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Cuatro años atrás. En tiempos pasados...

Dos jóvenes estaban observando el cielo desde la ventana del edificio de la familia Iida. Una rubia ceniza de cabello largo con un flequillo que llegaba casi al hombro suspira. De unos aproximados 17 años.

Mañana era el inicio a clases, había ingresado por haber quedado entre los primeros tres puestos en el examen práctico y teórico de la Academia para héroes. Por lo que se encontraba relajada pero entusiasta, le demostraría al mundo su bello arte efímero y explosivo.

—No deberías estar preocupado, entraré sin problemas, aunque tan solo lo hago por respeto a mi honor y porque qui-...

—Porque quieres hacer conocer tu arte explosivo, ya sé. ¿Cuándo verás realmente la importancia de ser un héroe? —espeta frustrado mientras la miraba un joven de pelo negro con gafas, unos 13 años, se acomoda sus lentes.

—El día en que pueda salvarte de todo peligro, aunque mi única meta es cuidar lo que me queda de familia. Tu eres parte de ella, Tenya —añade mirándolo con aquellos ojos color cielo que eran bordeados por un delineador negro, sus labios pintados en un suave negro.

El hijo menor de la familia Iida, Tenya, al escuchar aquellas palabras se sonroja por completo, aun no podía admitirlo no tenía mucha base para comprender lo que le pasaba con su mejor amiga y vecina, quién en varias veces había estado para él, protegiéndolo de malas influencias.

—¡N-no digas cosas así Z-ziva-san!

Tartamudea tímido y sonrojado. Sin poder mirarla a los ojos. Sus padres decían que ella había llegado a vivir cerca por desear cierta independencia, pero como les había caído bien, de cierta forma les lograba transmitir confianza y protección aquella mujer rubia, quién siempre había cuidado con total amabilidad a su miembro joven y pequeño. Aunque todos sabían que ella no estaba necesariamente interesada en tener pareja, podría estar con el hijo mayor, el hermano mayor de Tenya, Iida Tensei, pero no lo veía como algo más, que una figura de lazo fraterno, tal como un hermano, al que realmente demostraba afecto era al pequeño Iida. Aunque ella sabía que era un amor que no podía seguir iba a ser incordiado por mucho –no quería realmente causar pleitos ni disturbios más de lo previsto–, al menos no por el momento. Por estos breve instantes solo lo cuidaría y llevaría por el buen camino, empezando a demostrarle como un ejemplo más para seguir, también siendo una heroína e ingresando a la academia a Héroes.

—Aww... Ternurita, eres un tomatito lindo~

Se burla, sin embargo, se tira a abrazarlo, empezando así una larga pero pequeña guerra de besos junto a cosquillas. Ambos eran amigos desde hace unos años, se habían conocido por casualidad, y ahora tan solo miraban un futuro.

Sin dejar de lado las emociones divertidas, Iida Tenya no siempre fue tan serio y centrado, no con ella cerca, pero si eso sí, se preocupaba por su seguridad y la de todos siempre. Por lo curioso que pareciera su relación de amigos, también la quería cuidar y para ello la cuidaría también como ella lo hacía, convirtiéndose en un verdadero héroe tal como lo eran ambos mayores tanto su amiga y hermano.

Tres años después.

Iida Tenya al fin había ingresado a la Academia donde deseaba estar, con el corazón y el honor estaba emocionado por empezar, de hecho, se encontraba de camino al lugar, pero no se esperaba que una rubia deslizara su fina, áspera mano derecha entre la suya, frenándolo. Impidiéndole llegar a su clase, arrinconándolo contra la pared.

—Z-ziva... ¿q-qué haces?

Aquella posición lo ponía muy nervioso, aún más siendo tomado por sorpresa, estando de por si tan metido entre su entusiasmo.

—Quería darte el beso de la suerte. Sé que te irá bien pero ya sabes, es por si las dudas—la rubia ceniza roza ambas narices, haciendo temblar del nerviosismo a Iida.

—E-entonces b-bésame ya, no quiero llegar tarde Katsu —con la mirada seria voltea a verla, pero aquel fue su primer error, ya que luego no puede evitar quedar hipnotizado por la pasión, hambre de ser saboreado por otros labios, los suyos que iban siendo aprisionados por los dientes de su contraria al culminar su arranque de posesión.

Jadea de la vergüenza del cual lo hace temblar levemente haciendo meollo en él, volviéndolo en sí mismo, regañándose mentalmente por tener esos pensamientos pecaminosos en el instituto. Y su segundo error, que ella lo escuchara y supiera cuanto tenía influencia sobre él, lo simpático de la escena era que él la veía por tan solo unos centímetros por encima: mientras que ella que tenía 1,73cm, él medía unos 1,79cm. Era divertido ver que su novia era la que dominaba la situación en ese momento. Se acerca tomando el rostro de su novio pelinegro entre sus manos y besarlo una vez más, pero esta vez suavemente, era adicta a sus labios. Y él lo sabía.

