╺II. COLLAPSE
⌜CHAPTER TWO⌟
❝COLAPSO❞
Inhala, exhala. Inhala...exhala; las palabras que constantemente se decía Harper con cada paso que daba. Le exigía a sus pulmones un poco de esfuerzo, pues justo por aquello no le iba para nada bien en educación física.
Había pasado exactamente dos semanas y tres días desde que la chica había tenido su último encuentro con Spiderman. Ella no solo lo consideraba un héroe, sino también su amigo, pero cómo deseaba tener una mejor comunicación con él.
El chico arácnido se negaba en darle su número telefónico, porque según él, era igual de personal que su identidad. Harper no podía evitar rodar los ojos al recordar aquella excusa. ¿De verdad valía tanto la pena para él, que absolutamente nadie, ni siquiera su amiga, supiera al menos su nombre real? Le frustraba realmente.
Un gruñido salió de lo más profundo de su garganta. Se había torcido el tobillo, pero eso no la detenía. Aún quedaba algunas calles para llegar, no podía parar y revisarse, perdería tiempo. No lo negaba, deseaba que alguien apareciera de la nada y crease una gran barrera frente a ella para cerrarle el paso hasta que todo se calmara.
Spiderman le decía algo como "Te amarraré a un árbol" o "Te encerraré en tu habitación", cada vez que ella se metía en problemas. O cuando bromeaba, levantaba su dedo índice y, señalándola con severidad, le decía "Le diré a tu madre que te castigue", para luego soltar una dulce risa que, para lo único que servía, era derretir su corazón.
—Estoy perdiendo la cabeza—se dijo a sí misma en cuanto divisó el edificio con más de 30 plantas que se derrumbaba.
Al parecer un tipo furioso, grande y verde, por alguna razón estaba en Queens. Tal vez algún amigo de Spidey, pensó Harper. El hombre gruñía con un volumen tremendo, aturdiendo a los ciudadanos espantados más cercanos, incluyendo a la castaña.
Bruce Banner, más conocido como Hulk, había perdido el control gracias a Tony Stark durante su visita al departamento en el que vivía Peter con su tía. Banner estaba enojado, o quizá mucho más que eso, quedó ciego por su furia y recorrió casi todo Queens hasta que arremetió en contra del edifico más alto.
—¿Otro edificio? Necesito cambiar de aires—dijo riéndose sin una pizca de gracia—. Y de verdad necesito dejar de hablar sola.
Dando empujones y algunos golpes con sus codos, se pudo hacer paso entre los civiles para avanzar. Un par de veces se quejó por el dolor punzante en su tobillo, pero no se detuvo ni un instante.
La moderna construcción se había dividido por la mitad, con solo un golpe del enorme puño que poseía Hulk. Los vidrios de las ventanas caían amenazantes con dañar a todo aquél que osara en pasar debajo de la sección del edificio que se desplomaba con lentitud.
—¡Hey! —le gritó a un oficial de seguridad, con aspecto cansado, que se encargaba de señalar el camino seguro para distanciarse del accidente—¿Hay alguna manera de entrar?
El hombre le había ignorado hasta que ella hizo ademanes de adentrarse.
—¡Está loca! —exclamó el hombre tomándole del antebrazo para detener su paso.
—¡Se sorprendería de cuántas veces me lo dicen, señor! —Se aseguró de hablar lo más alto posible, pues los gritos de algunas viejas desquiciadas no le permitían ni escucharse a sí misma.
—Dé la vuelta y regrese a casa—demandó con autoridad, señalando el camino contrario al que ella se dirigía—. Ésta no es una zona segura.
—Bien, bien—dijo con calma, levantando sus manos en señal de derrota.
Cuando el hombre suspiró y se dispuso a continuar con su trabajo, ella le dio un pequeño empujón y, exigiendo a sus piernas un poco de colaboración, corrió hacia la puerta.
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Un alarido salió de los rosados labios de Harper.
—¿Te duele? —preguntó Spiderman.
—Si lo sigues moviendo así, por supuesto—se quejó.
Ahora ella ocupaba el puesto sobre la tapa cerrada del contenedor de basura. Él la había obligado a sentarse allí para revisar su tobillo lastimado, claramente después de reñirle como si fuese una niña pequeña.
