Capítulo 27 🚬
Me gustaría decir que fui influenciada por Franchesco y por Gen y que, claramente ellos eran una mala influencia. Pero no era cierto, ni siquiera tuvieron que proponerme hacerme un tatuaje para que yo quisiera uno.
De hecho, siempre se me había apetecido tener tatuajes, pero no había tenido la oportunidad de hacerme uno.
Así que, allí estábamos. Esperando ser atendidos mientras comíamos brownies y Gen grababa. Había dicho algo sobre hacer un vídeo de su primer tatuaje.
Aparentemente, a sus seguidores les interesaba presenciar aquello. Aunque sea solo por una pantalla.
—¡Franchesco! —exclamó un señor robusto, con una sudadera sin mangas que dejaba ver sus tatuajes y con una barba larga—. ¡Tanto tiempo, ragazzo! ¿Come sta la famiglia?
Franchesco se levantó de su asiento y se dirigió en dirección a aquel hombre, y este, no dudó en abrazarlo con fuerza.
—Stanno bene, ma non voglio vederli oggi —dijo Franchesco y por su tono de voz, no sentí que haya dicho algo bueno.
—Sei sempre il benvenuto a casa mia —aseguró el hombre y Franchesco asintió con pena—. ¡Oh mio Dio! ¡Le signore! Disculpen, me he emocionado al hablar con Franchesco. ¿Cómo les va? Soy Carlos, el tatuador.
—¡Hola! —lo saludó Gen emocionada—. ¡Soy Gen! ¡Y hago vídeos!
Carlos, el tatuador sonrió alegre y comenzó a conversar con Gen. Le daba consejos sobre grabar, editar y hasta se grabaron juntos.
Estuvieron unos minutos así hasta que Carlos posó su mirada en mí.
—¿È lei la ragazza? —dijo en dirección a Franchesco y este asintió.
—Sí, es ella —respondió Franchesco—. Se llama Keira.
Carlos me tendió una sonrisa amable y se la correspondí, poniéndome de pie y ofreciéndole una mano para estrecharla y saludarlo.
Pero este la tomó como un incentivo para abrazarme y apretujarme en sus brazos. No se sintió mal, la verdad.
—Un gusto conocerla al fin —dijo Carlos—. Franchesco ha estado hablando de usted...
—¡Chiudi quella bocca! —exclamó Franchesco, exaltado.
Pero Carlos solo se rió en respuesta.
No había entendido nada de lo que habían dicho en italiano, pero honestamente, no me interesó.
Cuando Carlos me soltó, fue en busca de Gen para que ella le cuenta sobre qué quería tatuarse. Me sorprendió que ella quisiese ir primero, pero no refuté. Dejé que grabase todo, se veía feliz y yo no era quién para negarle el hecho de estar emocionada.
Por otro lado, Franchesco solo me lanzaba miraditas de vez en cuando. Como si quisiera decirme algo pero no se animaba.
Giré mi cabeza en su dirección y este apartó la vista.
—No me mires tanto, mira que me desgasto —mascullé medio en broma.
Creí que se ofendería, pero me sonrió egocéntrico.
—Es difícil dejar de mirarte —murmuró.
Honestamente, no supe cómo tomarme aquello. Así que hice lo que cualquier persona racional haría; evitar responder algo sobre eso.
—¿Ya tienes pensado qué vas a tatuarte? —cuestioné desviando la conversación, aunque era cierto que me interesaba saber.
Él asintió.
—Es un dibujo que hice hace unos días —comentó—. Te lo mostraré cuando ya me lo haya tatuado.
Rodé los ojos.
—¿Siempre tienes que ser tan misterioso? —farfullé.
—Yo no soy misterioso —refutó él.
—Ajá.
—En serio, no lo soy —insistió.
—Como tú digas —murmuré.
Creí que diría algo más, pero en cambio, se acercó más a mí, así que quedó pegado a mi lado.
