• CUARENTA Y DOS •

- ¿Cuánto tiempo llevamos detenidos? - pregunto la chica con enojo


- Un par de minutos - respondió el chico bajándose del auto, rodeándolo y ayudándola a bajar

- ¿En dónde estamos?

- Te traje a visitar la persona mas especial en mi vida.

La chica de ojos azules no sabía si llorar o abrazar al chico como apoyo.

"Dos Iris Azules"

- ¡Kate! - gritaron/susurraron a mis espaldas


Me concentre en escuchar el discurso de despedida que la profesora de matemáticas se había esmerado en escribir. Yo no podía evitar que la sonrisa en mis labios creciera más, me estaba gustando mucho ese discurso, un poco mas y bailaría en su clase por haberme librado de matemáticas. La pequeña bolita de papel que cayó en mi escritorio evitó que continuará prestando atención, la abrí y negué al mirar la letra de Keydan.

No lo estaba ignorando, pero es que deben de entender que era el ser humano mas feliz cuando se trataba de dejar de pensar en las matemáticas por un buen tiempo.

"¿Estás enojada o algo parecido?"

"No Key"

Escribí y le pase el pequeño trozo de papel a su mesa. Paso un minuto y esta vez mi celular vibró. ¿Es que no podía dejarme disfrutar unos segundos de esta felicidad?

¿Me acompañarías a un lugar?
7:34 a.m.

¿Es tan urgente?
7:35 a.m.

Mucho.
7:35 a.m.

Sí, pero debemos de llegar a tiempo para la ceremonia.
7:36 a.m.

Promesa.
7:36 a.m.

Bloquee el celular justo cuando la clase finalizó y el director anunció que todos los estudiantes debíamos de pasar a recoger la toga y el birrete. Una eterna cola de estudiantes fue lo que nos encontrábamos al salir corriendo a la oficina. Keydan miraba desesperado el reloj de su móvil, luego la cola y luego a mí. Tome su mano dándole un leve apretón para tranquilizarlo y él me regaló una tensa sonrisa.

Después de unos treinta minutos de espera, Keydan y yo llegamos a recoger las cosas y echamos a correr directo al estacionamiento. Teníamos aproximadamente unas tres horas para ir a dónde Keydan quería que lo acompañará, regresar, alistarnos para la ceremonia y aplaudir cuando Nicolas soltara su discurso.

En todo el transcurso del viaje mire por la ventana tratando de averiguar a dónde quería ir Keydan, pero no me ubicaba en la zona a la que entramos. ¿A la casa de Michi? No, ella vivía en el centro ¿Por Dana? No, ella estaba en clases ¿A dónde su padre trabajaba? Keydan no solía mencionarlo mucho en sus conversaciones y su manera de expresarlo, me daba a entender que su relación con él no era muy buena, entonces ¿a dónde? Lo mire de reojo, sus manos estaban tensas sujetando el manubrio o en la palanca de cambios, su vista estaba fija en el viejo camino y su respiración era pesada. ¿Qué le pasaba?

- Anda, bonita, pregunta - me incito a preguntar lo que me estaba atormentado en todo el camino

- ¿A dónde vamos?

- A visitar una persona muy especial - fue lo único que respondió

Bien, estaba sola en esto, tampoco había señal como para charlar con mis amigas, no había cargado ningún libro en Wattpad para leerlo sin internet y la mochila estaba en los asientos de atrás, pero no me movería a tomarlo, yo estaba tratando de ver en donde me encontraba. El camino paso de asfalto a tierra. Las grandes casas a casas de madera. Los edificios rodeándonos a campo, vacas, ovejas y niños jugando. ¿Dónde estábamos? Entramos a un pequeño pueblo con personas cabalgando, niños corriendo por todos lados y pequeñas casas de madera, pasamos el pueblo y Keydan aparcó en un cementerio. La imponente entrada de piedra, los grandes muros de piedra y el nombre grabado en la pared "Cementerio de Mill's".

- ¿Qué hacemos en un cementerio Key? - le pregunté.

- Ya te lo dije - dijo abriendo el maletero del auto y sacando un hermoso arreglo de flores -, venimos a visitar a una persona muy especial.

Fue en ese momento en el que me percaté de que hablaba de visitar a un pariente suyo. Guarde silencio en todo el camino hasta la lápida con un ángel a su lado.

Rosario Wilson.

Keydan dejo las flores en frente de la lápida y se arrodilló en frente de ella, palmeo a su lado y yo le imite.

- Mamá, te presentó a la chica que me trae loco desde el primer día que pise el instituto - hablo mirando el nombre grabado de su madre -. Ella le devolvió la vida a tu pequeño fotógrafo, las noches ya no son tan oscuras como creía y ¡Hasta Dana la adora! Pero ¿quién no podría adorar a tan bonita chica? Todos en casa estamos vueltos locos con su presencia y aquí entre nosotros, tiene una gran mano para la escritura. Como me gustaría que la conocieras en persona... Y papá, ese hombre es el caso perdido de nuestra familia... y la razón del porque no la he llevado a conocer nuestro hogar - murmuró entre dientes lo último. Yo no podía caber de la alegría y la sonrisa tampoco se podía esconder -. Recuerdo cuando nos decías que no debíamos de avergonzarnos de alguno de nuestros familiares, pero cuesta un poquito cuando el hombre se la pasa ebrio. Como me gustaría haber aprendido mejor, fuiste un gran ejemplo a seguir mamá y estoy tratando de seguir esos pasos. Te amaré por siempre mamá - dijo lo último finalizando

Keydan me miró sorprendido. Tal vez esperaba que saliera corriendo cuando empezó a hablar, pero yo no le haría esto, no cuando él había sido un gran chico conmigo y mi familia. Le sonríe con ternura al mirar que sus ojos estaban cristalizados y sus mejillas coloradas.

- Creí que te irías... - susurró bajando la mirada

- Jamás, no te podría hacer eso - le dije tomando su rostro entre mis manos y besando su frente -. Una vez leí que los besos en la frente significaban protección y yo te prometo cuidar de este chico - dije mirando el nombre de su madre

- Gracias bonita - agradeció Keydan besando mi frente

- Vamos tarde Keydan - le recordé y deslice la toga por encima de mi ropa -. ¿Has visto mi birrete?


- En el suelo - respondió concentrado en llegar lo antes posible al instituto

Me lance a la búsqueda del birrete, lo tome con emoción cuando mi mano lo ubico debajo del asiento de Keydan. Me lo puse y busque entre el asiento el móvil que estaba sonando.

- ¿Aló?

- ¿Dónde están? - preguntó Arya.

- Llegamos en diez - dijo Keydan

- En diez estoy allá. ¿Puedes cubrirme?

- Lo intentaré.

- ¡Gracias! Te amo - y colgué -. Muévete Olsson.

Keydan estaciono como un psicópata, tome nuestras cosas y baje corriendo del auto. Le lance la toga y luego el birrete, nos metimos en el montón de estudiantes a espera de que los llamarán y chocamos el puño al haberlo logrado.

- ¡Están aquí! - grito entusiasta Arya -. Están aquí...

- ¿Keydan? - preguntó extrañado Chris -. Deberían de estar allá sentados - Chris señaló el único asiento vacío en el grupo de chicos y luego en asiento en donde las chicas

¿Has escuchado de ese bajón del que hablan cuando tienes que presentar algo en frente de tu grupo por primera vez o cuando tienes que dar una charla? Pues, yo estoy sintiendo precisamente eso, el famosísimo bajón.

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