╺VII. GOODBYES (I)

⌜CHAPTER SEVEN⌟

  ❝DESPEDIDAS (I)❞  

Peter Parker P.O.V

El día que tanto ansiaba y que me mantenía con los nervios de punta, al fin había llegado. Un miércoles en el que tía May no quemó los waffles en la mañana, tampoco perdí el tren de camino a la escuela, y pasé la prueba de literatura con un diez. Además de que Flash se había enfermado, por lo que el chico no fue a clases, permitiéndome un día de paz.

Queens estaba tranquilo, sin problemas más graves que un niño llorando porque su helado se había caído al tropezar en la banqueta, provocando que su cono terminase embarrado en el suelo y que su perro lo lamiera con apremio. El señor Stark se había tomado unas vacaciones, pidiéndome que procurase "quedarme en el piso", lo que claramente, no le presté atención.

Nada podía arruinar aquél día. Ni siquiera la lluvia que parecía en cualquier momento se soltaría. Las nubes se juntaban, formando una gran mancha gris en el cielo sobre los edificios de Queens y sobre mi cabeza. El frío comenzaba a calar en mis huesos mientras esperaba en nuestro callejón.

Sí, nuestro callejón. Mío y de Harper.

Podía sonar cursi, y tal vez lo era. Si mi pensamientos salieran a la luz y las personas equivocadas se pudieran enterar, no se tardarían en burlarse de mí hasta el fin de mis tiempos. Pero no me importaba, Harper era superior a todo aquello.

—Tarde—canturree cuando Harper apareció en el callejón.

Harper me deslumbraba cada día más. Ese día llevaba puesta una camisa negra que citaba Buckaroo Banzai en letras amarillas, oculta bajo su chaqueta de cuero, aquella que nunca soltaba. Sus piernas, las cuales observaba cuando usaba vestido —intentando ser disimulado— estaban bajo un vaquero negro y también llevaba botas del mismo color que su ropa, sin atar.

Lo único diferente que pude notar, y que probablemente casi se me salen los ojos de sus órbitas, fue su cabello. Ya no era castaño, como tanto me gustaba, sino de un color tan claro que parecía rubio. Había visto a varias chicas cambiando su cabello por una situación de cambio, o yo qué sé. Sin embargo, Harper no era así.

—No es cierto, son las cinco menos diez—replicó la ex-castaña, revisando las hora en el reloj de su móvil—. Tú has llegado muy temprano—aseguró levantando sus ojos hacia mi mirada cargada de sorpresa y confusión—¿Qué?

—Tu...tu cabello, ¿qué te pasó?—respondí señalando hacia su cabeza, recordando que ella no podía ver mis ojos, que no apartaban la vista de su cabello corto.

—¡Oh!—exclamó llevándose una mano a la cabeza—Ahren, la hija de Cris, prácticamente me obligó a hacerlo hace un par de días y... ¿Tan mal se ve?

Seguramente los ojos con efectos especiales que poseía el traje, se ensancharon aún más.

—Mmm...no—titubee en voz baja—. Es decir, sí, hacen que tus ojos se vean mucho más azules, pero... pero te prefiero castaña. —Mi nerviosismo me provocaba ganas de golpearme la cabeza contra la pared.

¡Era Harper! La conocía desde hacía mucho tiempo, casi desde el inicio de toda esta locura de trasformarme en superhéroe, ya iba siendo tiempo de que pudiese actuar con normalidad a su alrededor, ¿no?

—Yo también prefiero mi cabello castaño, no te preocupes. —Soltó una pequeña risa, acercándose a mí para tomar asiento a mi lado en el contenedor de basura, justo sobre aquella abolladura que había creado el otro día.

La castaña balanceaba los pies, golpeando el contenedor con sus zapatos, mientras examinaba sus manos como si nunca las hubiese visto. Parecía concentrada en sus pensamientos, a lo que no pude evitar posar mi mirada en el costado de su rostro, observando cada pequeño detalle que mis ojos podían captar.

De pronto, bostezó. Y llevándose una mano hacia su ojos derecho, para restregarlo con un poco de pereza, volteó hacia mí, sonriendo con timidez.

—Lo siento—musitó con su dulce voz—. Anoche no pude dormir muy bien, y realmente estoy cansada.

Una carcajada salió de mis labios, haciendo sobresaltar a la chica por el sonido repentino.

