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La noche cayendo fue solo el inicio del terror para los hombres que normalmente solo saldrían para divertirse recorriendo las calles que consideraban su territorio.

Al menos hasta que él apareció, simplemente declarando que vinieran todos a la vez sin contenerse

Pensando solo en ignorarlo, sin necesidad de perder su tiempo dándole una leccion a un niño que usaba se vestía con un pasamontañas y guantes. Solo otro adolescente que disociando la realidad y se creía algún tipo de héroe.

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O eso fue hasta que él decidió que iniciaría el conflicto, terminando en una total paliza para el grupo 7 hombres sin que pudieran siquiera rozarlo.

-Volvere mañana a está hora

Y como si esto sería una nueva rutina se despidió, sin llamar a la policía para que los detuviera, con solo ese gesto entendieron que su único objetivo eran estás peleas.

Preparándose para la siguiente noche, tragándose su orgullo al pedirle una tregua a un grupo enemigo que tenían.

Una alianza que había multiplicado sus número x2, confiando en que de esta forma lograrían derribar

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Nuevamente fue que sucedió, en esa oscura calle solo habiendo alguien de pie. Pero no importaba, ya que está vez si habían logrado herirlo, un puñal bien clavado en su abdomen, producto de un esfuerzo en equipo para contenerlo entre todos.

Sin importar que solo lograron unos segundos de resistencia antes de recibir varias contrataciones. Esté mocoso había probado un poco de la realidad, sin importar que tan fuerte o entrenado estuviera. La sangre cubria sus guantes mientras intentaba evitar desangrarse

-... Esto duele

Murmurando esas palabras fue que se fue, sosteniendo el cuchillo en su abdomen que funcionaba como un corcho para una botella.

Al menos posible que no lo vean en algunos meses si es lo suficientemente estúpido como para volver.

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La siguiente noche volvió como si nada, sus movimientos sin ser frenados por la supuesta herida que debía tener. Todos recordando como el cuchillo había perforado hasta el mango...

No fue debilitado, pero está vez no recibieron sólo golpes. La brutalidad con la cual actuó fue diferente, habiendo estampado las cabezas de varios contra el duro concreto de la calle.

Creando un charco de sangre, no deteniéndose hasta que ninguno estubiera consciente.

Todos cayeron cubiertos de sangre y sin poder levantar un dedo sin retorcerse de dolor, demasiados heridos y... Derrotados.

No podían ganar, no iban a ganar y su orgullo los hizo seguir contra esté ente desconocido, esté monstruo que regresaría cada noche para atormentarlos.

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Al despiertar, todos se encontraron sintiéndose bien, sin ninguna herida visible o de la cual tuvieran que prepararse e ir al hospital.

Podrían haber pensado que todo era una ilusión, quizás una histeria colectiva en la cual había caído.

Pero la sangre que ellos habían derrmado seguía ahí, manchando las calles... Y una nota pegada al único poste de luz que iluminaba está calle.

"¡Hagámoslo divertido!, Traigan armas si quierem como antes.
Pero entonces los trataré así, mientras potencial y calibre del arma. Mi retribución será igual"

En ese momento fue que lo entendieron, sin necesidad de discutirlo o conversarlo. La realidad era que no había peleado contra otro humano, sea lo que fuera esa figura enmarcada.

No podría identificarla aún, pero estaba claro que esté no iba a ser el final. Aunque fuera derrotados y dejados en un estado que requeriría meses de atención médica, al despertar volverían a su estado anterior.

Un desafío, y viendo la naturaleza no humana temieron la posibilidad de las consecuencias de huir y no afrontar el destino que se les había sido impuestos.

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Y así empezaron la preparacion para la noche donde no se limitarían a unos cuantos grupos, siendo que las pandillas y grupos que antes serían enemigos formaron una alianza en conjunto.

Preparando el campo para una batalla que sería a matar, sobornando y interviniendo de forma que la policía no pudiera responder al caos que desatarían.

No una calle, la guerra se librería en la zona que rodearía 3 kilómetros, vehículo preparados para interceptar y si es posible arrollarlo.

Cobrando y pidiendo favores a políticos, mafias.