—¿Algún día te detendrás? —bromeó Spider-Man.
Y la verdad era que, por más extraño y retorcido que sonaba, Peter no quería que ella lo hiciera. Sí, le preocupaba, y sí, entraría en pánico si algo grave le llegara a suceder. Pero de cierta manera le encantaba verla allí, en medio del peligro (lo cual seguía estando mal), esperándolo con su pequeña sonrisa y mucho orgullo por su trabajo.
—Es divertido, chico enmascarado. —Ella se encogió de hombros con desdén—. Así no caigo en la rutina. Además, me gusta mucho verte trabajar con tu traje. ¿Sabías que a las chicas les gusta los hombres uniformados?
Su respuesta le hizo soltar una risilla nerviosa y, llevándose la mano a la nuca, dio un par de pasos atrás. Harper no hacía comentarios así muy a menudo, pero cuando lo hacía, Peter no podía evitar ponerse colorado bajo su máscara. Sabía que ella no podía notarlo, pero Harper siempre le veía al rostro cuando le hablaba sin importarle no poder observar más allá, y eso le hacía creer que tal vez su amiga lograría captar sus mejillas ligeramente sonrojadas.
—Me parece haber oído algo parecido cuando tía Ma... —Sus labios se apretaron con fuerza, dándose cuenta de que por poco confesaba un detalle importante en su vida—...tilde. Tía Matilde dijo eso cuando vio a un par de policías cerca de casa.
—¿Tía Matilde? —cuestionó Harper divertida—Esa no me la creo, arañita—dijo riendo—. ¿Qué fue lo que sucedió con Hulk?
—Pues el señor Stark... —Harper se rió al escucharle llamar así a Iron-Man—... ¿De qué te ríes, eh? ¿Te parezco divertido, es eso?
Los ojos de Harper se agrandaron al ver cómo su amigo se acercaba a ella con las manos abiertas y moviendo los dedos, en clara señal de que se vengaría haciéndole cosquillas.
—Ni lo pienses—advirtió ella, señalándole con su dedo índice y fingiendo autoridad.
Esta vez le tocó a ella soltar una pequeña risa nerviosa cuando notó que el chico acortó la distancia a una velocidad increíble.
—¡Al ataque! —gritó Peter.
Se abalanzó contra la chica, haciéndola chillar del susto, para cambiar aquél gesto de falsa molestia en una gran sonrisa mientras varias carcajadas salían de sus labios. Peter hacía algunos sonidos extraños, riendo junto a ella también.
—Está bien, está bien. —Harper puso sus manos en el pecho de Spider-Man con intenciones de parar sus acciones—. ¡Detente que me hago pis!
Parker se detuvo en seco, arrugando su rostro para crear una mueca de asco. Levantó sus manos, rindiéndose, pero riendo levemente.
—¿Hablas en serio?
—Claro que no—dijo, negando con su cabeza—. Sólo quería que te detuvieras. Continúa contándome sobre el señor Stark—le pidió en son de broma.
Él bufó y de un salto tomó asiento junto a Harper.
—Debíamos hablar y al parecer Banner necesitaba de mi ayuda en... —Otra vez paró, dándose cuenta de su nuevo error—...Es confidencial, no te lo puedo decir—susurró un poco avergonzado al ver cómo el rostro de su amiga se teñía en desilusión.
Era cierto que él no podía decir nada sobre sus conversaciones con el señor Stark, ni podía comentar el más mínimo detalle sobre las misiones de los Vengadores, pero de igual manera deseaba hacerlo. Harper era la única en la que confiaba ciegamente, aparte de Ned, claro.
Sin embargo, no estaba listo para decirle. Y Peter pensaba que ella tampoco estaba preparada para recibir tanta información o asimilar su verdadera identidad.
Qué decepción se llevaría—pensó Peter.
—No importa—le dijo sacándole de sus pensamientos—. ¿Sabías que hoy, oficialmente, cumplimos dos años de amistad?
Harper creía que Spider-Man no lo recordaría, el chico tenía más responsabilidades que ella. Más que cualquier adolescente, probablemente. Él era como esa chica con peluca de la serie que su prima pequeña veía por las tardes, donde ella tenía una segunda vida y debía cumplir con el doble de responsabilidades.
