III
Katsuki
III
Palabras sin sentido
——♥——
—¿Te das cuenta de lo estúpida que te ves con eso? —Ochako está haciendo de las suyas de nuevo, cosa que le incomoda a Izuku ya que se siente inútil por no detenerla cuando agrede a alguien—. ¿Qué haces aquí? ¿A quién buscas? ¡Ah! Lo sé perfectamente, andas de zorrita. — Sobre todo a las chicas de cursos inferiores.
Tal es el caso con la joven de trenzas que yace delante de Ochako, quien esconde el rostro totalmente intimidada.
—So-solamente venía a agradecer a alguien. —La joven de gafas extravagantes, se levanta tratando de mostrarse segura de si misma. Aunque, en realidad, estaba muerta de miedo de lo que le fuera a hacer aquella chica castaña con un humor poco agradable.
Izuku reza para que se detenga. Realmente hacen falta más prefectos por los pasillos, de esa manera las "confiancitas" de Ochaco cesarían.
El timbre de la segunda hora ha sido tocado. Ochaco tuerce los labios. En cada toque, los profesores salen de las aulas donde ejercen sus respectivos trabajos, no podía dejarse ver intimidando a una de las chicas de grados inferiores.
—Uraraka-chan, basta, tenemos que ir a clase —pide Izuku tomándola del brazo. OchaKo levanta el puño frente a su rostro, a lo cual, la pecosa se cubre con sus brazos, entonces sonríe con satisfacción.
Sabe que Izuku le tiene tanto miedo como para no meterse de más. Sabe que le aterra levantarle la voz aunque ella esté en lo correcto.
Y le gusta, vaya que le gusta. Saber que Izuku está sometida por ella le satisface.
—Lárgate de aquí, mierda de cuatro ojos andante —los insultos de Ochaco no parecen herir a la joven de trenzas, a lo cual, le da una patada en el vientre, ocasionando que se doble por el dolor—. Y cuidado con andar diciendo que yo lo hice, que te irá peor.
La joven de trenzas asiente con la cabeza. Izuku siente verdadero coraje. Realmente quiere que su amiga Ochako deje de comportarse tan cruel con las personas, que recapacitara por su forma de ser. Pero sabía que aunque lo deseara, ella no cambiaría.
Ochako da media vuelta para dirigirse a su aula. Izuku va detrás hasta que escucha a la chica de trenzas llamarle a sus espaldas. Cuando ve que su amiga está lo suficientemente lejos, se acerca para ayudarla a levantarse.
—Gracias... —susurra e Izuku se siente peor. Ella podía haber detenido todo eso. Ella podía haber evitado todo.
Pero no lo hizo por el miedo que Ochako le hacía sentir.
—Lo siento... —se disculpa apenada. Se mordisquea los labios.
—No te preocupes, entiendo de que no hayas podido ayudarme. Realmente ella se veía bastante molesta. —Izuku asiente con la cabeza. Ochako se había mostrado como una fiera con todo aquel que se le acercara después de la escena donde Katsuki entraba al colegio.
—Igualmente debí hacer algo. Realmente lo siento. —Vuelve a lo mismo Izuku. La chica de trenzas sonríe por ese gesto.
—¿Te puedo pedir un favor? —Izuku asiente con la cabeza. Ante los ojos de la chica de trenzas, le parece tierno aquello. Le recuerda a un perrito meneando la cola a todo—. Quería darle las gracias a alguien... Quisiera hacerlo de frente a él pero con tu amiga rodeando el área no se puede. ¿Podrías agradecerle por mí? —Aquello deja confundida a Izuku.
—Claro, ¿De quién se trata? —Un rubor nace en las mejillas de la chica de lentes.
—Todoroki Shōto, si no me equivoco, ¿podrías darle las gracias de mi parte? —Izuku asiente repetidas veces. Ella vuelve a sonreír.
—Muchas gracias... —La mirada de la chica de lentes le da a entender que quiere saber su nombre.
—Midoriya Izuku —completa a lo que la chica asiente.
—Bien, muchas gracias Midoriya-san. Debo ir a mi segunda clase, así que me retiro. —Izuku se despide de ella.