—No soy misterioso cuando se trata de ti —murmuró en mi oído—. Contigo soy directo. Y en este momento, tengo muchas ganas de decirte lo que quiero hacerte.
Tragué grueso, aquellas palabras me habían erizado la piel.
Pero aquello se había escuchado tan... ¿sexy?
Lo miré seria por unos instantes.
—Que te esté hablando no significa que te haya perdonado —le recordé—. Y dado que tu hermana se ha encargado de divulgar fotos nuestras, no me apetece darle más contenido. ¿Sabes?
Franchesco frunció la nariz, y supe que había maldecido mentalmente.
Pero aún así, no se separó de mi. De hecho, se acercó todavía más. Pasando su brazo por sobre el respaldo de mi asiento.
—Ya hablé con mi padre —dijo serio—. No va a castigarte por golpearla porque dijo que él hubiera hecho lo mismo en tu situación. No soy el único que no la aguanta —murmuró con cierta molestia en su voz—. Pero mi madre insiste en que es una etapa y va a pasarle. No hay nada de qué preocuparnos.
—Con Ludovica nunca se sabe —dije, recordando las mismas palabras que me dijo Gen por la mañana.
—Lo sé, pero no quiero que mi familia sea la causante de dañar lo nuestro —aseguró, mirándome a los labios fijamente.
—El que me vino a gritar, fuiste tú —le recordé.
No quería que se olvidara de aquello, porque si lo hacía, era probable que lo vuelva a hacer.
—Lo sé, Keira, lo sé —sus ojos volvieron a los míos y aquel destello azul me cautivó unos instantes—. Pero no puedo volver al pasado. Así que solo espero que puedas perdonarme.
Asentí, sin saber qué responder.
—Haré lo que pueda —dije tajante.
—Bien, porque cuando me perdones tengo algo que mostrarte —comentó, alejándose de mi lado.
La curiosidad me incentivaba a preguntarle qué era lo que quería mostrarme, pero no me atreví a hacerlo.
Especialmente porque Gen volvió con una sonrisa amplía, chillando sobre su nuevo tatuaje y queriendo muéstranoslo.
Alzó su brazo derecho y tras un plástico transparente pude notar varias mariposas. Simulaban que estaban volando.
—Es hermoso —le dije, apoyándola.
—Son cuatro en total —habló ella—. Esta soy yo —comentó apuntando a una mariposa—. Esta eres tú —dijo apuntando a otra mariposa y mirándome emocionada—. Esta es Fran y esta es mi hermano.
Me quedé sorprendida tras darme cuenta que Gen se había tatuado en la piel algo relacionado con nosotros, así que lo único que pude hacer, fue abrazarla.
—Te ves increíble con tus mariposas —le aseguró Franchesco—. Y es un honor estar en tu piel —dijo este, en tono seductor.
Lo cuál hizo que Gen soltara una carcajada.
—De la única manera en que tocarás mi piel, será esta —dijo ella, egocéntrica.
Seguí hablando con Gen y esta me pidió que le sacara fotos y la grabase, así que lo hice sin ningún problema. Mientras que Franchesco se iba con Carlos a hacerse su respectivo tatuaje.
Mientras más pasaba el tiempo, más nerviosa me sentía.
Porque... sí tenía en mente qué quería tatuarme. Pero me daba un poco de miedo poder arrepentirme en el futuro.
—¿Ya sabes qué te tatuarás? —preguntó Gen, mientras tecleaba algo en su móvil.
—Sí y no —admití—. Tengo en mente dos tatuajes, pero no sé cuál hacerme.
—¿Y por qué no te haces los dos? —propuso dejando de teclear su móvil y pasándomelo a mí.
"Dado que he sido atacada injustamente por un rumor completamente falso, he querido hablar sobre las enfermedades sexuales y desmentir mitos. He investigado, ya que, cuando careces de ignorancia sobre algún tema, es tan fácil como buscar información en internet y aprender. Pero claro que, a la mayoría se le caerán los dedos si investiga. ¿No? (esto fue sarcasmo, nadie murió por investigar algo de lo cuál no sabía). O solo les gusta dejarse llevar por rumores falsos y dañinos".
