8. Metamorfosis (Parte 1: Mangelito/Akigetta)
(Información: Los hijos de dos omegas están prohibidos en la sociedad actual, siendo estos llamados Marginados, normalmente dan a luz a omegas de muy baja salud que tienen peligro de morir los primeros tres años. En el extraño caso de una cría Alfa este nace con mayor probabilidad de vida pero no es considerado en ninguna de las dos jerarquías, no son en su totalidad fértiles y es muy complicado que estos Alfas preñen a un omega, su apariencia es similar a la de un omega promedio, con facciones delicadas y cuerpos pequeños. Careciendo también de su celo)
Después de manchar por primera vez sus manos de sangre huyo de su pecado, corrió sin detenerse sin mirar a tras hasta que colapso ¿Quién diría que el huir de sus pecados lo llevarían a un paraíso en la tierra?
Advertencias
Violación (No gráfica)
Abuso.
Golpes.
Cambio de jerarquía.
Discriminación.
Karmaland era considerado no sólo un lugar hermoso para vivir sino bendecido por los Dioces, dándoles una segunda oportunidad de vida a los líderes Alfas de la manada.
Mientras en otros lugares, ante el duelo entre alfas tenía el único clímax de la muerte, aquí, gracias a las divinidades, se hacía presente la metamorfosis, su cuerpo sufría un cambio con tal de mantener no sólo su vida sino el poder que como Alfa tenían. Dejando así herederos que serían futuros jefes que cuidarán de ese hermoso lugar.
Un cambio de jerarquía, de Alfa a Omega, de ser el líder a ser aquella persona que daría a luz a tan bellos cachorros
Merlon cerró el libro mientras veía a los jóvenes enfrente de él.
—Pero eso es imposible... — habló Raulito
—Así como también es imposible la magia así lo es esto, algo increíble pero no imposible — mencionó Merlon a la duda del pequeño.
—oh... — Aurora levanto si mano para llamar la atención del anciano - ¿Y... Y a pasado antes?
—Hace mucho, yo aún era joven, y como ven ya han pasado muchos años de eso — comenzó a reírse por ello haciendo que los niños también lo hicieran.
—¿Y si pasa?
—Claro que no, Vegetta es un Alfa muy fuerte, lo demás lo respetan y no creo que alguien quiera desafiarlo por el liderazgo — declaró Maldad
—No lo sabemos, es fuerte sin duda pero recuerden siempre hay algien mas fuerte, siempre...
Vegetta después de ganar el liderazgo de Karmaland siendo el Alfa más fuerte por muchos años manejo suavemente a su manada, era suave cuando debía y agresivo cuando tenía que proteger a su manada.
Un alfa de antaño, acortejando a algunos omegas por su belleza, y conquistando a quien llamaba su atención, había tenido fracasos, si pero nunca impuso su liderazgo para obligar a cualquier Omega a estar con él.
Ahora se encontraba caminando con su interés amoroso, una chica hermosa y bastante alta debía decir, ya que le daba varios centímetros de estatura pero a él no le molestaba. Tomó su mano mientras la besaba para al finar vela a los ojos.
-—Akira... ¿Me permites darte un regalo? — siempre tan educado y amable.
—Claro que si — vio como le indicaba que se agachara un poco dejando en su cabello una corona hermosa de flores, la chica, sonrojada, miró esos hermosos ojos morados y sonrió mientras tomaba su mano, amaba a ese Alfa, su forma de ser: si a veces era desesperante sabía que una buena relación siempre tiene defectos y como buena pareja lo sobrellevaban bastante bien.
Pero no todo era bueno, al menos no para todos.
Mangel mantenía el ojo cerrado mientras Nieves, la hermana menor de Rubius, colocaba un poco de maquillaje por debajo de su ojo, cubriendo ese feo golpe que había recibido.
—Listo — le dejó el espejo al Omega mientras este mismo miraba el resultado de cubrir otro golpe más.
—Gracias...
—Mangel... ¿De verdad no lo consideras? — preguntó.
—No.
—Pero.
