╺I. FIRE
⌜CHAPTER ONE⌟
❝FUEGO❞
El azul en los ojos de Harper fueron bañados por el amarillo y naranja de las llamas que consumían el edificio, tan solo a unos cuantos pasos de ella. La vieja construcción que había sido utilizada por unos jóvenes para montar una gran fiesta, se estaba consumiendo por el fuego gracias a un descuido. El calor comenzaba a ponerla nerviosa, ¿de verdad arriesgaría su vida otra vez? No era la quinta vez que se aventuraba a ponerse en peligro, ni la décima vez que se sumergía en la adrenalina que era provocada por sus constantes búsquedas hacia catástrofes causadas por un ser humano.
—Estoy loca—susurró para sí misma, sacando el aire que había contenido por unos segundos al ver cómo el edificio se desplomaba poco a poco.
Las personas salían de allí a tropezones, tapando sus bocas y narices, mientras agitaban una mano para alejar el humo que les estaba dañando. Harper sabía que aún quedaban adolescentes adentro, probablemente con la esperanza de ser rescatados de la catástrofe o al menos hallar la posibilidad de salir ilesos. El edificio se desplomaría en cualquier momento, con o sin personas dentro. Y ni pensar eso le detendría.
Su corazón latía con fuerza dentro de su pecho y creía hasta poder escuchar sus propios latidos. PUM, PUM, PUM. La aturdían junto a los chillidos de los presentes, hasta el punto de exasperar a la chica, a pesar de ya estar acostumbrada a ello. Algunos gritaban "¡Llamen a los bomberos!", al mismo instante que otros pedían ayuda desde lo más profundo del edificio, pero nada impediría que Harper hiciera de las suyas.
—¡Hey, tú! —La señaló un chico de tez morena, logrando que ella se pusiera aún más nerviosa y que terminase trastabillando hacia atrás—Debes tener un móvil, ¿no? ¡Llama a los bomberos!
El chico se acercó a ella, observando cómo Harper negaba con su cabeza, sacudiendo su cabello marrón hasta casi taparle los ojos. Harper abrió los labios un par de veces, queriendo expresar lo primero que le viniese a la cabeza, pero solo lograba emitir sonidos con vocales. Lucía como un pez fuera del agua, mientras observaba al chico elevar sus cejas con duda.
—No—contestó al fin, pero él pareció no creerle mucho. La castaña carraspeó su garganta, y se cruzó de brazos, como si él le fuese a atacar por el simple hecho de "no llevar el móvil con ella"—. Quiero decir, sí, tengo un móvil. Pero lo dejé en casa, lo siento.
Él gruñó con frustración, necesitaba ayuda y ella no parecía estar muy dispuesta a brindar un poco de apoyo. Al ver a una pareja acercarse con curiosidad, el chico caminó hacia ellos para pedirles ayuda, provocando que Harper suspirara de puro alivio. Lo miró por unos segundos, pero luego pasó su vista hacia el edificio en llamas. El humo no dejaba de salir, así como el fuego se alzaba ante los presentes, intimidando con su poder.
—Él vendrá—susurró en un intento de convencerse, asintiendo efusivamente—. Spider-Man vendrá, me sacará de aquí y estaré bien.
Y sin más dilación, corrió para adentrarse al edificio. Algunos le gritaron, pidiendo que se detuviera, ¡estaba demente! Sin embargo, era la tercera vez en su vida que hacía aquello. No buscar el peligro, no, eso lo hacía casi a diario. Sino correr hacia el fuego, mientras su cabeza le suplicaba que no lo hiciera y se intentaba convencer en que Spider-Man salvaría el día.
De alguna manera logró entrar, evadiendo partes del techo y de las paredes que amenazaban con aplastarla. No tardó ni dos minutos en tener un ataque de tos, a lo que llevó el antebrazo hacia su rostro, cubriendo la nariz y su boca, mientras levantaba sus pies lo más alto que podía para no tropezar con los pedazos de madera que ya había caído.
No buscaba nada ni a nadie, por lo que no sabía por qué se adentraba tanto. Pero aún así subió las escaleras, o bueno, lo que quedaba de ellas, pues en ese momento algunos escalones ya estaban destruidos. Dos chicas, quizá de su edad, pasaron a su lado en busca de alguna salida, empujando a Harper en el proceso. Mas no le prestaron mucha atención, así como la castaña tampoco lo hizo con ellas.
Sus ojos captaron una ventana, con su marco de metal roto y vidrio quebrado. Harper se acercó a esperar, porque sabía que él llegaría tarde o temprano.
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—¡Estás demente! —exclamó un Peter exaltado, llevándose las manos hasta su frente para luego deslizarlas hasta sus ojos.
Harper estaba en lo correcto; Spider-Man había llegado para sacar a todo aquél que se había quedado sin ruta de escape, salvando hasta al pequeño gato que se había colado en la fiesta. Claramente, no estaba sorprendido cuando se encontró con la castaña mirando por la ventana con tranquilidad total, casi hasta bostezaba en la espera.
—No me digas—respondió con sarcasmo, elevando su cabeza para observar al chico que había ocupado su lugar sobre el contenedor de basura, mientras ella había tomado asiento en el suelo frente a él.
Su posición en cuclillas le hizo pensar a Harper, ¿nunca se cansaba? No solo pasaba en aquella posición por mucho tiempo, sino que también estaba casi de puntillas y mantenía los brazos apoyados sobre sus muslos. Aunque si lo observabas bien, se veía bastante atractivo con su traje de tela fina roja y azul, apretado en las zonas correctas y en su posición.
