S I E T E
Sexto mes.
Está anonadado.
—Katsuki, ¿pasamos a comer?
—No tengo hambre, no quiero...
Engordar más, eso hubiera dicho como era habitual, mas después de esa cita con el médico de cabecera de Shōto, uno de los doctores mejor pagados en la rama de salud, no le queda dudas de que aquel abultamiento en su cuerpo se trata de nada mas ni nada menos que de un embarazo.
Un embarazo.
UN PUTO EMBARAZO.
¿Cómo coño se dieron cuenta? Sencillo. Como es habitual en un sábado por la mañana, Shōto despierta en sus brazos, buscando en su pecho sus almohadas favoritas, aquellas que llena de besos, succiones y marquitas diversas, encantado de escurrir su lengua entre la división de ambos, así como de pasear su polla mientras los presiona para que lo envuelvan. Iba la mañana como cualquier otra, un fin de semana donde ambos se revuelcan en el colchón adorándose, comiendo y apenas separándose para hacer sus necesidades en el baño, aunque ya habían veces donde Shōto lo seguía entre besos mientras él intentaba llegar al inodoro. Esa mañana, esta maldita mañana marcó un antes y un después. Sí, ese fue el momento donde todo se fue a la mierda porque Shōto siempre le recibe con un cálido "buenos días" junto a una sonrisa, aquella cercana a alguno de sus pezones porque estaba desayunando a gusto como niño mimado. El día de hoy no fue así.
"¿Qué haces?", recuerda que eso le preguntó apenas despertó, porque Shōto no lo había recibido con esa sonrisa amorosa que tanto adoraba.
Mientras se frotaba un ojo, su novio abandonó su pezón, lamiendo la aureola con la lengua. "Fue... delicioso". Eso dijo. Eso maldito dijo. No. Todo marcó un antes y un después por su culpa, porque viviría muy bien en la ignorancia de no ser que estuvo viendo cómo apretaba su pecho haciéndolo gemir, obteniendo un chorro de líquido blanco que salpicaba el rostro de su novio, aquel que lamía sus labios ante tal muestra de alimento.
Lo estaba tratando como una puta vaca. Una maldita vaca.
Cualquier otro de ver que su maldito novio estuviera lactando habría reaccionado como alguien normal, alarmarse y llevarlo al médico, de no ser porque su novio tiene mommy issues y en su vida parece que lo han amamantado. El putamente hermoso novio tuvo que callarse la boca, tenerla bien entretenida en su pezón, sacando toda la leche que encontraba de su depósito, jugando como un niño pequeño con su biberón. ¡Qué idiota! Tuvo que pegarle para hacerlo a un lado y hubiera continuado maldiciendo cuando a Shōto se le escapó un "pero mamá" que lo dejó helado.
Estuvieron cerca de media hora sentados en el borde de la cama, buscando una explicación en el tumba burros perfecto. Así es. Maldita sea, un médico estudiado en cuarentena se queda pendejo a lado de Google, aunque claro, podía pedir opinión a un experto. Podría haber asistido a la enfermería, de pedir consulta con Yoshimura, Yoshida, Yodasaki o como putas se llame el puto médico de los huevos que sólo podía decirle que descansara o tomara omeprazol para el dolor. Que le dieran por el culo, hijo de la gran puta, asqueroso vende mierda, su puto título comprado en tianguis tercermundista que se lo meta por donde no le da el sol. Desgraciado, descarado, infeliz, cabrón, sorete, capullo, y más insultos que no puede procesar. ¡Incluso investigar en Google fue un poco mejor!
Recuerda haber dicho "qué puta mamada que exista la lactancia masculina", porque Shōto se acomodó en su regazo para seguir desayunando.
"Es tan deliciosa, amor, procuraré ordeñarte bien para poder ir al médico", también las muy cariñosas palabras de su novio que tuvieron como respuesta su índice golpeando su frente.