-Cambiara... El me prometió que lo haría
—Mangel, será mi hermano pero esto que hace no está bien... — su hermano no era así pero de un momento a otro comenzó a comportarse de manera violenta con su cuñado y ignoraba el porqué, solo esperaba que ese recuerdo no estuviera en esa mitad que perdió por el accidente.
Vio como el Omega se incorporaba y caminaba a la salida
—Tengo que irme, si Rubius me ve aquí... Me matará — claro que era una expresión pero aun así los golpes serían duros como para hacerlo pensar eso.
Nieves se despidió en la puerta y no entro hasta que ya no logro ver al Omega que corría rápidamente a su hogar.
Sus pies ya no podían más, quería bajar la velocidad pero su mente decía que continuará por las consecuencias de que Rubius se le ocurriera llegar a su casa y no lo encontrará ahí, si bien no vivían juntos, por qué el Alfa cuidaba a su hermana, no le permitía salir si no pedía permiso antes.
En el campo abierto, justo en las praderas, su andar se detuvo al ver el cuerpo colapsado de alguien en el suelo, se acercó temeroso a qué estuviera muerto pero al ver su rostro, ese bello rostro delicado que aún mostraba señales de vida por su respiración suspiro tranquilo, más esa tranquilidad duro poco una vez se percato de si aroma, un marginado... El hijo de dos omegas. Estaba a punto de irse pero el movimiento del Alfa lo detuvo, quejándose por el dolor mientras levantaba su mano hacia el Omega
—Ayúdame... Por favor — difícilmente pronunció aquellas palabras — por favor — Mangel lo dudó, tomando sus manos mientras desviaba la mirada al no soportar los ojos que lo observaban con súplica.
Dando un fuerte suspiró se agachó y lo ayudo a pararse... La estatura ayudaba mucho así que sin ningún problema pudo trasladarlo a su casa, manteniéndolo encima de su espalda, subiendo al segundo piso para colocarlo en su cama.
—¿qué te duele? — preguntó intentando mirar si no tenía heridas, el Alfa apunto su abdomen, el Omega se sonrojo pero aún así quitó la capucha negra que usaba para ocultarse y la parte superior de su prenda, tenía fuertes golpes, marcas que no quería saber cómo llegaron ahí y varias cicatrices de antaño.
—Solo son golpes... — las costillas se marcaban de una manera preocupante, estaba muriendo de hambre y de seguro de sed, se incorporó corrió a la cocina trayendo la comida que estaba ya echa junto con una jarra de agua.
Una vez acomodo todo, tomó un vaso y ayudo al Alfa a levantar su cabeza para que pudiera tomar el agua, estaba muy débil, su cuerpo era un desastre y no por la desnutrición sino las claras marcas que tenía, se veía... casi igual a él, abusado y no sólo físicamente.
-—Come..., No es mucho ni muy lujosos pero es comestible — declaró sonriendo de medio lado sacándole una pequeña risilla al Alfa.
—Que modesto eres — dio una mordida al bocadillo sin dejar de ver al omega, llamando la atención sus rasgos un poco bruscos a comparación de sus dos padres.
—Y...
—Lolito...- habló, quizás la manera de empezar y que no sintiera totalmente que tenía un extraño en su casa era presentarse.
—Puedes llamarme Lolito — dejó la comida, limpio el rastro de ella en sus dedos con sus ropas y le extendió la mano.
—Mangel... — no estaba seguro de tomarla pero al final lo hizo sintiendo como parecía más enérgico al momento de dar ese gesto amigable.
—Pues muchas gracias Mangel.
—¿Cuántos días llevas sin comer? — ¿No era una pregunta tan directa cierto?
Lolito miro de reojo sin dejar de masticar para después pasarse la comida y dar un pequeño golpe en su pecho.
—No lo sé, ¿A cuántos días está el pueblo más cercano? — dio otra mordida.
—No lo sé... No salgo mucho de casa... No es correcto.
—Oh, es de esos clanes estrictos que no les permiten explorar, bueno, en el mío tampoco lo permitían — parecía animado, incluso muy confiado al momento de charlar, lentamente comenzó a contagiar esa energía y la confianza en el Omega.