La miré, sorprendida por lo que estaba leyendo. Había hecho una publicación sobre las enfermedades sexuales, mitos sobre estas y consejos para prevenirlas.
—Eres increíble —dije orgullosa, tras ver los comentarios que estaba recibiendo.
—Espera, hay más. Ve a la otra publicación —dijo nerviosa.
Salí de la que ella me había mostrado y apreté la siguiente.
"¿POR QUÉ SOMOS ZORRAS CUÁNDO LES CONVIENE PERO INCREÍBLES CUANDO LO DESEAN?".
Enarqué una ceja al leer la primer imagen, y al deslizar, no podía creer lo que estaba leyendo.
"Así como dije, cuándo a ustedes les conviene; somos increíbles, nos desean, nos aman. Pero cuando no, somos unas zorras. ¿Somos unas zorras cuándo ya no pueden manipularnos? Pues qué bueno ser una zorra, entonces. Porque ya estoy harta de ser increíble si debo ser callada y manipulada.
Ya estoy harta de este mundo donde me condenan por ser mujer y nos hacen creer que el peor enemigo de una mujer, es otra mujer. ¡No! ¡No tiene que ser así! ¡Y no lo es!
Mi peor enemigo es el machismo y sexismos que ustedes irradian. ¡Y me cansé de dejarlo pasar!
Así que a partir de hoy, no vuelven a tomarme de estúpida. Ni joderán a mi amiga.
Para todo aquel que cree que mi amiga es una put*, ¡jodase! ¡Porque ella tiene muchas más cualidades de las que creen!
¡Y para quienes se dejan llevar por rumores; también jodanse! Porque lo que ella estaba haciendo con Nicolás no era besarlo, ella estaba siendo acosada por él. Y besar, tocar y cualquier acto sexual sin consentimiento; es un delito.
¡Así que jodanse!
Con amor, Gen".
Una sonrisa amplía se encontraba en mi rostro.
—No puedo creer lo que escribiste —dije, sorprendida.
Me tapé la boca con la mano mientras le devolvía su móvil.
—Espero que por lo menos dejen de fastidiarnos, pero honestamente, tengo miedo porque exhibí a Nicolás —dijo por lo bajo.
Mordisqueé mi labio inferior, nerviosa.
También tenía un poco de miedo sobre lo que podría llegar a hacernos Nicolás.
Así que solo pensé en una opción.
Solo pensé en recurrir a alguien.
—Mi papá... —balbuceé—. Creo que él podría ayudarme. O al menos brindarme herramientas para defenderme mejor.
Gen asintió, nerviosa. Pero no dijo más nada porque un Franchesco con una sonrisa ególatra apareció en nuestro campo de visión.
—¿Y bien? ¿Qué les parece? —inquirió, mostrándonos la parte de su brazo trasera.
No pude evitar reír al ver un alíen tatuado en su piel.
—Sí que eres peculiar para elegir tatuajes —comentó Gen—. Pero me encanta. ¿Puedo tomarle una foto?
—¿Tú solo venías de acompañante o desafiarás a tus padres hoy? —me preguntó Carlos, moviendo sus cejas.
Solté una risita por aquello.
De hecho, ni siquiera me había preguntado qué diría mi padre. Es decir, él decía; "con tu dinero, haz lo que quieras".
¿Aplicaba también para los tatuajes?
—Tengo dos tatuajes en mente —dije sonriente, para luego seguir a Carlos a su sala.
Me pidió que me sentara en una de las sillas, que resultó muy cómoda y allí me quedé dándole las instrucciones y dejando que inserte tinta en mi piel.
Miraba mi móvil mientras sentía el dolor de las agujas, pero leer los comentarios de las publicaciones me resultó muy satisfactorio.
