Capítulo 00 🚬
✨Editado✨
La mayor parte del tiempo me sentía en modo avión, como si fuese incapaz de sentir o pensar algo. Como si estuviese vacía o un agujero negro se estuviera apoderando de mí.
No sabía por qué me sentía así, no con certeza.
A lo mejor solo era yo que, entre menos sentía, menos viva se creía. Aun así, seguía de pie. Porque me daba miedo hasta el hecho de caer de rodillas.
Incluso me aterraba quedarme quieta en un mismo lugar y, que todo se siguiera moviendo, pero que yo no pudiera avanzar. Justo como me sucedía en ese momento.
Sentada en el taxi que me llevaría a mi nueva casa, sentada junto a un desconocido. Hubiera preferido hacer ese viaje con mi padre, pero le surgió un trabajo de última hora. Así que, como buena adolescente solitaria que soy, debía estrenar la nueva casa yo sola.
Sí... ser la chica nueva en el instituto tanto como en la ciudad... no me hacía ilusión. Pero prácticamente estaba obligada a serlo.
Así que, tras varias horas viajando en coche. Pude llegar a lo que parecía mi nuevo «hogar». Le entregué el dinero al conductor, para luego tomar mi maleta y bajar del auto. No había ninguna luz alumbrando la casa por fuera, lo cual me daba una mala sensación. Pero sabía que era peor si no me adentraba y me quedaba allí en el medio de la oscura calle.
Suspiré, viendo al conductor marcharse. Rebusqué entre mis bolsillos y al dar con la llave, me acerqué a la puerta principal.
Tal como mi padre había dicho, era una amplia puerta de madera. Gracias al farol de luz cercano que se prendió de golpe, pude dar con la cerradura y tras girar la llave dos veces, logré abrir la puerta.
Me adentré rápidamente y como todo estaba oscuro me tocó desenchufar mis auriculares y prender la linterna del móvil. Miré por las paredes en busca de un interruptor y al cabo de unos segundos, lo encontré. Y tras darle, las luces se encendieron.
«Qué suerte».
Lo último que quería era pasar la noche a oscuras.
Me permití observar un poco la casa, aunque ni siquiera tenía expectativas de ella. Me mudaba cada año e incluso cada pocos meses, así que, las ganas de estrenar una casa nueva se fueron cuando era una niña.
Lo único que me gustaba, era que no debía subir escaleras, ya que toda la casa era de un solo piso. Así que, tomando mi bolso, me dispuse a buscar las habitaciones. Claramente, elegiría la más grande, porque solía pasar más tiempo en mi dormitorio que en cualquier otro lugar del mundo.
La primera puerta a la derecha, era el baño. Lo supe ni bien me adentré allí y encendí la luz. En cambio, la segunda puerta, era uno de los tres dormitorios. Pero... estaba tan vacía que ni siquiera había una cama, así que, no iba a dormir allí.
Y cuando estaba por entrar a la primera puerta de la izquierda, una pequeña luz proveniente de la última, llamó mi atención. A lo mejor se habían olvidado una luz prendida... pero un ruido me hizo entender que quizá no era una casualidad. Un segundo sonido brusco me puso en alerta.
Me aferré fuertemente a mi maleta y a mi móvil, y me acerqué a aquella puerta lentamente. Hasta que la abrí sin pensarlo dos veces.
«Si me iban a matar por lo menos que me avisaran», pensé.
Aunque lo que vi, no era para nada lo que me habría imaginado.
Un chico.
Fumando. Sentado en la ventana.
¿Qué diablos?
—¿Quién demonios eres y qué haces en mi casa? —mascullé sin pensar, para luego encender la luz del dormitorio y soltar mi maleta al suelo. Provocando un fuerte choque contra el piso de madera.
Al parecer mis palabras lo tomaron desprevenido, ya que dio un brinco, y se golpeó la cabeza contra el marco de la ventana. Logrando que su cigarro se caiga por esta.
El chico desconocido me observó confundido, pero también... molesto.
—Esta no es tu casa —soltó, serio.