—¿De verdad te estás disculpando por bostezar? Ahora sí que has perdido la cabeza, Harper—dije en son de broma, empujando su hombro con el mío levemente.

—Callate. —Mordió su labio inferior en un intento de no reír, copiando mis movimientos anteriores con un poco más de fuerza.

Involuntariamente, mi mano derecha se elevó en dirección a los labios de Harper. Quizá mi cuerpo se había desconectado de mi cerebro, pero suavemente toqué sus labios, provocando que ella dejara de morderse.

—No hagas eso—murmuré, notando mi voz un poco grave ante aquello.

Alzando sus ojos azules, Harper se estremeció.

—Tenemos que hablar, Spidey—contestó, ignorando mi petición para volver a hacerlo y bajarse del contenedor de un salto—. Por esa razón no he podido dormir.

Estaba nervioso, no lo iba a negar. El tema que habíamos tratado en Alemania, quedó pendiente aquél día, y yo le había pedido no evitarlo. Temía que ella quisiera fingir no sentir nada por mí y que llegase a preferir cancelar nuestra conversación.

—Lo sé, yo...

—Necesito comenzar yo, necesito sacar esto—dijo, señalando hacia su pecho con un dedo, con su voz quebrada.

—Claro. —Me encogí de hombros, intentando parecer despreocupado cuando realmente estaba más que asustado.

Sus pisadas resonaron, moviéndose de un lado a otro con lentitud. Parecía aguantar algunas lágrimas.

—Estoy enamorada, te lo he dicho—comenzó diciendo, deteniéndose de golpe frente a mí—. Me gustas más de lo que algún chico pudo gustarme en la vida, Spidey, lo que al inicio me aterraba. Hasta que comprendí que no estaba mal sentir tanto amor por ti. Pensé que era ilógico, pero al parecer es más lógico del mundo. Has soportado tantas locuras que he cometido, salvandome de cada lío en el que me he metido, sin fallar ni una vez.

—Jamás fallaría, Harper—comenté poniéndome de pie.

—Pero no estoy enamorada de Spider-Man, no. —Negó con su cabeza, dando un par de pasos para quedar frente a mí—. Mi corazón late por este chico—murmuró para poner su mano sobre mi pecho, justo donde estaba mi corazón—. Éste que ama estudiar y que es el mejor en Geometría. El que me cuenta cada detalle de las computadoras que encuentra en los basureros, aunque yo no le comprenda nada. Me encanta ese chico que respeta a todos, sin importar lo mal que le han tratado.

Sus palabras salían con tal naturaleza que me tenía que una especie de shock. En el cual sólo tenía oídos para ella, y el bullicio de la calle había desaparecido.

—Estoy fascinada de todo tú, no sólo de Spider-Man. —Su mano subió hasta mi mejilla—. Admiro tu pasión por salvar a las personas, a pesar de lo que conlleva. Has renunciado a tu tiempo libre y a tus sueños sin rechistar desde los quince. Eres el que se ha ganado el lugar más enorme de mi corazón. —Suspiró, dejando caer su mano—. Pero lamentablemente no podemos estar juntos.

Un balde con agua fría. El frío que sentí fue como si me hubiesen lanzado un balde con agua fría, helando mis pensamientos, congelando todo mi ser. Sentía como si Harper me hubiese metido una daga en el estómago, atravesando mi abdomen hasta mi espalda.

—No, no, no—repetí, sacudiendo mi cabeza—. No puedes decir todo eso para luego echarte para atrás, Harper. Si dejas que te diga lo que siento por ti, no te vas a arrepentir...

—Hey—interrumpió—. Jamás me arrepentiría, sería una completa estúpida. No hace falta que me digas lo que sientes con lujo de detalles, porque te creo. Y amaría escucharte, pero no quiero hacer esto más difícil para ambos.

—Bien—respondí, dejando caer mis hombros—. Dame una buena razón del porqué no podríamos estar juntos.

Pasó la punta de su lengua por sus labios, mientras sus ojos se cristalizaban.

—Mi madre se casará—susurró lo suficientemente audible—. Y nos mudaremos a Alemania.

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Helloooooo!

So, aquí está la primera parte del final, ¿qué les ha parecido?

Quiero saber qué opinan de la historia y de lo que creen que pasará en la segunda parte.

¡Los quiero!

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