╺VI. ESCAPE
⌜CHAPTER SIX⌟
❝ESCAPE❞
Karlsruhe Zoo, Alemania
Su mandíbula dolía por el rápido movimiento que hacía con la goma de mascar en la boca. Ya no tenía sabor, pero no lo tiraría a la basura, mucho menos sabiendo que a la hija de Chris, le irritaba verla mascando. Aunque a la chica todo le irritaba de Harper. Su manera de caminar, la poca atención que le ponía a todo, su cabello, su forma de hablar, su acento...Resumiendo, la detestaba.
Sin embargo, a Harper poco le importaba. Ni siquiera le interesaba los diferentes significados de los rugidos, que podía emitir un león, que citaba el hombre frente a ella. No en aquél momento, pues su cuerpo estaba en Alemania, pero su corazón lo había dejado en Queens, donde estuviese su amigo Spider-Man.
Tres meses habían pasado desde la última vez que se vieron. Ese día, en el cual ella admitía estar enamorada, permanecía en su mente y rebotaba dándole fuertes dolores de cabeza. El chico no había podido decir nada, gracias a la madre de Harper que salió dando gritos, reprendiendo a su hija por aparecer tan tarde a casa.
Le sorprendía saber que su amigo no le había buscado por sus propios méritos. Ella no había buscado el peligro, sólo seguía con la rutina. Estudiaba, hacía tareas, le ayudaba a su madre en la casa de vez en cuando y hasta charlaba con Sharon (luego de darse cuenta que nunca le había dado su número a la chica).
Todo comenzaba a cambiar, mientras Harper volvía a su vida anterior. Aquellos días en cuales Spider-Man no era más que un héroe.
—¿Qué está pasando?—preguntó la hija de Chris, observando a un gran tumulto que caminaban apresurados.
Rápidamente, el grupo de personas que rodeaba a Harper, arrastraron la vista hacia el estruendo que producían los turistas. De pronto, varios policías, trabajadores y guardianes del zoológico, aparecieron haciendo señas e indicando el camino hacia la salida.
Harper tomó la decisión de acercarse a un hombre que tenía el uniforme del lugar, para averiguar lo que estaba sucediendo. No obstante, una señora pasó a su lado con sus nietos tomados de la mano, hablando justamente del peligroso acontecimiento.
—Sie sind sehr unverantwortlich, wie können sie einen Panther entkommen lassen? —comentó la mujer con total disgusto.
Harper no entendió ni una palabra, pero la hija de Chris sí que lo hizo. Se había quedado en una especie de shock, hasta que parpadeó con rapidez y tomó a Harper del brazo. La castaña, que ni se había enterado de que la chica la había seguido, se sorprendió al mirar que se dirigían a la salida.
—No, oye, ¿qué te pasa?—Harper forcejeó, pero la chica estaba muy asustada como para soltarla.
—Una pa...pa...pantera se escapó. —Le hizo saber en medio de tartamudeos.
Una pantera.
Sus pies se clavaron en el suelo, negándose en seguir caminando. Harper sentía que el peligro cerca de ella, encendía la chispita en su cerebro que le obligaba a correr hacia él. Por un momento olvidó que no estaba en Queens, olvidó que Spider-Man no la salvaría.
Una pequeña niña observaba a Harper desde lejos. Esa castaña estaba llamando la atención, aunque no la suficiente para detenerse y mirar. La distancia era bastante y no entendía nada de lo que Harper articulaba, pero sí comprendió algo: la chica se quedaría dentro del zoológico.
Su madre la sujetó de la mano derecha, pues con la otra agarraba su helado de chispas de chocolate, su favorito. La niña se sentía un poco agobiada por tener a tantas personas a su alrededor, pero al no saber muy bien lo que sucedía, se mantenía tranquila.
Las rejas del zoológico se cerraron con lentitud, dando tiempo para que algunos trabajadores salieran. La mayoría se fue, intentando alejarse del peligro. Pero los demás se quedaron, reclamando el dinero de las entradas de regreso. Y la madre de la niña era una de esas.