Dando la advertencia a la junta de ese vecindario para abandonar sus casa y evacuar.

Fuera del armamento convencional, está amenaza y desafío sería aplastada sin posibilidad de fallar.

Aunque los explosivos no serían una opción admicible si no querían que él gobierno se involucrase. El inicio de un cero con el cual encerrarían al ente...

Y por eso...

-¡Esto es increíble!

Cada noche aunque fueran derrotados de forma brutal, aunque algunos tirarána toalla al no soportar enfrentar una amenaza de esté nivel.

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No todo era inútil, cuando es que lograban rodearlo y acribillarlo. Momentos donde la locura del dolor recibido sería regresado.

Una locura que solo crecía cuando el enmascarado se reía, por más dolor que le hayan infligido. En sus mentes grabándose el sonido de su risa, por más que está se ahogara con su propia sangre.

El dolor no lo detenía, y sabían perfectamente que el dolor que él había sufrido sería devuelto con creces.

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Y cuando uno tuvo la fortuna de poder colocar una pistola en su cabeza, fue que iniciaron un intento desesperado por acabarlo. Apretando el gatillo antes de que pudiera actuar...

No es humano

En ese momento volvieron a recordar ese hecho, usando una velocidad que desconocían. Librando sus brazos de los que lo retenían, una sonrisa lunática que miraba la luna en lugar a de a ellos.

Kazuma: ...bola de fuego

De su mano extendida saliendo una esfera concentrada de lo que pudo ser un sol en miniatura por la forma que brillaba, un reactivo delicado que deseaba explotar.

La parálisis del momento ante el terror que se entendió fue una que destruyó la voluntad de los pocos que aún lo creían mortal.

Kazuma: El instinto humano... Vulgar y mundano, héroes y tiranos, amables e insanos. De juicio sesgado y doble moral. Viviendo aferrados a esos pecados... Las limitaciones de un simple mortal, el sobrevivir y perder la razón esa es la esencia de un animal..

Totalmente absorto en sus palabras fue que la esfera ardiente se elevo por el cielo.

Breves segundos dónde en la oscura noche se hizo de día, las rodillas de todos temblando. Viendo impotentes como es que esté ente de forma tranquila se iba quitando los cuchillos que tenía clavado en varias zonas no vitales.

Breves y sicoticas carcajas era lo que oían cada vez que una de las piezas metálicas caia al suelo.

Kazuma: Parece que esté es mi límite... Meten armas de fuego y ya tengo que usar más que solo solo fuerza. Si hubiera usado auto-esquivo... No importa. Está basura duele demás.

Igual que en una película de terror, las balas que tenía entre medio salieron por cuenta propia.

El charco de sangre generado solo por cuenta propia del enmascarado...

Con el pequeño sol extinguiendo su luz en el cielo, una explosión y onda expansiva como su último atisbo de energía.

-¡Y-Yo! ¡Lo siento!, Porfavor perdóneme. Solamente me metí en esto porque no tenía de otra, pensaba dejarlo una vez pudiera abandonar de forma segura.

-¡Yo también lo siento! Le ruego que porfavor me deje ir, ente oscuro perdone mis pecados. Si encuentra piedad en su corazón, le rogamos misericordia.

-¡Dejen..os! Ir...

Cuando casi la mitad de los 47 hombres, dónde todos podían superar por una cabeza al joven que tenían en frente, sus palabras detenidas ante un tercer acto del Shinigami, notaron como sus ojos no los miraban. Su mirada fija en la luna que brillaba en lo alto.

El Dios de la muerte que miraba con anhelo la luna, algo distinte que no podía alcanzar.

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Kazuma: ...Ojalá volver el tiempo atrás, para verte un poco más. El trabajo de muchas noches en una sola se pudo esfumar. Pero para llegar a casa y no verte.. prefiero no llegar.

Lágrimas que caían por la ranuras de la máscara, tomando entre sus manos su propio cabeza, revolviendo su cabello con frustración.

Y entonces entendieron porque fue que se reía cada vez que lograban herirlo, encontrando un atisbo de pena para un ser que solo encontraba calma cuando el dolor lo traía de regreso.

Alguien que no podía dormir, un miedo abrumador de verlas de nuevo y saber que no podría hablar con ningúna.