—Hablo en serio, Harper—replicó él, alzando un poco la voz.
—Bueno, no me puedes culpar—dijo cruzando sus piernas, encogiendo sus hombros para luego señalarle con la molestia en su mirada—. ¡Desapareciste! ¡Por dos semanas!
—Tengo asuntos que resolver, no puedes utilizar mi ausencia como excusa. —Peter ladeó su cabeza, así como solía hacerlo la mayoría del tiempo y le hacía ver aún más tierno—. De verdad necesitas dejar de exponer tu vida así.
—Ya deja la preocupación, Spidey. —Harper sacudió su mano con desdén, era la conversación más común que ambos adolescentes tenían—. Sabía que aparecerías.
Spider-Man negó con su cabeza, levantándose y dando un salto para bajarse del contenedor verde. Quería hacerle comprender que ella no debía continuar con aquello, a pesar de ya llevar tanto tiempo en la misma situación. Al ponerse de cuclillas de nuevo, llevó su mano hacia el hombro izquierdo de Harper, a pesar de sus nervios por la corta distancia entre ambos.
—¿Qué pasaría si por alguna razón, no me encontrara en Queens? —El rostro de Harper se llenó de confusión, no entendía a qué punto deseaba llegar con su pregunta. La castaña negó con su cabeza, bajando la comisuras de sus delgados labios—¡Morirías!
—Exageras—aseguró la chica, volteando su mirada hacia otro lado al imaginarse en una peor situación si Spider-Man no le pudiese salvar.
Peter no comprendía qué pasaba por la cabeza de Harper. Llevaba dos largos y duros años, salvando a la castaña de absolutamente todo. De algo tan tonto como que suba a un árbol y grite "¡Ayuda, Spider-Man!", fingiendo que estaba por caer. Hasta entrometerse en el asalto de un banco, con siete matones armados de pies a cabeza, alardeado de un lado a otro ser la amiga más cercana del Vengador Spider-Man y que él llegaría a salvarla sin importar lo que ellos hicieran.
—No exagero, Harper, soy realista, no lo niegues. Aquí no hay nadie más que pueda rescatarte. Ni Thor, el Cap o Iron-Man, ¡sólo yo! —El chico hablaba acalorado, paseándose de un lado a otro por el estrecho callejón después de levantarse totalmente exaltado.
—Es lo único que necesito—musitó Harper en medio de un suspiro, observando sus manos al sentirse cansada de la situación.
Repetían aquella conversación una y otra vez, cuando llegaban al callejón que siempre compartían después de que Peter lograra sacar a la chica de sus líos.
Los pasos de Parker se detuvieron en seco, y mirando sobre su hombro derecho, se encontró a Harper en el suelo, cabizbaja y con sus hombros encorvados. Caminó hacia ella, siendo sigiloso como lo era siempre sin siquiera quererlo realmente.
—Harper—la llamó con suavidad, agachándose frente a ella—. Piensa e intenta comprenderme. Si no fuese porque llegué hace dos días a Queens, no habría tenido oportunidad en sacarte de allí. Si se te hubiese ocurrido hacer algo como eso hace unos cinco días, no estaríamos teniendo esta ni otra conversación. No quiero imaginar qué te pasaría si yo no estuviese ahí para ti.
Ella levantó su vista hacia él, dejando ver sus ojos azules. Cómo le encantaría saber de qué color eran los ojos del chico que la tenía loca, pues lo único que podía observar eran los ojos con efectos especiales que tenía el traje, no veía más allá. Y era una de las cosas que más deseaba poder hacer.
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Harper introdujo sus manos congeladas dentro de las bolsas que tenía su chaqueta preferida, y cuando llegó a la entrada del callejón, miró a su izquierda y luego a la derecha, para después salir por completo y dirigirse a casa. Tenía la esperanza de llegar lo más rápido posible, el frío la estaba matando.
La castaña caminó por las calles de Forest Hills, apretando el paso para avanzar con velocidad. La noche había llegado y Harper ni lo había notado, pues solía pasarle cada vez que charlaba con Spider-Man. Tener conversaciones con él era su pasatiempo favorito, el chico era la persona e interesante que ella había conocido en su vida-
Justo al llegar a la calle que dividía el barrio con Rego Park, su lugar de residencia, se detuvo en el semáforo. Observó a los automóviles pasar, esperando la señal para cruzar al otro lado, y cuando la luz verde se iluminó, varias personas continuaron con su caminata. Sin embargo, Harper miró sobre su hombro y, arrastrando la vista hacia arriba, se encontró con Spider-Man.
El chico estaba allí, como siempre que ella se marchaba, vigilándola y protegiendo a su amiga. Solía decir que no le agradaba pensar en ella caminando por las noches sola, sin protección alguna, así que tenía la costumbre de seguirla hasta que ella entrase a casa. Desde lo más alto del edificio de ladrillos, sacudió su mano en el aire, saludando a Harper.
Con una sonrisa, que le costó disimular, se apresuró para correr por la calle para cruzar antes de que el semáforo se lo impidiera. Él la había seguido, nunca fallaba en aquél detalle, y eso le hacía más que feliz.
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¡Primer capítulo! Realmente espero que les guste.
Es corto, pero los siguientes no lo serán.
Sin son nuevos en KTS, les agradezco por la oportunidad desde el fondo de mi corazón. Y si ya se habían pasado por aquí antes, ¡los adoro!
Love u all!
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