—De hecho, sí. Y te voy a pedir que te vayas, a donde sea que te puedas ir. ¿Sabes que es ilegal invadir una propiedad privada?
El desconocido sonrió engreído.
—¿Compraste la casa? —cuestionó irónico pero en tono dolido.
Asentí con la cabeza.
—Menuda mierda entonces, porque...
El sonido de mi móvil lo interrumpió, sonaba gracias a mi padre. Quien me estaba llamando.
«Qué oportuno». No me respondió en todo el viaje, pero justo me llamaba en ese momento. Cuando fui a atenderlo, el desconocido se adentró del todo a la habitación. Tan rápido que ni cuenta me di lo cerca que lo tenía.
—No puedes decirle a nadie que estuve aquí.
Fruncí el ceño, observándolo con seriedad. Eso no me daba buena espina. Para nada.
—Hablo en serio. A nadie.
—¿No tienes hogar? ¿Es eso? —indagué dudosa.
A lo mejor era huérfano... o no tenía donde vivir y yo le quité su escondite... Podría hacer tantas teorías y de seguro ninguna sería cierta.
El desconocido volvió a sonreír, y ahora que estaba cerca y con la luz iluminándolo. Noté que su cabello era castaño, no negro como esperaba que fuese. Sumando que sus ojos eran de color azul.
—Tengo un hogar, no te preocupes.
—¿Entonces por qué estabas fumando en mi ventana? ¿Es eso? ¿No quieres que te vean fumar?
—Que me vean fumar me da igual, solo... en esta casa siempre había paz. Era... mi lugar de tranquilidad.
Asentí, un poco confundida.
¿Una casa vacía era su lugar? Realmente ese chico no estaba muy bien de la cabeza.
—Vendré mañana por mis cosas —dijo, tomando una chaqueta que estaba en el suelo. Hasta ese momento, no me había percatado que, había muchas cosas en el dormitorio. Y no parecían baratas.
Cuando estuve a punto de responderle, mi móvil volvió a sonar y mi brazalete no se quedó atrás. Mientras intentaba apagarlo, veía con frustración al desconocido. No quería que nadie supiera sobre el brazalete, me daba vergüenza.
—¡Espera! —exclamé tras poder apagar el sonido que emanaba mi brazalete. Pero el chico desconocido ya había salido por la ventana.
Al mirar, solo vi su espalda y su cabello moverse debido a que estaba trotando. Pero... no corrió demasiado, ya que, se metió en la ventana de la casa de al lado, sin mirar atrás.
—¿Qué diablos acaba de pasar? —murmuré para mí misma.
Cerré la ventana, tratando de asimilar lo sucedido. Todo había pasado tan rápido y era tan... raro. No encontraba una razón lógica para entender qué hacía en una casa que no era la suya.
Aun así, preferí no darle mucha importancia. Con suerte no volvería a verlo, al menos no con frecuencia.
Pero de pronto, algo llamó mi atención, una cajetilla de cigarros en el suelo junto a un encendedor. Se lo había olvidado.
¿Sería muy grave si me fumaba algunos?
«Qué más da, él tiene cosas suyas en tu dormitorio».
Tomé la cajetilla, para luego sacar dos cigarros y tomar el encendedor. Prendí el primero, colocándomelo entre los labios.
Había olvidado lo relajante que se sentía.
Mientras daba caladas, comencé a observar la habitación. Había pósteres de bandas de rock en la pared, una cama, cobijas y algunos libros, lienzos y pinceles esparcidos por el suelo.
Aquel desconocido parecía todo un misterio. Pero no de esos que te diviertes descubriendo. Si no, de esos que sabes que te traerán problemas.
Suspiré.
¿Qué me has hecho desconocido? ¿Y por qué comienza a salir a la luz mi jodida curiosidad?
Hola, hola :) ¿Cómo están?
Espero que hayan disfrutado esta introducción y les haya convencido de deslizar...
PD: Lean la nota que dejé en "Sinopsis & Nota" es importante.
Besitos problemáticos 💜🚬
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top