—¡Lo sé! —exclamó feliz de saber que no sólo él lo había recordado—Espera aquí—ordenó con emoción.
Sin esperar respuesta, estiró su brazo derecho hacia arriba, lanzando una telaraña que lo elevaría por los aires. Harper lo observó con admiración, hasta que desapareció de su campo de vista.
Tres minutos después, la castaña se sobresaltó al sentir cómo el contenedor se movió en cuanto su amigo aterrizó a su lado, creando un estruendo horrible y haciendo una abolladura en la tapa.
—Ups—Peter rió un poco.
Ta lvez ella le hubiese acompañado con sus risas, si no fuese porque en las manos de su héroe favorito, había una hermosa flor. Y no cualquier flor, sino un delicado lirio morado, dejándole sin palabras por unos momentos.
Él sabía que eran sus preferidas, al igual tenía presente que los ojos de la chica se iban a cristalizar en cuanto viese el lirio.
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Harper giró un poco su cuerpo y levantó la vista, encontrándose con su amigo observándola. Él sacudió su mano, como de costumbre, recibiendo una sonrisa de agradecimiento.
Peter se acomodó sobre el techo de la casa que se encontraba justo al frente del hogar de Harper y aguardó a que la chica entrara. Aunque sabía que lo más seguro era que Harper había olvidado las llaves y ahora esperaba a que alguien abriera la puerta.
Finalmente se abrió, asomándose un hombre con una barba desastrosa y despeinado. Parecía que estaba dormido antes de que Harper apareciera.
—Karen, haz un acercamiento, por favor—le dijo a su traje, recibiendo un "por supuesto".
Karen obedeció, acercándose más de la cuenta, dándole una vista perfecta del pantalón ajustado de la chica, justo en su trasero.
—¡No tan cerca! —exclamó poniéndose colorado de nuevo, y sacudiendo las manos con apuro—Sólo quiero ver al hombre.
—Debería ser más específico—sugirió Karen, burlándose de él.
En definitiva la tecnología Stark estaba a otro nivel, no solo podía hacer cosas maravillosas, sino que la inteligencia artificial del traje lo dejaba sin palabras.
Entrecerrando sus ojos, pudo ver mejor. El hombre estaba sin camisa y se rascaba el pecho lleno de tatuajes mientras bostezaba a cada cinco segundos. Daba una mala sensación con su mirada prepotente.
—¿Quién es? —preguntó Peter al ver que el hombre se negaba en dejarle pasar.
Varias imágenes aparecieron al frente de Peter, todas de aquél individuo y en diferentes ángulos.
—Su nombre es Chris Thompson, tiene treinta años y una hija en Alemania. Nadie sabe con claridad dónde trabaja. Ha sido buscado por la policía un par de veces y es sospechoso de varios robos de bancos. Sin embargo, el FBI tiene su vista puesta en él.
—Es el tipo del mes. —Adivinó en medio de un suspiro.
Al momento, la madre de Harper apareció y habló con el hombre. Harper era similar a su madre, con la diferencia de que la mujer llevaba a un hombre diferente a casa todo el tiempo y bebía sin parar.
—¿Ella es igual a Liz? —cuestionó Karen, refiriéndose a Harper.
Peter sabía que no hablaba sobre lo físico, pues las dos eran bastante apuestas. Sino de su relación y de cómo la veía; si con ojos de amigo o esperaba algo más.
—Sabes que no, es diferente—murmuró con su vista puesta en Harper.
—¿Entonces por qué no confiesa quién es? Estaba dispuesto a decirle a Liz, e inclusive quería besarla. Con ella no le importó tanto.
—Por esa misma razón—musitó poniéndose en pie, Harper había entrado a casa—. Porque es diferente.
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Tengo una pregunta: ¿De todas las películas que han salido sobre Spider-Man, ¿cuál les ha gustado más?
Yo debo aceptar que me encantan las primeras, donde aparece Tobey Maguire. Sin embargo, Marvel ha hecho magia y Tom hace un magnífico trabajo como Peter Parker y como Spider-Man.
¡Gracias por su apoyo!
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