La tranquilidad duro poco, el azote de la puesta lo hizo exaltarse volteando hacia las escaleras en la planta baja
—Rubius... — miró a la puerta y después a Lolito, levantándose — quédate aquí... Y no hagas ningún ruido por favor.
-¿Qué? Pero ¿por qué? Sólo me estás ayudando, no estamos haciendo nada malo o ¿tu novio es posesivo?
—No... Es solo que tú, eres un marginado, no te pueden ver aquí — esa palabra lo hizo fruncir el ceño, realmente esperaba que esa buena persona fuera diferente a los demás.
Mangel bajó, sin importarle o percatarse que Lolito se había molestado, una vez llegó al lado de Rubius este trago grueso antes de sonríele.
—Ru... — se escuchó ahogado, con miedo, carraspeó nuevamente su garganta para después hablar — Rubius.
—Mangel — estaba serio, no era una buena señal.
—¿Qué haces aquí?
—Cómo que ¿qué hago aquí? Vine a cenar contigo ¿No quedamos la otra noche? — Mangel miró el suelo, lo único que recordaba era que se había enojado y claro terminado en un golpe y agradecía a todos los Dioces que no llegara a más.
—Claro, se me olvidó, lo siento.
—Estoy acostumbrado a que las cosas se te olviden Mangel — eso sonaba más como insulto, suspirando resignado, no valía la pena decir algo si al final terminaría perdido.
La cena pasó normalmente, fue silenciosa que tan sólo se escuchaban las cucharas golpeando levemente el plato, una vez terminaron Mangel, tomó correctamente su papel recogiendo los platos llevándolos al fregador, una vez ahí comenzó a lavarlos para quitarse una tarea más de encima. Más la presencia de su Alfa detrás de él había provocado que se detuviera unos segundos de hacer su deber para casi de inmediato continuar, notó como acercaba su mano para lavarlas, eso lo vio normal no fue hasta que sintió como lo volteaba y con el rastro de humedad en sus manos comenzó a tallar su rostro, quitando el maquillaje que cubría sus golpes.
—Rubius... Me lastimas — el tacto brusco que lo limpiaba era doloroso para sus reciente marca, revelando un feo moretón en su mejilla y su ojo morado, no por nada Nieves se había tardado en cubrir la herida, había usado demasiado maquillaje como para cubrir eso.
—¿Por qué te maquillas?
—No, quería que me preguntaran.
—Te prohibí que lo hicieras.
—Lo sé, lo sé... pero no me gusta que pregunten sobre esto— declaró tocando su herida.
—¿Qué preguntarían? Las cosas con muy claras— tomó fuertemente sus muñecas, sacudiéndolo de manera violenta — desobedeciste, yo sólo te corregí — tenía ganas de llorar, ganas de pedirle que se detuviera.
—No lo volveré a hacer.
—No lo harás.
—Rubius por favor... — quiso cubrirse pero al ver la mano alzada de su Alfa, chocando con su rostro lo hizo quejarse, seguido de otros golpes que sonaron en toda la casa junto con los llantos y suplicas del omega.
Lo dejo en paz después de darle su 'lección" dejándolo ahí en el piso mientras azotaba la puerta nuevamente, Mangel con dificultad se incorporó tocando su abdomen y yendo a la habitación, al abrir la puerta notó a Lolito en un rincón, viendo asustado la puerta
—¿Lolito? — respirar le dolía, hablar mucho más. El Alfa se incorporó y fue directo hacia el Omega
—No, no... - retrocedió pero fue tarde, no sabía que pensaba que le haría pero lo tomó por sorpresa cuando lo mantuvo en un protector abrazo, escondiendo su cabeza pelirroja en si pecho, lastimandolo levemente
—Lo siento... No, no podía salí — declaró con decepción en su tonó, pudo haber ayudado pero sabía que quizás empeoraría las cosas.