En el trayecto a su aula correspondiente se da cuenta de lo distraída que puede llegar a ser. No sabe el nombre de aquella chica. No sabe quién es aquel Todoriko, como recuerda su nombre, al que debe de darle las gracias en nombre de la desconocida.
Suspira. En su andar se encuentra con aquel rubio que le hizo suspirar. Se pregunta cómo es que no lo había visto antes. Realmente, con aquellos ojos que el rubio poseía, se le hacía extraño que no le haya prestado atención.
Por eso, cuando pasa a su lado, un rubor empieza a crecer a medida que se acerca y disminuye una vez que él se aleja. Se siente extraña.
Una chica normal no se ruboriza por ver a otra. Y mucho menos por una chica que no se siente una chica.
——♥——
Cuando llega a su aula, Ochako ya tiene al profesor echando humos por su insolente actitud. Realmente no deseaba estar en una situación así y mucho más considerando lo tarde que ha llegado al aula.
—Buenos días, profesor, ¿me permite pasar? —ruega a que le tenga consideración. Es una buena alumna después de todo. Podría tal vez dejarla pasar sin problema alguno.
—¿Ha visto la hora que es? Ya tiene la falta y alguien que tiene una no tiene derecho a esa clase ya que se la ha perdido así que no, no puede entrar al salón de clases hasta que se digne a entrar a la hora que le corresponde. —La dureza de sus palabras le apenan.
La puerta se ha cerrado delante de ella. ¿Y ahora qué debería hacer? Es justamente la pregunta que ronda en su cabeza.
La siguiente clase la tiene hasta las ocho horas con cuarenta minutos. Y falta menos de una hora para ello. Se dirige a la cafetería de la escuela. No puede quedarse en los pasillos debido a que los prefectos podrían darle uno de esos temidos retardos. Tener falta en la lista es una cosa, un retardo es otra. Y lo que más vale es el retardo así que prefiere evadirlo.
Una vez ahí, se sienta en una de las mesas, procurando que sea la más alejada de la entrada. Saca el libro correspondiente a la materia que debería estar estudiando en el aula en esos precisos momentos.
Cálculo diferencial. Apenas siendo los primeros días es una de las materias en que tiene problemas. Aún así, no deja que eso sea un problema en su nota final. Se dedica a estudiar las leyes de los radicales para ello. Siguen viendo factorizaciones, por lo tanto, no falta mucho para que el profesor cambie de tema a otro más complicado. Y qué decir del espléndido servicio social que debe de hacer.
Sumida en los temas, una presencia yace delante de ella. Levanta la mirada y se encuentra con aquellos rubíes que aparentan ser los ojos de aquel rubio que le ha hecho suspirar en el inicio de la mañana.
—¿Puedo sentarme contigo? —Izuku nota algo en su voz. La mayoría de las jóvenes tienen una voz delicada, algunas más agudas que otras, otras siendo más graves. Pero ella tiene algo que le indica que no es grave por el tono que lleva. Es fuerte, seductora.
Como la de un hombre.
Bueno, casi.
Ya no lo sabe.
—Claro. —La diferencia de tonos le hace pensar en si la chica estaría forzando su voz para que suene así o si realmente es de ese tono.
Él se sienta delante de ella, Izuku, al ser una niña bastante tímida, hace como si no estuviera. No sabe de qué hablarle y él tampoco luce como si quisiera hacerle conversación.
Se quedan en silencio. Izuku se pregunta porqué ha ido con ella si hay tantos asientos vacíos y lejos de ella.
—¿Y bien? Háblame de ti —aquella pregunta la deja confundida. Izuku mira a Katsuki, quien se está quitando los broches del cabello a medida de que se va despintando los ojos. Él luce bastante femenino.
—Me llamo Izuku —se presenta, cierra su libro de cálculo y lo deja tranquilo sobre la mesa. Otro día estudiaría con más calma.
—Lindo nombre. Me llamo Katsuki. —Ve que él saca varias frituras de su mochila, que van desde chocolates hasta papitas con chile. Seguido, un refresco de fresa descansa en la mesa—. Ah..., no me malentiendas, no vengo a coquetearte, solamente no quería estar solo. Digo, sola.
