Capítulo 07 🚬
—Keira... Keira... —una voz masculina estaba molestándome—. Lucrecia Keira, hija del mal. Ya deja el sueño —recriminó.
Joder...
Ya ni dormir deja el patán.
Me incorporé en la cama como pude mientras me resfregaba los ojos.
—¿Qué demonios quieres? —mascullé mientras la luz de la lámpara conseguía cegarme.
—Necesito quitarte el brazalete pero no te quedas quieta —dijo tomándome de la muñeca.
Fruncí el ceño sin entender por qué iba a quitármelo.
—¿Le harás algunas reformas?
—No.
—¿Y entonces por qué me lo quitas? —cuestioné confundida, aunque deshacerme del brazalete no me molestaba en absoluto.
—Porque puse un rastreador en tu móvil, con una aplicación que comenzará a hacer ruido si oprimes la alarma, sumando que si dices Patán me llamará automáticamente.
Sonreí de lado al escuchar cuál era la palabra clave, pero... no entendía por qué tanta precaución. Jamás me había explicado nada.
Ni siquiera el por qué del uso del brazalete, simplemente un día cuando era pequeña me lo colocó y me dijo; si corres peligro, actívalo. Si me escondes en dónde estás, lo activaré.
Y vaya que lo ha activado.
—Keira, el mundo está jodido y no quiero que nada malo te pase. No soy el villano aquí, soy un padre con acceso a tecnología y que no le teme a avergonzarte cuando te haces la rebelde. ¿Vale?
Asentí de inmediato, aún seguía media adormilada así que solo reaccionaba accediendo a todo lo que él dijese.
—Bien, por la mañana te explicaré cómo funciona. Espero que dándote la chance de ser más responsable contigo misma no me decepciones, no quiero volver al brazalete. Quiero confiar en ti.
—Vale, entendido, nada de ser rebelde.
—Bien. Te despertaré en cuatro horas para llevarte a clase —dijo terminando de quitarme el brazalete, para luego ponerse de pie y dirigirse hacia la salida de mi dormitorio—. Por cierto, me gustan tus dibujos. Si quieres algunos materiales, hazme una lista y te los compro.
Volví a asentir sin mucha vuelta, al parecer, no se le hacía extraño que tuviera un chico dibujado en la pared.
Le di un último vistazo a cada dibujo, pensando en qué tal se vería uno de mi película favorita.
—¿Por qué no respondes mis mensajes? —cuestionó Gen, ni bien se terminó de acercar lo suficiente cómo para hablar por lo bajito sin que nadie la escuche.
Estábamos en la fila de la cafetería, así que sería difícil hablar sin ser oídas. Pero a mi me importaba un bledo.
—Porque dije que sería tu amiga, no un perrito que camina detrás tuyo —mascullé, tomando dos manzanas del estante.
—Ya. Pero es que... eran importantes.
—No. No lo eran. Me preguntaste qué falda se te veía mejor y, eran iguales —me quejé.
—No eran iguales, tonta. Una era gris y la otra negra.
—Pues suerte que te pusiste la negra —respondí, haciéndole señas a la señora que atiende.
—No lo hice —farfulló—. ¡Me coloqué la gris!
Rodeé los ojos como respuesta, hablar de faldas ya me estaba cansando.
—¿Gen? —la llamó Peter—. Creí que no habías venido.
Gen se puso roja e incomoda.
—Cariño... pues sí, sí vine —dijo Gen nerviosa, para luego tomarlo de la mano e irse sin despedirse o mirar atrás.
Supuse que sería para no levantar alguna sospecha o que crean que es amiga mía. Aunque esto último sea cierto.
—Esos dos no durarán mucho —murmuró alguien en mi oído, lo cuál hizo que prácticamente todo el cabello se me erizara. Al girar brevemente la cabeza, di con Franchesco.
Su rostro estaba demasiado cerca del mío.
Primer error cometido.
El segundo, fue mirarlo a los ojos.
Y el tercero, a los labios cuando se los estaba relamiendo.
—¿Quieres ir a almorzar afuera? —susurró.
Por alguna razón, sentí como si mi corazón se hubiera parado de golpe y, a lo mejor así fue.