Intentó calmarlo pero era inútil, no supo cuando habían caído en la cama, siendo el apoyo moral que Lolito necesitaba en esos momentos, parecía un niño pequeño que se aferraba al calor de su madre. Nunca había visto un Alfa tan derrotado, una vez se durmió Mangel tuvo la oportunidad de analizar mejo esas marcas, pensando que quizás las había mal interpretados pero esos chupetones, moretones y mordidas eran bastante claras incluso vio una cruz marcada con su carne quemaba cerca de su ombligo ¿Que había pasado con ese chico? ¿No eran difíciles de someter a los Alfas? ¿Que no se dejaban?
Ya no quiso cuestionarse, o preocuparse, después de todo la vida privada de Lolito no le incumbía en lo más mínimo y mucho menos al saber que quizás terminaría por irse en un futuro.
Las cosas comenzaron a mejorar en su relación, había mejorado su salud su alimentación, le encantaba ver la carita de ilusión cada que llegaba a la cama con su comida.
Fue en una ocasión en donde estaba cansado, Rubius había llegado esa noche, lo había tomado "con amor" justo encima del sofá, había dolido, como ya hace tres meses atrás, nada más llego a su cama y se acostó y no despertó hasta las once de la mañana viendo como Lolito le regresaba el favor que tantas mañanas le había hecho.
—Una vez que comas algo dulce en la mañana no creo que te haga daño — declaro. Mangel observo el platillo en la bandeja, una tarta helada de limón.
—Para que pueda endulzarte tu día.
—El limón es agrio— declaró sonriendo irónico, Lolito por su parte sonrió al mismo tiempo que tomaba la cuchara y un pedazo del postre, fue difícil partirlo pero no quería tocar la comida con la mano, una vez lo logró acercó el bocado a la boca del contrario.
—Aun el limón más agrio puede convertirse en algo dulce... — quería animarlo, ayudarle por lo que estaba pasando, los Alfas aman a sus omegas y aunque no se notara había amor en él, quería que viera eso y no sólo los abusos.
Pero no lo logró, Mangel se abrazo a su mismo mientras limpiaba sus lagrimas mientras negaba con la cabeza, sólo estaba a su lado por lo peligroso que era estar solo sin un Alfa.
—Él ya no me ama... él— sintió el abrazo de Lolito, sintiéndose protegido y amado al mismo tiempo que se disculpaba por que se estaba metiendo mucho en su vida. Mangel negó con la cabeza al mismo tiempo que hacía que se agachara, terminando por unir sus labios, un beso prohibido que intento no seguir, Mangel tenía pareja, tenía un Alfa, pero aún así el pecado sabía muy bien... No dolía como lo era el estar puro.
-"Todo tu eres un pecado, necesitamos purificarse" - Lolito, al escuchar esa voz cerró los ojos y se colocó encima de Mangel, quizás él pecado a esas alturas no sea tan malo.
Ese día Mangel estuvo contento todo el tiempo incluso una locura paso por su cabeza.
— ¿Quieres salir? — sin importar que fuera prohibido quería dejar salir a Lolito, que estuviera con él en sus compras del día, al principio se negó pero ver esa cara de súplica sonrió antes de asentir, cuál niño pequeño salió de la casa mirando a todas direcciones, mirando por los vidrios de los locales y saludado a las personas que muy sorprendidas le regresaban el saludo.
—Una heladería — sin más tomó el brazo de Mangel y lo arrastró hacia la misma. Antes de entrar ambos se toparon con el sabio del pueblo, aquel ermitaño que se dedicaba en entretener a los niños.
— Mangel...
—Merlon — estaba tenso, tanto que comenzó a temblar, el mayor lo notó.
—¿Quién es tu amigo?
—Es... Lolito... Le di asilo, venían siguiéndolo unos Alfas, no podía dejarlo solo — Merlon asintió, parecía convencido, después de un leve apretón de manos el anciano suspiró antes de ir en dirección de con el Alfa dominante.
—Nuevamente... Mangel tiene golpes — declaró el anciano a Vegetta que esté rápidamente tapó su boca y cerró los ojos, no quería molestarse, no con Merlon.
—Gracias me encargaré de ello.
—Sólo recuerda que las consecuencias las paga Mangel— Poco le tomó importancia. No midió las palabras de Merlon.
...