La atención de la pequeña fue capturada por Harper, que se había quedado del otro lado de las rejas negras. Las panteras están en la zona norte, había dicho su madre antes de tomarla en brazos e irse. Entonces, ¿por qué parecía que la chica se dirigía hacia esa dirección?
De pronto, un chico con traje rojo y azul cayó frente a la castaña, confundiendo aún más a la niña. Desde su punto de vista, la situación parecía divertida. Aún más cuando el del traje sujetó a la chica de la cintura y estiró su otra mano para lanzar una telaraña. ¡Lanza telarañas!, pensó la pequeña con su boca abierta.
—¡Mamá, mamá!—chilló la niña—¡Quiero a ese payaso en mi fiesta!
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Ignorando que su amiga estuvo por dirigirse hacia una pantera suelta, Peter observó a su amiga mientras ella tenía una mano sobre su estómago y parecía querer vomitar.
—Deja de hacer eso—pidió ella—. Sabes que siempre me mareo cuando me agarras así y me llevas por los aires. Lo que tampoco es muy educado de tu parte si no me preguntas primero.
Él levantó su manos en señal de rendición y se apoyó en la pared con los brazos cruzados. Llevaba mucho tiempo sin verla tan de cerca. No se sentía muy a gusto sabiendo que a ella le atraía un chico, y por más inmaduro que sonaba, se sentía molesto por el hecho de que Harper le ocultase los probables sentimientos que tenía por alguien más.
—Bueno, y qué—musitó Harper con recelo—. ¿Te quedarás allí, —Le señaló con la palma de la mano abierta—, de brazos cruzados, actuando como si nada, después de interrumpir mi tiempo familiar?
Peter soltó una risa nasal y, luego de negar con su cabeza, se acercó a ella. Harper era bellísima para sus ojos, y en momentos como aquél, agradecía que su rostro estuviese cubierto, pues apostaba a que ella podría descubrir sus pensamientos con sólo ver sus mejillas sonrosadas.
El chico abrió sus brazos, rodeando el cuerpo de Harper que no tardó en tensarse por la sorpresa. Harper no era muy afectiva, pero todo con Peter se le hacía diferente.
—Te extrañé—murmuró a la altura de su oído, con el fin de que ella pudiese notar la certeza en sus palabras.
Los hombros de Harper se relajaron, e intentando ignorar el cosquilleo en su estómago, rodeó la cintura de su amigo. Peter, gustoso de que ella no le alejara, apretó aún más su agarre, dejando que una sonrisa de satisfacción adornara su rostro.
—¿Qué haces aquí?—preguntó Harper alejando su cara del fuerte pecho de su amigo, pero sin soltarle del todo—Pensé que no podías dejar Queens, alguien te puede necesitar.
—¿Sabías que Steve es de Brooklyn?—respondió Peter, bajando su cabeza para poder apreciar sus ojos azules—Así es, somos vecinos del Cap. Por lo que no hay que preocuparse, él puede proteger Queens.
Harper dio un paso atrás, dejando caer sus brazos a los costados.
—Desapareciste. —Cambió de tema drásticamente—. Si hubiese sabido que no ibas a buscarme por lo que dije, no te lo hubiera dicho—murmuró con el volumen de voz lo suficientemente alto para que Spider-Man escuchara.
—¿Desde cuando estás enamorada?—Peter quiso saber, arrugando su rostro en una mueca de disgusto—No pensé que tu duro corazón pudiese ablandarse—bromeó un poco.
Harper rio un poco, fascinando a su amigo. El chico quitó su mirada, dirigiendola hacia sus pies. Sentía que ya no podía más con aquella sensaciones que le producía tan solo mirarla.
—Supongo que desde hace mucho—confesó, sintiendo cómo sus mejillas se ponían rojas—. Lo pensé bastante, Spidey, y no quiero desperdiciar mi vida ocultando mis sentimientos.
