• TREINTA Y NUEVE •

- ¿Qué planes tienes para esta noche?

- Será una sorpresa. - dijo el chico tapando los ojos de la chica con una cinta negra

"Dos Iris Azules"

- ¡¿Qué significa un lugar sencillo?! - reclame desesperada al aire -. ¿Qué carajos me está pasando? Yo no soy así y ¿Dónde se metió Lan? ¡Se suponía que me iba a ayudar.

- Los nervios Kate y para eso estoy yo aquí. A veces los hombres no son de mucha ayuda para las primeras citas o los mismos consejos - musito entre dientes lo último.

Mire los altos tacones de color crema, las uñas de los pies pintadas de color crema, un vestido rosa pálido, suelto, su larga cabellera rubia suelta y su rostro sin una pizca de maquillaje. Analice de nuevo a la chica en frente mío y me pregunté como rayos hacia para andar con un vestido con el frío que se presentaba afuera.

- ¿Y mi saludo? - rezongo.

Me levanté de un salto y la abrace, para luego lanzarme a la cama, cobijarme hasta al barbilla y tratar de entrar en calor. Los cólicos me hicieron contraerme de dolor y sentí las náuseas anunciando su llegada en mi garganta. Oh Dios, ser mujer no es fácil.

- ¿Cólicos?

- A ella le dan fuertes dolores desde su primera llegada. - comentó Lan entrando con otro chocolate caliente en manos

- ¿La pasas mal?

- Los peores dos días de mi vida - respondí tomando con desespero la taza

- Oh cierto, los dolores son fuertes los primeros dos días y al pasar se vuelven soportables o desaparecen - dijo Lan antes de irse y cerrar la puerta a sus espaldas -. ¡Abuela, no sueltes a Matilda! ¡Pero es que te hace malo sacarla una sola vez para que ya quieras meterla a dormir contigo! - grito Lan.

- ¿Quién es Matilda?

- Larga historia y que él te la cuente.

- Entonces, ¿es tu primera cita? - consulto Marcy sentándose a mi lado

- Sí.

- ¿Cómo es que nadie se ha fijado en ti? - pregunto incrédula.

- Nunca permití que alguien se acercará tanto de ese modo, pero con Keydan, creo que baje un poco la guardia - reí bajo y ella me acompañó.

Se sentía bien tener un poco de ayuda femenina para la ocasión que me tenía comiendo de mis uñas.

- Ese chico debe de ser especial - comentó pensativa -. Un día lo vi hablar con Lan cuando pasamos a comprar unas hamburguesas y se veía feliz hablando con tu hermano. Es difícil encontrar chicos buenos o que charlen con tanta facilidad con tu familia como él.

- Sí, él es una gran persona con todos y le estoy agradecida por ello.

- No me cuesta saber porque logró bajar tu guardia. Deja que entre a tu corazón y permítanse ser felices, pero no muy felices eh, porque algunos ya son padres a tu edad y no es algo adecuado - se levantó y camino directo a la puerta -. Cuando termines ven que vamos a tu casa a buscar que te pondrás, señorita.

- Hola bonita - saludo Keydan cuando abrí la puerta

Me abstuve de cerrarle la puerta en la cara y salir corriendo directo a mi habitación. Cerré la puerta a mis espaldas con una mochila colgando y bese su mejilla. ¡Listo! Fue un gran avance y tuve que practicar por horas este jodido beso. Ya me podía morir feliz. Keydan sonrió ampliamente antes de devolverme el beso en la mejilla, tomar mi mano y arrastrarme al interior del su auto. De seguro leía en mi mirada que estaba a segunditos de echar a correr lejos de él.

- ¿A dónde vamos? - pregunté al mirar que con el avanzar no identificaba en que parte de la ciudad nos encontrábamos

- Primero iremos por Dana, ya que su agradable instructora hará una reunión con los padres y bla bla. ¿Podrías poner algo de música?

- Claro - dije con una sonrisa amplia

Era mi momento de brillar con Big Time Rush y que el mundo conociera lo que era la buena música. Canté a todo pulmón las tres canciones con Keydan riendo y para cuando la cuarta canción estaba por sonar, se estaciono en un alto edificio de aspecto antiguo, con un cartel que se alzaba con algo escrito que no entendía.