Rubius había caído por tercera vez al suelo mientras escupía la sangre que los golpes del Alfa le había hecho.
—¿Qué te pasa? Se supone que tienes que proteger a Mangel, a tu pareja, no abusar de él.
-—¿Tu que sabes? No tienes idea, crees que tus reglas salvan a todos pero ignoras por completo lo que pasa fuera de tu zona de visión, no tienes idea, los Alfas que expulsaste, están intentando reunirse, todo es un infierno legos de ti ¿Por qué? Por qué crees que tus reglas mejorarán las cosas pero tan sólo impulsan a cometer pecado, no puedes estar en todos lados al mismo tiempo, los omegas temen por qué tú no sales de tu estúpida casa para ver qué es lo que realmente está pasando a tu alrededor — lo silenció con un golpe en el rostro que nuevamente lo hizo caer pero de igual manera no dijo nada, no contesto ante la realidad que le decía Rubius.
Dio media vuelta y caminó lejos del Alfa, no estaba molestó con Vegetta ni con Mangel, sólo estaba molesto y ya, no era el mismo de antes y dudaba que lo fuera algún día, el poder, el saber que su posición podría someter a cualquiera, que no sea Vegetta claro, lo hizo sentir tan poderoso y tan lleno de vida tanto que quería ir incluso más haya
—Lolito... — habló Mangel al ver cómo no paraba de pedir más y más sabores de helado — no abuses.
—Lo lamento pero... Quiero probarlos todos — para los ojos de Mangel aquel chico era completamente tierno.
Lolito y su helado con los sabores que pudieron poner, salieron del lugar y caminaron de manera tranquila, Mangel mirandó de reojo al más bajo, su cara tierna y tan fina como la de cualquier omega se preguntaba si realmente era un Alfa en su totalidad.
—¿Sabes ? Si no estuviera acostumbrado a las miradas curiosas ahora estaría muy incómodo — declaró dándole una lamida a su helado provocando que el contrario bajara la mirada a su postre.
—Lo lamentó.
—No... Es incluso halagador — declaró un tanto avergonzado— viniendo de ti, claro — mencionó volteándolo a ver mientras le sonreía
Nuevamente sentía esos instintos que le prohibieron, nuevamente sentía esa necesidad de su Alfa interno que se hallaba dormido, que lo obligaron a ocultar.
-Quiero que sea mío - escuchó en su mente antes de tomar de la cintura al más alto, haciendo que doblará un poco la misma y finalmente besarlo, había tirado su helado y estaba provocando que el Omega lo hiciera también, soltando lentamente el cono antes de cerrar los ojos acariciar la mejilla del Alfa, correspondiendo al beso.
—Quiero protegerte — susurró Lolito una vez se separó de los labios de Mangel — quiero amarte — lo hizo que se incorporará para poder cargarlo sin ningún problema, haciendo que las piernas del Omega rodearán si cintura mientras él lo sostenía fuertemente de los muslos — quiero ser tu Alfa Mangel...
Ambos sintieron esa chispa, ese llamado que se hacían uno al otro.
—Yo quiero ser...
—¡Mangel! — el gritó autoritario de Vegetta lo hizo salir de su transe mirando hacia su dirección, tembloroso y obedeciendo al Alfa de su manada. Se sometió algo que molesto mucho a Lolito.
—¿Que mierda creen que hacen? Son dos omegas, esto está prohibido.
—No — habló con rabia mostrando también su vos de mando — no soy un Omega...
—Marginado... — Susurro sorprendido Vegetta antes de volver a su postura de Alfa amenazando al contrario pero este simplemente no se dejaba intimidar.
En su mente pasaban escenas en donde bajo la cabeza ante un Alfa autoritario y en como esto lo hizo someterse a mucho dolor, pero esta vez era diferente. Volteó a ver a Mangel, este mantenía sus manos en su pecho, retrocediendo por lo tensó de la escena, no lo culpaba, después de todo delante de él estaba el líder de esa manada. Regreso su mirada a Vegetta manteniendo su postura autoritaria, ahora si protegería a aquel omega que lo ayudo.