Aquella corrección le parece innecesaria. ¿Por qué primero se refiere a lo que es y luego se corrige a la manera que no le gusta? Izuku piensa que es debido a que no se conocen. Tal vez no quiere tener una mala impresión con ella.
—Kacchan, ¿te molesta si te llamo así? —Una sonrisa nace en los labios de Katsuki, no sabe como interpretarla. En cierta manera le da miedo. Le recuerda a Ochako. Pero hay algo diferente en ella. Algo tan minúsculo que puede decir con seguridad de que Katsuki y su amiga no son la misma persona.
—No, por mí podrías decirme "papi", pero es un buen inicio. —El guiño por parte del rubio hace sonrojar a Izuku. ¿Acaso está coqueteando con ella? ¿Realmente había alguien que se fijaría en una chica tan inútil como lo era ella?—. Así que... ¿En qué salón vas?
—En el 5-A. —Katsuki silba.
—Vaya... ¿Vas para arquitecta o algo así? —Izuku niega con la cabeza—. ¿Entonces? ¿Por qué estudias lógica matemática si ahí no está la carrera que deseas?
—¿Y tú? ¿En qué salón vas? —cambia de tema. No quiere contestar aquella pregunta. Es bastante personal. Katsuki lo entiende.
—En el 5-D. —Izuku ladea la cabeza—. También es algo de lo que no deseo hablar. Claro, si tú dices porque, tal vez yo también lo haga.
La curiosidad de Izuku es bastante grande, por lo que no duda en contarle.
A medida de que va dando su relato, la sonrisa de Katsuki va desapareciendo. Una lástima, a Izuku le encanta que sonría. Le había bastado con que le sonriera en esa primera vez para determinarlo así.
—Así que tu madre quiere que estudies eso. —Izuku asiente con la cabeza, abochornada—. Vaya, ¿y por qué no trabajas para pagarte los estudios? Dices que igualmente tienes que hacerlo. ¿Por qué le das el gusto?
—Es mi madre, Kacchan. —Los ojos de Izuku se aguadan—. Sigo siendo menor de edad, ella desea lo mejor para mi.
—Odio a tu madre. —Izuku mira a Katsuki, confundida—. Por lo que acabas de decir, no puedo decir que me agrada, lo siento. Pero la verdad es que tu madre es una jodida controladora.
—Bueno... ¿Y tú? ¿Por qué estudias economía? ¿Serás contador o algo así? —Katsuki la mira con la ceja alzada.
¿Realmente se ha referido a Katsuki como un él?
—No, la verdad es que somos iguales en ello. —Ella se sorprende de aquella afirmación—. No le digo nada porque es mi madre aunque a veces desearía decirle sus verdades. Da igual.
—Yo no odio a tu madre —confiesa Izuku a lo que Katsuki la mira confundido—. Ella debe de tener sus razones para decirte qué estudiar.
—Sí, algo así. Igualmente no me agrada mi madre.
Izuku ha conocido a bastante gente. Ha escuchado sus historias, unas donde ellos tienen problemas con sus respectivas familias y otras donde las familias son el problema.
Nunca supo clasificar a la suya. Aún así, ella jamás sería capaz de levantarle la mano a su madre aunque tuvieran sus diferencias. Nunca, jamás.
Realmente se siente extraña por revelarle ciertas cosas suyas en la primera plática. Pero hay veces en que simplemente deseas hablar con alguien. Y lo atribuye a ello. Tal vez a Katsuki le pasa lo mismo.
—Nuestras madres parecen las villanas de las novelas. —Katsuki lanza una carcajada. Izuku sonríe. Su risa le gusta.
—Izuku, ¿en dónde has estado toda mi vida? —pregunta entre risas Katsuki—. ¿Te gustan los mangas?
—¡Claro que sí! Me encanta Boku no Hero. —Izuku sonríe más entusiasmada—. Me gusta que el protagonista y yo tengamos el mismo nombre.