—Vaya...—Fue lo único que salió de sus labios.
—¿Sólo eso dirás?—cuestionó Harper, confundida ante su comportamiento.
Peter se alejó de la pared y estiró sus músculos para irse.
—No te voy a reclamar por no habermelo dicho, si es lo que piensas. Supongo que al decírselo a Sharon, creíste que no sería importante hacerlo conmigo. Pero está bien, Harper. —Terminó soltando un suspiro.
—Obviamente no le dije a...—Su ceño se frunció conforme sus pensamientos se ordenaban—...¿Cómo sabes sobre Sharon?
Harper le había comentado que era una chica la cual siempre hablaba sobre temas que a ella no le interesaba, pero también que no eran cercanas.
—Te he estado siguiendo—dijo, dejando pasmada a su amiga por tal sinceridad—. Queens es tranquilo, y habían días en los que lo único que hacía, era reportarme escribiendole a Happy. Necesitaba saber que estabas bien—murmuró esto último—. Como sea, si no regresas con tu familia, se van a preocupar por ti—decía mientras se subía al contenedor de basura que estaba en aquél feo callejón que habían encontrado.
—Espera, espera. —Harper sacudió sus manos en el aire—. ¿No lo entendiste, verdad?
Peter, con mucha confusión, volteó hacia ella. Desde allí arriba le parecía mucho más adorable con su sencillo vestido blanco floreado. Le encantaba cuando utilizaba zapatillas en lugar de tacones y le fascinaba cómo lucía con la chaqueta que él le había obsequiado por su último cumpleaños.
—¿De qué hablas?
Los labios de Harper dejaron salir un suspiro al comprender la indiferencia de su amigo respecto al tema. Él no había comprendido.
—Estoy enamorada de ti, Spider-Man—dijo con una leve sonrisa—¿De quién pensabas?
Peter podía casi jurar que su corazón se había detenido por un microsegundo, ¿cómo era eso posible? Porque eso significaría que sus sentimientos eran correspondidos, haciéndole sentir paralizado.
—De...de...¿de mí?—cuestionó señalandose a sí mismo, mientras de un salto quedaba a la altura de Harper.
Ella no pudo evitar soltar una risilla, negando con su cabeza ante la inocencia que podía mostrar un chico como Peter. Y con una sonrisa en el rostro, se acercó a él, levantando una de sus manos para posarla sobre la mejilla de su amigo.
Peter ladeó su cabeza, queriendo sentir aún más la suave caricia que la chica le proporcionaba. Deseaba que la calidez en sus pequeñas manos, lograra traspasar la máscara y tocara su piel por primera vez.
—¿Por qué lo dudas?—preguntó la castaña, sabiendo muy bien la respuesta—Estoy enamorada de ti. De tu sonrisa y de tus ojos, aunque no los pueda ver. —Ambos rieron, mientras Peter levantaba su mano para apoyarla sobre la de Harper—. Al igual que estoy...
De prontos, los gritos de civiles llegaron a sus oídos, y Peter pudo sentir el peligro cerca. Debía ayudar, sino realmente no merecería sus dones.
Echando su cabeza hacia atrás, dejó salir un gruñido de fastidio, ¿por qué debían interrumpir un momento como aquél? Estaba dispuesto a confesar sus sentimientos también, sin embargo, ahora debía esperar.
—No haremos como que no sucedió, ¿cierto?—preguntó apurado—Sé que estarás ocupada así que, tú con lo tuyo,—Señaló a su amiga y luego a sí mismo—, yo con lo mío y nos veremos en Queens para terminar con esto, ¿te parece?
—Por supuesto—susurró dando un paso atrás para darle su espacio—. Ten cuidado.
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Hello, hello, hello!
Espero se encuentren bien donde sea que estén. Al igual que les deseo un lindo día o una maravillosa noche, dependiendo de la hora en que estén leyendo.
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