los ojos e incorporarme, pero yo estaba en un trance de relajación que me hacía sentir que mi cuerpo tenía vida propia.
—¡Kendra resiste! — sentía que él me sacudía, quería gritar y decirle que no era yo la que se había doblado así—porque así lo sentía yo— pero por fuera solo era un cuerpo inmóvil que prácticamente se había desmayado.
—¡Kendra despierta! — poco a poco su voz se iba alejando, pero aún sentía la desesperación que transmitía.
Ayúdame, Fred...por favor.
—¡Kendra! — sabía que él estaba gritando, pero escuchaba su voz tan lejana que me hacía sentir impotente de no poder reaccionar.
—Lo siento— con todas mis fuerzas traté de hablar y confirmé que él me había escuchado cuando dejó de sacudirme, después de eso no pude luchar más y me rendí ante lo que sea que estuviera controlándome.
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