—Te amo, no vayas a meterte en problemas... —susurra mientras le acaricia con la palma de la mano rozando su mejilla y sus dedos dibujando la figura de sus labios a su querido Iida Tenya, logrando que con ese suave gesto logre dejarlo aún más embobado.

Realmente no se había equivocado al quererla tanto, ni siquiera se arrepentía de todo el caos que armaban juntos. Su amor era algo extraño, prohibido para muchos, pero complicado de convivir, aunque por sus estaturas era fácilmente aparentar que él era el "mayor" y ella la "menor", cuando en realidad ella le llevaba como tres años más que él. Siendo que actualmente tenía 16 años.

—Por cierto, escuché un rumor que hay alguien con quirk muy parecido al mío, no te estreses mucho que te veo venir, moye solntse, (mi sol)—dice la rubia ceniza con un tono algo rudo, pero a la vez meloso, alejándose.

Se aleja por unos metros dándole espacio, y de sus bolsillos saca una pequeña mariposita blanca que con un susurro hace que vuele hacia él. Siendo así como esta se posa en las manos varoniles. Al ver el arte efímero y hermoso de la rubia posado en sus manos sabía perfectamente que si él estaba en peligro ella lo haría explotar. Sus muñequitos con el correr del tiempo habían mejorado, y como si fuera poco, bellos e indefensos estas pequeñas figurillas de arcilla blanca eran más para advertir que dañar, pero eran sencillamente peligrosas desde su punto de vista. Por lo tanto, esperaba no causar muchas molestias, el primer día, un detalle como este solo le demostraba que allí estaba ella para él como siempre para protegerlo.

Dejando al pelinegro con gafas con un profundo amor dulce de su intensa novia, aunque se sentía confuso ante el comentario que había dicho. Por lo que se agobió sin poder evitarlo, suspirando ya cansado sin haber comenzado.

[...]

Ese mismo día Iida Tenya conoció a Bakugo Katsuki, no podía creer como era el parecido el quirk, más la melena rubia de aquel joven con lo que era en si la apariencia y quirk de su novia. Por lo que miraba al cielo, buscando piedad para que tan solo el día se apiadase de él, esperando que ninguno de los dos se encontrase cara a cara.

El primer día había sido la clase de aprehensión de quirk al máximo con Aizawa-sensei que era Eraserhead. Aunque lo que no sabían era que una rubia los miraba desde el quinto piso con cierta curiosidad.

—Ivanov-sama puede retirarse si no le interesa poner atención a la materia, puede esperar fuera del salón. —dice Ectoplasm serio.

—De acuerdo, claro que si me permite, iré a una reunión con el Director Nezu, disculpe las molestias —se inclina en respeto, dejando con la boca cerrada al maestro y palabras sin decir al maestro.

Una vez lejos de la clase, suspira al llegar al despacho del Director Nezu, ya estaba a meses de terminar su preparación final, ya odiaba bastante a los maestros que creían que no los prestaba atención a estas alturas del campeonato parecía ser el colmo lo repetitivo que parecían volverse las quejas hacia ella.

—¿Qué ha sucedido esta vez, mi querida Ziva?

—Me faltan cinco meses para terminar las clases, ¿puedo ser la pasante de Aizawa o Toshinori? —pregunta directamente sin titubear, mientras lo mira con una pasividad seria.

—¿A qué se debe el repentino interés? ¿Quieres estar con tu prometido? —dice un tanto receloso y celoso, aquella marmota/oso/ o lo que sea del Director Nezu.

Ocasionando que la rubia ceniza de ojos celestes como el cielo, bufe. Ya nada podía pedir ahora todo porque el compromiso se hubiera dicho hace pocas semanas y eso que aun ni era tan oficial, como lo sería la boda de aquí a unos años más adelante.

—Quiero medir al joven Bakugo. Sé que puedo ayudarle a expandir su poder —se sincera, aunque si estuviese con Iida no se podría contener a dejar en claro para todas las féminas nuevas, que él era suyo.

Era cierto, ambas familias estaban al tanto del compromiso, pero el casamiento oficial sería cuando Iida Tenya terminará el año en Yûei. Por lo que era bastante tiempo que esperar.

—Ya veo, te causa curiosidad. Además, noto que quieres probar tu arte explosivo en él, ¿no es así o me equivoco, querida?

—En parte, pero sabes que no soy solo explosiones, si no que voy más allá de esa sobrenatural creación que todos ven, también soy buena en golpes defensivos y ofensivas. —se defiende mientras cierra los ojos.