—¡Ah! Ya sé a cuál te refieres. Prefiero Shingeki no Kyojin. Ya sabes, matar titanes es lo mío.
—Ahora sé a quién acudir cuando nos invadan. —Otra sonrisa por parte de Katsuki.
—Ya sabes, a ti te cuidaré de eso. —Toma una de las bolsas de frituras y come—. Toma, también come conmigo.
—No puedo, mi siguiente clase es de Historia Universal. —Katsuki rueda los ojos. Sigue comiendo—. Por cierto, ¿Qué haces afuera?
—Tengo hora libre, ¿y tú, pequeña traviesa? —las sonrisas que Katsuki le regala a Izuku hacen que su corazón lata como loco.
—Llegué tarde a la clase y el profesor no me dejó pasar —confiesa a lo que Katsuki ríe con ganas.
—Ya te vi afuera como una perra callejera. Tranquila, que te adopto para que no estés solita. —Un guiño.
—¿Ahora soy tu perra? —Una risa.
—La gente dice lo que quiere ser. —Un coqueteo.
El timbre vuelve a sonar indicando que la siguiente clase va a iniciar. Izuku rápido toma sus cosas y las mete en su mochila.
—Lo siento, debo de irme, mi clase inicia dentro de unos segundos. —Katsuki asiente con la cabeza, poniendo los pies en la mesa. Izuku logra ver por debajo de su falda y se avergüenza de ello—. Lo-lo siento, no debí ver nada. —Se tapa el rostro. Katsuki vuelve a reír.
—Nah, no pasa nada. No es como que haya algo del que espantarse. —Toma su muñeca, la acaricia con la yema de los dedos—. Realmente no me molesta, aunque ahora me doy cuenta de que eres una sucia.
Las mejillas de Izuku se encienden.
—¡Cla-claro que no! Fue un error. —Katsuki ríe.
—Claaaaro, cómo digas, Deku. —aquel apodo la confunde. ¿La ha llamado inútil?—. Si lees tu nombre se puede interpretar como Deku, ¿sabes?
—Eso me recuerda a una escena de Boku no Hero.
—También lo leo aunque no sea mi favorito. Si quieres, puedo ser tu Kacchan. —Se lame los labios. Izuku piensa que es la cosa más sexy que ha visto de alguien. O tal vez porque se trata de Katsuki.
—Esto me recuerda a una escena en Muñeco también. —El lado fanático de Izuku sale a la luz.
—¿Muñeco? —pregunta Katsuki incorporándose en el asiento. Sigue comiendo de sus papas con chile.
—Es mi novela favorita —declara.
—¿Te parece si en el receso me das tu número y me mandas esa novela? —Izuku se sonroja ante ello. ¿Acaso se trata de lo que cree que es?
—¿Acaso me estás pidiendo mi número? —pregunta siguiéndole el juego. Realmente no le incomoda, no le molesta hacerlo. Y eso parece divertir a Katsuki.
—Tal vez, puede ser, ¿Qué comes que adivinas, princesa?
"Princesa". Suena delicioso cuando sale de los labios de Katsuki.
Izuku lo sabe.
Le gusta Katsuki.
Le pueden llamar loca porque le ha gustado en esa primera plática pero es la verdad.
—¿Princesa? ¿Y tú qué eres? —sigue. Si estuvieran jugando con fuego realmente no le molestaría salir quemada.
—El rey obviamente, querida. —La prepotencia y arrogancia de Katsuki le parecen atractivos para Izuku.
—¿Y tu reina? —pregunta a lo que Katsuki niega con la cabeza.
—Nada, no hay, no existe. —Claro que sí.
Sería ella.
Aunque la timidez le gobierne, no le importaría mostrarse descarada.
—Debe de haber alguien. No me lo pidas, seré yo. —Katsuki lanza una carcajada.
Izuku piensa que aquello es cruel pero no le importa. Están jugando.
—¡Ja! Vete a tu clase, Deku. —Katsuki le empuja con poca fuerza.
—Claro, claro. —Y sale de la cafetería con la mochila en el hombro.
***
Para saber más sobre futuras actualizaciones, te invito a seguir mi canal de Whatsapp.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top