Capítulo 34 🚬

Definitivamente, la gente estaba muy loca.

Cerré la puerta de un portazo fuerte y me dirigí a la cocina junto a Gen.

—Eso no fue muy cortez —me dijo ella, mientras ponía la cafetera a funcionar y preparaba unas tostadas.

—No es mi madre, está loca —mascullé, sentándome en una de las banquetas.

—¿Cómo estás tan segura? —preguntó, mientras servía el café en nuestras tazas.

Cuando había comprado comida en exceso había visto dos tazas a juego, una violeta y una rosa. Inmediatamente pensé en Gen y en mi, así que decidí comprarlas.

—No lo sé, pero una madre de la cuál no sabes nada no puede llegar así porque si. ¿Verdad? —inquerí, tomando la taza que ella me daba.

—Bueno, a veces los adultos están mal de la cabeza. Así que, no te sorprendas si realmente es tu madre.

—Ojalá se haya ido —suspiré—. Y se nos hace tarde para las clases, será mejor que nos apuremos.

Terminamos de beber y comer el desayuno, para luego prepararnos y tomar todo lo necesario para ir a clases.

Seguía sin ánimos de ir, pero Gen sí que tenía ganas de ir. Así que me dispuse a acompañarla.

Una vez que estábamos listas, salimos por el garaje. Gen fue lista al proponer aquello, pero no me esperaba que mi supuesta madre estuviera allí con un arma apuntándonos.

Me puse adelante de Gen rápidamente.

—¿Qué mierda crees que haces? —mascullé.

—Necesito que vengas conmigo, ¿lo harás por las buenas o por las malas? —inquirió ella—. Lucrecia, ambas sabemos que mueres por hacerme preguntas. Solo sería... una salida de mami e hija.

Miré a Gen y luego volví la mirada a aquella arma que nos apuntaba.

Solté un suspiro al aceptar que no seríamos jamás más veloces que una bala. Así que opté por hacer caso.

—Bien —dije y recibí un apretón en el brazo por parte de Gen—. Ve a clase, quédate con Franchesco. Volveré para el almuerzo.

—Keira... —dudó Gen.

—No voy a poner nuestras vidas en riesgo, al menos no la tuya —aseguré—. Ve a clase, te veré al mediodía para que cocines lo que tú quieras.

Gen me miró con los ojos cristalizados.

—Estaré esperando que vuelvas —dijo ella, alejándose poco a poco pero sin dejar de mirarme.

—Volveré —dije segura, aunque no lo estaba del todo.

—Joder, qué dramáticas. No esperaba que fueras tan emocional —se quejó Lucrecia.

Sí, comenzaba a creer que realmente era mi madre. Así que iba a llamarla por su asqueroso nombre, porque no iba a llamarla por madre.

Ella bajó su arma y comenzó a caminar en dirección a su auto, me ordenó subir primero y eso hice, en el asiento de copiloto.

Olía a alcohol y cigarro, pero no dije nada al respecto. Estaba bastante sucio, pero tampoco dije nada sobre ello.

Una vez que comenzó a conducir, todo se hizo sumamente incómodo. Me lanzaba miradas de vez en cuando, pero se limitaba a quedarse en silencio.

Hasta que estacionó en un bar y me ordenó bajar con ella. Una vez que nos adentramos, se pidió una cerveza, me preguntó si quería una, pero me negué.

—Eres idéntica a mi de joven —dijo ella, tras darle un sorbo a su cerveza—. Solo que yo era más alta, delgada y estaba llena de odio. Aún así, te pareces mucho a mí.

Me removí en mi asiento.

—Pero está claro que sacaste la personalidad de tu padre, siempre fue un idiota con sentimientos —se llevó nuevamente su cerveza a la boca y volvió a beber—. ¿Sabes que te llamas como yo? Esa fue idea de tu estúpido padre. Siempre tan cursi.

—Es un nombre de mierda —mascullé con odio.

No me agradaba que hablase mal de mi padre.

Ella sonrió irónica y volvió a beber.

—¿Sabías que tu padre huyó y te llevó con él? —sentí cierto rencor en su voz—. El muy hijo de puta se fugó y se llevó a mi hija sin dejar rastro. Y todo porque creyó que sería mala madre. ¿Mala madre? ¿Acaso dejarte comer cocaína de bebé me hace una mala madre? ¿O darte de beber vodka? Yo creo que no.

Parpadeé varias veces sin entender lo que estaba diciendo.

¿Acaso eso realmente había pasado? ¿Y lo decía así como así?

—Lucio siempre fue un hijo de puta, pero se pasó el día que te llevó con él. Y ahora que te encontré, planeo hacerlo mierda.

Se levantó de golpe y me tomó del brazo con demasiada fuerza y brusquedad. Me dolía su agarre, así que intenté liberarme.

—¡Quédate quieta! —exclamó y luego de aquello me propinó una bofetada.

La mejilla me quedó ardiendo, pero no fue nada con el dolor interior que me provocó saber la realidad.

Lucrecia era una inútil.

Y estaba mucho mejor sin conocerla.

Durante varios años la idea de que mi padre sea un maldito pasaba por mi mente.

A lo mejor era adoptada.

A lo mejor mi madre solo me dejó.

Pero no, Lucrecia estaba enferma. No era una buena persona y se notaba.

—Lo siento, lo siento —lloriqueó, pero no le creí una mierda.

—Eres una mierda —mascullé—. No entiendo cómo te da la cara para venir después de tanto tiempo.

Y era cierto, quisiera o no aceptarlo, me dolía el hecho de que apareciera después de tantos años.

—Lamento haberme tardado diecisiete años en encontrarte, pero tu padre es muy bueno ocultándose.

—Dieciséis —mascullé—. ¡Tengo dieciséis!

Ella me observó con el ceño fruncido, mientras el maquillaje de sus ojos se corría por haber sollozado.

—¿No cumples dieciocho en una semana? —dudó.

—Cumplo diecisiete —afirmé.

Creí que entendería que se había equivocado, pero en cambio, sonrió irónica.

—Tu padre te mintió —dijo segura—. Naciste en el dos mil tres.

Rodeé los ojos.

—La droga te afectó demasiado —farfullé, mientras comenzaba a caminar y alejarme de ella.

No sabía dónde diablos estaba, pero prefería estar perdida que estar con ella.

—¡¿A dónde crees que vas?! —gritó siguiéndome y en cuestión de segundos me volvió a jalar y agarrar con fuerza del brazo.

Esta vez, me defendí. Dándole una patada en la rodilla.

—¡Suéltame! —grité y tras aquello recordé la voz de mi padre.

"Di Patán si estás en peligro".

Seguí intentando librarme de su agarre, pero era en vano.

—¡Suéltame! —volví a gritar—. ¡Patán! ¡Patán! ¡Patán! ¡Papá! ¡Necesito ayuda, patán!

Al instante la alarma de mi móvil comenzó a sonar de manera fuerte y constante. Logrando que nos asorde a ambas.

—Qué hiciste, estupida —masculló Lucrecia.

Y tras aquello, me golpeó en la cabeza con su pistola.

🚬🚬🚬🚬🚬

Hii <3 Solo vengo a decir que...
¡Hay doble actualización!

Sigue leyendo y no olvides de comentar. Love you.

💜🚬

PD: El internet no me carga el banner, pero ya saben dónde pueden encontrarme. ¿Verdad?

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