—Esta vez no bajare la mirada— susurro para sí mismo antes de acercarse. La postura era clara, un reto entre alfas, un enfrentamiento por el poder.
Vegetta se separo mientras caminaba en círculos alrededor de Lolito mientras este no le quitaba los ojos de encima cuidando sus puntos dediles, gruñendo y mostrando sus colmillos.
Las personas comenzaron a reunirse alrededor de los Alfas viendo atento la pelea entre el dominio de la manada. Akira había llegado, colocándose justo alado de Mangel, la chica mantenía sus manos en su pecho preocupada por su Alfa, Mangel volteo a verla para luego ver a Lolito, eso no acabaría bien.
—Lolito... no hagas locuras... ríndete — no quería que Vegetta fuera lastimado, mucho menos aquel Alfa que parecía comprenderlo muy bien.
—No... No son locuras— se escuchaban molesto, manteniendo esa postura de dominio — quiero protegerte, de cualquiera— desgraciadamente había bajado la guardia, algo que aprovecho Vegetta para atacarlo, dando el primer golpe a su oído, eso hizo marear al Alfa marginado, cayendo al suelo totalmente aturdido.
—¡Lolito! — iba a interferir, ni siquiera lo pensó dos veces pero el cuerpo de Willy lo detuvo, manteniendo fuertemente al omega que quería ayudar a Lolito.
Habían llegado más personas, Luzu, Alexby, Farga, Willy, Rubius, manteniéndose este último a distancia.
El alfa dominante no tuvo piedad, colocándose encima del cuerpo a punto de colapsar golpeo su rostro, tan sólo se escuchaba los puñetazos de Vegetta al rostro del marginado junto con los quejidos de este mismo. El combate estaba perdido, al menos fue lo que pensaron todos.
Tan sólo vasto una mirada del marginado hacia los curiosos, hacia Mangel, este estaba llorando intentando alcanzarlo, estaba a punto de rendirse con tal que dejara de llorar pero la silueta mayo de otro Alfa colocándose justo detrás de su niña, tomándolo de los hombros mientras se acercaba al oído y susurraba palabras que horrorizaron al omega que volteó lentamente al Alfa negándose a ir con él, todos miraron a otro lado mientras Mangel era jalado lejos de ese lugar.
Lolito al presenciar eso su memoria lo transporto a su pueblo, a su vida, a sus abusos, en cómo no pudo impedir que ninguno de sus padres omegas estuvieran a salvo, en como el mismo pastor los condeno por blasfemia y como lo dejaron sólo con aquella persona y el ex de uno de sus padres.
Molestó de repente su cabello oculto sus ojos deteniendo con una mano el puño de Vegetta al mismo tiempo que su mano se cerraba fuertemente. Sorprendido, el Alfa dominante miró casi incrédulo al marginado, viendo como se incorporaba, como lo miraba con coraje que claro no se dirigía a él directamente.
Ya de pie jalo a Vegetta hacia él antes de golpearlo, un golpe que terminó por arrojarlo al piso, cambiando los papeles, ahora era Lolito quien golpeaba violentamente al Alfa, su cuerpo se arrastro al rededor de la zona que los curiosos habían formado, ambos estaban sangrando, teniendo mordidas y carne colgada de una mordida fallida.
—¡Vegetta! — ya no lo soportó, Akira intentó interponerse, pero eso sólo provoco que Vegetta se distrajera, cosa que aprovecho Lolito, mordiendo su cuello y arrancándolo exitosamente.
—¡Vegetta!- —gito Willy y Fargan totalmente preocupados mientras el Alfa dominante intentaba parar el sangrado. Mirandó desde el suelo al marginado que se preparaba para el golpe final, notando como levantaba la mano para terminar con el encuentro, no cerró los ojos vio como el puño iba directo a su rostro que detuvo a escasos centímetros del mismo. De tener el ceño fruncido lentamente se comenzó a relajar, bajando su mano.
—¿Que sucede? — preguntó con trabajo el de ojos morados.
—Tú olor... — un dolor punzante se apodero de su abdomen, sintiendo un enorme cambio que lo hizo retorcerse. Lolito camino hacia atrás viendo con asombro el cambio que estaba teniendo Vegetta— yo... nunca lastimaría a un omega —fue lo último que escuchó antes de que el ex lides cayera inconsciente.
