◦•●◉✿ 𝐶𝐴𝑃𝐼́𝑇𝑈𝐿𝑂 𝐼𝐼 ✿◉●•◦

Dos guardias llevaron a Kaya y a Hano a una edificación bastante elegante. Gente de mucho estatus social estaba ahí. Ella fue la primera en entrar; podía ver lo ostentoso que era, carne de la más fina, vino y frutas estaban a revisar en una mesa cercana.
Con su máscara ceñida al rostro trataba de buscar algo familiar, aunque nada lo era. Escucho que llamaron a un gladiador, y luego a ella, o en este caso a él.
Kaya entró a la sala, por fin vio a aquellos emperadores; el emperador Geta estaba vestido en tonos dorados y marrones, rodeado de varias mujeres. En cambio, el emperador Caracalla estaba vestido en tonos rojizos y dorados, con algunos esclavos a sus pies.

Aunque fuera algo tonto, Kaya veía a su padre en los ojos del emperador Geta.
Suspiro y se preparó para luchar; fue algo fácil, pues su agilidad era mayor a la de cualquiera gracias a su anatomía. Con un corte limpio degolló el cuello del luchador, se puso de pie de nuevo mientras escuchaba los aplausos de uno de los emperadores.

—¡Bravo! ¡Bravo! Magnífico— Geta dijo emocionado caminando hacia ella —¿Cual es tu nombre? —

—Kay— dijo lo más grave que pudo.

—Increíble, ¿de donde vienés?— al verla a los ojos una chispa de algo que no pudo explicar.

—Soy de una de las ciudades libres— Hice una pequeña reverencia.

Geta estaba maravillado, miro a su hermano y se acercó a el.

—Hermano, quédate a ver que más tiene Macrino en su posesión— giró la cabeza para ver a Kaya —Yo tengo algo que hacer primero.

Tomó a Kaya del brazo y la llevo aparte. No era raro que los emperadores tuvieras gustos diversos, pero un esclavo no era nada común. Ambos terminaron en un jardín, Geta se acercó a ella.

—Tienes talento, esclavo— dijo caminando nerviosamente como siempre —Me gustaría ofrecerte algo—

—Dígame mi emperador— se arrodilló frente a él.

—Quiero que me demuestres tu valor en el Coliseo, quiero verte pelear— se detuvo delante de ella —Y si ganas, te haré mi guardia personal—

Kaya lo miro algo asombrada, frunció el seño y asintió lentamente.

—Perdone el atrevimiento pero, ¿Por qué nesecitaría que un esclavo lo protegiera? —

Geta se inclinó colocándose en cuclillas —Porque aunque la enfermedad de mi hermano lo hace poco capaz mentalmente, puede ser alguien peligroso—

Kaya asintió lentamente, lo miro y puso su brazo cruzando el pecho a manera de lealtad.

—Cuente con eso, Majestad—

Con una sonrisa satisfecha Geta se puso de pie y le ordenó que hiciera lo mismo. El emperador entró de nuevo, con Kaya detrás. Habló con Macrino sobre lo que pensaba y al esclavista no le pareció mucho, pero debía obedecer a su emperador; Macrino le dio una mirada de desagrado a Kaya, pero ella estaba segura de que el emperador no dejaría que la mataran así como así.

Se había perdido del combate de su hermano, pero había salido bien pues en la carroza ya estaba un cansado y vencedor Hano.

—¿Todo bien? — preguntó algo cansado.

—Sí, no lo vas a creer—

Al llegar a las celdas, Kaya se tumbo en su cama dándole vueltas al asunto; ya estaba lista para combatir y ganar.
Iba a demostrarle al emperador que era buena en lo que hacía.
A la mañana siguiente, Macrino fue a hablar con ella.

—Mira a quien tenemos aquí, el elegido del emperador—

—¿Hay algo de malo? — mustió.

—Para nada, es raro nada mas— hizo una pausa abriendo la celda —Es raro que haya escogido a un esclavo que no deja ver su rostro—

Kaya se detuvo en seco y lo miró.

—¿Eso importa?— se acercó a el —Quien soy yo para cuestionar a su Majestad—

Kaya lo empujó con el hombro y salió, paso de largo la celda de su hermano y se preparó. Cuando Hano apareció se acercó a ella.

—¿Se te subió la fama? — dijo algo molesto.

—No lo entenderías—

Con una mirada noble, Kaya salió a la arena. Con trabajo debido al sol miro hacia el palco de los emperadores, Geta le dio una mirada de aprobación y ella hizo una reverencia discreta.
El presentador anuncio a los gladiadores y entonces Kaya trago en seco. Un guerrero sobre un rinoceronte apareció por una de las puertas, Kaya sabia que hacer y su hermano también; comenzó la persecución. Después de unos momentos de evadir al animal, Kaya tomó un poco de tierra e hizo una nube de polvo antes de quitarse del camino del mamífero.
El animal embistió la sólida columna de piedra, quebrandose el cuerno en el proceso. El guerrero cayó al suelo y Kaya se acercó a el comenzaron a pelear y claramente por ser más hábil y grande el gladiador tenía a Kaya en el suelo, el hombre miro a los emperadores; a Geta se le veía tenso y un poco ansioso, Caracalla por su parte solo estaba emocionado por lo sucedido.
Geta le dio su piedad a Kaya y esta pateó al hombre en el pecho, sacándole el aire tomó una espada del suelo y cuando el hombre quiso levantarse Kaya lo decapitó sin chistar.

—Magnífico— murmuró Geta.

Kaya miraba al palco e hizo una reverencia ante sus Majestades. Geta pidió a dos guardias pretorianos que bajaran por ella y la llevarán ante su presencia.
Todos estaban asombrados con el nuevo gladiador que habia luchado en la arena, pero ninguno se imaginaba que era una mujer la que había matado a sangre fría a aquel hombre.

Cuando Kaya llegó a Palacio, Geta estaba solo y esperándola.
La estudio de pies a cabeza e hizo que los guardias se fueran.

—Increíble, un Guerrero increíble— sonrió mientras se acercaba.

—Gracias Majestad— se arrodilló.

—De pie muchacho— ordenó el emperador —Quitate la máscara—

Kaya tragó saliva, sus manos temblaban mientras alcanzaba el lazo que mantenía su máscara en su lugar, se puso de pie y lo miró.

—¿Que esperas? — Geta parecía impaciente.

—Majestad, hay algo que debe saber—

Antes de que el emperador le respondiera, Kaya se quitó la máscara, el delicado rostro de una joven apareció delante del joven monarca.
Su sorpresa fue grande, si, pero no tan grande como la de la princesa Lucila mientras regresaba a su residencia con el general Acacio.

—Es ella, Acacio, esta viva—

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