Ver a los hombres insultando a las mujeres y a estas defenderse, me hizo sentir bien por nosotras. Sentí que esta vez, nos entendían.
Y todo gracias a Gen.
Seguía leyendo los comentarios cuando me llegó una notificación de mi padre, era un mensaje.
"¿Dónde estás?".
"En un local donde hacen tatuajes, ¿por?"
"¿Estás haciéndote uno o solo acompañas a tus amigas?".
"Las dos".
"Bien, vuelve a casa antes de que anochezca. Me llamaron del instituto, te escapaste. No me agradó eso. Pero me dijeron que tuviste problemas con una chica y un chico. ¿Estás bien?".
"De hecho, quisiera hablar contigo sobre eso".
"Bien, llegaré después de la cena".
Lo dejé en visto, sintiéndome un poco más tranquila. A lo mejor él podría ayudarme sobre qué hacer respecto a Nicolás.
—Muchacha, sus tatuajes ya están listos —dijo Carlos en tono orgulloso—. Los luces genial.
Sonreí, poniéndome de pie y dirigiéndome al espejo.
Me había tatuado tres dragones pequeños detrás de la oreja y una serpiente diminuta en uno de mis dedos.
—Se ven bien —aseguré—. Eres bueno —le hice saber a Carlos, él me sonrió agradecido y me guio de vuelta a con los chicos.
—¿Y bien? —inquirió Gen.
—¿Y bien qué? —me burlé.
—¡Oh, vamos! ¡Muéstranos tus tatuajes! —rogó.
Reí ante su reacción y giré mi cabeza para que pudiera ver mis dragones detrás de mi oreja.
—Aww, qué bonitos —chilló Gen—. Te queda bellísimo.
Le agradecí con una sonrisa.
Franchesco se terminó de acercar a mi y me susurró en el oído.
—Te queda... sexy.
Rodé los ojos.
—Ya vámonos, muero de hambre —dije, tratando de que las palabras de Franchesco no me afecten en nada.
Como le habíamos pagado a Carlos antes de tatuarnos, ya solo quedaba agradecerle y despedirnos. Y una vez hecho, comenzamos a caminar en dirección a mi casa.
—¿Puedo hacerles una pregunta? —dudó Gen.
Asentí con la cabeza, al igual que Franchesco.
—¿Creen que soy muy pesada? —cuestionó nerviosa.
Fruncí el ceño.
—Eres maravillosa —dije enseguida, mientras pasaba mi brazo por sus hombros—. Y así como eres, estás perfecta. No dejes que los comentarios de varones imbéciles te afecten, al fin y al cabo, solo están detrás de una pantalla.
Gen asintió y me dedicó una sonrisa tímida.
—Lo que dijo Keira, por dos —comentó Franchesco.
Aquello nos hizo reír.
—Por cierto, no quería admitirlo pero también me tatué algo en honor a ustedes —dijo Franchesco, arremangándose un poco, para mostrarnos su muñeca.
—¿Un triangulo? —cuestioné divertida.
—Eres pésimo para elegir tatuajes —bromeó Gen y la apoyé solo para molestar a Franchesco.
—Respeten mi triangulo —se quejó Franchesco.
Le dediqué una sonrisa mientras seguíamos caminando, porque quiera o no aceptarlo, mis dragones también significaba lo mismo que las mariposas de Gen y el triangulo de Franchesco.
Mi afecto hacia ellos, ahora lo tenía tatuado.
Y aunque, quizá, en el futuro cambiaba, no quería olvidar que habían sido mis primeros amigos.
Y los primeros en quererme.
¡Feliz martes! ¿Cómo están?
Espero que estén bien y que les haya gustado el capítulo.
Aquí pueden decirme si ya perdonaron a Franchesco >>>>>
Y aquí si no >>>>>>
Besitos problemáticos 💜🚬
PD: Si hay errores ortográficos, lo siento mucho.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top