Despertó en el hospital, abriendo los ojos y manteniendo su mirada en el techo, al voltear al lado derecho ahí se encontraba el marginado que se acerco al verlo como se sentaba en la cama.
—¿Te encuentras mejor? — Vegetta de estar sobando su sien volteó a ver al Alfa cuando preguntó su estado, notando las vendas que tenia, con fastidio paso su mano por su cuello sintiendo la venda que cubría la mordida.
—¿Por qué no me mataste? — preguntó molesto perdiéndose en el tacto de la venda de su cuello.
—Yo no lastimo a Omegas— esas palabras hicieron eco en su mente, el silencio fue interrumpido por la puerta abriéndose siendo Mangel quien corría y abrazaba a Lolito, estaba preocupado y después de que logró zafarse de Rubius teniendo como consecuencia un fuerte golpe que mostraba su cara y viéndolo más detallado, su ropa estaba mal puesta, rota y con claros síntomas de violación.
Lo abrazo protectoramente cerrando sus ojos prometiendo que no volvería a sufrir de esa manera.
Estuvieron a punto de marcharse pero su brazo fue sujetado por Vegetta.
—Cambiaste mi jerarquía... lo menos que puedes hacer es quedarte aquí... tenemos que estar juntos — no lo aceptaba, nunca lo haría pero era fiel a sus tradiciones.
—No... Yo no sabia... lo lamento pero... yo no quiero estar contigo
—No es si quieres o no, tienes que estar conmigo...
—No
—Lolito...
—Yo no quiero estar contigo, yo quiero estar con él— sintió un agarre mas fuerte provocando molestia al alfa dominante — Suéltame ya— utilizo su voz y Vegetta como buen omega lo hizo. Se limito a ver como se marchaban ambos, dejándolo solo.
Estaba al tanto de la "bendición "de los dioses, después de todo el cambio de jerarquía era para crear cachorros fuertes con un ex Alfa que no querían perder. Pero ¿Cómo no esperar algo así de un marginado?
Cuando pudo recuperarse regreso a su casa, ahora más que nada agradecía tener tal protección, siendo ahora un Omega lo necesitaba.
Estaba atravesando su bosque siendo interceptado por aquellas alfas que desterró de la manada, las malas noticias siempre llegaban rápido.
—Sólo cambié de jerarquía, sigo siendo igual de fuerte malditos... — los cuatro alfas sonrieron, tan sólo les basto abrir la boca para someterlo.
—De rodillas — habló uno de ellos casi como un susurro tan cerca del oído de Vegetta este frunció el ceño pero nada pudo hacer para impedir o sobrellevar la orden, obedeció tal cual la orden, los que cambiaban de jerarquía a un Omega eran conocidos por su gran obediencia.
Pese a que su mirada era de molestia sus acciones era casi seguro que no lo serían. Tuvieron tiempo de acariciar su rostro, su cuerpo, ese abdomen a descubierto que acostumbraba a tener pero aún así no hizo nada encontrar de todo eso por la obediencia plena que tiene un Omega a su Alfa, que deberían tener.
No paso a más ya que al final llegó otro Alfa, más territorial, más agresivo que esos intentos de alfa, huyeron casi al momento al percatarse de su esencia. Ambos, Vegetta y Willy se miraron, el de boina verde sonrió antes de extender su mano para ayudarlo, este suspiro, correspondió la sonrisa y tomo la mano del albino.
...
—Deberíamos vivir juntos Mangel.
—Pero eso ya hacemos — sonrió de manera divertida por lo dicho, desde hace mucho que vivían juntos.
—Me refiero a... — miró al Omega más alto, tomándolo de la mano y sonriendo —... a otro lugar en donde los recuerdos no estén en las paredes — declaró haciendo sonrojar al mayor, este desvió la mirada mientras sentía el suave tacto que le daba el Alfa a su mejilla acercándose lentamente para besarlo, sin duda alguna, las cosas habían cambiado para todos...
Continuará....
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