- ¿Dónde estamos? ¿Qué rayos dice ahí? - señale el cartel.

- Académica de danza. Es italiano y la persona que la mando hacer es porque esta loca - respondió Keydan bajándose del auto, rodeándolo y abriendo la puerta a mi lado

- Gracias Key - agradecí con las mejillas levemente calientes

- Vamos, que de seguro esa bruja quiere colgar mi cabeza en su pared como trofeo - dijo tomando mi mano cuando entramos

Yo no podía de dejar de mirar todo lo que me rodeaba. Era tan antiguo, pero a vez tan lleno de vida. Debía de escribir una historia con un lugar como este.

- ¿Por qué dices eso? Ella no te puede odiar tanto - musite con miedo a que alguien nos escuchará y su baile se fuera por el caño

- Distraigo a sus bailarinas, es suficiente para querer quemarme vivo.

- Ya entiendo - fue lo único que respondí.

¿Por qué? El chico abrió las puertas provocando un asqueroso estruendo, escuche suspiros y luego murmullos en la sala, un bullicio de voces femeninas. Abrí los ojos - porque aparentemente los había cerrado inconscientemente - para encontrarme con muchas chicas con sus ropas rosas, negras y blancas hablando entre ellas, pero fruncí el ceño percatándome de que Dana se mantenía aparte del grupo femenino.

- Ve con Dana, yo hablaré con esa bruja - murmuro Keydan a mi lado antes de soltar mi mano e irse a otra habitación

- ¡Mira a la hora que llegas niño! - grito una mujer.

- También es un gusto Pamela - le respondió Keydan cerrando la puerta

Caminé hacia Dana y me senté a su lado, carraspeo llamando su atención y sólo en ese instante se percató de mi existencia a su lado.

- ¡Kate! - se lanzó a mis brazos con una enorme sonrisa

- ¿Cómo te encuentras linda? - le pregunté.

- Bien, llevaba horas esperándolos - dijo -. ¿Quieres ver el nuevo baile que Pamela nos esta enseñando? - asentí sin pensarlo.

Me aleje un poco para darle su espacio y ella se levantó. Debía de admitir que nunca en la vida había visto a una persona moverse con tanta delicadeza y fuerza a la vez, yo no tenía idea de que carajos estaba interpretando o tratando de transmitir, pero quedé fascinada con sus movimientos tan sincronizados y ligeros. Al finalizar, no pude evitar aplaudir con locura y mataba al que se atreviera a decir que Dana lo había hecho mal.

- ¡Estuvo increíble! - le grité con esmero y la abrace -. Tienes un enorme talento Dana y no puedes desaprovecharlo.

- Gracias Kate, no sabes lo feliz que me haces con esas palabras - dijo con total alegría.

Continuamos charlando por varios minutos hasta que los padres, Keydan y la instructora salieron de la sala de reuniones. Dana se lanzó a abrazar a Keydan y luego corrió a cambiarse.

- ¿Qué tal la reunión? - le pregunté.

- Bien, sólo que quede pobre después de está - dijo.

- ¿Puedo hablar con ustedes? - preguntaron a nuestras espaldas. Me gire y asegure que ella debía de ser la instructora de Dana

- ¿Pasa algo? - pregunté.

- Pamela - se presentó.

- Kate - respondí.

- Escuche a algunas de mis alumnas reírse de Dana...

- ¿Le dijeron algo? - intervino rápidamente Keydan

- No, pero me temo que pueden llegar a hacerlo. Conozco la situación por las que pasa Dana, la ayudó y me atrevo a de decir que soy su única amiga fuera del núcleo familiar Keydan.

- ¿Se puede saber que clase de cosas dijeron? - consulte preocupada.

- Cosas como ella es una rarita, nunca usa nuestros atuendos, escuche que sólo es amiga de la instructora, yo escuche que ella mató a toda su familia y el lindo chico es su hermano adoptivo. Yo las reprendí, pero no siempre podré estar al tanto de todo lo que pasa cuando estamos a llegada del concurso internacional.

- Gracias por avisarme Pamela - le agradeció Keydan y se volteó al escuchar los rápidos pasos de Dana -. ¿Quién está lista para una cita de tres?

- ¡Yo! - dijo efusiva Dana.

- Vamos, que no podrán ganarme cantando - dijo caminando fuera del salón

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