Sus manos arrojando la máscara como si está estuviera conteniendo todo lo que contenía.

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Antes de que pudiera caer de rodillas para maldecir que las noches cada vez se sentían más largas y como en la oscuridad es que los recuerdos e pensamientos parecen infinitos.

Antes de que pudieran ver su rostro totalmente es que vuelve a cubrirse el rostro, sus lágrimas desapareciendo en la oscuridad de está.

Que ser más miserable era, sufriendo con cada noche que al regresar a esa casa solo fuera recibido por la oscuridad y silencio.

Cómo extrañaba oirlas, sus voces y gritos que normalmente llenarían toda una mansión de activadad.

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Encerrando esos sentimientos y pensamientos, fue que volvió a sonreír. Sus ojos nuevamente fijándose en el grupo tambaleante y confundido de una combinación de pandillas, y grupos directivos.

Los cuales comúnmente estarían divididos por toda la ciudad, peleando entre ellos mismos por zonas que veían como si territorio. Yakuzas de poca monta que hacían negocios y extorsión, ofreciendo protección y al mismo tiempo destrucción.

Podía imaginar vividamente como es que todas ellas lo detendrían si pudieran verlo en este estado.

Todas y cada una de ellas, sus palabras sobre como no podría seguir con ésto. Que no era saludable en lo más mínimo, que debería seguir adelante y irse a dormir.

Y solo irme a dormir... Pero algo nació en mi.

Ya no me puedo controlar, soy tan feliz asi.

Ya perdí, lo que quedaba de mi. No está aquí,

Entrando en ese hermoso y glorioso trance donde podía por un tiempo ser libre de todo, su mente totalmente absorta en las sensaciones del momento.

Inhalando el frío aire que estaba cargado del aroma metálico de la sangre...

Sus ojos admirando a las pobre víctimas con las que descargaría todo su sentir. Sin encontrar compasión en sus siguientes acciones, viendo ésto solo como otra de quizás infinitas noches.

Sus pasos avanzado poco a poco al mismo tiempo que los hombres que pudieron ser temidos antes retrocedian.

El instinto humano... Lucha o huida... saben que no pueden huir y solo tomara unos segundos antes que sus mentes entiendan eso.

Miedo, el miedo ante una situación de la cual no puede huir, una amenaza que se cierne encima de ti.

Ese el momento donde tu cerebro entrara en un estado de trance, convirtiendo ese miedo en irá con la esperanza de al menos poder salir de está luchando.

Inundando todo tu ser de noradrenalina.

La noradrenalina es una hormona que aumenta la presión arterial y el ritmo cardíaco.

Posteriormente sentirán la dopamina, al mismo tiempo que glutamato y se da una disminución de los niveles de serotonina y vasopresina.

La razón se perderá ante la ira que reemplaza el miedo, un proceso de supervivencia del cerebro para evitar paralizarte ante el puro terror de no poder huir...

Y lo sé perfectamente... Porque lo sentí varias veces contra diferentes enemigos de los que pude huir.

Sentirán un impulso que los llevará a darlo todo contra mi. Y yo podré liberarme totalmente para hundirme más.

Perdido en la oscuridad y en las sombras, siento como tú voz me nombra. Y ahora estamos aquí entonces no me importa morir aunque seré borrado de los recuerdos de todos quiero que con sus vidas puedan seguir.

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Los pensamientos finales son pacíficos, antes que todo se hiciera realidad. Los hombres llevados al límite sus instintos gritan, reemplazado su miedo por la ira instintiva de un animal acorralado.

Siendo solo otra noche más dónde Satou kazuma encontró caridad y paz en el dolor que le recordaba que seguía vivo. Que lo mantenía atento y consciente.

Mientras que los hombres que enfrentarían al héroe caído perdían la cordura con cada noche donde sabrían que no podían ganar.

Soportando todo para poder prepararse, para una noche distante donde darían final a esté infierno que tenía a la luna como única testigo.

Darían muerte y descanso a esté espíritu que lloraba lágrimas por algo que no podía alcanzar.

Cada noche más cerca

Día: Viernes [Un día después de curar a Keiry] -Tiempo pasado

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