—Lo sé, pero siempre quieres dejar en claro que tu arte es el que te define además de la explosión. —dice mientras se acerca a ella— perdón por ser tan celoso, pero eres mi pequeña hija, no puedo evitar tensarme al verte tan independiente y cariñosa con otro hombre que no sea yo.

La rubia ceniza se acerca a Nezu y lo abraza, suspirando.

—Tu siempre serás mi padre, pero sabes que Iida me necesita. Los protegeré, aunque sea lo último que haga —añade mientras lo mira decidida.

—Está bien, irás a apoyarlos, pero no te expongas demasiado.

—¡Gracias! No lo haré, empezaré desde ahora —dice entusiasmada.

Sin más deja a la rata blanca sobre el escritorio y sale corriendo en busca de Toshinori Yagi para informarle. Pero se choca contra una puerta que es abierta sin medida alguna, lastimándola.

—¡Joder!

Dando así a ver primero una cabellera rubia y corta, color cenizo, tez bronceada y al final unos ojos cuales eran rubíes, tal cual el rojo vivo de una manzana, pero se notaba a leguas que era un chico de carácter rudo, el cual había abierto la puerta sin cuidado alguno.

—Fíjate dónde vas, bastarda.

Ambos rubios ceniza se miran, conectándose así dos ojos de distintos colores rubíes vs zafiros, y en el ambiente se siente la tensión.

—Bastardo tú, imbécil —escupe mientras se acaricia la frente a nariz, mientras de sus bolsillos rápidamente saca un chicle el cual poder masticar y calmar su mal temperamento.

Aunque de todo lo que podía detallarse más raro en aquella ocasión era el pequeño detalle del que ella siempre llevaba algo con el que poder comer, ya sea por sus labios principal o secundarios que se encontraban muy bien ocultas en sus manos, tras unos guantes negro de goma genéticamente modificadas para ocultar sin molestias las secundarías quienes siempre querían morder algo.

—¿¡Ehhhhh?! ¡Qué dijiste maldita!

La rubia se levanta del suelo con una paciencia bastante taciturna, pero en su mirada se veía que no duraría mucho, al hacer ese movimiento había tomado una altura considerable junto al rubio, ya que para su justicia irónica actualmente medía 1,73, solo un centímetro de más que el rubio explosivo.

—Mira, pequeñuelo, debes tener más cuidado, o te enseñaré a modales de una manera muy humillante —se acerca imponente.

Bakugo Katsuki traga saliva, pero de sus manos empiezan a crear explosiones.

—¡Ivanov y Bakugo! Acaben con esto ya, no me obliguen a reducirlos.

—Tks... —ambos chasquean la lengua, fastidiados.

—Wow, parecen clones—dice Kirishima, un joven pelirrojo de dientes afilados, mirando asombrado la situación.

—Es hermosa, tiene copa f~ ahsbfjshsjs —dice Mineta, un chico con un racimo de uvas en la cabeza como cabello, sorprendido.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunta Midoriya Izuku, un chico de cabello afro, y de estatura pequeña

—¿Por qué lo dice Midoriya-san...? ¿Z-ziva? —exclama tenso Iida.

—Jejeje... Hola Tenya-kun —sonríe nerviosa, la ojiceleste o zafiro.

—¿U-ustedes se conocen? —pregunta Denki, un rubio con una pequeña mecha negra en el cabello, sorprendido.

—Si. Lamento mucho el lío que debió causar mi prometida Aizawa-sensei —se disculpa con una reverencia Iida.

—¡¿PROMETIDA!? ¿¡EHHHH?!

Todos habían quedado sorprendidos aquel día, aquello no se esperaban de ninguno, mientras que la chica de unos 20-21 sonríe ampliamente como Aizawa-sensei cuando sonríe, estaba orgullosa, pero se notaba un pequeño sonrojo, haciendo que a los chicos padecieran de un derrame nasal.

—¡Kawaii! —exclamaron los pervertidos.

Ivanov Ziva se sentía avergonzada pero feliz de que el no tuviera vergüenza de decirlo, no tendría problemas con chicas de ese grupo. Ya sabían que era suyo.

—Si, soy su novia y prometida. Ivanov Ziva. Tercer año de la Academia a héroe, clase A. Practicante/ayudante de Aizawa y All might, un gusto —se presenta con respeto.

Dejando a más de uno sorprendido. Estaban conociendo a un alumno de último año. Fue así como la locura comenzó. 























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¡Hola! Hola! Esta es mi primera historia de Iida Tenya x Oc,  por lo que espero que les guste,  y pues disfruten. La historia en si, será una publicación que estará en curso una vez que se termine "Luisõ—BNHA".

Serán actualizaciones lentas por lo que serán deliciosamente zuculentas algunas 7v7

¡Salud y mucha lokura!

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