—¿Si o no?
Asentí como respuesta, tratando de no mirar a mi alrededor cuando colocó su comida en mi bandeja, para luego quitármela de las manos y comenzar a cargarla él.
No dije nada.
Aquel acto no se me hacía interesante.
Pero las miraditas que nos echaban, decían todo lo contrario.
¿Por qué sentía que le daban demasiada importancia a aquel acto tan cotidiano?
—¿Por qué te miran como si estuvieras muerto? —pregunté ni bien nos sentamos en el césped, lugar que Franchesco eligió para almorzar y de hecho, no me desagradaba.
—No sé ni me interesa —respondió sin más, abriendo su pote de comida—. ¿Te gusta el sándwich de pollo, lechuga y tomate?
—¿Por qué la pregunta?
—Porque se me antoja comer de tu hamburguesa grasosa y se me hace un buen intercambio.
Sonreí, para luego asentir y tomar el sándwich que me tendía.
—Tomé dos manzanas, si quieres una puedes quedártela —dije tras darle un mordiscón a mi comida.
—Hmm, prefiero el helado, pero no tengo otra cosa para comer por la tarde así que, te acepto la fruta.
Había olvidado lo que era almorzar con alguien que realmente me agradara y justo en ese momento, me sentía bien.
Extrañamente bien.
Además el sándwich estaba riquísimo. No se comparaba con la hamburguesa.
Sin ofender a la cocinera.
Eso, sin ofender.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —esta vez fui yo la que hizo la pregunta antes de la verdadera pregunta.
Franchesco asintió mientras masticaba su comida.
—¿Por qué crees que Peter y Gen lo dejaran?
Tragó con dificultad, pero se reincorporó tras beber de mi jugo. Al parecer tenía mucha comida en su boca.
—Peter la engaña con Abby desde hace tiempo, pero Gen tiene miedo de quedarse sola. Así que, espero que lo deje pronto.
—¿Esperas?
Asintió con detenimiento.
—¿Por qué esperas tal cosa?
—Porque Gen es la única que me caía bien del grupo de los intensos, merece valorarse.
Esta vez fue mi turno de asentir con la cabeza.
—¿Solías ser parte de ese grupo?
—Solían y suelen venir a mi casa a molestar y a comer todo lo que encuentran. Así que es inevitable que no intercambie palabras con ellos de vez en cuando.
Tomé de mi jugo, tratando de procesar la información.
Si Gen decía que él no solía hablar con nadie desde hace mucho tiempo, pero estaba contándome todo tan abiertamente... ¿Cuál era el problema de Franchesco?
No entendía ni mierda.
—¿Por qué no tienes tu brazalete? —cuestionó Franchesco, tomándome de la muñeca.
—Porque ya no debo usarlo —dije de mala gana, soltándome de su agarre.
—Me gustaba el color.
—Pues yo odiaba su sonido.
Franchesco sonrió de lado, pero al cabo de los segundos se puso de pie.
—Iré a verte en la noche, llevaré sodas y snacks —dijo juntando sus cosas y tendiéndome su mano para ayudarme a ponerme de pie, pero claramente me negué a recibir su ayuda.
—¿Por qué?
—Porque eres la única persona que me hace sentir normal, por primera vez en mucho tiempo tengo ganas de pasar el tiempo con alguien. Así que no tienes el permiso de rechazarme.
—¿No?
—No —y tras decir aquello, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la entrada del instituto, sin mirar atrás.
Si yo podía llegar a ser extraña y demandante, él me ganaba.
Holaaa 💜 ¿Cómo están en este viernes de Keira?
Yo estoy cansada pero aquí sigo 🤺
En fin, ¿Les gustó el capítulo?
¿Por qué creen que Franchesco se lleve bien con Keira?
¿Se formará una buena amistad entre Gen y Keira?
¿Será el padre de Keira muy sobreprotector o nos oculta algo más?
Ya los descubriremos más adelante...
Muchas gracias por leer. Perdonen si hay alguna falta ortográfica, pero me toca editar desde el móvil y se me complica mucho 💔
Las quiero 💜🚬
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