El muy imbécil mitad-mitad lo veía como vaca y aunque estaba angustiado sobre cómo es que estaba generando leche, la realidad es que también le excitaba. ¡Era sábado por la mañana, ¿de acuerdo?! ¡Es el día perfecto para amanecer en los brazos del otro, besarse, acariciarse, coger a pelo y gritar! ¡Lo mejor era eso, gritar tanto como dieran sus cuerdas porque todos se iban a visitar a sus familiares desde la tarde del día anterior! Es imposible permanecer callado cuando el puto monstruo que tiene colgando Shōto se abre paso, ¡menos cuando lo empuja contra la cama jadeando, sosteniendo esa mirada de "te voy a reventar toda la noche"!
También recuerda el "cariño, ¿te gusta que haga esto?", con ese tonito burlón mientras tomaba su palanca y jugaba con las velocidades sin desatender su ubre principal, aunque se turnaba para hacerse para abajo y succionar el falo que también lo alimenta. ¡Es que Shōto es un sucio, es tan descarado que le encanta!
Sí, tuvieron sexo antes de partir a un médico, ¡maldita sea, no se podía evitar! Tan pronto le dijo que parara, Shōto lo sometió contra el colchón, susurrando "no me iré hasta después de almorzarte".
Cabrón y mil veces cabrón.
El muy niño serio, príncipe de la UA, incluso se atrevió a sugerir ponerle un tapón para irse con su leche cargada en su interior. Maldito bastardo, lo trataba como un vertedero de semen y lo peor es que le encantaba. ¿En dónde está lo romántico en eso? Que cada que terminaban enrededados en las sábanas destrozadas, Shōto besaba su frente, mismos labios que se encontraron con su culo y meterle la lengua hasta donde llegara.
Lo sucedido después fue simplemente una película de mal gusto.
Acordaron ir con el médico de cabecera de Shōto porque ni de puta broma dejaba que Yoshimura, Yoshida, Yokita, Yukito, Yuputohijodelagranputa, le manoseara los pechos para descubrir la razón de su lactancia. Fue una decisión unánime, Shōto estaba como perro endiablado de sólo pensar que otro tocara sus tetas (sí, el bastardo tocaba su pecho como si fuera parte de su cuerpo, ¡qué osadía!), así que se decantaron por el ultra mejor médico de todo Japón de nombre que no recuerda y que no le parece relevante.
Tan solo poner un pie en el hospital fue motivo para que una enfermera dijera "¿vienen a su chequeo prenatal?", prenatal la maldita madriza que le hubiera puesto de no ser que Shōto lo sostuvo antes de abalanzarse sobre la mujer.
Y estar delante del viejo heterosexual (porque el cuadro de su enorme familia detrás junto a su mujer así le dio a entender), fue terriblemente peor.
"¿Por qué se esperaron tanto para checar sobre su embarazo?"
SU PUTO CULO.
¡¿EMBARAZO?!
¡¿CÓMO COÑO PODRÍA TRATARSE DE UN EMBARAZO?!
¡Bien! Estaba como una maldita vaca de gorda y ahora daba leche, ¡sólo bastaba que dijera "moo" para rematar!
Ambos estuvieron en completo shock, incluso cuando los pasaron a otra sala donde una mujer puso gel en su vientre y les mostró en una televisión infernal tres malditas bolas removerse.
"¡Qué tino, Todoroki-kun!", dijo la maldita vieja que obviamente estaba alterando la pantalla, ¡no podía ser cierto!, "trillizos para el primer parto, ¡enhorabuena!", putísima madre.
Y Shōto.
JODER SHŌTO.
Dos veces.
Dos malditas veces se desmayó.
Ahora, después de haber acordado citas para tener el chequeo de sus bebés, estaban afuera, andando como unos completos perdedores de una guerra donde han visto morir a sus amigos en el campo enemigo. No habían desayunado como era debido, o sea sí que bebió nutrientes, pero no eran los suficientes como para avanzar más en ese día, así que ahí están, frente a un Mc Donalds de porquería.
Ni siquiera ha asimilado que será papá.
No.
MAMÁ.
—Katsu...
—Voy a aplastarte cada testículo por cada bebé que me saquen.
—Pero tengo dos...
—¡Pues hasta el pito te lo voy a machacar!
***
Nuevo episodio, preferí algo más light y amable que los antiguos episodios siete.
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